(537) Ascesis de la memoria. «No os preocupéis» (Mt 6,34) (1)
–En el artículo anterior no nos dejaba estar confusos…
–Pues en éste les niego el derecho a estar preocupados, siendo cristianos, hijos de Dios providente.
* * *
—La configuración a Cristo
La vida cristiana, por obra del Espíritu Santo, ha de configurar a Cristo plenamente: es decir, en su entendimiento, por la fe; en su voluntad, por la caridad; y en su memoria, por la esperanza. Incluso hemos de configurarnos a Él también en sus sentimientos: «tened los mismos sentimientos que tuvo Cristo Jesús» (Flp 2,5). Pues bien, la espiritualidad cristiana ha centrado la atención en la transformación del entendimiento y de la voluntad, que son sin duda las dos facultades principales. Pero del sentimiento trata menos, y de la memoria casi nada. Y por eso quiero tratar de ésta ahora, porque son tantos los morbosamente preocupados.
Adviértase ante todo que al tratar de la memoria no voy a considerarla simplemente como una facultad de recordación, sino más bien en el sentido en que la entiende San Juan de la Cruz (Subida al Monte Carmelo, libro IIIº). Él entiende por memoria aquel conjunto de objetos que normalmente están presentes en nuestra mente y a los que más atención les prestamos.
–El caos de la memoria. La preocupaciones
La memoria del hombre carnal es un completo desorden, apenas tiene dominio de sí misma; no está libre, pues no sabe recordar u olvidar, según convenga; está a merced de todo visitante, deseado u odiado, como una casa abandonada, de la que se arrancaron puertas y ventanas, y en la que cualquiera puede entrar; o como un jardín sin jardinero, lleno de malezas.
La memoria desordenada y carnal deja al hombre cerrado a Dios, inquieto y absorto por cientos de cosas secundarias, y olvidado de lo único necesario (Lc 10,41); incapaz de oración y de meditación; cautivo del tiempo presente y olvidado del cielo. Lo dejacerrado al prójimo, encerrado en sí mismo y en sus cosas, incapaz de pensar en los otros y de acogerlos con atención. Lo deja alienado del presente, perdido en recuerdos inútiles de un pasado ya pasado, o igualmente perdido en vanas anticipaciones de un futuro inexistente e incierto. Lo deja abrumado por preocupaciones innumerables, que le hacen sufrir no poco. Y lo que es más grave: lo deja vulnerable al influjo del Diablo, que «tiene gran mano en el alma por este medio, porque puede añadir formas, noticias y discursos, y por medio de ellos afectar al alma con soberbia, avaricia, ira, envidia, etc., y poner odio injusto, amor vano, y engañar de muchas maneras; y además de esto, suele él dejar las cosas y asentarlas en la fantasía de manera que las que son falsas parezcan verdaderas, y las verdaderas falsas» (3 Subida 4,1).
En fin, el caos de la memoria hace del hombre un excéntrico, pues desplaza su atención de lo central, y la mantiene habitualmente absorta en cosas triviales y superficiales. Queda así el hombre, el cristiano, «sujeto a muchas maneras de daños por medio de las noticias y discursos, así como falsedades, imperfecciones, apetitos, juicios, perdimiento de tiempo y otras muchas cosas, que crían en el alma muchas impurezas» (ib. 3,2). Todo lo contrario de lo que dice el Apóstol: «Si habeis resucitado con Cristo, donde está Cristo sentado a la derecha de Dios: pensad en las cosas de arriba, no en las de la tierra» (Col 3,1-2).
–Ocuparse sí, pre-ocuparse no
Por supuesto, tiene el hombre por voluntad de su Creador una vocación para «ocuparse» de las cosas de la tierra, dominándolas y desarrollándolas (Gén 1,28-30). Pero no está destinado a «preocuparse» en la forma que ya he descrito, pues es morbosa. Así lo avisa San Pablo: «Os digo, hermanos, que el tiempo es corto. Sólo queda que… los que negocian en el mundo, vivan como si no disfrutaran de él; porque la representación de este mundo se termina. Y quiero que os ahorréis preocupaciones» (1Cor 7,29-32)
¿Cómo discernimos lo que es ocupación de lo que es preocupación? ¿Qué síntomas denuncian el desorden de la memoria? La ocupación de la atención en las cosas es sana, normal, obligada en conciencia. Incluso hay asuntos que requieren muchas y largas vueltas de la atención. Pero la preocupación es insana, es una ocupación excesiva, morbosa. La preocupación se distingue 1) por su inutilidad: «¿quién de vosotros con sus preocupaciones podrá añadir una hora al tiempo de su vida» (Mt 6,27); y 2) por lafalta de libertad: «no me lo puedo quitar de la cabeza». Y así la preocupación quita el sueño, cuando había que dormir; distrae e impide ocupaciones importantes; es una cadena mental, una cautividad. Pero «para que gocemos de libertad, Cristo nos ha hecho libres» (Gál 5,1). Libres «con la libertad gloriosa de los hijos de Dios» (Rm 8,21). Libres incluso de pensamientos y cavilaciones, deseos y temores.
–La peste de las vanas preocupaciones
Sin embargo, muchos cristianos, incluso practicantes fervorosos, ignoran en la práctica esta vocación a la libertad plena de la memoria, tantas veces enseñada por la Escritura sagrada y los maestros espirituales, como veremos. Al contrario: por todos los medios y las vías a su alcance, con gran daño espiritual, rellenan, colman, ahítan, repletan, hartan sus almas en un consumo insaciable de criaturas, noticias, imágenes, quedándose así cada vez más vacíos de Dios, es decir, más vacíos. Si oyen que de ellos se dice que «es un hombre muy preocupado» por todo, lo toman como un elogio.
