El ocaso del Cristianismo y sus presuntos culpables
Si nos atenemos a los datos sociológicos, e incluso a la simple observación de la realidad, el Cristianismo declina en gran parte de Europa. Cada día lo observamos en nuestras parroquias: Sigue viniendo bastante gente a las celebraciones litúrgicas, pero son una inmensa – o no ya tan inmensa – minoría. En gran parte, personas mayores, muy mayores. Y sí, aquí o allá, “el” joven, o “el” matrimonio recién casado, por lo general pertenecientes – el joven y los que componen el matrimonio – a algún nuevo movimiento o similar – y menos mal que existen, a pesar de los pesares, estos “movimientos” - .
En el año 2003, Juan Pablo II publicaba la exhortación apostólica “Ecclesia in Europa”. Un obispo me decía, al respecto: “el panorama trazado es apocalíptico”. En un primer momento, pensé para mí que no era para tanto. Pero sí lo es: “El Apocalipsis nos pone ante una palabra dirigida a las comunidades cristianas para que sepan interpretar y vivir su inserción en la historia, con sus interrogantes y sus penas, a la luz de la victoria definitiva del Cordero inmolado y resucitado”, explicaba Juan Pablo II (Ecclesia in Europa, 5).
La mirada se pone en el Cordero inmolado y resucitado. El Apocalipsis es un libro de consolación, surgido en un período de dificultades extraordinarias, que anima a la santidad de vida y a la fidelidad a Jesucristo, Señor del tiempo. Y la fe parece experimentar, también hoy, dificultades extraordinarias: “en amplias zonas de la tierra la fe está en peligro de apagarse como una llama que no encuentra ya su alimento”, afirmaba Benedicto XVI en 2009.
Si nos remontamos a las causas de esta situación, encontraríamos muchos y muy profundos motivos, que podríamos resumir en una sola palabra: “secularización”. La religión, lo religioso – entre nosotros, el Cristianismo – pasa a ser algo indiferente, sin fundamento manifesto; en definitiva, inútil. Y ésa es la constatación cotidiana: Lo que ofrecemos desde la Iglesia no es que disguste, que también, sino que simplemente no interesa. Y no interesa pacíficamente, sin grandes dramas interiores, sin el desgarro de la pérdida, sin tragedia.
Nos plazca más o menos – y digan lo que hayan dicho los teólogos modernos – , de la secularización al secularismo, entendido éste como cerrazón a la Trascendencia, va un paso. Y un paso que ya se ha dado, con visos de irreversibilidad.
La tentación, muy comprensible, es preguntarse el por qué y, acto seguido, buscar “culpables”, como un comisario de policía ansioso de resolver un caso con gran impacto mediático. Y si se buscan, los culpables, como las enfermedades, aparecen: Que si una Liturgia antropológica, que si una música desacralizada, que si un clero paganizado, que si… Hasta que si un concilio.
Yo no digo que este examen sea inútil o injusto. Hay cosas que hay que enmendar. Pero la mirada de la fe sólo se sostiene si está fijada en el Cordero inmolado y resucitado. Es la hora de la fe pura, desnuda, afianzada únicamente en Dios. Es la hora de la esperanza, que no tiene su base en un ingenuo presentimiento de que todo va ir bien. Es la hora del amor, de la caridad, amparados en la fidelidad de Cristo que no falla.
Lo demás, son parches.
Guillermo Juan Morado.
139 comentarios
Que la solución es volver la mirada a Cristo, está claro. Pero tiene que ser al Cristo de la fe, al Cristo de la Iglesia, no a un Cristo falso que algunos presentan.
1- Señalan los errores y piden la conversión de los mismos.
2- Apuntan a un futuro de gloria en caso de mantenerse o regresar a la fidelidad.
Pues en esas estamos.
Pues será hora se ponerse YA a:
- Fijar la mirada en el Cordero inmolado y resucitado.
- Afianzar la fe únicamente en Dios.
- Esperar sin ingenuidades.
- Amar, amparados en la fidelidad de Cristo que no falla.
Más que mirar al pasado o elebaorar programaciones pastorales sobre el papel, Usted nos ofrece buenas claves para empezar la reforma por nosotros mismos.
