(Radio Praha/InfoCatólica) El cardenal quería divulgar la palabra de Dios, pero le obligaron a trabajar como obrero en una fábrica automovilística, mientras que el político deseaba escribir obras de teatro, pero terminó en una fábrica de cerveza.
En declaraciones a la Televisión Checa (ČT), el cardenal Dominik Duka no ocultó su desencanto por la situación que se registra en la sociedad checa.
«Partiendo del hecho de que no hay muchas razones para estar alegre, he venido al sepulcro de Václav Havel porque tengo la sensación de que la sociedad en la que vivimos se ha alejado mucho de sus ideales».
Václav Havel fue un gran luchador por la defensa de los Derechos Humanos, promotor de principios humanistas y defensor de la democracia y la libertad, recordó Duka.
«Le prometimos que caminaríamos por la senda de la libertad, y es por eso que estoy aquí para decirle, Václav, estás cerca de San Venceslao, intercede para que en nuestro país estemos bien otra vez, que vuelva la alegría, que las personas se respeten mutuamente y que sepan que la libertad es el mayor regalo que tenemos, debemos protegerlo e impedir que nos lo arrebaten».
El primado de la Iglesia católica en Chequia asegura que en la sociedad se respiran aires de temor, no sólo por el hecho de que se avecinan tiempos malos. El miedo deriva de que se escuchan voces que sostienen que los Derechos Humanos pertenecen a la chatarra.
El prelado católico subrayó que la verdad y la libertad de expresión empiezan a convertirse en algo que incomoda a determinados círculos, y que lo más triste es que las palabras como mentira, robo, ofensa e irrespeto han perdido su peso y significado negativo.