(ACI/InfoCatólica) En el texto, firmado por el Secretario de Estado, Cardenal Tarcisio Bertone, el Santo Padre recordó que similares llamados hicieron sus predecesores Benedicto XVI y el Beato Juan Pablo II, y pidió que «las sentencias capitales sean conmutadas por un castigo menor, que ofreciera tiempo e incentivos para la reforma del culpable».
«Es imperioso, hoy más que nunca, recordar y afirmar la necesidad de un reconocimiento y un respeto universal de la dignidad inalienable de la vida humana, en su inconmensurable valor», se expresa en el mensaje, y se subraya el trabajo que la Santa Sede ha realizado en la abolición de la pena capital.
En ese sentido, el Papa deseó a los participantes del congreso que se realiza hasta el 15 de junio, «un fecundo desarrollo de los trabajos».
Por su parte, el director de la Organización «Juntos contra la pena de muerte», Raphael Chenuil Hazan manifestó la importancia del gesto del Papa. «Agradecemos el apoyo de su Santidad. Es importante para nosotros recibir tan importante mensaje de un hombre de paz», afirmó.
Este Congreso Mundial ha sido organizado por la organización Ensemble contre la peine de mort (ECPM, juntos contra la pena de muerte) y cuenta con el patrocinio del Gobierno español.
El evento se inició el 12 de junio y contó con la participación de los ministros de Asuntos Exteriores de España, Francia, Noruega y Suiza; así como defensores de la pena capital.
Actualmente hay 57 países en el mundo que mantienen la pena de muerte. Chenuil Hazan, director general de ECPM, señaló que el objetivo de estos congresos es «propiciar un ambiente de diálogo entre representantes de países que mantienen la pena de muerte, para abrir el camino hacia la abolición».
En el congreso de Madrid han participado, entre otros, Joaquín José Martínez, español que fue condenado a la pena capital en 1997 por asesinato en Estados Unidos y que en 2001 salió del corredor de la muerte tras demostrarse su inocencia, y familiares de Pablo Ibar, el único español que en estos momentos se encuentra en una cárcel estadounidense a la espera de su ejecución.
El mensaje del Papa Francisco es el siguiente:
Ciudad del Vaticano, 12 de junio de 2013
Señor Presidente,
Su Santidad Francisco, habiendo sido informado de la realización en Madrid del Quinto Congreso Contra la Pena de Muerte, hace votos de un fecundo desarrollo de los trabajos y envía a todos los presentes sus cordiales saludos.
La Santa Sede ha promovido constantemente la abolición de la pena de muerte, en conformidad con su enseñanza fundamental sobre el reconocimiento de la dignidad de la persona y la protección de la vida humana. El Papa Francisco desea reiterar, en esta importante ocasión, los llamamientos del beato Juan Pablo II y de Benedicto XVI, para que las sentencias capitales fueran conmutadas por un castigo menor, que ofreciera tiempo e incentivos para la reforma del culpable.
Eso daría, además, esperanzas al inocente y garantizaría el bienestar moral de aquellas personas que, de un modo u otro, se han visto involucradas en el destino de los condenados a muerte, así como de toda la sociedad civil.
La Santa Sede pide con fuerza y convicción que se alcance una moratoria mundial, ya que el conjunto de las naciones posee en la actualidad los medios para defenderse sin ninguna necesidad de recurrir a castigos crueles e innecesarios. Más aun, la conciencia creciente de que ha llegado el tiempo de «desterrar la pena de muerte» (Juan Pablo II, Mensaje Urbi et Orbi, Navidad 1998) constituye un estímulo para aquella moratoria.
Es imperioso, hoy más que nunca, recordar y afirmar la necesidad de un reconocimiento y un respeto universal de la dignidad inalienable de la vida humana, en su inconmensurable valor. La Santa Sede se ha empeñado en la abolición de la pena capital, como parte integral de su defensa de la vida de todos los hombres y mujeres, en cualquier fase de su desarrollo, desde concepción hasta a la muerte natural, contra la afirmación de una cultura de la muerte.
La abolición universal de la pena capital supondría una valerosa reafirmación de la convicción que la humanidad puede enfrentarse con éxito a la criminalidad. Así, rechazando tanto el espíritu de venganza como la tentación de sucumbir a la desesperación ante los delitos y las fuerzas del mal, se suscitaría una nueva fuerza de esperanza en nuestra humanidad. Su Santidad, por tanto, anima a todos los participantes en este Congreso a continuar con esta gran iniciativa y les asegura su oración,
Tarsicio Card. Bertone
Secretario de Estado de Su Santidad