(EP) Durante la presentación de su libro «Del Vaticano II a la nueva Evangelización», publicado con motivo del XXV aniversario de su ordenación episcopal, el arzobispo ha señalado también que el Año de la Fe impulsado por Benedicto XVI, es una conmemoración, no solamente de la fe, sino también del «envío evangelizador» que quiso recuperar el Concilio Vaticano II.
En este sentido, ha recordado que –citando a Juan Pablo II– el Concilio quiso «poner en marcha una gigantesca rueda de evangelización» que hoy está representada en el esfuerzo de la Iglesia por lograr una Nueva Evangelización.
El prelado vallisoletano ha señalado, sin embargo, que la esperanza que movía el concilio «era una esperanza entusiasta» mientras que la actitud de la Iglesia actual es la de «una esperanza más humilde porque ha sido probada duramente en los 50 años posteriores al concilio».
«Lo que he apreciado durante mis años de ministerio es que, en cualquier discusión que aflore, hay una preocupación dominante», ha indicado Mons. Blázquez, que ha detallado que, sin embargo, la fe de la Iglesia está «sostenida por Dios».
Arrancado de las diócesis
En el libro, que ha sido presentado este jueves en la Universidad Pontificia de Comillas (Madrid), el arzobispo ha explicado que varios de los últimos capítulos están dedicados a las diócesis en que ha ejercido su ministerio pastoral y de las que «fue arrancado con muchas raíces», aunque juzga que «es bueno que así fuera».
En este sentido, ha señalado que el interés del libro no es «la añoranza» sino expresar la «gratitud» hacia «las personas con las que ha compartido la fe».
Así, Mons. Blázquez ha subrayado de su paso por Santiago de Compostela los «extraordinarios catequistas» que impulsaron la actividad de la parroquia y el servicio a los pobres. De Bilbao ha recordado el trabajo, Remigio Vilariño, de quien ha destacado su «gran capacidad de trabajo» y su «preocupación por los pobres».
A su vez, ha llamado la atención también sobre la «grandeza de alma» y la devoción a la Virgen de la Calle de los palentinos y, «de forma particular», la Semana Santa de Valladolid, que, a su juicio, «es, junto con Andalucía, uno de los dos principales focos de celebración de la Semana Santa en España».