(Cope) Para el obispo donostiarra, «hoy en día el tema de la incineración permite que los entierros puedan ser dentro de una Iglesia. La tecnología hace posible volver a una costumbre ancestral»
¿Por qué a la Iglesia no le gusta «aventar» las cenizas?
Munilla aporta su punto de vista: «No es que alguien haya aventado las cenizas comprometa su resurrección, es por otro motivo. El lugar en el que reposa una persona, el lugar del reposo, se convierte en un signo de esperanza en la resurreción».
En su perspectiva histórica, «se llegó a cambiar el nombre de los lugares. Antes se llamaban necrópolis y gracias a la fe cristiana se llamaron cementerios, dormitorios, donde se espera la resurrrección. Es un signo que evoca la virtud de la esperanza, y si se aventan las cenizas, deja de existir ese signo de esperanza»
«Tener en casa un difunto parece un trofeo, pero la costumbre de enterrar a los muertos forma parte de una vocación, es una obra de misericordia, un signo de que estamos de paso» apuntó Munilla.
Sobre la festividad de Halloween, comentó que «esta moda ha llegado menos al norte que a Madrid. En la medida en la que perdemos nuestra propia identidad, perdemos nuestras costumbres. Y ahora estamos echando mano de tradiciones ajenas a nuestra cultura. Como dice un amigo, el día que veamos una procesión por Nueva York, deberíamos celebrar Halloween».