(AFP) Los activistas acusan a las autoridades de la provincia de Shaanxi, en el norte de China, de haber obligado a Feng Jianmei a abortar porque no disponía de los 40.000 yuanes (unos 5.000 euros o 6.200 dólares) para pagar la multa por infracción a la política china de hijo único.
El gobierno del condado de Zhenping, donde tuvo lugar el aborto, han prometido desde entonces una «investigación transparente» bajo un comité especial, mientras que los responsables de planificación familiar nacional aseguraron que los autores serán castigados.
Un responsable de la Comisión Nacional y de Planificación Familiar que no quiso revelar su nombre dijo que la comisión consideraba el asunto «serio e importante» y que la investigación estaba siendo llevada al «nivel más alto».
Los internautas chinos reaccionaron con ira al aborto, uno de ellos lo comparó a los actos perpetrados por «los demonios japoneses y nazis», después de que unas fotografías en internet mostraran a Feng tumbada en una cama de hospital junto al cuerpo sin vida lleno de sangre del feto. Un familiar indicó a la AFP el miércoles que Feng y su marido se opusieron a la operación.
Antes de anunciar la apertura de la investigación, el gobierno de Zhenping había asegurado en un comunicado que Feng había aceptado el aborto. El comunicado ya no se encontraba en la web del gobierno el jueves.
China -país más poblado del mundo con 1.340 millones de habitantes- ha instaurado a finales de los 70 una drástica política de control de la natalidad que le habría permitido evitar unos 400 millones de nacimientos, según los demógrafos. En general, los chinos en las ciudades solo pueden tener un hijo y los del campo dos cuando la primera es niña.