Un científico vivía preocupado con los problemas del mundo y estaba resuelto a encontrar medios para disminuirlos. Pasaba días encerrado en su laboratorio en busca de respuestas para sus dudas. Cierto día, su hijo, de siete años, invadió su santuario decidido a ayudarlo a trabajar. El científico, nervioso por la interrupción, intentó hacer que el hijo fuera a jugar a otro sitio. Viendo que sería imposible sacarlo de allí, el padre buscó algo para darle al hijo, con el objetivo de distraer su atención… De repente tomó un planisferio de una revista, y, con una tijera, recortó el mapa en varios pedazos. Junto con un rollo de cinta adhesiva, lo entregó al hijo diciendo:
- “¿A ti te gustan los rompecabezas? Entonces voy a darte el mundo para arreglar. Aquí esta el mundo todo roto. ¡mira si puedes arreglarlo bien! Hazlo todo solo”
Calculó que al niño le llevaría días para recomponer el mapa. Algunas horas después, oyó la voz del hijo que le llamaba calmamente:
- “Padre, ya he hecho todo. ¡conseguí terminar todo!”
Al principio el padre no dio crédito a las palabras del hijo. Sería imposible a su edad haber conseguido recomponer un mapa que jamás había visto. Entonces, el científico levantó los ojos de sus anotaciones, seguro que vería un trabajo digno de un niño. Para su sorpresa, el mapa estaba completo. Todos los pedazos habían sido colocados en sus sitios. ¿Cómo sería posible? ¿Cómo el niño había sido capaz?
- “Tú no sabias como era el mundo, hijo mío. ¿como lo conseguiste?”
- “…Padre, yo no sabía cómo era el mundo, pero cuando tú quitaste el papel de la revista para recortar, yo vi que del otro lado había la figura de un hombre… Cuando tú me diste el mundo para arreglarlo, yo lo intenté pero no lo conseguí. Fue entonces que me acordé del hombre, di vuelta a los recortes y empecé a arreglar el hombre, que yo sabía cómo era. Cuando conseguí arreglar el hombre, di vuelta la hoja y encontré que había arreglado el mundo…”
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Disculpenme la extensión. Pero creo que ilustra el hecho de que el problema somos nosotros mismos, nuestra (tantas veces) pobre vivencia de la fe.
Y quemarlos.
Por aclamación popular de este portal, creo que el ranking de culpables, más o menos, va así:
1º. Canónigos de todas las catedrales, por no ir al coro o, si van, cantar mal
2º. Curas en general: por no saber música, por no snetarse 24/24 horas en el confesionario, por ir de showmen, por antropolátricos, por conformistas y por sinvergüenzas en definitiva (algunos, incluso, por no usar el subjuntivo en la liturgia)
3º. Obispos templagaitas
4º. El Concilio Vaticano II en general (que no sé cómo lo vamos a quemar)
5º. Progres varios (sí, sólo en 5º lugar, aeso llegamos: si serán cujlpable y malos todos los anteriores, que los progres sólo están en 5º lugar)
SPH, SPH, SPH, SPH, SPH, SPH, SPH, SPH, SPH, SPH, SPH, SPH, SPH, SPH, SPH, SPH, SPH, SPH, SPH, SPH,
Es un proceso de siglos, que culmina con el momento en que algunos integrantes de la jerarquía de la Iglesia, en vez de reafirmarse en su identidad, identificar claramente el espíritu del mundo y centrarse en Dios, proclamaron "el culto del hombre", en un discurso de clausura del Concilio que convendría releer. En la apertura, se había hecho irrisión de los "profetas de desgracia".
Las llaves de la ciudadela fueron entregadas, y la devastación cundió.
Por supuesto que la apostasía de las masas era un proceso iniciado mucho antes. Pero se rindió el bastión, y entró el enemigo a sembrar la cizaña. Así estamos.
ISBN: 978-84-7239-967-9
120 páginas; 5 €
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Un libro breve, claro, sencillo, espiritual, que pone el dedo en las llagas actuales y llama a la conversión desde una lectura orante del Apocalipsis.
¡Y además es un gran pastor!¡Y además es mi obispo!
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Con ser cierto esto, padre, no lo es menos que hay un momento en la vida de cualquier persona que haya vivido sin fe durante años, alejada no sólo de la Iglesia sino de cualquier consideración d elo sagrado, de cuaqluier mirada de Trascendencia, un momento en que uno necesariamente se para a considerar las grandes preguntas de siempre.
Y se las tiene que responder porque, en el momento en que surgen, urgen y persiguen.
Y entonces si aparecen los grandes dramas interiores, el desgarro de la pérdida y la tragedia. Y muy malas formas de escapar a ese desgarro.