Así lo describe y lamenta San Juan de la Cruz: «¡Oh almas criadas para estas grandezas y para ellas llamadas!, ¿qué hacéis?, ¿en qué os entretenéis? Vuestras pretensiones son bajezas y vuestras posesiones miserias. ¡Oh miserable ceguera de los ojos de vuestra alma, pues para tanta luz estáis ciegos, y para tan grandes voces sordos, no viendo que, en tanto que buscáis grandezas y gloria [noticias, relaciones, televisión, internet, aparatos, informes, reportajes, entrevistas, imágenes, etc.], os quedáis miserables y bajos, de tantos bienes hechos ignorantes e indignos!» (Cántico espiritual 39,7).
Santa Teresa de Jesús, en el libro de Las Moradas del Castillo interior, da esa misma doctrina. El alma es como un maravilloso castillo de cristal, edificado en círculos concéntricos –como solían ser los antiguos castillos–, y en la morada más central es donde mora Dios. La plena unión con Dios se produce, pues, cuando, bajo la acción de la gracia, la persona entra en sí misma, es decir, entra a vivir con Dios en la cámara central, y desde ella actúa sobre el castillo entero y lo domina… Pero la mayoría de los cristianos viven, por decirlo así, fuera de sí mismos, ignorando la inhabitación en ellos de la Santísima Trinidad, derramados los sentidos y pensamientos en las cosas del mundo temporal y visible, que viene a ser para ellos la única realidad.
«No hallo yo cosa con que comparar la gran hermosura de un alma y la gran capacidad… Basta decir Su Majestad que es hecha a su imagen para que apenas podamos entender la gran dignidad y hermosura del ánima» (1Morada 1,1). Sin embargo, «hay muchas almas que están en la ronda del castillo [es decir, fuera de él] –que es donde están los que le guardan– y que no se les da nada entrar dentro, ni saben qué hay en aquel tan precioso lugar, ni quién está dentro, ni aun qué piezas tiene» (1,5). «Decíame poco ha un gran letrado que son las almas que no tienen oración como un cuerpo con parálisis o tullido, que aunque tiene pies y manos, no los puede mandar. Que así son, que hay almas tan enfermas y mostradas a estarse en cosas exteriores, que no hay remedio ni parece que pueden entrar dentro de sí; porque ya la costumbre la tiene tal de haber siempre tratado con las sabandijas y bestias que están en el cerco del castillo, que ya casi está hecha como ellas, y con ser de natural tan rica y poder tener su conversación nada menos que con Dios, no hay remedio» (1,6). Sin embargo, si alguna vida espiritual tienen, «aunque están muy metidas en el mundo, tienen buenos deseos y alguna vez –aunque de tarde en tarde– se encomiendan a nuestro Señor y consideran quiénes son, aunque no muy despacio» (1,8).
Por otra parte, Nuestro Señor «es muy buen vecino, y es tanta su misericordia y bondad que aun estándonos nosotros en nuestros pasatiempos y negocios y contentos y baraterías del mundo, y aun cayendo y levantando en pecados (porque estas bestias son tan ponzoñosas y peligrosa su compañía y bulliciosas, que por maravilla dejarán de tropezar en ellas para caer); con todo esto, tiene en tanto este Señor nuestro que le queramos y procuremos su compañía, que una vez u otra no nos deja de llamar para que nos acerquemos a Él. Y es esta voz tan dulce que se deshace la pobre alma en no hacer luego lo que le manda» (2,2). En fin, «la puerta para entrar en este castillo es la oración. Pues pensar que hemos de entrar en el cielo y no entrar en nosotros, conociéndonos y considerando nuestra miseria y lo que debemos a Dios, y pidiéndole muchas veces misericordia, es desatino» (2,11).
–La pobreza evangélica de la memoria cristiana
Pena dan aquellos cristianos, creados por Dios para grandezas como las que describen estas páginas de Santa Teresa, que obcecados en los pasatiempos y baraterías del mundo, quedan miserables y bajos, de tantos bienes hechos ignorantes e indignos. «Marta, Marta, tú te andas inquieta y preocupada por muchas cosas» (Lc 10,41)… Este leve reproche de Cristo no se refiere a las obras de Marta, que son todas buenas, sino a su exceso cuantitativo (muchas) y a un punto de apego desordenado (inquieta y preocupada) puesto en ellas. Así andamos nosotros, en quienes además no todas las obra son buenas.
El cristiano vive la pobreza evangélica de noticias e imágenes según su vocación y estado. No es en absoluto necesario que la memoria, con la rapacidad de una urraca, reúna en su nido toda clase de noticias y conocimientos de cuanto sucede en su casa, en su oficina o taller, en los vecinos, en su pueblo, en el mundo entero… La memoria del hombre carnal es insaciable: no se cansa de ajuntar noticias e imágenes mediante diarios y revistas, televisión y radio, internet, correos electrónicos, facebook, teléfono, mensajes cortos (sms), smart-phone, skype, hangaut, twitter, google, whatsapp, etc. No se cansa: mejor dicho, sí se cansa, y cuanto más acumula, más vacía se encuentra. La oración continua, a la que estamos llamados, ha de liberar y santificar la memoria, porque «cuanto más el alma desaposesionare la memoria de formas y cosas memorables que no son Dios, tanto más pondrá la memoria en Dios y más vacía la tendrá para esperar de él el lleno de su memoria» (3Subida 15,1).
Nótese que en la doctrina espiritual que he considerado, el cristiano se cierra a Dios cuando abre demasiado sus sentidos y su mente a una invasión de criaturas. Pero me he referido sólo al exceso en la atención y posesión de criaturas buenas. Pues bien, a fortiori el hombre se verá privado de una mayor unión con Dios cuando las cosas que ocupan demasiado sus sentidos y su mente son malas, por ejemplo, la murmuración, la pornografía… Ésta, por cierto, sobreabunda actualmente en los medios de comunicación, en la televisión, en internet… Ha logrado el diablo que esté omnipresente infectando un mundo apóstata.
