(SIC/InfoCatólica) Sus organizadores afirman que «el punto de partida de este hogar es que estas mujeres merecen y necesitan algo más que buenos consejos; precisan un hogar donde esperar a su hijo y una mano amiga con mucho cariño que las acompañe durante su embarazo, en la preparación y en el propio parto»
«Desde su inicio, fue un proyecto que asumieron todas las Cáritas parroquiales del arciprestazgo de Marbella-Estepona, para ayudar y acoger a mujeres embarazadas, con riesgo de exclusión social, con dificultades económicas y sin trabajo, por estar embarazadas», afirman desde la casa «Virgen Madre», pues constataron que algunas mujeres que llegaban a Cáritas se veían empujadas a abortar por falta de apoyo real, por afrontar su embarazo en el abandono, la soledad y la extrema pobreza.
Ante esta necesidad y urgencia, una persona generosa donó un piso en Marbella, al que denominaron «Virgen Madre», con tres dormitorios, dos baños, cocina, lavadero y salón. Tiene capacidad para seis personas y cada dormitorio se ha equipado de cuna y cochecito de bebé.
Cáritas arciprestal atiende y sostiene este piso y hace frente a los gastos de alimentación y otras necesidades que vayan surgiendo entre las residentes. La financiación proviene de las aportaciones enviadas de las diferentes Cáritas y la gestión directa la lleva a cabo un grupo de ocho voluntarios. Dichos voluntarios, además del trabajo directo que realizan con las residentes, también se encargan de buscar soluciones para otras mujeres, que no pueden ser acogidas en esta casa por su situación familiar o personal. «Nuestra casa es una institución abierta, no tutelada, afirman sus organizadores, en este sentido, trabajamos en colaboración con las religiosas de la Consolación (Linares), las Adoratrices (Málaga y Córdoba) y las Filipenses (Málaga), entre otras. También contamos con la colaboración de la ONG «Red Madre», especialmente para alertar acerca de la existencia de mujeres en esta situación».
Acogida
«Las madres llegan llenas de angustias por su embarazo: se han visto en situación de desamparo familiar y sin recursos económicos; muchas han sido abandonadas por su pareja o expulsadas de casa de sus padres; maltratadas; despedidas de su trabajo. Por eso nuestra preocupación, además de resolver sus necesidades básicas, es que las mujeres se sientan acogidas, consideradas y queridas. Intentamos ser su nueva familia», aseguran desde la casa «Virgen Madre».
Los voluntarios realizan la acogida y les ayudan a gestionar el empadronamiento, el alta en la Seguridad Social, el seguimiento y control médico y las acompañan hasta que llega el momento del parto. Cuentan con la ayuda de psicólogo, matrona e incluso abogados si lo necesitan. Esta ayuda se dilata en los primeros meses de vida de la criatura e incluso en la inscripción del bebé en los registros.
Todos estos servicios son gratuitos y en este proyecto colaboran también los párrocos de la zona, varios médicos, los centros sanitarios, trabajadores sociales, el Hospital Comarcal, el servicio de Puerta Única, el centro de transeúntes… Todas las personas que están dispuestas a defender la vida de madre e hijo por encima de cualquier dificultad.
Testimonios
«… mi experiencia en la casa ha sido muy buena, por suerte, y todos los recuerdos que tengo son muy buenos. Ha sido algo que me ha ayudado mucho para salir adelante. Por suerte estuve rodeada por muchas buenas personas»
Madre acogida
«La casa de acogida me abrigó, me dio cobijo, cariño y enseñanza para continuar mi vida. Sin ella nunca hubiera sido posible llegar a obtener mi gran recompensa: ¡Mi hijo! Gracias de corazón»
Madre en su último día de acogida
«Cada nacimiento es una gran alegría tanto para la madre como para nosotros. Se crea un vínculo de empatía, al poder ver y disfrutar de este proyecto de dar vida a una criatura que, en su génesis, sólo recibió rechazo y negación de su derecho a nacer»
Manolo Reina, director actual de la casa
«La Iglesia tiene entrañas de madre e intenta ayudar a estas jóvenes a que asuman su maternidad con gozo y esperanza. Todas las Cáritas parroquiales del arciprestazgo aportan una cuota mensual, según sus posibilidades. Y los voluntarios lo han asumido con responsabilidad y cariño, haciendo presente el Amor de Dios en estos complejos y duros momentos»
José López Solórzano, arcipreste de Marbella