A LF, añadirle que ver qué se hace mal nos incluye a todos como objeto de la observación. Autocrítica en todos los niveles.
Pero, para los que aún estamos en la Iglesia (y que no se le ocurra a nadie echar a los que tenemos nuestras dificultades), es la hora de la fe pura, desnuda, afianzada únicamente en Dios. Es la hora de la esperanza, que no tiene su base en un ingenuo presentimiento de que todo va ir bien. Es la hora del amor, de la caridad, amparados en la fidelidad de Cristo que no falla
Buena parábola de Tineo.
Los canónigos, unos santos (que hoy no estamos en "La Regenta"). SPH.
Si esto es así, tal vez no hay nada que hacer.
Y si no es así, ¿dónde están los milagros que hicieron crecer la fe en los primeros siglos?
Porque no hubo ningún milagro que impidiera a Tunez o a Marruecos perder la fe y abrazar el islam, y yo no veo ningún milagro que impida a Europa perder la fe, y abrazar el ateismo durante unos años, y el islam de nuevo, después.
Desde luego, con criterios humanos este partido está más perdido que la revolución trotskista en Gran Bretaña, y con criterios sobrenaturales harán falta actuaciones sobrenaturales.
¿Dónde están esas actuaciones, que no dependan de nuestra patética condición, sino de la simple voluntad de Dios?
Una fe a base sólo de milagros... No. No es eso lo que aparece en el Evangelio.
Y, por cierto, milagros no faltan. Pero... Los judíos buscan SIGNOS, los griegos SABIDURÍA, y nosotros predicamos a Cristo CRUCIFICADO.
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jajajjaja
Yo, lo que leo por ahí: que la culpa de todo la tienen los canónigos catedralicios...que si no cantan, que si no edifican al pueblo que para eso están, que si no van al coro, que si el liturgo, o sea el obispo, no es más culpable que los canónigos catedralicios...
Oiga, apdre, si lo dicen sabios que saben tanto, ¿quién soy yo para dudarlo?
Y mire luis, lo bien que ha pillado el sentido del post, eh
En mi opinión, el desinterés no se refiere a la religión (todos necesitamos "salvación" o ayuda en momentos difíciles), sino a la liturgia. Lo resume esa frase tan manida de que "la misa no dice nada".
Editar... ¡Eliminar! 13/01/10 11:43 PM
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La Misa no tiene que decirnos nada, y a la vez nos lo dice todo. La Misa es para los creyentes, para aquellos que, en la fe, han escuchado lo que Dios les dice en Cristo.
Y sin fe, la Misa no dice nada, o casi nada, por más que se nuble de incienso el templo o los cantos selectos eleven el espíritu.
Sin fe, ir a Misa sería, valga la comparación, como asistir a un rito esotérico.
Por supuesto que Dios puede servirse también de ese signo sacramental para despertar a un alma. Pero el milagro no es el cauce normal de actuación de la providencia.
No es el Cristianismo lo que está en crisis o en declive, lo que se descompone es esta sociedad, quien entrega su vida a la nada o lo que es lo mismo al diablo, no saca nada, solo sale la muerte y la deseperación.
Europa tal como la conocemos languidece y se acaba, cada vez más ancianos y menos niños, pero no se acaba el Cristianismo, ni la Iglesia, esposa de Cristo, el Espíritu Santo o Paráclito está con nosotros desde Pentecostes; No tengais miedo, estaré con vosotros hasta el fin de los tiempos, dice el Señor.
Muchos llamarán a la Puerta pero ya no se les abrirá
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Sólo me refería a Europa.
Ya sé que la Iglesia no está en riesgo. Entre nosotros, sí.
Para empezar, se nos debereía notar más felices. Felices no de manera bobalicona, obviamente, sino como personas con esperanza. Eso se tiene que notar.
El episodio de Pablo en el Areópago, le hizo parecer estúpido ante los griegos, que buscan la Sabiduría, por hablar de la Resurrección. Pero “algunas personas se unieron a Pablo y creyeron. Entre ellos estaba Dionisio, miembro del Areópago”
(17.34).
Hace poco, en noviembre el Papa nos animaba a esto:
Benedicto XVI: evangelizar los nuevos areópagos
Y hacerlo con realismo.
Yo creo que lo realista es darse cuenta de qu la Iglesai se aparece al occidente secularizado como algo del pasado, algo caduco.