–El semipelagianismo produce hombres llenos de preocupaciones
Ya expuse en este blog los rasgos más característicos del semipelagianismo (61-65). La gracia y la libertad, la parte de Dios y la parte del hombre, concurren, como causas co-ordinadas, para realizar el bien. Y es la acción del hombre, co-operando con la ayuda de Dios, la que hace eficaz la gracia. Según esto, Dios ama a todos por igual, y la mayor santidad se determina fundamentalmente por la mayor generosidad del esfuerzo humano. Por tanto, la iniciativa de la vida espiritual la lleva, de hecho, el hombre. Etc. En algún lugar dijo el Cardenal Ratzinger que hoy, entre los católicos practicantes, era más frecuente la concepción semipelagiana de la gracia que la católica.
Investigando yo el tema –modestamente, con un simple cuestionario aparentemente inocente– en un grupo de doctorandos en teología, pude comprobar que los licenciados del cursillo votaban más las tesis semipelagianas que las católicas. Con notable diferencia.
Efectos pésimos en la memoria y en todo
De esta dolencia semipelagiana –intelectual y espiritual–, que en los buenos cristianos podríamos llamar simplemente voluntarismo, se siguen efectos pésimos, síntomas propios de una grave enfermedad: antropocentrismo mediocre, voluntad propia, preocupaciones sin cuenta, cambios de ánimo.
El voluntarismo más o menos semipelagiano es congénitamente mediocre, aunque a primera vista parezca a veces lo contrario. No partiendo de la iniciativa de Dios, sino de la persona misma, de su leal saber y entender –y siguiendo normalmente sus inclinaciones personales–, parte en la vida espiritual de su propia voluntad, va proponiéndose ciertas obras buenas concretas, dando por supuesto que, ya que son buenas, Dios le dará necesariamente su gracia para hacerlas.
Partiendo de iniciativa humana, el voluntarismo personal o comunitario a veces, aunque incluya un hermoso conjunto de obras buenas, siempre lo establece proporcionado a las fuerzas del hombre: de ahí su mediocridad congénita.Y así el voluntarista va llevando adelante, como puede, su vida espiritual, a su manera y modo de ser: vanamente desanimado cuando no consige sus intentos y vanamente satisfecho de sí cuando los cumple.
Preocupaciones
Partiendo el cristiano en la vida espiritual de sí mismo, es inevitable que viva tenso y preocupado. No acaba de «hacerse como niño», para dejarse llevar pacíficamente de la mano de Dios, entrando así en el Reino de su paz y de su alegría. No termina de abandonarse confiadamente a la iniciativa, tantas veces sorprendente, del Espíritu Santo. No pone su mayor empeño en discernir la voluntad de Dios, en ocasiones tan contraria a nuestros intentos. Y nunca acaba de entender que la proa de su barco ha de ser siempre la oración de petición: «pedir luz para conocer Su voluntad y la fuerza necesaria para cumplirla» (Or. I dom. T.O.). Centrado en sí mismo y en sus obras, no se centra en Dios y en la obra de Dios en él. No hay modo así de vivir con la paz y la alegría propia de los hijos de Dios.
Pero ni siquiera se hace problema de conciencia acerca de sus preocupaciones. Le parece que en la vida del hombre, con tantas posibles vicisitudes favorables o adversas, las preocupaciones son normales, es decir, inevitables. En la práctica no cree que el abandono confiado en el amor providente de Dios pueda ahuyentar toda ansiedad e inquietud, guardando a la persona en una paz continua e inalterable. No intenta no consentir en las preocupaciones que infectan la memoria, porque le parece imposible conseguirlo, ni siquiera con la ayuda de la gracia. Ignora este cristiano voluntarista que la palabra de Cristo «no os preocupéis» (cf. Mt 6,25-34), no es simplemente un consejo, es un mandato. No sabe que siempre que Cristo nos da un mandato –como «no os preocupéis»–, siempre nos asiste con su gracia para que podamos cumplirlo. Dicho de otro modo: podemos consentir en las preocupaciones sólo resistiendo su gracia. Las preocupaciones consentidas son, pues, malos pensamientos, tan malos, por ejemplo, como los pensamientos obscenos consentidos. Son materia de confesión sacramental.
Mala doctrina de la gracia. Y la buena
Todas las criaturas del universo –astros, plantas, animales– hallan su bien en el cumplimiento fiel y necesario de la voluntad de Dios, inscritas por Él en su propia naturaleza. También el hombre, evidentemente, está creado para cumplir, en su caso libremente, la voluntad de Dios.
Pero el voluntarista ignora, al menos en la práctica, que el hombre no está creado para querer en forma autónoma desde su propia voluntad, ni siquiera para querer cosas buenas. Está creado el hombre para querer lo que la Voluntad divina quiera en su providencia. Debe querer, como decía Santa Maravillas, «lo que Dios quiera, como Dios quiera y cuando Dios quiera». Cualquier volición humana, desvinculada o contraria a la voluntad divina, crea en el hombre necesariamente preocupaciones, ansiedades, pensamientos-okupas de su memoria, temores, vanas tristezas, vanas alegrías…
«Porca miseria». El hombre tiene que querer todo, solo y aquello que Dios quiere: ni más, ni menos, ni otra cosa, por buena que ésta sea. «Su alimento» ha de ser siempre, con la ayuda de la gracia, la Voluntad divina, y no la propia, por «santa» que ésta sea –que no puede serlo, si es propia–. «Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió» (Jn 4,24). ¿Tan difícil es entenderlo?…
–Exculpación de las preocupaciones de la memoria
A pesar de estas enseñanzas evangélicas tan claras, hay cristianos que piensan y dicen:
«Es humano vivir con preocupaciones, y no hay en ello nada de malo»
Hay personas que en las preocupaciones, de las cuales viven siempre infectados, ven un mérito, y dan vueltas y vueltas a sus problemas en verdaderas orgías de preocupación, sin que ello les produzca mala conciencia. Piensan que sería inhumana la persona que, en medio de tantos males y peligros como hay en el mundo, viviera sin preocupaciones.
