(309) Liturgia –29. Liturgia de las Horas, 5. Es oración vocal
–Mire usted, y perdone, pero yo pienso que la oración vocal es una forma de oración muy pobre.
–Pues permítame que le diga con todo respeto, pero también con toda sinceridad, que es usted un hereje.
La Liturgia de las Horas es toda ella un conjunto de oraciones vocales. Esto ha de decirse de toda la sagrada Liturgia de la Iglesia, como ya lo señalé en otro artículo de esta serie (272). Pero las Horas lo son de un modo especial. Por eso conviene que consideremos qué es la oración vocal, cuáles son sus valores fundamentales y cómo debe hacerse. Quien desprecie la oración vocal, tendrá que despreciar la Liturgia de las Horas, y en general toda oración litúrgica. Y eso es muy grave.
–La oración vocal consiste en la recitación de fórmulas oracionales ya compuestas, como salmos, Padrenuestro, Ave María, Credo, Horas litúrgicas, u otras oraciones tradicionales.
Las oraciones vocales son la mejor escuela de oración que tiene la Iglesia. En ellas, sobre todo si son las oraciones litúrgicas, el orante va asimilando los pensamientos, deseos y actitudes más gratos al Padre.
Son también la más eficaz catequesis,pues «lex orandi, lex credendi»: se cree según se ora, y se ora según se cree (Indiculus 431: Dz 246; cf. Pío XII, ib. 3792 y 3828). Así es, día a día. La fe y la espiritualidad de la Iglesia, en toda su amplitud y perfecta armonía –Trinidad, María, ángeles y santos, adoración, ofrenda, alabanza, súplica, agradecimiento, conversión, trabajos, apostolado, cruz, gracia, almas del purgatorio, vida presente y vida eterna– van siendo inculcadas diariamente, en una eficacísima catequesis implícita, que el orante recibe en la mejor disposición posible: estando con Dios en oración.
La oración vocal es el modo de oración más fácilde aprender, de practicar y de enseñar a otros. La antología de oraciones que un Devocionario ofrece, y aún mejor la Liturgia de las Horas, que es el mejor devocionario posible, son una excelente escuela de oración.
Es el modo de orar más universalmente practicado en la historia de la Iglesia. En buena parte del Oriente cristiano, concretamente, la oración vocal es casi la única practicada por los fieles, tanto cuando van a la iglesia, como cuando en su casa se acercan al rincón sagrado de los iconos. Orar para estos cristianos viene a ser sinónimo de rezar, es decir, de recitar oraciones de pie, de rodillas, rostro en tierra.
Es la manera más humilde de dirigirse al Señor, a la Virgen, a sus ángeles y santos, ateniéndose a las santas oraciones que la Iglesia ha ido formulado en su liturgia o en sus piadosas tradiciones populares. El orante prefiere decirle a Dios las sublimes oraciones de la Biblia, de la Liturgia, de la Iglesia, que los pobres pensamientos, palabras e intenciones de su propio corazón.
Es el modo de oración más válido en todas las edades espirituales, pues vale para el principiante, el adelantado y el perfecto. Otros modos hay de oraciones activas que van perdiendo eficacia con el crecimiento espiritual. De hecho, las oraciones activas se van haciendo semi-pasivas, para llegar en la oración mística a ser una pura contemplación silenciosa, callada, más allá de las palabras. En esta oración mística sin palabras, obrada ya, con el auxilio divino, no al modo humano por el ejercicio de las virtudes, sino al modo divino propio de los dones del Espíritu Santo, se da sin duda la cumbre de la oración cristiana: la perfecta unión con Dios contemplativa, que viene a ser un anticipo de la visión beatífica. Ya en ella no sirven las oraciones discursivas y meditativas, pues las consideraciones más estorban que ayudan. Sin embargo, por mística que sea ya la vida y oración del cristiano, siempre hallará en las grandes oraciones vocales de la Iglesia, especialmente en las oraciones litúrgicas, una elocuencia perfectamente idónea para expresar su oración personal.