Si mostramos "el Dios desconocido", el que realmente busca todo ser humano, pero cree que no puede encontrar en una institución como la IC, que le suena a cosa de un pasado irremediablemente mudo para el hombre de nustro tiempo, tenemos que hacerlo con un lenguaje nuevo, unos medios nuevos, unas formas nuevas. Como a nuevo les sonó a los atenienses del areópago, al menos a los que sí se convirtieron.
Una forma nueva es, por ejemplo, mostranos más felices nosotros, como lo que somos: personas con esperanza. Y usando, como dice el Papa, un lenguaje inculturado:
el Apóstol de los Gentiles ... en Atenas, tras haber predicado en numerosos lugares, se dirigió al areópago y anunció allí el Evangelio usando un lenguaje que hoy podríamos definir ‘inculturado’
http://www.zenit.org/article-33302?l=spanish
¿No nos parecemos un poco a los apóstoles cuando zozobraba la nave en el mar de Galilea?.
Yo antes iba poco a misa, mi religión era un poco a la carta, pero ya no es así, ¿Por qué?, personalmente tengo una sed de Cristo como no la tuve nunca antes, y estamos en una época de profunda apostasía, pero en el fondo no será también de renovación.
Donde abundó el pecado sobreabundó la gracia.
No tengais miedo, dice el Señor.
Un saludo y muchas gracias.
Y Europa no es cualquier cosa; Europa, hoy, es Africa dentro de 200 años, Sudamerica dentro de 75 años, o China-India dentro de 50.
Vale que el Espiritu Santo no abandone a la Iglesia, pero igual sí permite que se reduzca a su minima expresión y ¿entonces? ¿qué intervención es esa? Si la venida de Cristo ha de producirse en medio de un mundo indiferente a la religión, tampoco tiene sentido preocuparse por nada más que por cumplir el deber.
¿Dónde están los milagros -entendidos en el sentido de actuaciones de Dios para defender su Iglesia-, dónde la actuación del Espíritu Santo, si todo se reduce a declinar lentamente hasta casi desaparecer?
¿Se puede entender esa promesa de asistencia, en cambio, como un compromiso de mantener la fe, aunque sea a nivel mundial?
Ahí, ahí, Yolanda. Estoy hartísima de que se culpe de todo a los curas, obispos, Roma...
¿ Y cada uno de nosotros, qué ???? Siempre quejándonos y aterrorizados ante la muerte. ¿ Creemos o no creemos ? Porque los demás nos observan mucho más de lo que imaginamos. No lo dirán, pero buscan respuestas. Y una de las mejores debería ser nuestra propia vida, nuestra pobreza apoyada en Cristo.
Tampoco se trata de dejar de ser humanos, claro. Pero si se dice popularmente que la cara es el espejo del alma me parece que algo debería reflejar nuestro aspecto y nuestra vida, nuestra forma de afrontar los problemas.
Se dice muchas veces que hoy el mundo necesita más testigos que maestros. Pero resulta que el testigo es el mejor maestro.
Pues eso mismo.
"Como consecuencia de este modo de pensar, la Iglesia, en un próximo futuro no será la forma de vida de toda la sociedad; no habrá una nueva Edad Media, al menos, en los próximos tiempos.la Iglesia será por así decirlo, un movimiento compementario, cuando no contrario a la ideología dominante; pero continuará presentándose, de modo siempre nuevo, como algo necesario y razonable para el hombre"
Nuestros máximos representantes asumen esta nueva época época en la que ya no se aspira a la hegemonía, al menos durante un tiempo, y nos situamos como un movimiento casi marginal, en sentido contracultural. No habré que ser pesimistas mientars exista el "pequeño rebaño". Pero con la seguridad de no desaparecer nunca y de tener siempre un mensaje NUEVO que ofrecer.
El espíritu del concilio optó por la primera.
Con su perdón, tal vez sea lo mejor que sean pocos, pero buenos católicos; como dice Jesús, m uchos son los llamados pero pocos los escogidos. La salvación es para todos; pero como decía Maeztu; la única igualdad con la que cuenta el hombre es la posibilidad de salvarse o de perderse. Si se pierden, que no digan que fue por nuestra culpa.
¿Qué problema hay en "estar con" la Aeterni Patris y con el CVII?
Asumamos que nos situamos como un movimiento casi marginal, en sentido contracultural, porque que "en los próximos tiempos, la Iglesia será por así decirlo, un movimiento compementario, cuando no contrario a la ideología dominante; pero continuará presentándose, de modo siempre nuevo"
El hombre, por su naturaleza, tiene sed de trascendencia, pero la Iglesia de los últimos 100 años no es capaz de guiarle en la búsqueda de de Dios. No es culpa de la Revolución Francesa, el liberalismo o el marxismo sino de los propios creyentes.
