(41) La Autoridad apostólica debilitada –y II

–O sea que lo que usted quiere es que los Obispos en vez de báculo pastoral tengan una buena estaca.
–Lo que yo quiero, como cualquier cristiano ortodoxo, es que los Obispos in persona Christi enseñen, santifiquen y gobiernen pastoralmente al pueblo que les ha sido confiado. Debo quererlo. Y usted también.


Decía en el anterior artículo que la debilitación de la Autoridad apostólica parece tener principalmente cuatro causas: 1.-horror a la cruz. 2.- influjo protestante. 3.-influjo del liberalismo. 4.-e incumplimiento de las leyes canónicas. Ya traté de la primera.

2.– El influjo protestante, como es sabido, es hoy muy fuerte en el campo católico. Los sacerdotes, más que sacerdotes son pastores. No hay, propiamente, sacerdocio cristiano; ni la Misa es un sacrificio, sino una cena. Por eso en ella la liturgia de la Palabra es muy larga, y la liturgia sacrificial mínima. Aversión a la ley eclesiástica –una judaización del Evangelio–. Apertura al nuevo «matrimonio» de divorciados. Aceptación de la anticoncepción. Secularización laica de la figura del sacerdote y del religioso. Los teólogos por encima de los Obispos –bueno, y cualquier cristiano: libre examen–. Los Obispos no son sucesores sacramentales de los apóstoles. Derecho de cada cristiano a disentir en conciencia de la doctrina o disciplina de la Iglesia. Etc. Todo esto es ya muy conocido, y ha sido bien estudiado, por ejemplo, por el P. Horacio Bojorge, S. J. (Proceso de protestantización del Catolicismo).

Pues bien, la protestantización debilita notablemente el ejercicio de la Autoridad apostólica. Afirmando Lutero, y el protestantismo con él, el libre examen y negando la Sucesión apostólica –la autoridad de Papa, Obispos y Concilios–, es lógico que en las comunidades protestantes los teólogos sean más importantes que los pastores, elegidos por la comunidad y revocables. Como también es lógico y previsible que no haya unidad doctrinal en las confesiones protestantes, y que se dividan frecuentemente por partenogénesis. Confusión y división son congénitas al protestantismo. Pero lo más terrible es que esto suceda a veces «dentro» de la Iglesia Católica, una, santa y apostólica.

Ya se va considerando como normal que el binomio protestante confusión-división esté generalizado dentro del campo católico. Ya parece darse como un hecho admitido y admisible que, sin que haya posteriormente excomuniones o suspensiones a divinis, se difundan públicamente dentro de la Iglesia grandes herejías. Un autor afirma que «la Iglesia es un gran obstáculo para entender el Evangelio» (J. M. Castillo, ex S. J.); otro afirma que Jesús –el Jesús histórico, se entiende– nunca pensó en fundar una Iglesia (J. A. Pagola); otra se reconoce con derecho a disentir públicamente del Magisterio apostólico (Sor Teresa Forcades); otro reconoce que la Humanæ vitæ fue un error, muy perjudicial para la Iglesia (Card. Martini); no faltan quienes apoyan una ley que facilita más el aborto (J. Masiá, S. J., Instituto de Bioética Borja), o que se muestran favorables al ejercicio normalizado de la homosexualidad; otros afirman en las conclusiones de su congreso que los poderes eclesiales «han llevado a cabo una inversión de los valores hasta hacer irreconocible el mensaje y la praxis de Jesús de Nazaret. La jerarquía ha sustituido el Evangelio por los dogmas» (Asociación de teólogos y teólogas Juan XXIII), etc. No merece la pena que multiplique los ejemplos. Bien saben los lectores que tesis heréticas y cismáticas como éstas abundan hoy en ciertos ambientes católicos como los mosquitos en un pantano insalubre.

Pareciera, pues, que no pocas Iglesias locales católicas aceptan en la práctica configurarse al modo protestante. En la Iglesia Católica, allí donde la confusión y la división se generalizan entre los fieles, es evidente que se ha degradado la Iglesia en clave de protestantización. Si «los cristianos de hoy, en gran parte, se sienten extraviados, confusos, perplejos e incluso desilusionados» (Juan Pablo II, 6-2-1981), ¿no se debe a que numerosas actitudes heréticas, cismáticas y sacrílegas permanecen tantas veces impunes durante decenios dentro de la Iglesia, como es normal en las comunidades protestantes?

En la reciente constitución apostólica Anglicanorum coetibus (4-XI-2009) se dispone, al señalar las condiciones necesarias para recibir en la Iglesia a la Comunión Anglicana Tradicional, que «el Catecismo de la Iglesia Católica es la expresión auténtica de la fe católica profesada por los miembros del Ordinariato» (I, § 5). ¿A aquellos católicos que difieren públicamente en forma escandalosa del Catecismo de la Iglesia en graves cuestiones habría de exigirse lo que se va a exigir, lógicamente, a los anglicanos vueltos a la Iglesia católica? Si así fuera, mientras unos entran en la Iglesia, otros tendrán que salir de ella.

3.– El influjo del liberalismo vigente cohibe también en no pocos Obispos el ejercicio pleno de su autoridad de enseñanza y sobre todo de gobierno pastoral. La Sagrada Escritura enseña siempre que toda autoridad viene de Dios: él es el Señor, el Auctor del cielo y de la tierra, de quien dimana toda verdadera auctoritas, sea familiar o política, docente o religiosa. «Toda autoridad viene de Dios» (cf. Rom 13,1-7; 1Tim 2,1-1; Tit 3,1-3; 1Pe 2,13-17). Y por supuesto Obispos, presbíteros y diáconos reciben directamente de Cristo toda autoridad para enseñar, santificar y regir al pueblo que le es confiado (CD 2; PO 4-6). Éstas son verdades evidentes para cualquier creyente.

