(Aci) Los 8 capítulos que constituyen la producción serán transmitidos hasta el 1 de noviembre, día que coincide con la celebración católica de la Solemnidad de Todos los Santos.
En un artículo publicado el 11 de octubre, el obispo que en mayo de 2008 anunció la aprobación por parte de la Iglesia de las apariciones de Nuestra Señora de Laus, comenta que ha visto los 8 capítulos de la serie «hasta el minuto final, como un deber».
Mons. di Falco afirma que «la pregunta que cabe hacer, luego de ver esta serie es: ‘¿Y Dios, en todo esto dónde está?’ Claramente no se le tuvo en cuenta en el casting ni tampoco después, ahora que el buen pueblo de Dios, que es la Iglesia, será una vez más, herido por esta imagen de la Iglesia hecha por ignorantes».
El prelado comenta luego que «la calidad de los actores no está en discusión; están, más bien, al servicio de un escenario indigno de este nombre. Transpira aburrimiento pese a que están presentes todos los ingredientes: sexo, adulterio, dinero, corrupción, suicidio, aborto, alcoholismo, lucha de poderes, conservadores y progresistas, lucha de clases. Pese a todo, la mayonesa no agarra punto debido a las situaciones inverosímiles».
El obispo dice además que en la serie se presenta un conjunto de «aproximaciones lingüísticas, relaciones entre las personas chapadas a la antigua, vestuarios de otro tiempo, frases hechas, huecas y pseudo-piadosas y paro de contar. Todo esto hace perder a la serie una hipotética credibilidad».
Tras recordar que el presidente de Francia, François Hollande, «ha puesto de moda la palabra ‘normal’», el prelado señala que cuando uno ve la serie «uno se pregunta qué es lo ‘normal’ en esta producción».
Para «coronar» todo, refiere Mons. di Falco, la serie presenta a un presidente de la Conferencia Episcopal de Francia «aislado, ambicioso, imbuido de poder, desalmado, calculador, que prepara una campaña para su reelección al estilo de los hombres malos de la política. Todo bajo la autoridad de un Papa carnavalesco, blandengue y malgeniado, sometido a la vigilancia de una religiosa bigotona que lo droga… cuando le prepara el té».
El obispo recuerda luego que en estos últimos tiempos, «se ha hablado mucho de caricaturas; hay por todas partes de Mahoma y el Islam; los cristianos tampoco se libran; pero éstos hacen menos ruido (…) y no amenazan de muerte a nadie».
«Después de la difusión de las series Los Borgia e Inquisitio, he aquí ‘Así sean’ ¡Sobre la vida en un seminario! Luego de relatos con pretensiones históricas sobre una caricatura acerca del pasado, tenemos un relato sobre una caricatura del presente».
Ciertamente, prosigue el obispo de Gap y d’Embrun, se puede comprender el deseo de algunos de atacar el tremendo éxito de la cinta «De Dioses y Hombres», que relata el martirio de un grupo de monjes trapenses asesinados por odio a la fe por parte de musulmanes: «si este es el caso, no es más que un intento fallido, porque está muy lejos de aquella, con esta mascarada carnavalesca».
De hecho, dice el prelado, «la visión de la Iglesia que aquí se nos presenta está de acuerdo a las ideas de quienes no la conocen. En efecto, no esperaba que la realidad fuese embellecida. Los hombres permanecen hombres, con sus debilidades, su mediocridad. Los acontecimientos recientemente vividos, en el círculo del mismo Papa Benedicto XVI dan prueba de ello».
«Debido a que somos hombres imperfectos, la Iglesia es frágil y vulnerable en su humanidad, pero está fortalecida por el Espíritu de Cristo que la habita y la anima», resalta el Obispo.