Es cosa de preguntarse qué idea tienen del hombre aquellos que consideran humano preocuparse morbosamente, e inhumano vivir en paz inalterable y en continua confianza en Dios. Comprobamos una vez más qué precaria idea tiene de lo humano el cristiano carnal. Piensa «como los hombres, no como Dios» (Mt 16,23). El pobre no tiene ni siquiera la idea de la perfección espiritual a la que está llamado por Dios, que quiere poner en su corazón una paz perfecta. En efecto, como ya hemos visto, las preocupaciones consentidas y morosamente cultivadas, lo mismo, por ejemplo, que los pensamientos obscenos, son «pensamientos malos». Tener malos pensamientos no es pecado, pero consentir en ellos sí. Igualmente, las preocupaciones consentidas ofenden a Dios y a su providencia amorosa.
«Es imposible ordenar la memoria, y por tanto la ascética de la memoria es imposible»
Ad impossibilia nemo tenetur. El hombre, a no ser que se recluya en un monasterio, necesariamente en esta vida se ve lleno de preocupaciones y ansiedades… –Todo eso es falso.
Las preocupaciones y los pensamientos vanos deben ser combatidos con todo empeño, como se combaten los pensamientos obscenos o los de grandes odios: procurando no consentir en ellos, pidiendo en la tentación el auxilio de Dios, actualizando la esperanza para confiarse a él. Y lo mismo, po ejemplo, que los pensamientos obscenos, cuando han sido larga y fielmente combatidos, acaban normalmente por desaparecer, igualmente sucede con los pensamientos vanos y las preocupaciones morbosas. Y entonces se alcanza, como don de Cristo, el perfecto silencio interior, silentium mentis, la paz del corazón, que es la herencia del cristiano en esta vida: «La paz os dejo, mi paz os doy; no como el mundo la da os la doy yo. No se turbe vuestro corazón ni se intimide» (Jn 14,27).
Y adviértase que ese mismo vacío de la memoria, llena de Dios por la esperanza, lo vemos no sólo en los santos contemplativos, alejados del mundanal ruido, sino igualmente en los activos, sumergidos en ajetreos que para otros resultarían insoportables. Unos y otros, como San Juan de la Cruz, pueden decir con toda verdad: «Quedeme y olvídeme, / el rostro incliné sobre el Amado; / cesó todo y déjeme, / dejando mi cuidado / entre las azucenas olvidado» (Canc. introd. Subida).
Esa ascesis de la memoria no deja al hombre alelado, inerte, desmemoriado
Enseña San Juan de la Cruz que «de todas estas noticias y formas se ha de desnudar y vaciar [la memoria], y procurar perder la aprehensión imaginaria de ellas, de manera que en ella no le dejen impresa noticia ni rastro de cosa, sino que se quede calva y rasa, como si no hubiese pasado por ella, olvidada y suspendida de todo» (3 S 2,4). Los efectos son inmensamente positivos. A las personas de memoria purificada y santificada «Dios les hace acordarse de lo que se han de acordar y olvidar lo que es de olvidar» (2,9). Por eso son particularmente despiertas, lúcidas, alertas, tanto en la oración como en la acción.
Estas doctrinas espirituales se fundamentan en la Palabra de Dios, como lo veremos más adelante, y están sobradamente confirmadas por la experiencia.
José María Iraburu, sacerdote
39 comentarios
Descargad sobre Él todas vuestras preocupaciones, porque Él cuida de vosotros.
No es tanto no llegar a tener preocupaciones de ningún tipo -ciertamente no por cosas vanales- como ponerlas en manos de quien corresponde.Así se libera uno de su influjo.
Hace un tiempo leí el libro “Paz Interior” de Jacques Philippe, el cual, desde otro punto, trata lo mismo.
Y la verdad es que tanto La Paz Interior, como la ascesis de la memoria propuesta por usted, son tremendamente desconocidas, y por tanto no vividas en el mundo (hablo de los laicos). En cambio en las congregaciones “voluntaristas” es no vivida por los mismos principios que los animan.
Pero en ambos casos, aunque difieren en la causa, el efecto es el mismo: falta de Paz, tristeza, agobio, etc.
Saludos.
–Pues en éste os niego el derecho a estar preocupados, siendo cristianos, hijos de Dios providente.
Padre José María Iraburu: ¿No le parece que se le ha ido un poquito la mano? ¿Tampoco el derecho a estar preocupados?
Pero, como siempre, tiene toda la razón del mundo. Y, en cuanto a mí, dio en el clavo en una forma estrepitosa. No sé cuánto tiempo me llevará reponerme de este extraordinario post. Lo único que deseo es que no se me borre nunca jamás de la memoria.
Que el Espíritu Santo lo siga iluminando y la Santísima Virgen María y San José lo protejan siempre.
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JMI.- Por gracia oímos la verdad. Por gracia podemos recibir la verdad que nos dicen. Por gracia la vamos viviendo cada vez más y mejor: gracia sobre gracia.
Bendición +
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JMI.- Bendigamos al Señor.
Dios le bendiga
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JMI.-Verdad total la que dices bellamente.