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–El gran aprecio que los santos han tenido siempre por las oraciones vocales es muy significativo. Nunca las han menospreciado, sino que han visto en ellas un camino perfecto hacia las más altas oraciones místicas. Eso sí, como dice Santa Teresa, uniendo siempre «oración mental y vocal» (Camino Perf. Esc. 37,1). «No penséis que se saca poca ganancia de rezar vocalmente con perfección. Os digo que es muy posible que estando rezando el Paternóster os ponga el Señor en contemplación perfecta, o rezando otra oración vocal» (Camino Perfec. Vall. 25,1). También hoy el Catecismo de la Iglesia (2700-2704) expresa este mismo aprecio. Sigue Santa Teresa:
«Yo estuve catorce años que nunca podía tener [oración de] meditación sino junto con lección. Habrá muchas personas de este arte y otras que –aunque sea con la lección– no puedan tener meditación, sino rezar vocalmente. Y aquí se detienen más y hallan algún gusto. Hay pensamientos tan ligeros que no pueden estar [centrarse] en una cosa, sino siempre desasosegados, y en tanto extremo que si quiere detenerle en pensar en Dios, se les va [la mente] en vanidades y escrúpulos y dudas en la fe» (Camino Perf. Esc. 27,3).
Nótese que la incapacidad para la oración mental discursiva la observa Santa Teresa en muchas personas, incluso en religiosas contemplativas. No lo ve como una rara impotencia que afecte a algunas personas, sino que comprueba que se da en hartas personas. Ahora bien, dado el ajetreo incesante de la vida actual –imágenes, noticias, sonidos, informática, móviles, viajes, activismo, estímulos exteriores muy frecuentes– esta observación de Santa Teresa tiene hoy una vigencia mucho mayor que cuando la dijo en el XVI, en un mundo de condición rural, mucho más quieto y permanente. Hoy afecta a muchísimas personas, creo yo que a la mayoría. Y sigue diciendo:
«Yo conozco una persona bien vieja, de harto buena vida, penitente y muy sierva de Dios, y gasta hartas horas, hartos años ha, en oración vocal, y en mental no hay remedio; cuando más puede, poco a poco en las oraciones vocales se va deteniendo. Y otras hartas personas hay de esta manera, y si hay humildad no creo yo saldrán peor libradas al cabo, sino muy en igual de los que llevan muchos gustos [en sus meditaciones], y con más seguridad, en parte […] En la humildad y mortificación y desasimiento y otras virtudes, siempre hay más seguridad. No hay que temer ni hayáis miedo que dejéis de llegar a la perfección como los muy contemplativos. Santa marta era santa Marta, aunque no dicen era contemplativa. Pero ¿qué más queréis que poder llegar a ser como esta bienaventurada que mereció tener a Cristo nuestro Señor tantas veces en su casa y darle de comer y servirle y comer a su mesa? Si se estuviera como la Magdalena, embebida, no hubiera quien diera de comer a este divino huésped. Pues pensad que es esta congregación [del Carmelo] la casa de santa Marta, y que ha de haber de todo» (Camino Perf. Vall. 17,3-5).
«Sé que muchas personas rezando vocalmente las levanta Dios, sin entender ellas cómo, a subida contemplación. Conozco una persona que nunca pudo tener sino oración vocal, y asida a ésta lo tenía todo; y si no rezaba, se le iba el entendimiento tan perdido que no lo podía sufrir […] Vino una vez a mí muy acongojada, que no sabía tener oración mental ni podía contemplar, sino rezar vocalmente. Le pregunté qué rezaba, y vi que, asida al Paternóster, tenía pura contemplación y la levantaba el Señor a juntarla consigo en [oración de] unión. Y bien se parecía en su obras recibir tan grandes mercedes, porque gastaba muy bien su vida. Así, alabé al Señor y hube envidia de su oración vocal» (Camino Perf. Vall. 30,7). La oración vocal es la única de las formas de oración activa que siguen rezando quienes han llegado ya por don de Dios a la oración contemplativa.
