(Reuters/InfoCatólica*) "Si -a la plegaria- le sumamos las recientes declaraciones del Papa respecto a que el diálogo es inútil porque la fe cristiana es superior, es claro que estamos avanzando hacia la cancelación de 50 años de historia de la Iglesia", escribió el rabino en la publicación jesuita Popoli.
El Vaticano revisó el año pasado una criticada plegaria en latín usada por los católicos tradicionalistas en Viernes Santo, día que marca la crucifixión de Jesucristo.
Pero los judíos criticaron la nueva versión porque ésta aún dice que ellos deberían reconocer a Jesucristo como el salvador de todos los hombres.
La oración también pide que "todo Israel sea salvado", y los judíos dicen que mantiene un llamado subyacente a la conversión que deseaban fuera removido.
En la editorial donde explicaba la decisión de boicotear el día en que la Iglesia Católica celebra el judaísmo, el 17 de enero, Richetti indicó que los líderes judíos italianos habían considerado que sus discusiones acerca de la plegaria con funcionarios vaticanos habían sido frustrantes.
También indicó que los líderes católicos los habían tratados de una manera paternalista.
"La interrupción de la cooperación entre los judíos italianos y la Iglesia Católica es la consecuencia lógica de la posición de la Iglesia expresada por sus más altas autoridades", escribió Richetti.
El Santo Padre tiene previsto visitar en mayo Tierra Santa y la ocupada Cisjordania, pero algunos diplomáticos han dicho que el sitio israelí de Gaza ha puesto el viaje en duda.
La semana pasada, un asesor de alto rango del Sumo Pontífice, el cardenal Renato Martino, enfureció a Israel y a muchos judíos al calificar a Gaza como "un gran campo de concentración".
El diálogo entre católicos y judíos comenzó de manera concertada luego del Concilio Vaticano Segundo, que se llevó a cabo entre 1962 y 1965, donde se rechazó el concepto de la culpa colectiva de los judíos por la muerte de Cristo.
Kasper muestra su extrañeza
En declaraciones a La Stampa el cardenal Walter Kasper dijo estar sorprendido por las declaraciones de Richetti y defendió los esfuerzos del Papa por continuar con el diálogo.
Sugirió que los problemas con los judíos aparentemente sólo se limitaban a Italia al decir que "desafortunadamente, aquí en Italia tenemos algunos problemas, una especial susceptibilidad que no encontramos ni siquiera en Francia, o en Alemania o en Norteamérica".