Aparte de eso, no hace falta ser un lince para darse cuenta que desde 1969 ese proceso se ha acelerado. Ahora podremos hablar de la apostasía general y del apocalipsis, pero yo, a diferencia de tantos hombres, tengo esperanza en la parusía que limpiará este desorden.
También me han gustado todo lo que ha escrito Yolanda.
Yo creo, con kepa, que a la gente sólo pueden convencerle los milagros. Ahora bien, ¿hay milagros hoy? Pues claro. Yo mismo he sido testigo de muchísimos. De todos tipo. Los más importantes, los que de verdad tienen poder para convertir, son aquellos que hacen presente el amor y la unidad entre los cristianos. Que levantan la cruz de Jesucristo, escándalo y necedad para los gentiles, como decía San Pablo, en medio de muestras miserias diarias. ¿Cómo se hace esto? No, desde luego, en nuestras fuerzas, pero sí con ayuda del Espíritu Santo, que nos dice que Jesucristo ha resucitado y que tiene el poder de librarnos de la muerte. Que si perdonamos, que si nos dejamos robar, humillar, que si amamos al enemigo eso no nos mata, al contrario, nos da una felicidad (la felicidad de que hablaba Yolanda) que es inexplicable.
Esa felicidad, esa fiesta, esa celebración contínua, esa liturgia permanente, si queréis, que deberíamos mostrar los cristianos en medio de este mundo es un milagro impresionante. "Mírales cómo se quieren...".
Lo único que no me gusta es el título ("El ocaso del Cristianismo"). Humanamente, como decía alguien, tenemos el partido perdido. Pero ánimo, porque es al revés, el partido está ya ganado, porque Jesucristo verdaderamente ha resucitado.
Un saludo muy cordial.
Por las víctimas del terremoto en Haití
Por los fieles difuntos
Oh Jesús, que amas a las personas, te recomendamos las almas de todos tus siervos y siervas que han salido de este mundo marcados con el signo del bautismo, signo de la fe, y ahora duermen el sueño
Señor generoso, no te acuerdes contra ellos de sus pecados de juventud y de ignorancia. Ten bien presentes sus personas en tu gloria celestial. Que se les abran las puertas del paraíso. El arcángel san Miguel los lleve hasta tí. Tus ángeles y santos salgan a recibirles, y les acompañen a la ciudad
Cardenal John Henry Newman:
"Cuaderno de Oraciones"
Afirma D. Guillermo que ya no interesa la Iglesia, que resulta indiferente. Pero yo conozco a personas que se siguen convirtitiendo. Podría dar muchos nombres de conocidos directos. Algún converso del ateísmo radial incluso terminando de sacerdote. Eso sí, esas conversiones sinceras y profundas no vienen de la parte de la Iglesia heterodoxa, sino de la ortodoxa. A medida que el mundos se seculariza empezarán a aparecer problemas más graves y en algún momento, muchas personas buscarán respuestas. Hace dos años Sarkozy en la laica Francia decía que quizá el Estado debería volver a colaborar con la Iglesia porque la Religión aporta algo que no da el Estado. Eso sí, tal como está la Iglesia en Francia no sé si ese algo sería encontrado en ella.
en definitiva, cuando han surgido grandes crisis, la Iglesia no se ha cruzado de brazos, sino que ha buscado la raíz del problema y ha procurado reformarse (en el sentido ortodoxo).
Está claro que algo falla, pero si vemos que sigue atrayendo a la gente a Cristo, podemos comprobar los fallos cometidos. Si, por ejemplo, movimientos de laicos como el Regnum Christi (a pesar de lo descubierto de su fundador) o el Camino Neocatefumenal cuentan con una salud envidiable, algo tenemos que deducir. Los grupos o parroquias fieles al Magisterio, no mueren, siguen renaciendo. Entonces, eso es una pista.
Asombra que con un patrimonio espiritual de tal magnitud exista un ocaso en la fe del mundo moderno. Haría una simple pregunta ¿Que lugar ocupan ambos en las catequésis y en la formación cristiana de niños y jóvenes?
Así vamos. Si negamos que el pecado lleva en sí mismo la propia penitencia, es decir, si el pecado es destructivo per se, sin necesidad de que nadie divino o humano nos inflija ningún castigo, no hay necesidad de redención, ni de salvación, ni de nada. ¡Estamos tan a gustito!