Por otra parte, toda autoridad es una fuerza acrecentadora y unitiva (auctor-augere, acrecentar), que estimula el crecimiento de personas, familias, comunidades, sociedades, manteniéndolas en la unidad por la obediencia, y facilitando así grandemente la comunión del amor fraterno. Por eso, donde la autoridad se debilita, viene necesariamente el decrecimiento y la división.

Pues bien, como ya vimos (post 36), el alma misma del liberalismo es la negación de la Autoridad divina. El Señor no es Dios, el Señor es el hombre. La autoridad no viene de Dios, viene del hombre, del pueblo. La voluntad humana se afirma en sí misma de forma absoluta y autónoma, rechazando toda Voluntad divina que le obligue. La libertad del hombre es total, y no está obligada ni a Dios, ni a la naturaleza, ni a la tradición. Estas convicciones diabólicas han venido a ser la misma forma mental y espiritual del mundo moderno. Son errores satánicos que, aunque sea en formas diversas de liberalismo, más o menos radicales, están permanentemente afirmados en todos los ámbitos de la sociedad. Por tanto, el influjo de la cultura liberal ha de debilitar necesariamente toda autoridad, también la Autoridad apostólica, si ésta, acomodándose más o menos al mundo secular, no se afirma suficientemente en la fe para ejercitar su autoridad al servicio del pueblo cristiano. La profunda debilitación que tantas veces hoy se aprecia en el ejercicio de la Autoridad apostólica ha de explicarse, pues, en clave de liberalismo.

Todas las encíclicas anti-liberales de la segunda mitad del siglo XIX y primera del XX aseguran con insistencia que al desvincular de la Autoridad divina las autoridades humanas, éstas van a quedar trágicamente devaluadas, perdiendo su dignidad y su fuerza, para daño y dolor de familias, sociedades, naciones, y también, por supuesto, diócesis, parroquias, seminarios, librerías religiosas, facultades de teología, universidades católicas, comunidades de vida consagrada, etc. La historia ha confirmado ampliamente el pronóstico. Todos los horrores del mundo moderno, en todos los ámbitos de la sociedad humana, proceden de la soberbia liberal. Como digo, ésta es una enseñanza central en todas las encíclicas anti-liberales. Recordaré solo, a modo de ejemplo, aquellas palabras de León XIII: «negar que Dios es la fuente y el origen de toda autoridad política [o de cualquier otra índole] es despojar a ésta de toda su dignidad y de toda su fuerza» (enc. Diuturnum illud, 1881, n.17).

Es, pues, perfectamente normal que hoy en las Iglesias más afectadas por el liberalismo mundano vigente la lucha contra el herejías y sacrilegios sea hoy muy insuficiente. De hecho –aunque se conserve la convicción teórica contraria–, viene a estimarse que «es preciso respetar todas las ideas», y que «la libertad de expresión es una prioridad absoluta», a la que ha de sujetarse la misma ortodoxia. Entonces, la Autoridad apostólica, en la medida en que se mundaniza, espera la paz y el bien común no tanto de la verdad, de la obediencia al Creador y al orden por él establecido en el mundo creado, sino de una tolerancia universal, que todo lo admite, menos las afirmaciones dogmáticas. En suma: es normal que si una Iglesia local se encuadra en las coordenadas protestantes y liberales, venga a despreciar la autoridad, la obediencia, la disciplina eclesial, el Magisterio apostólico, los dogmas, la ortopraxis moral y litúrgica.

4.– La ley canónica, sobre todo la ley penal, con frecuencia no se aplica, lo que debilita gravemente la Autoridad apostólica. Aunque también podría aplicarse aquí el principio de la causalidad recíproca, diciendo que la debilitación de la Autoridad apostólica trae consigo la inaplicación de las normas canónicas penales. Causæ ad invicem sunt causæ: son causas que se causan mutuamente. En ciertas Iglesias locales, donde hace ya muchos años se difunden herejías innumerables y se cometen sacrilegios impunemente, especialmente en las celebraciones litúrgicas, puede decirse que la ley canónica penal ha caído en desuso: de hecho, no está vigente –fuera de casos absolutamente excepcionales–. Por tanto, podría decirse, aunque parezca increíble, que en esa Iglesia local se estima que, al menos en cuestión de herejías y sacrilegios, es mejor para el bien común del pueblo cristiano no aplicar la ley canónica que aplicarla, porque su aplicación traería males mayores. Pondré solo el ejemplo de una norma canónica habitualmente ignorada:

«Debe ser castigado con una pena justa 1º, quien enseña una doctrina condenada por el Romano Pontífice o por un Concilio Ecuménico o rechaza pertinazmente la doctrina descrita en el c. 752 [sobre el magisterio auténtico en fe y costumbres], y, amonestado por la Sede Apostólica o por el Ordinario, no se retracta» (c. 1371).

Podría hacerse un listado de cientos, de miles de cristianos docentes y rectores que están directamente incursos en ese canon, sin que jamás se les haya aplicado sanción alguna –si bien es cierto que tampoco han sido amonestados en la mayoría de los casos–. Muchos de ellos ocupan cargos principales en no pocas Iglesias. Por tanto, ha de afirmarse como verdad evidente que la suspensión habitual de esta norma canónica durante medio siglo ha hecho posible en el campo católico que, impunemente, miles de filósofos, teólogos, historiadores, liturgistas, moralistas, predicadores, escritores, párrocos, catequistas, «hayan esparcido a manos llenas ideas contrarias a la verdad revelada… verdaderas y propias herejías en el campo dogmático y moral» (cf. Juan Pablo II, 6-2-1981).

