(EFE/InfoCatólica) Tomó la palabra tras recibir el cariñoso saludo de su anfitrión, el rey Abdala, y con la misma contundencia y educación que el monarca subrayó que los conflictos que sacuden Oriente Medio, tanto la guerra civil en Siria como el palestino-israelí, requieren soluciones urgentes pero también justas.
Al hilo de ese argumento, expresó su dolor por la tensión que dijo constatar en la zona y alabó los esfuerzos jordanos por acoger a más de 600. 000 refugiados procedentes de Siria, así como de Palestina e Irak.«El trabajar para una solución política a la crisis siria y alcanzar una solución justa al conflicto israelí-palestino se ha convertido en una cuestión necesaria y urgente al mismo tiempo», declaró.
Acto seguido, lamentó la triste situación en la que viven los refugiados sirios, palestinos e iraquíes y renovó el compromiso de ayuda de la iglesia Católica. «Este país acoge generosamente a una gran cantidad de refugiados palestinos, iraquíes y de otras zonas en crisis, en especial de la vecina Siria, destruida por un conflicto que está durando demasiado tiempo. Esta acogida merece el reconocimiento y la ayuda de la comunidad internacional», afirmó.
A este respecto, Bergoglio manifestó el compromiso de la Iglesia Católica «dentro de sus posibilidades» para asistir a los refugiados y a los necesitados, especialmente a través de organizaciones como Caritas Jordania. «Para esto -abundó-, es necesario y urgente encontrar una solución pacífica a la crisis siria, además de una justa solución al conflicto entre israelíes y palestinos», agregó Francisco.
El papa alabó, asimismo, la actitud de los cristianos jordanos y aprovechó la ocasión para «renovar mi profundo respeto y consideración a la comunidad musulmana».
Abdala II destacó, por su parte, «el compromiso personal» que el papa ha asumido en la búsqueda de la paz y el diálogo en el mundo, y le agradeció «el liderazgo» en el camino hacia el entendimiento y la coexistencia. Asimismo, destacó su compromiso con la defensa de los santos lugares de Jerusalén, tanto cristianos como musulmanes, desde su posición de custodio de la ciudad santa.
Apenas dos horas después, la paz y el conflicto en Oriente Medio volvieron a ser el eje de la homilía que el papa dictó durante la misa oficiada ante más de 30. 000 personas en el estadio nacional de Amman. Allí, ante un público entregado que ondeaba cruces, y banderas de Jordania y el Vaticano, Francisco subrayó que «La paz no se puede comprar, no se vende», es «un don» que debemos «construir mediante gestos grandes y pequeños en nuestra vida cotidiana».
Flanqueado en el escenario por dos fotografías de grandes dimensiones de dos de sus predecesores, Juan XXIII o Juan Pablo II, el papa insistió en que «el camino de la paz se consolida» con el trabajo diario y el respeto al prójimo. Tras saludar a los 1. 400 niños que este sábado tomaron su primera comunión, el pontífice recibió a varios refugiados a los que bendijo durante la misa, intercalada por rezos y un coro en árabe, lengua esta última que el Vaticano hoy incluyó entre las que integran su página web.
Francisco llegó al estadio en un vehículo abierto en el que hizo su camino al escenario principal en medio de miles de feligreses que le obligaron a parar en numerosas ocasiones para acercarse a él o bien auparle a niños de corta edad para que los bendijera, e incluso entregarle documentos. Entre banderas jordanas, libanesas, palestinas y sirias, Bergoglio avanzó entre la multitud con muestras de cercanía y calidez y guardándose el solideo blanco que cubre su cabeza por temor a perderlo debido al viento.
Grupos de globos blancos y amarillos y un enorme cartel en el que aparecía Francisco saludando al monarca jordano Abdalá II con la cúpula de San Pedro y el sitio bautismal de Betania de Transjordania de fondo, recibieron al prelado de la Iglesia en su primera homilía en Tierra Santa.
Tras tres «viva el papa», la ceremonia concluyó y el pontífice se trasladó a la última parada oficial de su peregrinaje a Jordania, el sitio bautismal de Betania, donde la tradición sitúa el bautizo de Jesús por San Juan el Bautista.
Tras bendecir el agua del río Jordán, el lugar donde fue bautizado Jesús, el Papa ha rezado durante unos minutos en silencio en el lugar sagrado, acompañado por el rey Abdullah II y después ha firmado sobre el libro de honor donde ha dejado escrito un largo mensaje.
El Papa Francisco ha reclamado a la comunidad internacional que no deje sola a Jordania ante la emergencia humanitaria generada por la llegada de un número tan elevado de refugiados, durante su discurso, recibido entre aplausos y lágrimas por unos 600 jóvenes discapacitados y refugiados de Siria cerca del río Jordán.
Improvisando, el Pontífice ha clamado contra «el dinero», contra «los que venden las armas» y contra «los que venden muerte» y ha pedido de nuevo por la paz en Siria. De este modo, ha hecho su tercer llamamiento a la paz desde que aterrizó en Jordania. Francisco ha pedido pensar «en esa pobre gente criminal para que se convierta».
En su discurso pronunciado en la Iglesia latina, todavía en construcción, cerca del río Jordán, Francisco ha pedido que la comunidad internacional «continúe e incremente su apoyo y ayuda» al tiempo que ha renovado su «llamamiento a la paz en Siria». «Que cese la violencia y se respete el derecho humanitario, garantizando la necesaria asistencia a la población que sufre», ha agregado.
De esta manera, ha clamado «que prevalezca la razón y la moderación» y que «con la ayuda de la comunidad internacional», Siria «reencuentre el camino de la paz». En esta línea, ha pedido que se fortalezcan «los corazones y las mentes de los agentes de paz» y que «todos vuelvan a la senda de las negociaciones», al tiempo que ha subrayado que la solución «sólo puede venir del diálogo y de la moderación, de la compasión».
En la simbólica visita a la Iglesia Latina –cuya primera piedra fue bendecida por el Papa Emérito, Benedicto XVI, durante su visita apostólica en 2009, el Pontífice ha pedido que Dios «convierta a los violentos y a aquellos que tienen proyectos de guerra», y que se busque «una solución política». Ante centenares de refugiados y jóvenes con discapacidad, el Papa les ha pedido «que se unan» a su «oración por la paz». «Pueden hacerlo ofreciendo a Dios sus afanes cotidianos, y así su oración será particularmente valiosa y eficaz», ha agregado.
El Papa ha pedido a los jóvenes reunidos en la Iglesia Latina que colaboren «con su esfuerzo y sensibilidad» en la construcción de una «sociedad respetuosa de los más débiles, de los enfermos, de los niños, de los ancianos». «A pesar de las dificultades de la vida, sean signo de esperanza», ha añadido.