(Agencias/InfoCatólica*) "Desde mis colaboradores de la Curia Romana, hasta las parroquias geográficamente más lejanas, nosotros los católicos formamos y debemos sentirnos como una sola familia, animada por los mismos sentimientos de la primera comunidad cristiana", afirmó Benedicto XVI durante el Regina Coeli, el rezo el rezo que sustituye al Ángelus en el tiempo de Pascua.
Benedicto XVI dirigió este domingo el rezo de la oración desde la residencia papal de Castelgandolfo, próxima a Roma, donde, ante una multitud que lo jaleaba, el Obispo de Roma tuvo ocasión de escuchar en inglés el "Cumpleaños feliz" con motivo de su 82 aniversario, celebrado el pasado jueves.
"Deseo además expresar un 'gracias' muy cordial a todos aquellos que han querido hacerme llegar un signo de afecto y cercanía espiritual en estos días, ya sea por las fiestas pascuales, por mi cumpleaños -el 16 de abril-, como también por el cuarto aniversario de mi elección para la Cátedra de Pedro, que se conmemora hoy", dijo el Papa.
Benedicto XVI envió un "cordial saludo y calurosas felicitaciones a los hermanos y hermanas de las Iglesias Orientales" que celebran hoy la Pascua.
Ya en español, el Papa saludó con afecto a los fieles de lengua castellana, en particular a los de la parroquia Nuestra Señora del Carmen de Murcia presentes en Castel Gandolfo. En este contexto, el Papa destacó la importancia de la unidad, que brota de la experiencia pascual de Cristo Resucitado, como atestiguan las lecturas de estos días sobre las primeras comunidades cristianas.
“El Evangelio narra de hecho que, en el momento de la pasión, cuando el divino Maestro fue arrestado y condenado a muerte, los discípulos se dispersaron. Sólo María y las mujeres, con el apóstol Juan, permanecieron juntos y le siguieron hasta el Calvario”.
“Resucitado, Jesús dio a los suyos un nueva unidad, más fuerte que antes, invencible, porque está fundada no en los recursos humanos, sino en su misericordia divina, que les hizo sentir a todos amados y perdonados por Él”, añadió. El Papa subrayó que este “amor misericordioso de Dios” es el que “une firmemente, hoy como ayer, a la Iglesia y el que hace de la humanidad una sola familia; el amor divino, que mediante Jesús crucificado y resucitado nos perdona los pecados y nos renueva interiormente”.
“A partir de mis colaboradores de la Curia Romana, hasta las parroquias geográficamente más alejadas, nosotros católicos formamos y debemos sentirnos una sola familia”, concluyó el Papa.