(Efe) «No se trata de ninguna exageración», añade el prelado en una reflexión escrita y publicada, con el título de «La Navidad secuestrada», por la revista «¡Aleluya!», editada por la Asociación Belenistas de Valladolid, con la que cada año esta entidad saluda la llegada del tiempo de estas fiestas.
«Sin embargo, por mucho que nos empeñemos en negar las raíces cristianas de nuestra cultura, cada vez que fechamos una carta, cada vez que comemos las uvas al son de las campanadas, estamos reconociendo implícita -ojalá explícitamente, que el nacimiento de Jesucristo es el acontecimiento central de la humanidad», ha reflexionado.
El obispo ha recordado que la luz constituye «uno de los principales símbolos navideños. La luz que prevalece sobre las tinieblas, que vence a la muerte, está encarnada en el nacimiento del Hijo de Dios, la Natividad o Navidad, que en Occidente coincide con la época del año en que el sol concluye su trayectoria descendente e inicia una nueva parábola de ascenso hasta aumentar, de forma gradual, el periodo de luz diurna».
El refranero tradicional, vinculado a las labores agropecuarias, se hace eco de este fenómeno con un dicho que era frecuente en esta época: «Por los Reyes, lo conocen los Reyes», en referencia a la festividad de la Epifanía (6 de enero), que en el calendario marca el comienzo ascendente del astro solar.