Bendición +
¿Estaría mal preocuparse por un examen próximo?
¿O desear que llegue la noche para seguir leyendo El Quijote?
¿O desear tener un rato para leer a Balmes?
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JMI.-Las preocupaciones consentidas son malos pensamientos.
A ver si con el próximo artículo lo entiende del todo, con el favor de Dios.
¿Podría recomendar usted algún manual de teología moral ortodoxo? Hay excelentes manuales escritos en latín, pero quería saber si hay otros publicados en lengua española.
Conozco el manual de Royo Marín, "Teología moral para seglares". ¿Podría usted recomendar algún otro?
Gracias.
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JMI.-Aurelio Fernández, COMPENDIO DE TEOLOGÍA MORAL, ed. Palabra, Madrid 1995, 772 pgs.
No lo he usado mucho, pero lo poco que he visto me ha parecido muy bueno.
Y sobre todo porque conocí al autor, que murió hace muy poco (Dios lo tenga en su gloria),
y ciertamente Aurelio era un buen profesor, un buen sacerdote y una bellísima persona.
Fue colega mío bastantes años en Burgos, en la Fac. de Teología.
En cierto pasaje suyo, leo algo parecido a esto (escribo desde mi smart phone, sí, un aparatito de esos que nos ponen mas loca la cabeza, a poco que nos descuidemos). Usted dice mas o menos que combatamos las preocupaciones, del mismo modo que se combaten los pensamientos lujuriosos. Pero combatir, como? Si nos oponemos a esas preocupaciones (o lujuria, si es que aparece), si nos oponemos, las preocupaciones vuelven con fuerza redoblada. Combatirlas se me antoja tan inútil como enfrentarse al viento con un sable.
Habría mucho que decir sobre lo que hacer (o no hacer) para escapar de las preocupaciones. Podriamos hablar de métodos "prácticos". El único que yo conozco, es la oración contemplativa, la que enseña Santa Teresa de Jesús, o San Juan de la Cruz. La primera dice que la puerta de entrada al castillo interior es la oración "no diré más mental que vocal, pues si es oración hecha con atención, toda es buena" (citado de memoria) Atencion! Esa parece ser lav palabra clave para salir de las preocupaciones y estar en el momento presente. Es importante estar en el momento presente, porque es el unico que existe, y es donde está Dios, y podemos ser encontrados por Él. Y es que Él nos ama y nos busca en este momento. No en el pasado ni en el futuro, que es a donde la memoria nos lleva constantemente. Por tanto la clave es estar en el momento presente.
Pero como digo, habría mucho que decir. Un saludo P. Iraburu. Que Dios le bendiga.
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JMI.-Bien todo lo que dice. Pero espero que no piense lo que dice, cuando afirma que combatir contra los pensamientos obscenos solo consigue que "vuelven con fuerza redoblada. Combatirlas se me antoja tan inútil como enfrentarse al viento con un sable". O sea que no conviene combatirlos y tratar de distraer el pensamiento con oración y llevando la atención a otros temas, sino mejor quedarse en los malos pensamientos, dándoles más y más vueltas.
Eso, felizmente, no se lo cree ni usted.
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JMI.-Abrazo, Gonzalo
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JMI.- Bendigamos al Señor.
Nada fácil esto de "domesticar" memoria e imaginación
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JMI.-Para nosotros solos, imposible. Con el ESanto obrando en nosotros, posible
Somos en Cristo "hombres nuevos"
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JMI.-Bendigo al Señor, que me ha dado hacerle algún bien a Ud. En este art. he planteado el problema, por decirlo así, pero en el siguiente trataré de darle l respuesta positiva que nos de el Señor en los evangelios y en la doctrina de los santos. Dios quiera que le ayude aún más.
Bendición +
Nada salga de tu corazón ni entre en él a no ser que antes hayas discernido atentamente si viene de Dios y lleva a Él. Ama a Dios y búscalo intensamente. Poséelo a Él solo en tu corazón, enciérralo dentro de ti recogiendo tus sentidos y unificando tus potencias. Sumerge tus pensamientos y enciérralos en la llaga del costado de Cristo. Y tú entra en ella, permanece allí quieto ya coge con amor al que desea descansar en ti.
Juan Justo Lanspergio
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JMI.-No es poca cosa el Lanspergio. La lástima es que en la espiritualidad actual se ignora casi por completo la gran tradición de los más altos Maestros cristianos espirituales. Dele gracias a Dios que le llevó a esa buen fuente. Y siga buscando ayuda en ellos, SIgnacio, SJuan de la Cruz, Sta. Teresa... Y en los modernos que siguen las enseñanzas de los antiguos. Perdón: como yo.
En los últimos tiempos, como es sabido, hemos sufrido una gran ruptura con la doctrina teológica y moral de la Iglesia, y de ahí vienen todos los errores modernos, de la ruptura con la Tradición. Pero no suele decirse que una de las rupturas más radicales se han producido concretamente en el campo de la espiritualidad, en el pensamiento ascético y místico.
Bendición +
Yo sin embargo prefiero no luchar con ellos, sino dejarlos ir. La oración es un gran momento para aprender a soltarlo todo. Durante la oración no me entretengo en pensar. No es que no piense, pyes pienso todo el tiempo, pero esos pensamientos que me roban la paz no los sustento, los dejo ir. Otros vienen a ocupar su pesto, sí, pero los dejo ir igualmente. La oracion es una actitud, en cierto modo. Estar en lo secreto, dejando hacer a Dios. Unicamente volviendo los ojos hacia Él, cuando ves que los he apartado. Es un ejercicio de atención, como decía Santa Teresa.
