(VIS) Ayer se hizo público el video-mensaje que el Papa ha dirigido a los ciudadanos estadounidenses con motivo de su próximo viaje apostólico a este país del 15 al 21 de abril.
El Santo Padre envía "un cordial saludo" e invita "a la oración" y afirma: "Como sabéis, visitaré solo dos ciudades: Washinghton y Nueva York, pero mi intención es abrazar espiritualmente a todos los católicos que viven en Estados Unidos".
Tras dar las gracias a los que están trabajando en la organización del viaje y a los que están rezando por él, Benedicto XVI afirma que "sin la fuerza de la oración, sin la íntima unión con el Señor, nuestras iniciativas humanas tendrían muy poco valor".
"Junto con vuestros obispos -continúa-, he elegido como tema de mi viaje tres simples, pero esenciales palabras: "Cristo nuestra esperanza". (...) Jesucristo es la esperanza para los hombres y mujeres de toda lengua, raza, cultura y condición social. (...) Gracias a El, nuestra vida halla su plenitud y podemos formar juntos una familia de personas y de pueblos que viven en fraternidad, según el designio perenne de Dios Padre. Sé con cuanta profundidad está enraizado este mensaje evangélico en vuestro país. Vengo a compartirlo con vosotros, en las celebraciones y en los encuentros".
"Traeré -subraya- el mensaje de la esperanza cristiana también a la gran Asamblea de las Naciones Unidas, a los representantes de los pueblos del mundo. Realmente, el mundo tiene más necesidad que nunca de esperanza: esperanza de paz, de justicia, de libertad, pero no podrá realizar esta esperanza sin obedecer a la ley de Dios, que Cristo ha llevado a término en el mandamiento de amarnos unos a otros. Haced a los demás lo que queréis que os hagan a vosotros, no hagáis lo que no queréis que os hagan. Esta "regla de oro" se encuentra en la Biblia, pero vale para todos, también para los no creyentes. Es la ley escrita en la conciencia humana, y sobre ella todos podemos estar de acuerdo, de modo que el encuentro de las diferencias sea positivo y constructivo para toda la humanidad".
Dirigiéndose posteriormente a los católicos de lengua española en su idioma, el Santo Padre manifiesta su "cercanía espiritual, en particular a los jóvenes, a los enfermos, a los ancianos y a los que pasan por dificultades o se sienten más necesitados".
Benedicto XVI concluye el mensaje asegurando a quienes viven en Estados Unidos que a pesar de que su viaje sea breve su "corazón estará cerca de todos".