Y notemos que el canon dice debe castigarse con pena justa; no dice puede.

La verdad siempre es alegre. No quiero seguir adelante sin hacer un alto para dejar bien clara otra verdad importante. Los diagnósticos precedentes pueden parecer tristes y pesimistas, pero no lo son, porque son verdaderos. Y nunca la verdad es negativa, triste y agobiante. La verdad es siempre luminosa, alegre, santificante, buena para una mayor unión con Dios y con el prójimo, medicinal, liberadora: «la verdad os hará libres» (Jn 8,32). Quienes arruinan, entristecen, confunden, dividen y debilitan a la Iglesia son aquellos que difunden el error y la mentira por la palabra o el silenciamiento culpable. Y son tantos.

La Iglesia es y será siempre «la columna y el fundamento de la verdad» (1Tim 3,9). Hay Iglesias católicas locales agonizantes, debido a la abundancia del error. Esto es una verdad evidente. Pero la Iglesia universal es indefectible en la verdad, y las fuerzas infernales de la mentira nunca podrán vencerla. De hecho es hoy, como siempre, la Iglesia Católica, dirigida por el Papa y los Obispos, la que mantiene encendida en medio de la oscuridad del mundo la verdadera luz de Cristo: la divinidad de Jesús, la plenitud del culto litúrgico, los siete sacramentos, la vida religiosa, las misiones, la monogamia, el horror del aborto y de la anticoncepción, la Autoridad divina como fuente de toda autoridad, la fe en la razón y en la libertad del hombre… ¡Es la Iglesia Católica el sacramento universal de salvación, y es ella la que florece también hoy en santos, en grandes santos!

Más aún. Solo la Iglesia Católica está plenamente asistida por el Espíritu Santo, que la conduce hacia la verdad completa (Jn 16,13). Por eso, a diferencia de otras comunidades cristianas, el error no puede arraigarse durablemente en la Iglesia. Nestorianos, monofisitas, luteranos pueden perseverar en los mismos errores doctrinales durantes siglos. Pero eso no puede darse en la Iglesia universal. Y tampoco puede darse en una Iglesia local católica, porque o se reintegra en la verdad de la Iglesia, o deja de ser católica.

José María Iraburu, sacerdote

Índice de Reforma o apostasía

28 comentarios

  
Almudena
A mi, ciertamente, no me cabe en la cabeza cómo hay quien se empeña en seguir dentro de La Iglesia Católica sin estar de acuerdo con sus enseñanzas y magisterio. No me cabe, no lo entiendo. Con lo fácil que es decir: me voy, no comulgo con esto ni lo otro, así que me voy. ¿Qué interés les puede mover a permanecer dentro? ¿Porqué lo hacen?. Decía Juan Pablo II que las ideas se proponen, no se imponen, pues está claro, márchate, nadie te echa, uno solo sabe si quiere o no quiere quedarse. Si alguno de estos que critica tanto a La Iglesia me lo quisiera explicar... se lo agradecería.
14/11/09 12:45 PM
  
Asombro
Escuche Padre, perdone mi anterior carta, es algo grosera y le pido disculpa. Pero quiero que entienda que esos articulos producen un impacto negativo en muchas personas, y deberia tenerlo en cuenta cuando los escribe. Puede que sea lo que busque, pero yo no creo que sea el mejor modo de presentar a Cristo. Producen una impresion dura y negativa. NO es la vision de un cristiano con experiencia de Dios. La experiencia de Dios no puede producir esos resultados, P. Iraburu, usted me recuerda a los curas de mi colegio, ellos no me hicieron precisamente sentir bien como miembro del rebaño.

¿Lee usted a ese sacerdote que escribe aqui? Ignacio Maria creo que se llama. Leale Padre, es completamente diferente a usted, el habla desde una experiencia mas cercana a Dios, a mi modo de ver. Vea la cantidad de respuestas que tiene, todas agradecidas (tambien la mia), porque presenta otra cara de la Religion Catolica. La suya es puramente doctrinal, moralista, censora. Nos hace sentir culpables de no ver las cosas como usted. Y eso nos aleja de su Iglesia.

En fin, lamento que no nos entendamos. Es una pena, usted deja poca apertura al dialogo. Pero no veo a Cristo del modo que usted lo ve. Cristo es amor, no dureza y amargura.

Hasta otra, que le vaya bien.
14/11/09 12:54 PM
  
Tulkas
Asombro:

Si te lees los Evangelios verás que Cristo es amor, sí, pero la sensación global que desprenden los textos es de una Terrible Majestad.

Cada uno puede quedarse con lo que quiera e inventarse su propia imagen mental de Jesús, pero ciertamente, si te paras a pensar en sus dichos y actos verás que de dulce tenía bastante poco. De hecho se lo cargaron.