Y Dios que ve en lo secreto, te recompensa, pero no siempre como tú esperas, ni cuando tú lo esperas. Pero no tengo que decir más sobre esto, porque otros mejores ya lo dicen. El mismo Jesús lo dice claramente. Orad como el publicano, no como el fariseo, que habla y habla sin cesar. Es mejor una oración corta, y repetirla mentalmente durante al menos veinte minutos, dos o veces al día, cada día, que una diatriba inacabable durante una hora. Dios tiene mas posibilidades de recompensarte, si llegas al silencio mental. El silencio de por sí, ya es una recompensa, no cree?
Por tanto tiene razón. Yo no creo que no haya que hacer nada, simplemente usé otras palabras para describirlo: en lugar de hacer, dejarle hacer. Si hay que luchar, dejarle luchar a Él.
Un saludo, que Dios le bendiga.
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JMI.-"Incluso pedir a Dios cosas para beneficio propio, es un pensamiento no demasiado puro, pues Dios sabe lo que necesitamos, antes de que se lo pidamos, no es así? Cualquier deseo en nuestra mente, cualquier pensamiento que nos altere (y hay constantemente pensamientos así) o cualquier punzada de deseo... Todos son pensamientos impuros."
"Pedir a Dios" es un consejo, más, es un mandato del Señor: "PEDID y se os dará". Y cuando enseña a orar, da el Padrenuestro: siete peticiones, una detrás de otra. Las primeras ordenadas a Dios, las que siguen a las necesidades del orante.
Cristo mismo pidió al Padre: "Aleja de mí este cáliz", por supuesto añadiendo en seguida: "pero no se haga mi voluntad, sino la Tuya". Así han de ser siempre nuestras peticiones.
Tampoco es verdadero afirmar que "todos" nuestros pensamientos y deseos son "impuros".
El ESanto, el Espíritu de la Verdad, nos libre de las tinieblas de cualquier error y nos guarde en el esplendor de la verdad de Cristo: Él es la Verdad, el Camino y la Vida.
Tu eres el Padre Dios,hecho Hombre; Dios con nosotros ,el Dios de la Historia ; quien te ha "visto" a Ti ; ha visto al Padre ,cómo podemos dudar ,ni estar confundidos . También podemos acudir a Ti ,los que estamos cansados y agobiados por nuestras preocupaciones ; porque Tú nos harás descansar.
El mundo está esperando que digas lo que le dijiste a los que te buscaban confundidos y agobiados ,porque no sabían quien eras ; si un gran malhechor o el Mesías de Dios ,y Tú les respondiste : " YO SOY "......
Muchas gracias, padre José Maria Iraburu Larreta : Todos sus comentarios y artículos me hacen reflexionar en La Sagrada Escritura. Muchas gracias a la Sagrada Tradición ,y al Magisterio de la Iglesia.
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JMI.-Gracias por su gratitud.
Pero ya ve que no hago más que repetir lo que la Iglesia ha predicado siempre según Escritura, Tradición y Magisterio apostólico. No descubro ningún Mediterráneo, ni presento ningun "paradigma" nuevo, novador, renovador, innovador, fascinante. Digo que 2 + 2 son 4, y + 2 son 6, etc. Es lo que siempre han enseñado los grandes Maestros espirituales y Doctores de la Iglesia.
Pero como son tan pocos los que dan la Espiritualidad católica de siempre, pueden parecer mi escritos como algo propio y genial. En absoluto, no.
Y lo mismo digo de mucho de lo que escribimos en InfoCatólica. Dos más dos son cuatro.
Y el que dice que son cinco, al menos a veces, es ignorante o hereje. Su enseñanza vale más o menos lo que pueda valer la de una rana croando en su charca.
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JMI.-Gracias. Bendición +
Últimamente visito a muchas personas que están solas, como yo, y veo en ellas una desolación producida por recuerdos malsanos, presente depresivo y nula meditación sobre la muerte. Y esas personas creen que soy positiva, energética y bendecida por un carácter estupendo. Es inútil que les insista que la cosa no es así y que les enseñe mi medalla del Sagrado Corazón para que vean de dónde viene mi fuerza, tienen la mente tan psicologizada que no entienden nada.
Murió mi madre, con la que había vivido toda mi vida, y querían que fuera al psicólogo porque no lo iba a superar, y como no lo necesité, resulta que tenía buen karma ???.
Hoy es dificilísimo demostrar de dónde viene la fuerza, y no le dan importancia a que, cuando entro en una iglesia, busque con los ojos al Espíritu Santo, a la Cruz y a la Virgen, como si tal cosa no tuviera nada que ver con el hecho de que la memoria de los agravios, reales o imaginarios, no me atormente.
Tampoco dejo que la peste de las noticias me lleve a ver todo negro y sigo viendo virtudes en las personas que me rodean, a pesar de que los noticiarios hacen lo que pueden para abrumarnos.
Como dijo Chesterton la risa es mejor que la sonrisa, esa que parece pintada, hay que reírse-a ser posible de uno mismo-y hay que saber estar serio. Y, cuanto más me acerco a Dios, más siento que ese es el camino.
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JMI.-Ese discreto apostolado caritativo es muy grato a Dios y seguro que hace mucho bien a los que lo reciben, pues van acompañados de su oración. Adelante con él, y si dicen que dizan.
Bendición +
No creo que sepa lo que para mi significa.
Hace unos días fui a urgencias psiquiátricas porque mi vida y la de los demás me importaba nada...uno llega hasta el punto de que morir en solitario es poco, así que decidí...mejor no detallo.
Y si, me invadió la desesperación y la solución médica como siempre es doparte, necesitaba ayuda del Alma pero para ellos lo tuyo es simplemente una pieza del cerebro que hay que cambiar; somos máquinas muy complejas y nada más, sin alma.
