(Mar Velasco/La Razón) Cada vez más soledad, cada vez más negación, rechazo y asepsia hacia todo lo que tenga que ver con la muerte. En el día de los Fieles Difuntos, que los católicos celebran con la mirada en la esperanza de la resurrección, los expertos aseguran que cada vez existe más rechazo a hablar de los muertos, y que en los países donde hay menos proceso de duelo y menos rituales fúnebres no se expresa la angustia de la muerte y los viudos y viudas se suicidan más que en los países católicos.”El gran riesgo del hombre de nuestro tiempo es querer alejar el pensamiento de la muerte, haciendo como si no existiera, anestesiándose con los problemas y las alegrías del mundo, sin comprender que precisamente es la muerte el punto de partida para dar sentido a la vida”, explica el responsable del Servicio Antisectas de la Asociación católica Juan XXIII, Aldo Bonaiuto.
Frente a la negación, el otro extremo: el culto a la muerte, que alcanza su clímax en la célebre “Noche de Halloween”, el marco perfecto para la actividad de las sectas: “Se aprovecha para habituar a las nuevas generaciones al culto al horror y a la violencia, y se les enseña a superar el miedo a la muerte a través de fantasmas, vampiros, brujas y demonios”, explica Bonaiuto. “Mientras muchos critican y ridiculizan la atención de la Iglesia hacia ciertos fenómenos, hay quien se nutre de esta semana para divulgar y exaltar la brujería y la nigromancia”, afirma.
En una entrevista en el diario italiano “Avvenire”, Bonaiuto asegura que más allá del marketing, la noche de Halloween no es exclusivamente una fiesta de disfraces: “Durante esta noche se roban hostias consagradas y se profanan cementerios, y se celebran ritos satánicos en muchas iglesias desconsagradas”, denuncia. “Hay quien se pasa meses tramando y estudiando el modo de poder hacer el mal en este día”, asegura. Bonaiuti hace un “urgente llamamiento” a los padres y profesores a desanimar a los muchachos “a participar en reuniones con desconocidos, ambiguas o de alto riesgo, porque son secretas o reservadas. Es un llamamiento también al mundo católico para que no promueva en modo alguno este nuevo culto hacia lo macabro. ¿Queremos que nuestros hijos celebren las fiestas con las criaturas de Satanás y de la muerte, o quizá con alegría y paz, viviendo en la luz?”, se pregunta.
La luz frente a las tinieblas
“Halloween empuja a las nuevas generaciones a una mentalidad mágico-esotérica, ataca lo sagrado y los valores del espíritu través de una falsa iniciación en las artes y las imágenes de lo oculto, y los menores son siempre los más expuestos”, asegura. Giovanni Rinaldi, obispo de Acerra, localidad del sur de Italia, recordaba ayer que hace un año se asesinó a una joven británica durante la noche de Halloween en Italia. Rinaldi insta a boicotear esta fiesta con una propuesta a los párrocos para que tengan “las iglesias abiertas en este día para recordar uno de los ritos más queridos de la comunidad cristiana”: “Preferimos la noble solemnidad de los muertos que nos pertenecen que la ridícula e insignificante alegría que hemos importado y que está contagiando a nuestros hijos”, concluye el prelado.