La misión de la Iglesia no es aumentar su número de fieles y beatos, SINO SALVAR AL MUNDO. Y el primer acto de esta salvación es precisamente condenar el mal y advertir a los que lo obran.
14/11/09 1:34 PM
  
Almudena
¡Vaya, Asombro, menuda reprimenda le hechas al P.Iraburu! Como estoy con gripe y sin salir de casa, me da tiempo a leer y leer y a escribir. Mira, yo también leo al P. Ignacio María, y ciertamente es muy bonito lo que dice y como lo dice. Pero reconocerás que también ha tenido sus críticas, y duras por cierto, de parte de muchos ateos y otros que no piensan como el. El P.Iraburu tiene su estilo, gustará o no, eso no es obligatorio, pero no dice absolutamente nada en contra de La Iglesia y su magisterio. Si lo encuentras házmelo ver. El denunciar unos hechos no supone ser agorero, doctrinal, censor, simplemente es enfrentarse a una realidad y exponerla. Jesucristo cuándo hablaba no siempre era para pasar la mano por el lomo a sus oyentes y seguidores. Fué en ocasiones duro, muy duro, pero es que la Verdad es así, a veces es dura, pero es la que es, y por decirla acabó en una cruz, y por decirla resucitó.
Perdona Asombro, esto va con todo mi respeto y afecto.
Tampoco quiero suplantar al P.Iraburu en su defensa, el solo se las basta. Pero siempre que oigo o leo críticas de este tipo no reflexiono en la persona solo, sino en el daño que nos hacemos al hacerlas.
Dios te bendiga Asombro.
14/11/09 2:17 PM
  
Miriam de Argentina
Querido P.Iraburu: Bendito sea Dios, que quiso elegirlo de entre el pueblo y hacerlo su sacerdote!, Bendito sea el Espíritu Santo, que lo asiste y lo ilumina!, Bendito sea usted, por dejarse llevar dócilmente de la mano de Él!!!. Anoche pensaba (aún no había leído este post): qué grandeza la de la Iglesia, a pesar de la fragilidad humana sobre la que Dios quiso construírla. Usted no tiene idea lo que alegra el corazón saber que no todo está tan confundido, que aún el E.Santo ilumina a sacerdotes como usted, el P.Horacio, nuestro querido Papa, y así tal vez a un puñado de fieles pastores... ¿y sabe que?... a mi ya no me importa que sólo sea un puñado, porque la Verdad tiene luz propia y quienes buscan la Verdad la encuentra. Gracias por mostrarnos la Luz. Gracias por su valentía. Gracias, gracias, gracias!!! y GLORIA A DIOS! y nosotros: a rezar!, porque Ella prometió "Al final mi Inmaculado Corazón triunfará".
14/11/09 2:28 PM
  
Xristoforos
Para Asombro:

Me encanta la frase "Cristo es amor, no dureza ni amargura", me pregunto si en ese concepto que tiene de amor entran los siguientes versículos incómodos:

"No penséis que he venido a abolir las enseñanzas de la ley y los profetas; no he venido a abolirlas, sino a llevarlas hasta sus últimas consecuencias. Porque os aseguro que mientras duren el cielo y la tierra la más pequeña letra de la ley estará vigente hasta que todo se cumpla" (Mt 5, 17-18)

"Apartaos de mí, malditos, id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles." (Mt 25, 41)

"El que crea y se bautice, se salvará, pero el que no crea, se condenará." (Mc 16, 16)

"Porque si no creeis que Yo soy, moriréis en vuestros pecados" (Jn 8, 24)

"Vuestro padre es el diablo; le pertenecéis a él e intentáis complacerle en sus deseos" (Jn 8, 44)

Puedo seguir buscando más versículos incómodos si quiere. Pero todos señalan lo mismo: hay que decir la Verdad con claridad y todas sus letras, sin rodeos para evitar incomodar, porque eso al final es tan idiota como echar agua oxigenada alrededor de una herida que se quiere curar.
14/11/09 2:37 PM
  
Virginia
EStimado Asombro:
como respuesta a esta cuestión del lenguaje o de la expresión, te pido fraternalmente que releas (si ya lo has hecho) los capítulos en que el padre habla de los modos de expresión de la Verdad, en Jesucristo, S.Pablo, S.Francisco Javier, S. Juan Cristóstomo...en fin, en apóstoles y santos. Mira sinceramente cómo debe ser la expresión de una madre que debe amonestar a su hijo por meter los dedos en el enfhufe una y otra vez...¡es natural que lo haga con firmeza, y no cantando! Porque el "cortocircuito" entre los católicos que quieren conciliar el agua y el aceite (el mensaje evangélico y el del mundo) es MUY peligroso. Por ese camino en mis 44 años he visto dejar absolutamente la Iglesia a muchos, no porque no se los haya sabido acoger, sino porque un día se miraron con cierta honestidad en el espejo y dijeron: "nada de lo que creo es realmente católico"... Miraré el blog que mencionas, pero de todos modos, te pido de corazón que veas la claridad del padre en su modo de escribir. Contrariamente a lo que te pasa a tí, en cambio hay otros muchos que, casi caminando ya por el filo de la desespeeranza por oír la voz CLARA Y FIRME del padre, recuperan Esperanza, Fe y Comunión plena con la Iglesia... No olvides que ante el lenguaje de Jesús muchos (MUCHOS!!!) se retiraron, e incluso molestándole, lo crucificaron, y en ese momento no vemos a Cristo cambiando repentinamente el discurso y diciéndoles "bueno, bueno...vengan que no es tan así..." , sino que se limitó a preguntar a los apóstoles si ellos también se irían, a lo que Pedro le respondió "Sólo Tú tienes palabras de vida eterna".
No nos dejemos "escandalizar" por la Verdad, Asombro.. Ella está para iluminar y fecundar nuestras vidas, no para quemarnos. Te dedico mi Comunión de la próxima misa, y un saludo cordial, en María Reina.
14/11/09 4:11 PM
  