El santo Padre Pío de Pietrelcina (+1968) tuvo alta contemplación mística y visiones frecuentes; y sin embargo, apreciaba en mucho las oraciones vocales, concretamente el rezo del rosario: «era su oración preferida; lo recitaba de continuo, misterio tras misterio; todo el tiempo disponible lo dedicaba a rezar el rosario. En una nota sobre sus devociones particulares, dejó escrito: “diariamente recitaré no menos de cinco rosarios completos”» ( Leandro Sáez de Ocáriz, Pío de Pietrelcina, San Pablo, Madrid 1999, 301).
–Es significativo, por el contrario, que pseudomísticos entusiastas, erasmistas, alumbrados, quietistas, progresistas actuales y todo género de espirituales desviados menosprecian la oración vocal, y la relegan a niños, beatas e ignorantes. Unos piensan, en la línea del zen, que en la verdadera contemplación tiene que haber una total ausencia de palabras y de imágenes; a lo más, una repetición de mantras cuya función principal es precisamente centrar la mente en una vacío total, ajeno a toda palabra e imagen. Otros hay, en la línea progresista, que solamente aprecian la oración espontánea, la que parte exclusivamente de la creatividad mental del orante, no considerando auténtica aquella oración que repite fórmulas ya tradicionales y preestablecidas. Gruesos son los dos errores, y no es fácil decir cuál de los dos es más gordo.
Hace años pregunté yo a una niña pequeña qué oraciones sabía, cuáles les habían enseñado en su católica escuela. Y me contestó, muy seriecita, que ya la monja les había dicho que no había que recitar oraciones de memoria, sino que las únicas oraciones que valen son las que uno va diciendo al Señor según se le van ocurriendo. La pobre niña ya estaba vacunada en contra de las oraciones vocales. Y consiguientemente, en contra de las oraciones litúrgicas, por supuesto.
Es cierto que la oración vocal puede ser mal hecha, cuando se hace mecánicamente, con la mente ausente, sin pensar en lo que se va diciendo, sin conocer bien las fórmulas oracionales que se emplean, como si la mera repetición vocal de las oraciones tuviera ya por sí misma como un valor mágico. Y mal hecha, se desprestigia. En este sentido advertía Cristo, y antes que él el profeta: «Este pueblo me honra con los labios dice el Señor, pero su corazón está lejos de mí» (Is 29,13; Mc 7,6). Y también maestros espirituales, como Santa Teresa, muy apreciadores de la oración vocal, dan avisos semejantes: el que «no advierte con quién habla y lo que pide y quién es quien pide y a quién, a eso no lo llamo yo oración, aunque mucho menee los labios» (1Moradas 1,7). «Yo he de poner siempre junta oración mental con la vocal» (Camino Perf. Esc. 37,1).
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He aquí algunas normas elementales para hacer bien la oración vocal:
1. –Atención a Quién se habla,que es al mismo tiempo Quien ora en nosotros. Esto es lo esencial para que en la oración haya encuentro personal, inmediato, amistoso entre Dios y el hombre. «Siquiera para agradecerle [al Señor] el mal olor que sufre en sufrirnos [en la oración], es bien que veamos quién es» el que en ella nos recibe (Camino Perf. Esc 37,4). En una palabra: es preciso ante todo al orar captar la presencia amorosa de Dios. Ésa es precisamente la naturaleza esencial de la oración.
2. –Atención a lo que se dice. En realidad no dicen interiormente lo que están diciendo exteriormente. No se enteran de lo que dicen en oraciones vocales tantas veces bellísimas. Con un ejemplo: hay campesinos que nunca observan la belleza del paisaje donde hacen su trabajo: no ponen atención, no se fijan en él, quizá porque lo tienen siempre delante. De modo semejante, hay cristianos que no se dan cuenta de la verdad maravillosa de los textos que diariamente rezan en la Eucaristía, en las Horas, en otras oraciones vocales. Apenas han estudiado y meditado previamente los textos, los salmos, por ejemplo. No imitan a la Virgen María que, meditaba y guardaba en su corazón todo lo que oía o veía en Jesús (Lc 2,19.51). Por eso les resulta difícil poner su atención en lo que están rezando. El mundo espiritual de la Biblia, de la Liturgia, etc. les resulta extraño, porque apenas lo conocen. Y así quizá se aburren con sus rezos, o los hacen solamente por obligación. Atención a lo que se dice en la oración vocal. Es la norma suprema tradicional: Mens concordet voci: Que la mente concuerde con la voz. Santo Tomás le dedica un artículo de la Suma (STh II-II,83,13). «Pensar y entender qué hablamos» (Camino Perf. Vall. 25,3; cf. Vaticano II, SC 90).
