(EP) El informe muestra como entre 1990 y 1995 la mortalidad infantil se ha reducido un 1,2 por ciento cada año, mientras que entre 2005 y 2012 se aceleró el descenso, a un ritmo del 3,9 por ciento anual.
No obstante, esta caída sigue siendo «insuficiente» para alcanzar lo estipulado en los Objetivos para el Desarrollo del Milenio, que preveían reducir la mortalidad infantil en dos tercios entre 1990 y 2015.
Se puede hacer mejor
«Aún se puede hacer mejor», ha asegurado el director ejecutivo de UNICEF, Anthony Lake, ya que la mayoría de estas muertes son evitables gracias a medidas sencillas que muchos países ya han puesto en marcha pero que, en otros, «han de tomarse de forma urgente».
Las principales causas de muerte entre los niños menores de cinco años fueron la neumonía, un parto prematuro o la falta de oxígeno al nacer, diarrea y malaria. Además, a nivel mundial cerca del 45 por ciento de estas muertes estuvieron relacionadas con la desnutrición.
Casi la mitad de las muertes ocurren en cinco países
En cuanto al origen de estas muertes, el informe revela que casi la mitad se habían producido en sólo cinco países: China, República Democrática del Congo, India, Nigeria y Pakistán. La India (22%) y Nigeria (13%) registraron más de un tercio de todos los fallecimientos.
El informe destaca el riesgo «particularmente alto» que tienen los recién nacidos, de ahí que «haya que extremar el cuidado de la madre y su bebé en las primeras 24 horas posteriores al parto para garantizar la salud de ambos», ha avisado la directora general de la OMS, Margaret Chan.
De hecho, hasta la mitad de todas las muertes de los recién nacidos se producen en este primer día de vida.
La mayoría podrían salvarse
La mayoría de estas vidas, aseguran los autores del informe, podrían salvarse si estos niños tuvieran acceso a algunos servicios de salud básicos, tales como la atención antes, durante y después del embarazo, el acceso a medicamentos esenciales como los antibióticos o la garantía de una lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses de vida.
«La constante inversión de los países destinada a fortalecer sus sistemas de salud es esencial para asegurar que todas las madres y los niños pueden recibir una atención médica de calidad y de forma asequible», dijo Keith Hansen, vicepresidente interino de Desarrollo Humano del Banco Mundial, que también ha participado en este informe.
El Áfica subsahariana tiene la tasa más alta de mortalidad
Entre los países que más deben mejorar, el informe destaca los pertenecientes al África subsahariana, ya que es la región con las tasas de mortalidad infantil más altas del mundo, con 98 muertes por cada mil nacidos vivos. De hecho, un niño nacido en esta región africana tiene 16 veces más riesgo de morir antes de cumplir cinco años que los niños de otros países de ingresos más elevados.
No obstante, precisan que esta región ha mostrado una notable aceleración en su evolución, ya que la tasa anual de reducción ha pasado del 0,8 por ciento del periodo 1990-1995 al 4,1 por ciento en 2005-2012, gracias a una serie de políticas destinadas.