(EP) Según Mons. Sanz Montes este es el mensaje de la Iglesia que en momentos de grave responsabilidad debe repetir: “propiciar la esperanza especialmente en aquellas personas que más amenazada la tienen. Tenemos en el horizonte una nueva cita electoral y nos vamos enfilando para los nuevos comicios en donde siempre hay tanto en juego”.
“Algunos ya se han anticipado para que no falte la referencia regañona hacia la Iglesia en general y hacia el arzobispo de turno en particular. Supongo que según vayan adelante las calendas, se irá subiendo el tono de la ironía amenazante y de la descalificación según consignas. No da para más la falta de talento o ni acaso da para menos el apuro ante los pronósticos reales, y entonces se recurre a la provocación insidiosa y a la bronca perdonavidas”, señala.
Ante las posibles críticas
Antes de que comience el asunto de campaña, el prelado pretende aclarar “a quien corresponda” que tampoco esta vez se presenta a las elecciones, “porque mi tribuna no es la política y mi militancia no es la partidista. Lo negarán, ya lo aviso, y me imputarán como doctrinos justamente lo contrario de cuanto acabo de aclarar”.
Y añade “Sé que no me defraudarán, y volverán a su estribillo, santo y seña, aún sabiendo que engañan a conciencia. Con paciencia franciscana volveré a escuchar a algún propio (hay de todo en la viña del Señor) y a los habituales extraños, que los obispos hacemos política cuando hablamos o actuamos en los alrededores de estas convocatorias. Pero es falso, falso de verdad”.
El Arzobispo de Oviedo reitera su defensa de la vida humana en todos sus tramos desde antes de nacer hasta su desenlace natural; de la educación como un proceso donde la persona crezca y madure sin censurar ninguna dimensión ni imponer ideologías; y de la protección de la familia en lo legal y lo económico, del matrimonio contra toda violencia, contra toda confusión barata de falsa progresía.
“Para afirmar esto y para defenderlo, para volverlo a proponer como criterio para votar en unas elecciones, no hay que acudir a ninguna sigla política, ni supone bendecir o maldecir a los partidos que se presentan. Lo diga quien lo diga, que no por repetirlo eso se convierte en verdad”, añade.
En este sentido Monseñor Sanz Montes ha señalado que el compromiso de la Iglesia en el campo de la educación, de la cultura, de la ayuda a los necesitados sea cual sea el nombre de su penuria o pobreza, de la paz sea cual sea el conflicto que la violenta, es patente para quien no tiene prejuicios ideológicos.
Falsos fantasmas
“Como también son patentes nuestros errores, que los tenemos, de los que aprendemos y por los que sabemos pedir perdón. Pero zarandear al pueblo cristiano con fantasmas falsos, queriendo caldear rencores obsoletos y escenificando una confrontación estéril, es equivocar el discurso”, manifiesta el prelado.
“Cada vez asustan menos sus sustos, cada vez son más patéticas sus amenazas, y con la que está cayendo da grima que ‘ere que ere’, erre que erre, se sigan ninguneando las verdaderas demandas de las personas reales. Son demasiadas familias con graves problemas, son demasiados retos los que tenemos delante cuando la vida, la libertad, la paz o el trabajo están en entredicho”, añade.