3.–Orar despacio,frenar toda prisa, pues como dice Santa Teresa, hay personas «amigas de hablar y decir muchas oraciones vocales muy aprisa para acabar su tarea, que tienen ya por sí de decirlas cada día» (Camino Perf. Esc 53,8). Más vale rezar pocas oraciones despacio, que muchas deprisa.
4.–Elegir bien las oraciones.Esto queda asegurado en la Liturgia de las Horas. Pero tratando en general de la oración vocal, digamos con el Vaticano II que la Biblia y la Liturgia ofrecen el mejor alimento para la oración cristiana (DV 25; SC 24). El Padre nuestro, la oración dominical, la que Cristo nos enseñó, es la más preciosa de todas las oraciones posibles, la más grata a Dios. Por eso ya en la Dídaque (VIII,3), del siglo I, se establecía: «Así oraréis tres veces al día». Y la Iglesia conserva hoy esta costumbre, recuperada por el Concilio Vaticano II, orando el Padre nuestro en la eucaristía, los laudes y las vísperas.
Muchos santos Padres compusieron breves trataditos sobre el Padrenuestro, pues su explicación era parte integrante de la catequesis cristiana. Como también lo es hoy (Catecismo 2759-2865). San Agustín, y con él otros Padres, piensa que las demás oraciones «no dicen otra cosa que lo que ya se contiene en la oración dominical» (CSEL 44,63-66). Santa Teresa dedica buena parte del Camino de perfección a comentar el Padrenuestro (Esc. 43-72; Vall. 27-38). En fin, la propia Liturgia de las Horas sobre todo, pero también los Oracionales, que son antologías de oraciones vocales de todos los tiempos, nos ofrecen las mejores oraciones cristianas.
5.–Conocer bien los textos. No es fácil rezar con atención y devoción unas oraciones que no se entienden bien o que, por eso mismo, captan en sí mismas demasiado la atención del entendimiento, quedando a un lado la voluntad, que en definitiva es la que dice, quiere y ama. Conviene, pues, haber estudiado y meditado suficientemente aquellas fórmulas que van a sustentar nuestra oración vocal. Concretamente, el concilio Vaticano II recomienza a los que rezan las Horas que «adquieran una instrucción litúrgica y bíblica más rica, principalmente acerca de los salmos» (SC 90). Cuánto más habrá que decir esto, por ejemplo, en relación a las Plegarias eucarísticas. Han de haber sido muchas veces el objeto predilecto de la meditación orante.
6.–Brevedad en las palabras,según la norma de Jesús: «orando, no seáis como los gentiles, que piensan ser escuchados por su mucho hablar. No os asemejéis, pues, a ellos, porque vuestro Padre conoce las cosas de que tenéis necesidad antes de que las pidáis. Así, pues, habéis de orar vosotros: Padre nuestro», etc. (Mt 6,7-13).
San Juan Clímaco (+649) dice: «No ores con muchas palabras, no sea que buscando cuáles decir, se distraiga tu mente. El publicano con una palabra aplacó a Dios. El ladrón en la cruz fue salvado por una palabra llena de fe. La abundancia de palabras en la oración llena con frecuencia la mente de imágenes, y la disipa. Una sola palabra (mono-logía,una sola frase) muchas veces suele recoger la mente distraída. Cuando en las oraciones llegas a alguna palabra que te conmueve, quédate en ella: es que el ángel custodio ora contigo» (MG 88, 1131).
También San Ignacio de Loyola (+1556) propone rezar oraciones vocales en forma meditativa, palabra por palabra: recogido el orante, diga, por ejemplo, «Pater, y esté en consideración de esta palabra tanto tiempo cuanto halla significaciones, comparaciones, gusto y consolación en consideraciones pertinentes a la tal palabra, y de la misma manera haga en cada palabra del Pater noster o de otra oración cualquiera que de esta manera quisiere orar» (Ejercicios 252).
