(Aica) Los feligreses descubrieron también que la imagen de la Virgen de los Desamparados había sido despojada de su manto, así como también faltaban algunas reliquias de los santos.
Desde el obispado indicaron que este «grave sacrilegio» ofende profundamente a la comunidad parroquial e incluso a la sociedad civil. «Se trata, en efecto, de hechos criminales que atentan contra el honor de Dios y contra la dignidad del hombre. Los cristianos católicos rezamos por la conversión de los autores de tan graves pecados», agregaron.
Según explicó el vicario parroquial, presbítero Héctor Bachmeier, intentaron abrir el sagrario, que está vacío, ya que la Eucaristía se reserva en el templo, pero no pudieron. Asimismo, precisó: «Ante la conmoción, las empleadas que realizan las tareas de limpieza procedieron inmediatamente a limpiar el lugar, por lo que no quedaron mayores evidencias que los destrozos en las imágenes religiosas y las reliquias de los santos».
La cripta de la catedral
Situada debajo del altar mayor de la Catedral de los Santos Pedro y Cecilia, se encuentran allí unas 400 reliquias, todas autenticadas por el Vaticano. El altar, de mármol blanco y con detalles en mármol verde, tiene el aspecto de monumento funerario. Sobre él se encuentra la escultura de santa Cecilia yacente interpretada en su larga agonía.
Sobre la puerta del sagrario, de estilo neogótico, está repujada la Inmaculada y más arriba el pelícano, símbolo del sacrificio en la cruz y de la Eucaristía. El suelo de mármol blanco y negro colocado en damero, en él y frente al altar, está la placa donde colocaron unos mensajes con motivo del primer centenario en una botella lacrada dentro de una caja de plomo que se abrirá en el 2015 para el bicentenario y esa generación leerá los mensajes.
En las urnas están las reliquias de santos y mártires, entre ellas de santa Gracia, san Severo mártir, obispo de Barcelona; san Donato, san Valeriano -esposo de santa Cecilia- y san Justino mártir.
Sobre el sencillo altar lateral izquierdo hay una imagen de la Virgen de los Desamparados, donada por la colectividad valenciana. Debajo están las reliquias de santa Esperanza virgen y mártir, y una de las hijas de santa Sofía martirizada junto a sus hermanas Fe y Caridad durante el gobierno del emperador Adriano, en Roma, en el año 137.
Del otro lado hay una réplica de Nuestra Señora del Carmen de Cuyo, donada por el Centro Sanmartiniano Marplatense. Debajo hay una reliquia de san Máximo, sirviente de san Valeriano, esposo de santa Cecilia. Sobre la pared del fondo está sepultado el primer obispo de Mar del Plata, monseñor Enrique Rau.