Camino Iriarte
El análisis de las causas me ha resultado muy convincente y consuela entender el porqué, o la evolución de los procesos. Así es posible aplicar buenas soluciones. En verdad que he conocido ya varios obispos que no saben-no pueden-no quieren usar su potestad sancionadora, y he conocido a demasiados católicos escandalizados y algunos malheridos por esa dejadez. Respecto a los que con encargos pastorales o docentes difunden errores con toda la potencia que esa dejadez y los altavocez anti-católicos de medios y centros les conceden, pienso qué terrible será la sentencia de Dios, y veo pocas posibilidades de conversión, pues se consideran los nuevos redentores de la Iglesia.
Insisto en la necesidad de explicar más y mejor las causas de los errores, y sus consecuencias, en la formación de los formadores. Insisto en la necesidad de agarrarnos a los buenos libros y las personas de recta doctrina. Y, claro, a la vida litúrgica y de oración, para suplicar y obtener vernos libres de estos males.
14/11/09 4:50 PM
  
Luis López
No sólo Jesús, Xistóforos, la primera comunidad cristiana, no se andaba con rodeos cuando algún miembro de la Iglesia actuaba contrariamente al Evangelio, en materias doctrinales y también morales. Algunos ejemplos: 1.- En cuanto a la conducta MORAL, Ananías y Safira murieron delante de Pedro por engañar a la Comunidad(Hch. 5, 1-11) y Pablo entregó "al brazo de Satanás" a uno con una conducta sexual escandalosa (1 Cor. 5, 4-5). 2.- Y en materia DOCTRINAL, Pablo ¡hasta deseó -de manera retórica obviamente- que se castraran los judaizantes que perturbaban a la Iglesia de Galacia! (Gal. 5,12); por no hablar de las Cartas Pastorales o las de Juan y Judas, contundentes contra los que propagaban doctrinas extrañas. Juan no duda en calificarles abiertamente como "anticristos" (1 Jn. 2,18-19). Peor que hereje o contumaz, anticristo nada más y nada menos.

¿Faltaban Pedro, Juan o Pablo a la caridad, o sencillamente ejercían responsablemente sus ministerios dentro de la Iglesia? Los obispos deben usar la corrección fraterna, pero advirtiendo cono Pablo que "Les prevengo ahora ausente de aquello que les previne en mi segunda visita a los anrtiguos pecadores y a todos en general: que cuando vuelva NO TENDRE CONTEMPLACIONES" (2 Cor. 13,2)
14/11/09 6:42 PM
  
Miguel Serrano Cabeza
A la falta de autoridad apostólica del clero que ha acabado provocando su secularización hay que sumarle el servilismo clerical del laicado, que ha acabado provocando su clericalización.

Conozco a muy pocos laicos que se hayan plantado de rodillas delante de su párroco para recibir la comunión en la boca (¡qué dirá el señor párroco!).

Aún conozco a menos que, yendo a buscar al sacerdote a la sacristía media hora antes de la misa, encima le pidan que le realice la confesión en el confesionario. ¡Y que la penitencia sea digna de tal nombre!

Una vez recibí como penitencia el no volver a hacer aquello que estaba confesando: le dije al sacerdote que entendía que me estaba negando la absolución puesto que no podía garantizar no volver a cometer nunca la misma falta. Viendo que estaba a punto de levantarme del confesionario, el sacerdote me impuso como nueva penitencia rezar un Ave María (y me dió la absolución).

Conozco a muy pocos laicos que le hayan dicho a su párroco que no van a tocar la guitarra (no me refiero a los coros parroquiales ya establecidos), que no van a hacer ninguna lectura, no van a leer el salmo ni las preces, que no van a llevar nada en el ofertorio, que no van a pasar el cepillo y que no van a repartir sobres del Domund u hojas parroquiales durante la Misa por la sencilla razón de que no pueden permitirse el lujo de dejar de participar prestando toda la atención de la que son capaces (por otra parte, los sobres del Domund o las hojas parroquiales se pueden repartir a la entrada o la salida de la Misa).

Casi no conozco a nadie que tenga la sangre fría de hacer una acción de gracias de más de dos minutos ante el Santísimo, aunque eso suponga que el párroco, presuroso, le diga una y otra vez que tiene que "cerrar".

Los fieles hemos hecho dejación de nuestras funciones. Y eso es algo que tiene que acabar.

ADVENIAT REGNVM TVVM.
15/11/09 12:25 AM
  
José María Iraburu
Eliminado definitivamente.
Como fácilmente se puede apreciar, REFORMA O APOSTASÍA, a diferencia de otros blogs, es monográfico: toca el tema de la necesidad de reformas en la Iglesia, tema ciertamente muy complejo y delicado. Es evidente que los comentarios de una persona que no cree en la divinidad de Cristo, ni en la Iglesia, ni en los sacramentos, etc., que se confiesa budista (no sé si lo dice en serio), y prefiere la recitación de sutras a la oración cristiana, no tienen nada que aportar en la Sala de Comentarios de este blog. No valen para nada, ni para nosotros, ni para él.
Tampoco yo tendría nada que hacer tratando de intervenir, aconsejar, argumentar, rebatir, en un blog que los Hare Krishna tuvieran dedicado con carácter monográfico a estudiar las posibles REFORMAS que necesitan. Si yo apenas sé nada de los Hare Krishna, ni creo en ellos, ni en sus ascéticas, etc. es absolutamente necesario que todos los comentarios que yo pusiera en ese blog serían sin sentido, sin validez alguna, no pertinentes, es decir, impertinentes. Por eso me veo en la necesidad eliminar definitamente los comentarios de quien, estando en esa actitud hacia Cristo y la Iglesia, trata una y otra vez de decirnos lo que se debe hacer en la Iglesia y lo que en modo alguno nos conviene. No tiene sentido. Solo vale para desviar la atención de los lectores lejos del tema que se expone en el artículo.
15/11/09 9:41 AM
  
Raúl
Asombro, si leyeses un poco más el Evangelio, quizás te quedarías asombrado de la cantidad de veces en las que Cristo advierte del castigo eterno, del infierno, de la gehenna eterna, del estanque de fuego...