Lo peor no es eso, lo peor es no encontrar un sacerdote que te escuche, yo no los encuentro, y de sentido a mi desesperación que yo sé bien que es mi cruz. No es que no conozca sacerdotes es que a los que he recurrido salvo uno, no quieren saber de esto en las trincheras mejor desde una homilía que no da problemas. ¿Me entiende?
¿Pero que quiere el Señor de mi padre Iraburu?
Sigo llevando mi cruz con los 3 palos de fe que tengo. He visto a un hombre de misa diaria a casi dejar la Iglesia por esta causa: La Soledad de la desesperación y no por falta de fé sino de una palabra como usted Gracias al Señor ha escrito aquí.
P. Iraburu, una sección para los desesperados en Infocatólica podría salvar almas y vidas, me refiero a una sección donde podamos leer palabras de fuerza, de esperanza que nosotros sabemos muy bien, los que vivimos en la desesperanza, cuales son.
Dios le Bendiga padre Iraburu por salvar hoy mi Alma.
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JMI.-En InfoCatólica, creo, tenemos quienes la hacemos un sentido religioso bastante considerable, que nos lleva a rezar siempre por nuestros lectores. Nos damos cuenta de cómo hoy muchos cristianos están confusos, preocupados, tristes... y nos da mucha pena, estimulándonos a la oración y a escribir siempre que podemos posts y artículos "animantes", que den ánimo, el que el Espiritu Santo está especializado en dar y acrecentar.
No podríamos iniciar una sección "para desesperados". Menos 1, todos en InfoCatólica somos voluntarios, casi todos con familia que atender y trabajo profesional. Sacan para nuestro portal unas horas con muy buena voluntad, pero nuestras posibilidades son bastante limitadas.
Oremos, oremos, oremos. El Señor está con nosotros y conoce bien nuestras necesidades.
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JMI.-Y a usted, que es su hijo.
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JMI.-En los aprietos es cuando, con la ayuda de la gracia, nuestras pobres virtudes se ejercitan con más empeño: la paciencia, la esperanza, la conformidad incondicional con la voluntad de Dios, el abandono confiado en su providencia... Y en esos combates espirituales tan frecuentes e intensos, ahí es donde precisamente crecen las virtudes.
Por eso Dios providente permite esos aprietos y agobios.
Y nunca peleamos solos, sino siempre con Él, Él obrando en nosotros (Flp 2,13) y nosotros co-laborando, pobreticos. Y siempre la Iglesia (la Virgen, los ángeles y los santos, los del cielo y los de la tierra) intercediendo por nosotros.
Bendición +
Si, es verdad que ustedes hacen lo imposible por el Señor y con la Ayuda e Intercesión de Nuestra Santa Madre María en Infocatólica.
Disculpeme por mi sugerencia.
No se imagina lo feliz que me siento por abrir un poco más los ojos hacia el Señor gracias por las palabras inspiradas de usted y de todos los de Infocatólica.
Si vivo haec dominica Dominus hodie.
Amén
Sus palabras son como un bálsamo. Yo precisamente he pensado toda mi vida que estar preocupado era lo moralmente acceptable. Pero cómo es posible? Lo que usted dice es como un antibiótico para la infección en mi mente. Gracias a Dios!
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JMI.-Bendigamos al Señor.
Demos gracias a Dios.
Ahora ya lo sé, pediré fuerza para luchar contra ello, y alertaré a los que me rodean
¡Gracias!
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JMI.-El Señor primero nos "enseña" una gracia.
Y después no nos deja con las ganas, sino que nos da gracia para recibirla.
Bendición +
Deo gratias por esta luminosa entrada pater, como, por obra de Dios, son siempre las suyas.
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JMI.-Gracias. Muy bien lo que dice. Bendición +
Los ataques del enemigo nos ayudan a conocer nuestra debilidad, y si, claramente se mete en los pensamientos e imaginación y cuesta mucho, forjar la voluntad de la memoria, es darse cuenta y volver al momento presente que es en donde habita y habla Dios, lo demás es un ladrón que nos roba ese instante precioso de Su Presencia. Sta Teresa decía "la loca de la casa" y cuanta razón!!!
La pregunta es: ¿cuanto estas dispuesto a sacrificar para vivir conectado mas en su presencia? No es facil, no, no lo es, pero yo lo veo que cuando me sucede, es ignorarlo y eso le debe doler. A mi me cuesta mucho, pero confío en que El me dará las gracias que necesito y con la ayuda de María Santísima aprenderé a escuchar Su Voz.
Gracias y que Dios lo colme de paz.
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JMI.-Muchas gracias.
Bendición +
Vuestro Padre sabe de lo que teneis necesidad, antes de que vosotros le pidais
Mateo 6 : 8
Los pensamientos son puros o impuros, sí. El problema, sin embargo, es cuando nos roban la paz del corazón. Cuando nos arrastran fuera del momento en que está Dios, que es este momento. Ocurre constantemente, y si no volvemos, nos perdemos. Por eso hay que volver constantemente.
María... te amo. Te he amado siempre y siempre te amaré. Gracias por cuidarme. Cuida al P. Iraburu. Cuidanos a todos. Gracias. Amen🙏
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JMI.-Amén
Es un privilegio en los tiempos que estamos poder contar con una persona que forma parte del Remanente Fiel ,y poder leer sus artículos. Como usted dice,son ya muy pocos los que quedan. Dice el cardenal Sarah ; " La Iglesia, que podía ser una antorcha de Luz,se ha convertido en un túnel de oscuridad"....
Efectivamente ,personas como usted en la Iglesia ; son como una luz debajo de un celemín : Su enseñanza se limita tan sólo a los cuatro lectores que le seguimos en Infocatolica ; y por desgracia; en el marco de la Iglesia Universal , cómo usted muy bien dice :" Su enseñanza vale más o menos,la de una rana croando en su charca ",por citar textualmente sus palabras .