7.–Repetición cadenciada. Cristo en Getsemaní oraba con una sola frase, a la que volvía una y otra vez: «Padre mío, si esto [cáliz] no puede pasar sin que lo beba, que se haga tu voluntad» (Mt 26,42). En el escrito El peregrino ruso se describe la oración de Jesús, tradicional en el Oriente cristiano:, «aspirando el aire, dirigía mi vista espiritual al corazón y decía “Señor mío Jesucristo”; y espirando decía “ten misericordia de mí”», y así a lo largo de todo el día.
San Ignacio sugiere orar por compás, «de manera que una sola palabra se diga entre un anhélito y otro», lentamente, recorriendo una oración (Ejercicios 258). También el Rosario es monológico. En fin, de estas oraciones simples y reiteradas hay experiencia universal en las religiones –hesicastas cristianos, indúes (mantras, yoga), musulmanes (zikr), budistas (nembutsu).–
8.–Las oraciones vocales, si se celebran en común, como la Misa o las Horas, deben ser recitadas con voz clara y audible, con la entonación y la velocidad convenientes. Los himnos, las oraciones y lecturas, antífonas y salmos, responsorios, aclamaciones, todos deben ser recitados o cantados de modo que se facilite la atención y devoción de los asistentes. Los orantes deben ser conscientes de que, por pequeña y modesta que sea la asamblea de los fieles, quizá unos pocos, ya son Iglesia, y ya «Cristo está presente en su Iglesia orante» (Pablo VI, 1965, enc. Mysterium fidei).
José María Iraburu, sacerdote
Índice de Reforma o apostasía
23 comentarios
"Porque de esta fuente caudalosa salen arroyos, unos grandes y otros pequeños, y algunas veces charquitos para niños, que aquello les basta, y más sería espantarlos ver mucha agua; éstos son los que están en los principios." o sea que teniendo el mar al lado no nos debemos quedar en los charquitos para niños.
O más explicitamente dice San Juan de la Cruz:
"Y así, es lástima ver muchas almas a quien Dios da talento y favor para pasar adelante, que, si ellas quisiesen animarse, llegarían a este alto estado, y quédanse en un bajo modo de trato con Dios, por no querer, o no saber, o no las encaminar y enseñar a desasirse de aquellos principios."
Y yo creo que entre los que puedan leer infocatólica, muchos son llamados a formas de oración "más subidas" y no estaría bien atarse a la oración vocal o mental cuando Dios nos quiere llevar más arriba, porque la oración afectiva, que está más adelante que la mental es una oración simplísima a la que puede acceder todo el mundo, y de hecho cita Santa Teresa un caso de estos:
"Preguntéle qué rezaba; y vi que, asida al Paternóster, tenía pura contemplación y la levantaba el Señor a juntarla consigo en unión; y bien se parecía en sus obras recibir tan grandes mercedes, porque gastaba muy bien su vida. Así, alabé al Señor y hube envidia a su oración vocal.
Si esto es verdad -como lo es-, no penséis los que sois enemigos de contemplativos que estáis libres de serlo, si las oraciones vocales rezáis como se han de rezar, teniendo limpia conciencia."
Pero si Dios nos llama a más por el medio que él quiera no lo despreciemos y no nos engañemos a nosotros mismos escondiendo nuestro miedo a navegar en alta mar y a dejar la oracion vocal, y sobre todo mental
Muchas gracias
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JMI.-Si tiene Smartphone (yo no tengo), sé que hay un programa muy bueno que permite cada día rezar por él la Liturgia de las Horas. Quizá algún sacerdote joven le pueda indicar.
Que tipos de oraciones existen?
Vocal, mental, del corazón, mística.......
Y que orden o jerarquía tienen,
Gracias,
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JMI.-Va breve, porque no es ése el tema del artículo.
Hay muchas clasificaciones de tipos de oración. El Catecismo señala tres: Oración vocal - Meditación - Contemplación (2700-2724). Muy resumido, pero bien.