Teología de la buena, por favor. Más Redención por la Sangre de Cristo y menos moderneces milongueras.
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Muy interesante, desde luego. A menudo niños educados en la fe se pueden encontrar catequésis que, en fin... O se les enseñan en su colegio, nominalmente católico, un puñado de rarezas.
Como dice Rojobilbao, cuando hay instituciones, como el Opus Dei, que viven la Fe de forma ortodoxa, las iglesias se siguen llenando. Es decir, que no está tan lejos el remedio a la enfermedad, ni hay porque caer en el fatalismo de lo inevitable. La respuesta nos la está dando Dios en quienes le son fieles, en las familias numerosas, en los conversos, en los sacerdotes que predican íntegro el Evangelio y llenan las parroquias, en un Papa magnífico y clarividente que señala las causas de la apatía espiritual que vivimos. Europa no está condenada al ateísmo o la indiferencia, ni mucho menos.
Queridos hermanos y hermanas:
En el siglo trece surgieron las órdenes mendicantes, llamadas así porque buscaban la ayuda de la gente para poder vivir y cumplir su misión. Las más conocidas fueron los franciscanos y los dominicos, fundados por Francisco de Asís y Domingo de Guzmán, respectivamente, los cuales supieron enfrentarse a los desafíos de la Iglesia de su época. Frente a la pretensión de algunos que, anhelando una vida cristiana más autentica, se alejaban de la comunión eclesial, demostraron que era posible vivir la pobreza evangélica sin separarse de la Iglesia. Se entregaron con incansable celo a la predicación, a la enseñanza y al acompañamiento espiritual de los fieles, satisfaciendo la necesidad que sentían de una vida espiritual más intensa. Supieron también adaptarse con flexibilidad a las necesidades pastorales provocadas por el crecimiento de las ciudades en detrimento de las zonas rurales. Participando activamente en la vida cultural de su tiempo, llegaron a incidir significativamente en el desarrollo del pensamiento. En definitiva, la aparición de las órdenes mendicantes es un ejemplo concreto de cómo lo santos son los auténticos reformadores de la Iglesia, capaces de promover una renovación eclesial estable y profunda.
"La gran aportación del mensaje cristiano, sin duda alguna, es la conversión… La paz no será definitiva si no va acompañada de muchos procesos personales de transformación interior."
Es decir, justo el meollo de lo que predicaba Jesucristo por toda Palestina "¡CONVERTÍOS y CREED EN EL EVANGELIO!". Nada más y nada menos. Pero como aquí da igual todo, creer que no creer, confesarse que no confesarse, convertirse que seguir viviendo como a uno le viene en gana..., pues así nos va.
Y eso sin decir nada del asunto de la salvación del alma...especie prácticamente extinguida en la gran mayoría de la predicación dominical habitual de demasiadas parroquias. Así nos luce el pelo.
Con todo el catolicismo resiste, el sector luterano-calvinista está en la UVI, y con pocas posibilidades.
La medida sociológica es un dato, pero no el dato sobre la autenticidad de millones de cristianos, que se mide de otra forma, y cuyos indicadores están en los Evangelios.
La respuesta está en los seglares, y, utilizo este término y no el de laicos ex profeso.
Uno de Ciencias.
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Buena cita, rojobilbao.
El artículo de D. Guillermo describe muy bien el diagnóstico de lo que hoy pasa, pero no estoy de acuerdo con las conclusiones.
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¿Podía decir con qué conclusiones no está de acuerdo?
Y donde se predica rectamente, ¿acuden multitudes ansiosas de oír recta predicación?
Y la gente por la calle, mayoritariamente, busca eso?
Claro que es importante la predicación, la catequesis, la Liturgia... Todo ello es importante y necesario. Pero también asumir la situación, que es la que es, y que pide, pienso yo, una respuesta de ahondar en la base de la fe, en la contemplación de Cristo, que está vivo y que acompaña a su Iglesia en los momentos de dificultad.
Saludos
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Pues mire, no creo que sea así ni siempre ni necesariamente. En muchas parroquias se predica la doctrina católica.
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Sin duda. Claro que sí. Yo eso no lo he negado en absoluto. Fíjese que en el texto del post digo:
La tentación, muy comprensible, es preguntarse el por qué y, acto seguido, buscar “culpables”, como un comisario de policía ansioso de resolver un caso con gran impacto mediático. Y si se buscan, los culpables, como las enfermedades, aparecen: Que si una Liturgia antropológica, que si una música desacralizada, que si un clero paganizado, que si… Hasta que si un concilio.
