(Agencias/InfoCatólica) Tras animar a la celebración del concilio panortodoxo, el Santo Padre recordó “lo que ya he dicho en otras ocasiones: entre las Iglesias y las comunidades cristianas, teológicamente, la Ortodoxia es la más cercana a nosotros; católicos y ortodoxos poseen la misma estructura de la Iglesia de los orígenes. Por ello, podemos esperar que no esté muy lejano el día en que de nuevo podamos celebrar juntos la Eucaristía”, añadió.
El Santo Padre quiso recordar su propia experiencia de diálogo con las comunidades ortodoxas cuando era profesor en Bonn “y especialmente luego, siendo también arzobispo de Múnich y Frisinga”. Aseguró que pudo, “a través de la amistad personal con representantes de las Iglesias ortodoxas, conocer y apreciar cada vez más en profundidad la Ortodoxia”.
El Papa mencionó igualmente el trabajo que se comenzó en aquellos años a través de la Comisión conjunta de la Conferencia Episcopal Alemana y de la Iglesia Ortodoxa. “Desde entonces, con sus textos dedicados a cuestiones pastorales y prácticas, promueve la comprensión recíproca y contribuye a consolidar y desarrollar las relaciones católico-ortodoxas en Alemania”.
En este sentido, insistió en la importancia de “continuar el trabajo para aclarar las diferencias teológicas, porque su superación es indispensable para el restablecimiento de la plena unidad, que deseamos y por la que oramos”.
Actualmente, el nudo del debate teológico entre los católicos y los ortodoxos está en la cuestión del primado de Pedro sobre las demás iglesias patriarcales. “Hemos de continuar nuestros esfuerzos de diálogo en la cuestión del primado, para su justa comprensión. Aquí las reflexiones acerca del discernimiento entre la naturaleza y la forma del ejercicio del primado, como lo hizo el Papa Juan Pablo II en la Encíclica Ut unum sint, pueden darnos aún impulsos fructuosos”, subrayó el Pontífice.
Testimonio conjunto en defensa de la vida y la familia
El Santo Padre resaltó luego la importancia del testimonio de Dios que deben dar católicos y ortodoxos, ante la “actual tendencia de nuestro tiempo, en que son bastantes los que quieren, por así decir, ‘liberar’ de Dios a la vida pública”.
Ambas comunidades, prosiguió, deben comprometerse “juntas en la protección de la vida humana desde su concepción hasta su muerte natural. La fe en Dios, creador de la vida, y el permanecer absolutamente fieles a la dignidad de cada persona fortalece a los cristianos para oponerse con ardor a cualquier intervención que manipule y seleccione la vida humana”.
Por otra parte, subrayó el Papa, “conociendo como cristianos el valor del matrimonio y de la familia, nos preocupa, porque es importante, preservar de toda interpretación errónea la integridad y la singularidad del matrimonio entre un hombre y una mujer”.
El Santo Padre concluyó pidiendo un “compromiso común de los cristianos, entre los que se encuentran numerosos fieles ortodoxos y ortodoxos orientales” para contribuir “a la edificación de una sociedad con futuro, en la cual se dé el debido respeto a la persona humana”.