Sta. Teresa es Doctora de la Iglesia sobre todo por sus enseñanzas sobre el camino de la oración y sus grados. Los expone en síntesis en su primer libro, el de "La vida", también el "Camino de perfección", pero de modo muy perfecto y sistemático en el último libro que escribió, "Las moradas".
En el libro Rivera-Iraburu "Síntesis de espiritualidad católica", dividimos los grados sucesivos de la oración siguiendo el esquema de Sta. Teresa, quizá el más aceptado, que corresponde al crecimiento espiritual del principiante - adelantado - perfecto
: www.gratisdate.org/nuevas/sintesis/ch4.3.htm
Oraciones activas (virtudes, ascética, modo humano): or. espontánea de muchas palabras - oración vocal - meditación discursiva - or. de simplicidad
Oraciones semi-pasivas (transición ascética a mística): or. recogimiento - or. quietud
Oraciones pasivas (dones del ESanto, mística, modo divino): unión simple - éxtasis - unión transformante.
Bendición+
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JMI.-Para Agustín Comolli... y para tantos más que están en la misma situación.
Muchas gracias, Cayetano.
Roguemos ahora al Señor que disponga en su Providencia misericordiosa que los interesados reciban la ayuda de algún "enterado" (sobrino, compañero, vecino, etc.) que le diga cómo se carga en el Smart o la Tablet el aludido app iBreviary.
– La oración vocal consiste en la recitación de fórmulas oracionales ya compuestas: va contra la innovación, las oraciones repetitivas y monótonas son pasado dictatorial y jerárquico ya superado en una sociedad libre, democrática y creativa
- Las oraciones vocales son la mejor escuela de oración que tiene la Iglesia: es mejor la meditación según la Nueva Era
- Son también la más eficaz catequesis: esto es adoctrinar; la oraciones ecuménicas y de otras religiones son también válidas
- La oración vocal es el modo de oración más fácilde aprender: la memorización es un método pedagógico obsoleto, con internet no hace falta memorizar nada porque lo tenemos todo
- Es el modo de orar más universalmente practicado en la historia: eso es arqueologísmo, va contra la dinámica evolutiva de la historia
- Es la manera más humilde de dirigirse al Señor: somos adultos, somos libres [somos dioses]
- Es el modo de oración más válido en todas las edades espirituales: va contra la individualización y personalización de la oración a cada biografía personal
–El gran aprecio que los santos han tenido siempre por las oraciones vocales es muy significativo: los santos son pasado y no sirven para la época moderna
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JMI.-"en el catolicismo hay una ruptura, rompimiento y división irreversible y sin retorno, pues los católicos modernistas"...
Creo que esa frase es falsa por excesiva: "división irreversible y sin retorno". La Iglesia, por muchos que en ella haya enfermos de modernismo, sigue siendo la Iglesia de Cristo, una, santa, católica, apostólica y romana.
en tu movil o tablet.Alli encontraras para el movil " La Biblia de Jerusalen"
Liturgia de las Horas" "Laudete" "Mi Catecismo"...etc.Todas gratis G.D.
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JMI.-Muchas gracias.
Dios se lo pague.
Y a los que prepararon esas "católicas" ayudas informáticas tan grandes.
Esto es correcto.
Estaría interesado en saber qué sucede, pues, a los clérigos y laicos que, de hecho, están contrariando a las verdades católicas.
En mi opinión, en estos días existe una frontera borrosa entre el pecado interior de la Iglesia y los que están apartados de la comunión eclesial.
Hoy, el bien y el mal están a todo volumen: se hace difícil discernir un católico pecador que aún está dentro de la comunión, de un católico pecador que ya está apartado de la comunión: negaciones de verdades de fe y moral, prácticas de Nueva Era y orientalismos, delitos litúrgicos, práctica moral...
La situación parece un retorno al arrianismo: la Iglesia de acostó católica y se levantó arriana.
Al final, no obstante, se convirtieron, y si me acuerdo bien, los clérigos arrianos fueron aceptados en la Iglesia pero en un grado inferior: el obispo arriano fue sacerdote católico, el presbítero arriano fue diácono católico. Y si con el tiempo un sacerdote católico, exobispo arriano, accedía al obispado católico, no tenía derecho de voto en los sínodos y concilios.