Yo no digo que este examen sea inútil o injusto. Hay cosas que hay que enmendar.
vida cristiana = eficacia apostólica exitosa.
No me parece que sea siempre así, ni que lo sea necesariamente.
Desde luego, personalmente creo que la lección aprendida tras el Concilio, es que la clave no está en amoldarse al mundo contemporáneo, como hicieron tantos católicos y casi todo el protestantismo. El mundo moderno afirma soberbio que las respuestas a las preguntas del ser humano ya están dadas aquí, en la realidad terrenal. Pero sabemos que no es así y que, a pesar de ser opinión dominante, rascando un poco cualquiera puede reconocerlo.
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Sí, de acuerdo.
23. « Esto dice el que tiene las siete estrellas en su mano derecha, el que camina entre los siete candeleros de oro [...], el Primero y el Ultimo, el que estuvo muerto y revivió [...], el Hijo de Dios » (Ap 2, 1.8.18). Jesús mismo es el que habla a su Iglesia. Su mensaje se dirige a cada una de las Iglesias particulares y concierne su vida interna, caracterizada a veces por la presencia de concepciones y mentalidades incompatibles con la tradición evangélica, víctima a menudo de diversas formas de persecución y, lo que es más peligroso aún, afectada por síntomas preocupantes de mundanización, pérdida de la fe primigenia y connivencia con la lógica del mundo. No es raro que las comunidades ya no tengan el amor que antes tenían (cf. Ap 2, 4).
Se observa cómo nuestras comunidades eclesiales tienen que forcejear con debilidades, fatigas, contradicciones. Necesitan escuchar también de nuevo la voz del Esposo que las invita a la conversión, las incita a actuar con entusiasmo en las nuevas situaciones y las llama a comprometerse en la gran obra de la « nueva evangelización ». La Iglesia tiene que someterse constantemente al juicio de la palabra de Cristo y vivir su dimensión humana con una actitud de purificación para ser cada vez más y mejor la Esposa sin mancha ni arruga, engalanada con un vestido de lino puro resplandeciente (cf. Ef 5, 27; Ap 19, 7-8).
De este modo, Jesucristo llama a nuestras Iglesias en Europa a la conversión, y ellas, con su Señor y gracias a su presencia, se hacen portadoras de esperanza para la humanidad.
Juan Pablo II, Ecclesia in Europa.
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Tenga usted un poco más de pudor
Y supongo que esa agresividad cpon que os empleáis soluciona todos los problemas, ¿no? Además, despues de leer vuestras infinitas quejas (¿de las parroquias?, ¿de los religiosos?, ¿de la predicación de los curas? ¿de qué?), no me queda claro cuántos culpables habéis encontrado ya. ¿Todo el mundo menos vosotros dos, los colegios del opus y ¡oh, cielos! los LC?
Y:
Apegarse al Magisterio. Así de simple
Vaya, que en las parroquias, en los presbiterios, en las catequesis, nadie se apega al Magisterio.
Va a ser cuestión de tener mejor disposición. Por la predicación de los buenos sacerdotes en los nuevos areópagos, como sugería el Papa, ¿no hay gente que se acerca más a la Iglesia? Yo os aseguro que sí.
Es la hora de la esperanza, que no tiene su base en un ingenuo presentimiento de que todo va ir bien. Es la hora del amor, de la caridad, amparados en la fidelidad de Cristo que no falla... no de andar cazando como culpables a los únicos sobre cuyos hombros se sostines, aunque sea renqueante, el colosal edificio milenario de nuestra Iglesia. Que no son, precisamente, los hombros del iluminado de turno, sino de los miles de hombres con vocación de santidad, que han renunciado a una vida muelle por segurri a quién les llamó, en humildes y difíciles parroquias: los sacerdotes de Cristo.
Comprendo las posturas como las de Abigail o Apostólico, que lo que les sirve y ayuda es la "senda estrecha", pero para otros esa senda puede resultar tan, tan estrecha que nos quedemos en la cuneta. ¿Razones?. El "palo" nos hace huir, pues bastantes palos da ya la vida como para que encima te los encuentres en el lugar donde debería reinar la caridad y la acogida, bastante inclemencia existe fuera como para que dentro te encuentres con lo mismo y en todos los sentidos o peor, ya que cuando se está fuera (y de verdad), al menos tienes armas con las que te defiendes pero que abandonas cuando te conviertes, y no se acaba de comprender como es posible que muchos llamados catolicos y catolicísimos, se comporten peor que las fieras salvajes respecto al prójimo.
