(Diogo Ximenes/InfoCatólica) El artículo primero del texto obliga a los hospitales a ofrecer atención de «emergencia, integral y multidisciplinar» para tratar los «daños físicos y psicológicos» derivados de la «violencia sexual», que es definida, en el artículo segundo como «cualquier forma de actividad sexual no consentida».
La atención inmediata e integral, contemplada en la ley, incluye entre otras acciones la llamada «profilaxis del embarazo», así como orientación sobre la posibilidad de abortar sin ser penalizada, abrazando la ley vigente que considera el aborto crimen en cualquier caso, pero no lo hay pena impuesta si hubo violación.
En la practica, con la nueva ley, las víctimas de violación van a ser recibidas en los servicios médicos con una coctel de medicamentos abortivos que serán presentados como destinados a evitar un embarazo no deseado, cuando en realidad lo que provocarán un «micro-aborto», o serán orientadas a abortar quirúrgicamente en caso de que tengan más de una semana de concepción.
También cualquier mujer que pretenda abortar, aunque no haya sido víctima de una violación, podrá llegar a cualquier hospital alegando haber tenido una «relación sexual no consentida», y sin pasar por comprobación de ningún tipo, deberá ser atendida conforme indica ésta ley.
En una rueda de prensa realizada ayer el gobierno federal trató de presentar la ley como una iniciativa de «atención humanizada» a las víctimas de violación que no pretende generar abortos, sino que, por el contrario disminuirá la incidencia del aborto legal en el país.
El Ministro de Salud, Alexandre Padilha, dijo que «profilaxis del embarazo» indica claramente el uso de la píldora del día siguiente que, en su opinión, «no es abortiva, impide la concepción y no tiene poder para interrumpir una gestación».
Sin embargo, cualquier médico o farmacéutico sabe que la píldora del día después impide que un óvulo ya fecundado se implante o anide en la pared del útero, generando un aborto en los primeros minutos u horas después de la concepción.
Para la ministra Eleonora Menicucci, de la Secretaria Especial de Políticas para as Mulheres, la iniciativa es una «conquista de las mujeres» que hará caer las tasas de aborto legal pues serán tratadas «en el momento adecuado», amenizando el sufrimiento que causa un aborto quirúrgico.
Los ministros parecen ignorar que el proceso de fecundación de un óvulo por un espermatozoide puede llevar, según las condiciones de fertilidad en las que se encuentre una mujer, de unos minutos a cinco días, por lo que al estar siendo medicada por la píldora del día siguiente la mujer podría estar ya embarazada.
La ley obliga directamente a 6.500 de los 6.879 hospitales que hay en el país, y que forman parte del Sistema Único de Salud. De este gran conglomerado, el 70 por ciento son privados, muchos de ellos mantenidos por la Iglesia.
Historico
La iniciativa que impulsó esta ley en el Congreso Nacional, por iniciativa del Partido de los Trabajadores (PT), databa de 1999 y estaba frenada desde 2002 por no obtener consenso; de repente, en sigilo fue renombrada y atendida el 5 de marzo de éste año en régimen de urgencia a pedido del Ministerio de la Salud.
Pasó rápidamente por las comisiones legislativas sin dar tiempo a su discusión y el 4 de julio pasado, unas semanas antes del inicio de la Jornada Mundial de la Juventud, fue aprobada por unanimidad en el plenario sin que muchos parlamentares supieran exactamente lo que estaban votando.
Los provida del país se enteraron de lo que la ley proponía (entonces era una iniciativa de ley bajo la denominación de PLC 03/2013) y se lanzaron solicitar el veto a la Presidenta, que tenía hasta el 2 de agosto para sancionarla o vetarla.
Sin embargo, se generó una división entre aquellos que pedían el veto total a la ley y los que solicitaban sólo el veto parcial a algunos artículos. La Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil (CNBB) y el Movimiento Brasil sin Aborto, el mayor en el país, defendieron el veto parcial que pedía modificaciones puntuales en el texto y reglamentación. Curiosamente la CNBB no colocaba reparos a la definición de «violencia sexual».
La posición de la CNBB fue tomada sin consultar previamente a los obispos, que sólo fueron «avisados» de que se estaba en dialogo con el Gobierno, lo que ha generado una profunda inconformidad entre muchos prelados, algunos incluso publicaron cartas pastorales defendiendo el veto total a la ley.
Para otros grupos provida, especialmente en São Paulo y Brasília, que veían claramente en la ley un «caballo de Troya» para el aborto en el país, el veto parcial constituía una trampa pues aligeraba la presión sobre el gobierno y posibilitaba que las modificaciones y la reglamentación - que sería realizada por «técnicos» del gobierno - fueran peores que la propia ley.
El Papa llegó a la Jornada Mundial de la Juventud, encontró al episcopado y a los grupos providas divididos en este tema, hizo una breve mención al respecto del respeto a la vida desde su inicio hasta su fin natural, se fue y cinco días después, la ley se publicó integra, sin vetos, presentada falazmente como auxiliar para «reducir a incidencia del aborto legal en el país».