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JMI.-Que hay en la Iglesia muchos pecadores (basta pensar, sin más, en quienes no van a Misa dominical hace decenios), muchos que viven en la herejía o el cisma, eso es notorio, como en InfoCatólica, y concretamente en mi blog, hemos tratado innumerables veces. Pero que la Iglesia de Cristo subsiste también no nos cansamos de afirmarlo.
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JMI.-Demos gracias a Dios.
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JMI.-Y que usted lo diga, don Robin.
Grave, grave, grave.
Casi tan grave como la total irreligiosidad.
Bueno, no tanto.
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JMI.-Ofensas es mejor traducción que deudas, para referirse a los pecados.
Y por otra parte, así se consiguió que toda América hispana y España rezaran el mismo Padrenuestro.
www.liturgiadelashoras.com.ar/index.htm
Mutatis mutandis...
Que Dios lo bendiga y la Santísima Virgen María y San José lo protejan siempre.
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JMI.-La mejor gratitud a nuestra labor: rezar por nosotros, por InfoCatólica y los que trabajamos en ella.
Le aclaro que usted está hace años incluido en mis oraciones, como el sacerdote del que he recibido tanto bien. Muchísimas gracias por todo y que Dios le pague todo el bien que me ha hecho a mí y a tantas otras personas.
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JMI.-Solo Dios es bueno, y nosotros, pecadores.
Gracias por su gratitud. Bendición +
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JMI.-Toda oración, hecha en fe y caridad, es una experiencia espiritual de Dios, de su realidad, por supuesto.
Agradecimiento a Dios y a todo el equipo de infocatólica por la labor evangelizadora que están haciendo, y le pido a DIos que no les falte el apoyo espiritual y económico para seguir realizando este trabajo.
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JMI.-Gracias por su gratitud.
En esta serie va tema de salmos.
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JMI.-Muchas gracias.
Cuánto de pelagianismo no tenemos incrustado en nuestro pensamiento... "[Dios] ora en nosotros con palabras inefables". No recuerdo quién dijo: Dios nos dará la oración que El quiera. Si vocal, si meditación, si contemplación..., pienso que no hay otro camino que abandonarnos confiados en las manos de Aquel que "sabemos que nos ama" y pedirle humildemente "que soporte y tenga paciencia de nuestro mal olor" de pecadores, y nos dé la oración que Él desee para nosotros. Aparte de la Fe, Esperanza y Caridad puestas en Él y obra de Él, y abandonados a Él, nada más podemos por nosotros mismos; sólo abrirnos a Su Gracia. Amar y desear estar con Él... Por ello, pienso que no existe oración superior contra otra inferior. Cada quién recibe las Gracias y Dones que Él quiere, gratuitamente. Yo, nada puedo, solo "deseos de deseos" de amar a Dios sobre todas las cosas (criaturas). Todo lo demás no pasa de ser análisis más o menos eruditos, pero la oración es VIDA y con mayúsculas!. Gracias P. JMI por su revisión de la oración vocal, desdeñada tantas veces, verdadera escuela de oración. Y de nuevo, gracias por tanto bien y pido sus oraciones y su bendición a este humilde servidor.
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JMI.-Bendición +
Lamentablemente, comparto la inquietud de Agustín Comolli de que en mi país, Argentina, se hace muy difícil obtener los libros a un precio accesible.
Respecto a la recomendación que hace de utilizar aplicaciones de celular, o el mismo internet, quisiera saber su opinión acerca de si estas herramientas permiten una profunda concentración. Personalmente, habiéndolas usado varias veces, no dejo de notar que lo hago mucho mejor con papel (y como joven de 23 años, no es precisamente por estar peleado con la tecnología).
¡Muchas gracias! Un abrazo en Cristo y María.
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JMI.-Doy gracias a Dios porque le haya hecho a Ud. algún bien a través de este pobre cura.
No sé decirle, no tengo experiencia de lectura en terminal informático. Eso sí, veo que muchos se acostumbran bien, y que incluso leen más a gusto en un Smart que en libro de papel. Ánimo.
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