O bueno, casi mejor no lo leas, porque seguramente vas a encontrar una visión de Jesús excesivamente moralista y censora, y te va a disgustar.

Mejor que sigas viviendo en tu mundo feliz, lejos de moralismos, censuras y demás rigideces que apartan a los hombres de Dios.
15/11/09 2:26 PM
  
Jordi MMM

Creo padre que la Iglesia debería hilar mas fino en determinados aspectos, es solo una opinión, pero leyendo lo que escribe se desprende la misma impresión.

Apunta una gran variedad de causas que motivan esa relajación y por consecuencia la distorsión del mensaje cristiano.

La falta de aplicación de las normas canónicas tal y como nos explica, ocasiona esa falta de homgeneidad y solidez que muchos encuentran a faltar. Esa suspensión habitual en la aplicación de la norma diluye la esencia y pierde intensidad.

Muchos no se sentiran comodos si se les ata en corto. Pero si me permite la metafora, con una presencia mas asidua del jardinero quitando y podando lo que no es de menester, se dara más vigor a la planta con brotes mas sanos.

Por otra parte, considero que los de Hare Krishna podrian beneficiarse de sus aportaciones humanas por poco o nada que supiera de ellos.

De la misma manera que existe gente con la suficiente calidad humana, intelectual y moral, como para aportar aspectos positivos a la Iglesia.
No es que abunden los misticos, pero convergen en muchas cosas.
15/11/09 3:50 PM
  
Manuel
Querido Padre, hace varios años que Dios providencialmente puso dos obras suyas en mis manos, Síntesis de espiritualidad católica y Caminos laicales de perfección. Han sido para mi guía, en este “gimnasio espiritual en el que vivimos los laicos”. Ahora, cuando se escuchan rumores acerca del divorcio de la Infanta Elena, y la posible solicitud de nulidad matrimonial, siento que la Iglesia se hace cómplice de aquellos que quieren engañarse a si mismos, a la Iglesia y a Dios. Por supuesto que han existido, existen y existirán matrimonios nulos, pero también es verdad que contratar a buenos abogados, hábiles en los palacios arzobispales, permite a personas que se casaron en conciencia, que han vivido juntos más de diez años y que tienen hijos de cierta edad volver a casarse por la Iglesia. Componendas que hacen mal a la Autoridad apostólica. Por cierto creo que las Infantas de España tenían tal formación religiosa que no tuvieron que realizar los cursillos prematrimoniales
15/11/09 3:55 PM
  
susi
En los carnavales del año pasado, un grupo de chicos coge las Sagradas Formas del sagrario de su pueblo castellano y las llevan en el copón a la taberna entre grandes juergas y sin que nadie les diga nada.
Mi madre, que se enteró, fue a hablar al obispado, pidiendo algún tipo de desagravio público en la diócesis, o al menos, en el lugar de los hechos. Se fue tristísima, pues le dijeron que sería peor por las reacciones adversas de la gente del pueblo, que lo vería como un meterse con los (sacrílegos)gamberros.
¿Qué habrá que hacer para evitar estas "bajadas de pantalones" y esta falta de amor a Dios? ¿Cómo es posible que una señora de a pie se moleste en ir a hablar al obispado y le contesten esto? Menos mal que uno no es católico por ciertas cosa que ve o que oye, pues,de lo contrario , perdería la fe.
Muchas gracias al P. Iraburu por sus escritos.
15/11/09 7:33 PM
  
Ricardo de Argentina
Padre, es muy cierto lo que afirma: LA VERDAD ES LUZ Y ALEGRIA. Y coherencia.
Ud. ha mencionado 4 causas de la defección de la autoridad apostólica, sabiamente ordenadas, al punto que yo las entiendo relacionadas y entrelazadas de la si, como sigue:
Cuando el liberalismo cunde entre los pastores católicos, la autoridad se resiente.
El liberalismo tiene una raíz protestante.
Y el protestantismo tiene como germen último, el horror a la Cruz.
El cual horror es, a la postre, motivo adicional de claudicación de los pastores, a la hora de ejercer su legítima y necesaria autoridad.
Cuatro causas pues, que se retroalimentan y coaligan para "desautorizar" a la Iglesia.
15/11/09 8:29 PM
  
Luis P. Escacena Potes
Miriam de Argentina escribe: "Anoche pensaba (aún no había leído este post): qué grandeza la de la Iglesia, a pesar de la fragilidad humana sobre la que Dios quiso construírla. Usted no tiene idea lo que alegra el corazón saber que no todo está tan confundido, que aún el E.Santo ilumina a sacerdotes como usted, el P.Horacio, nuestro querido Papa, y así tal vez a un puñado de fieles pastores... ¿y sabe que?... a mi ya no me importa que sólo sea un puñado, porque la Verdad tiene luz propia y quienes buscan la Verdad la encuentra"
Amén, Mirian.
Luis de España, y que Dios nos asista.
15/11/09 11:06 PM
  