Un cordial saludo.
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JMI.-Gracias por su gratitud. Que tome forma de oración por mí.
Bendición +
Por eso Dios providente permite esos aprietos y agobios". Esto es fundamental de comprender, que se trata de lo que la Iglesia ha enseñado siempre a partir de la Revelación, Tradición y Magisterio perenne, de allí que no existe la posibilidad de "distintos catolicismos" (he oído esto varias veces), y que "todo ocurre para el bien de los que Le aman", por ello abandonarse a su Voluntad, pase lo que pase, ocurra lo que ocurra. El "que no se haga mi voluntad sino la tuya", aunque ello implique por ahora que el cáliz no es apartado, es el comienzo necesario para que las preocupaciones puramente humanas ajenas a nuestra posibilidad de superarlas se transformen en ofrendas a Dios. Es la purificación de las almas a Él entregadas, porque para subir al Tabor, donde se muestra el desenlace final, es necesario primero volver a la tierra y pasar por la cruz. Cuando un alma logra hacer ese clic, de abandonarse enteramente por obra de la gracia, se abre una rendija donde el Señor empieza a tener el mando. De esto los mártires son ejemplo acabado.
La “agonía” ante la escalada del mal deliberado que ha tomado fuerza y que se aproxima temerariamente en medio de tinieblas, no es un pecado!, el pecado es dormirse en los laureles ante aquello que ha tomado fuerza, es la gran tentación de este tiempo, y que luego te secuestren tus pollos (que le hagan daño a los que se les a dado a cuidar), o peor aún entregarles las gallinas al que el zorro para que “las cuide*”. Esa dormición es peligrosa cuando se justifica en la mísera cobardía. A menudo uno intenta justificar la falta de “confianza orante, la perseverancia en la verdad” ante un enemigo que astutamente se mueve fuera del circulo y dentro del circulo de Jesús. Este adormecimiento es peligroso porque en el fondo desea un cristianismo sin persecución, un cristiano que quede bien siempre, que tenga los derechos del mundo y los del cielo, pero por ahí no va la cosa.
El error principal del semipelagianismo sería el siguiente. Pretender que cada obra buena del hombre se produce así: el hombre pone su parte (elegir algo bueno), y Dios también pone su parte (la gracia que le concede al hombre obrar el bien que eligió), y juntas ambas partes producen la obra buena. Aquí ambas partes tienen igual protagonismo, o incluso podría pensarse que la parte del hombre es más protagónica, porque Dios sería solo el auxilio necesario para que el hombre llegue a obtener el bien que elige*, y por eso en definitiva el hombre llega a ser tan bueno como él decide serlo. El grado de santidad alcanzado dependería de las elecciones que el hombre toma por sí mismo, y la gracia sería como un back-up necesario: "La tengo ahí para usarla porque me hace falta", podría pensar el hombre.
En cambio, la verdad es esta: El hombre sin la gracia no puede hacer por sí mismo absolutamente nada bueno, ni siquiera elegir correctamente. Una obra buena se produce como sigue. Dios pone su parte: da al hombre la gracia de obrar algo bueno y de elegirlo. El hombre pone su parte: movido por, sólo gracias a, y posibilitado por la gracia de Dios, es dócil a ella en vez de rechazarla. Allí reside el libre albedrío. El protagonista es claramente Dios. La voluntad y el libre albedrío no actúan autónomamente, sino movidos por la gracia. Y uno llega a ser tan santo como Dios quiere que uno sea, o menos, si en parte se resiste a la gracia. Y es aquí donde aparece la doctrina de Santo Tomás según la cual Dios ama más o menos a cada uno, según cuán grandes obras le concede realizar. Obvio: por más que yo quiera sanar enfermos milagrosamente, no podré si Dios no me da la gracia de hacerlo. Qué tanto bien pueda yo llegar a hacer dependerá de lo que Dios en su benevolencia me conceda hacer, y de que yo, en segundo lugar, por su gracia sea dócil en vez de rebelde. Y como Dios concede diferentes dones a unos y otros, es que tenemos santos mejores que otros, empezando por la Virgen María.
* Esto suponiendo que la teoría fuera que Dios siempre concede al hombre obrar el bien que elige, cualquiera sea este. Porque una variante semipelagiana podría ser, supongo, pensar que Dios da la gracia para algunas obras buenas siempre (ejemplo, arrepentirse), y para otras no siempre (ejemplo, sanar enfermos milagrosamente). Lo cual estaría más cerca de la verdad, pero yerra aún en sostener que es el hombre por sí mismo quien puede elegir el bien.
Disculpe la longitud. Saludos y muchas gracias.
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JMI.-Creo que es correcto su entendimiento del semipelagianismo. Felizmente y gracias a Dios.
Lo último "Esto suponiendo"... expone un "podría ser" acerca del cual no me pronuncio.
Le recomiendo que escuche estas dos canciones cristianas. Realmente merecen la pena:
Confío en Ti
youtube.com/watch?v=9ayWdgr5Y7Q
Corazón de Jesús
youtube.com/watch?v=ssAfbK0yqRA
Saludos.
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JMI.-Amén.
Bendición +
(Iraburu, no ro)
Le pido una oración especial por mi, porque hoy renuevo mis votos privados, para que, con la ayuda de la gracia divina, me mantenga siempre fiel a nuestro Señor Jesucristo y a Su Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana.
Que Dios lo bendiga y la Santísima Virgen María y San José lo protejan siempre.
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JMI.-Gracias, Beatriz.
Cuenta con mis rezamientos por tus votos.
Bendición +
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JMI.-Tranquilo. Orando por mi, que el Señor me ilumine.
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JMI.-Gracias- Bendición +
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