José María Iraburu
ATENCIÓN COMENTARISTAS de
(36) Cardenal Pie, obispo de Poitiers –IV el relativismo liberal vigente (25-X-09)
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No sé por qué han llegado a mi ordenador todos los comentarios precedentes ahora, en bloque, el domingo 15 a fin de tarde, y los he validado ahora mismo. Ya pasó lo mismo con otro post el otro día.
Duendes informáticos.
Todos son muy interesantes, especialmente, con perdón, el de Miguel Serrano Cabeza.
También muy interesante el de Jeronimomoulia, para quien "el liberalismo político no trae sino ventajas para la Iglesia". (!)
Qué cosas hay que oir.
Sería bueno que a los cientos y cientos de millones de niños abortados en Estados liberales les pidieran su opinión sobre el Estado liberal.
15/11/09 11:14 PM
  
Daniel Lagos de Perû
Padre mio,

Con todo respeto, usted sabe que yo no me meto ni ataco a nadie, pero desde que yo comento en su Blog desde la publicaciôn 22, no ha habido tantos comentarios en respuesta a uno, como en estâ y la antepasada publicaciôn se ha respondido a un tal Asombro.

Padre estâ bien ser tolerante (prefiero la benevolencia a la tolerancia) con alguien que tiene dudas en cosas de forma, pero si alguien estâ profundamente equivocado como el caso de este Sr. que se hace llamar Asombro, en cosas de Dogma, o sea verdad revelada, o sea deposito de la fê; disculpe Padre, pero con alguien asî no se puede ser tolerante.

La verdad es una, el error es multiple: 1+1=2 verdad ûnica, 1+1=3, 1+1=4, etc,etc error, mentira.

El error no tiene derechos porque hace daNo y destruye, repito: EL ERROR NO TIENE DERECHOS, PORQUE HACE DAnO Y DESTRUYE.

Por esto Padre Josê Marîa le pido que no le de mas cabida a personas que estân en ese estado, sobre todo cuando no tienen ni ganas, ni deseo, ni la recta intencôn de ser corregidos o de que usted les aclare algo.

Padre siempre leerlo es una bendiciôn, rezo a Dios por usted.

Saludos.
16/11/09 4:28 AM
  
Héctor
Excelente artículo, solo desearía un poco mas de desarrollo en el punto del "influjo protestante" soy Latinoamericano, y la protestantización de nuestras comunidades especialmente las promovidas por movimientos de la Renovación Carismatica (que no critico el movimiento en sí sino el "catolicismo" de muchos de sus lideres), sumado con los cultos afro-descendientes (santería, candomble, brujeria etc. por cierto tengo la mala experiencia de ver sacerdotes dar los sacramentos a adeptos a estos cultos) son nuestros mayores de dolores de cabeza, y nuestros sacerdotes muy muy rara vez son capacez de condenar estas actitudes.
16/11/09 5:01 AM
  
elías antonio muvdi, pbro.
Pater: Con cuánto gusto veríamos a Miguel, "el gran caudillo", como lo dice el libro de Daniel, poner orden y disciplina, lo que está reservado para el fin del fin.
Mientras tanto, el trigo y la cizaña. El Maestro lo ha enseñado con suma autoridad: cuando esté lista la cosecha, los ángeles de Dios harán la criba. Mientras tanto, tensión, lucha, oración perseverante.
16/11/09 5:56 PM
  
Beatriz
El padre Iraburu tiene toda la razón, quizás su estilo no es todo dulzura pero no hay ningún error en su exposición.

Si hay algo que a mi siempre me ha extrañado es el silencio de nuestros Pastores, los que deben permanecer vigilantes ante errores que sólo confuden al rebaño. No por nada "episcopou" significa "el que vigila".

Los que critican al padre Iraburu no tienen idea de la cantidad de errores que pululan en la Iglesia. Aquí les detallo algunos:

- Jesús no fue visto por sus apóstoles con sus propios ojos (lo que equivale a negar la resurrección material de Jesucristo y el evangelio cuando claramente Jesús dice "un espíritu no tiene carne y huesos como yo tengo")
"Santo Tomás de Aquino afirma que
los apóstoles vieron a Cristo tras la resurrección "oculata fide" 6: No con los ojos del cuerpo, sino con los "ojos de la fe"."
Luis González-Carvajal
Esta es nuestra Fe
Teología para Universitarios
Sal Terrae, Santander-1985. Págs. 53-61

- "The point which I am trying to lead up to is the realization that seeing the risen Jesus was not an experience of empirical data; it was an experience of faith."
William H. Shannon, sacerdote de la Diócesis de Rochester
http://www.americancatholic.org/Newsletters/CU/ac0400.asp


Traducción libre:
El punto al que estoy tratando de llegar es la comprensión que la visión de Jesús resucitado no fue una experiencia empírica; fue una experiencia de fe.

Nótese que se trata de una página católica: americancatholic.org

Se están negando verdades fundamentales de nuestra fe, y son teólogos y sacerdotes! Muchos laicos se dejan sorprender por títulos universitarios...Y es por eso que laicos como yo participamos en foros y creamos blogs, porque los que deberían apacentar al rebaño, tranquilizarlos, explicarles que todo esto no es más que errores y desviaciones de nuestra fe, guardan silencio. Un silencio que los convierte en cómplices del error.

Yo particularmente no encuentro ningún error en el Concilio Vaticano II, porque interpretado a la luz del magisterio y de la Tradición se entiende perfectamente.

Pero si un teólogo o sacerdote hace una interpretación del Concilio que no coincide con lo enseñado por la Iglesia desde siempre, me doy cuenta perfectamente que esa persona está en un error.

Quienes han debido permanecer en guardia todos estos años, saliendo a la luz pública para decirle al rebaño que el padre William H. Shannon está en un error, o cualquiera de los que han mal interpretado el Concilio, no lo han hecho. Allí está la falla.

La falla no está en el Concilio Vaticano II. Si hay algún texto ambiguo pues para eso están nuestros Pastores! para dejar aclarado el asunto!



16/11/09 7:07 PM
  
Navegador
Muy interesante el artículo. Y pienso que está en concordancia con la realidad.

Con respecto al enlace que se expone en el artículo, ¿no cabría una serie de exposiciones sobre la figura del Cardenal Ottaviani???

JMI.- Hombre, caber cabría. Pero no me animo.
16/11/09 10:03 PM
  
papini
De nuevo, mil gracias, Padre, por su claridad. Abonado al "loquimini nobis placentia", Asombro se enfada por esa claridad, tan evangélica. Como no están acostumbrados a que le prediquen el Evangelio de la verdad y el del amor, sino sólo el del amor sin verdad, reaccionan así. Palabras como condenación, fuego eterno, diablo, no existen porque no encajan en el Cristo que ellos han inventado, incapaz de reconvenir y de afear conductas. Me recuerdan al inefable Bono, cuando acusó a nuestros pastores (no recuerdo a propósito de qué) de que no hacían como Jesús con la pecadora, al decirle a ésta: "tus pecados son perdonados". Y se quedaba tan pancho al no mencionar lo que seguía: "vete y no peques más".

Una pregunta, Padre: ¿no cree usted que la relegación de la verdad en favor del amoren el discurso católico contemporáneo ha producido una "metafísica dislocación de esencias" que ha llevado a toda esta confusión en el mundo católico, tal y como opina Romano Amerio? Creo sinceramente y con toda humildad que el sustrato de buena parte de sus posts puede estar en ese punto.

Que Dios le siga bendiciendo con esa lucidez tan católica.
------------------
JMI.- Pocos han vinculado mejor en nuestro tiempo el amor y la verdad, el amor verdadero y la verdad amorosa, que Benedicto XVI.
16/11/09 10:57 PM
  
albertomagno
De nuevo un artículo muy interesante y que nos abre los ojos y el corazón. Gracias, Padre, por sus artículos. A través de sus comentarios, aunque a algunos le parezcan duros, se percibe la grandeza de la Iglesia. Me estimulan a ser coherente con el mensaje de Cristo y a reflexionar cada día un poco más sobre ellos.
El comentario de Daniel Lagos de Perú me parece en parte acertado:se emplean demasiados comentarios a rebatir las reflexiones (si lo son) de alguien concreto que escribe sus comentarios en el blog. No sé los demás lectores, pero me considero con tan poca formación que puede que hasta esos comentarios me hagan desvariar y dudar de lo Verdadero y Bueno. Considero de poca utilidad para mí leer los comentarios de Asombro, directamente los estoy comenzando a saltar. ¿No sería más productivo que centremos los comentarios en la doctrina expuesta por el Padre, más que intentar adjudicarnos orgullosamente una conversión haciéndole apologética los demás? Quizás estemos intentando equivocadamente convencerle de cosas que no parece dispuesto a creer.
Animo a todos a rezar simplemente por todos los Asombros del mundo, en silencio, para que Alcancen de Dios la Gracia de la Fe y sigamos comentando los artículos del Padre. Me gustan muchísimo los pensamientos de algunos: gracias por compartirlos, eso sí que me parece más positivo.
Mi oración por todos.
17/11/09 12:07 AM
  
Edgar Hidalgo
P.Iraburu:
Me dió una gran alegría encontrarlo en este blog y leer este escrito que me ha dejado muy edificado por la claridad y el valor para escribir sobre los herejias disfrazadas de actualización de la Iglesia para esta generación.
Es importante que recuperemos la Apologética, que conozcamos no solo UNA SANA DOCTRINA sino también refutar los errores que estan minando la fe, la moral y la vida de muchos cristianos. Gracias Padre, que Dios lo siga bendiciendo y le ofrezco tenerlo presente en mis oraciones a Dios. Edgar
17/11/09 2:16 AM
  
JCA
En los comentarios de algún artículo de este blog —no me acuerdo de cuál— hay quien se ha felicitado por la desaparición del «Índice». No lo veo así: me he leído un ejemplar que era de mi abuelo, y no era un simple catálogo de obras prohibidas; cada una tenía la reseña de por qué estaba incluida —sobre todo las importantes, que estaban comentadas extensamente—. La Iglesia, y más con los medios tecnológicos actuales (Internet), debería resucitarlo como instrumento orientativo de los fieles y del clero. El problema a partir del CVII es que se han eliminado un montón de herramientas de discernimiento, por lo que no es nada sorprendente el caos actual; es un ejemplo claro de dejación por parte de la jerarquía: actualmente mucho obispo es más funcionario que pastor y teólogo.

¿Y por qué no resucitar los Autos de Fe? Que se definan los heréticos de una vez, que están machacando impunemente cada uno de los párrafos del Credo. Sólo que a los pertinaces se les condena... al paro. Se está llegando actualmente a extremos que hasta Lutero y Calvino considerarían heréticos. Me huelo que mucho «teólogo» se empecina en autodefinirse como «católico» para seguir cobrando, que montar una secta es caro y arriesgado.
18/11/09 3:05 PM
  
Marta de Jesús
Al contrario que otro comentarista, le estoy muy agradecida por #dejar hacer a Dios# a través de este blog. Le he descubierto hace poco, así lo ha querido la Providencia, y estoy leyendo todo desde el principio, años después de que usted lo escribiera.
18/07/23 8:26 PM

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