Muchas veces he pensado en abandonar definitivamente la Iglesia y poder responder como se merecen, sin compasión, diciendo las cosas claras, sin callarme nada (al contrario que hago ahora) a los inmisericordes.
Bueno, afortunadamente está Dios, que a todos nos acoge.
Un cordial saludo.
Casi me da cierto pudor ver que siempre tienes una lectura atenta y amable a lo que escribo.
Seguramente el testimonio que haag decir a los de fuera "mirad como se aman" no simpre sea suficiente para logar conversiones. Lo que pasa es que está por ver. Parece que damos más fácilmente un testimonio que hará exclamar "mirad cómo andan a la greña". Y ese difícilmente convierte a nadie.
No sé qué eficacia apostólica puede tener nuestro testimonio de vida. Pero al mens no demos antitestimonios.
Cuando hablaba de mostrar que somos "más felices", me refería a lo que planteaba arriba: occidente se ha secularizado hasta no ser más que un montón de seres humanos deambulando por una vida confortable, consumista y sin rumbo ni sentido; pero cuando a cada hombre individualmente se le presenta el momento de reconocer que la vida es algo serio y se encuentra con un vacío aterrador... ¿el ejemplo de quienes a la adversidad le vemos un sentido; de quienes, ante el capricho o el empeño, sabemos que cada renuncia hecha por algo que vale más, nos hace felices; de quienes creemos que perdonar nos da más felicidad que guardar rencor; de quienes no vemos nuestro destino parado ante los biens que aquí podamos acumular; de quienes hasta ante la muerte nos sabemos vencedores; de quienes tenemos esperanza...no podría ser más evangelizador que la constante controversia interna que exhibimos?
Si de algo me he ido convenciendo en los más de dos años que hace que conozco la blogosfera católica es de que la bronca continua intraeclesial no contraevangeliza. Y que nuestras miserias internas no interesan a nadie.
Reevangelizar el occidente paganizado no va a ser cosa de la forma en que ventilemos o arreglemos nuestras nimiedades internas. Occidente se ha descristianizado porque ha sido seducido por el confort, el tener, el placer y el materialismo. Cuando nos asfixiemos de angustia (los ínices de suicidos se disparan en los países más ricos y seguros) la esperanza cristiana será lo único que nos salve.
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Disculpe Yolanda, pero me gustaría que indicara en qué momento me he expresado con agresividad.
Ana, yo no digo nada de sendas estrechas, ni extremismos. Si defender íntegro el Magisterio es ser extremista y estrecho, es que la Iglesia es extremista y estrecha. El Magisterio no es estrecho, siempre es novedoso y seguirlo en la medida de las posibilidades de cada uno da la felicidad verdadera.
Es que las formas son importantes; se puede defender el Magisterio pero sin emprenderla a palos con el otro. De todas formas, después de lo que te he leído de "seguirlo en la medida de las posibilidades de cada uno" me hace ver tu comprensión hacia los demás, así que rectifico y te pido disculpas por haberte metido en el "lote".
De todas formas, has tocado un tema que a mi me trae por la calle de la amargura, y es que me parece que se pide demasiado de nosotros. Yo al menos, me veo incapaz de alcanzar todo lo que se pide. Luis dice que no es "atletismo moral", pero a mi me parece que sí; no sé, me parece que no soy capaz.
Un cordial saludo.
Lo del Apocalipsis como libro de la consolación es muy interesante. No por casualidad usó ese icono Juan Pablo II en "Ecclesia in Europa".
13/01/10 11:41 PM
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Lo siento no acepto que el libro del Apocalipsis sea un "icono" de interesante consolación.
Para aquellos a quienes no les está permitido entrar en el arcano de su exégensis -hermeneútica-. Este Libro podrá ser un "icono" -de relativa imagen consoladora. No para otros. Entre los que yo me encuentro viviendo su profecía en ya cumplida esperanza.
Por lo que respecta a la referencia que tú -Guillermo-haces a cerca de la las siete Iglesias de Asía. Bueno sería que procures fijarte antes, y tomar compromiso con lo escrito, como si procediera de Uno que tiene poder para dejar escrito sin limite de modo, tiempo y lugar:
Y ver cómo Jesús habla a estas iglesias en tiempo presente, y no en pasado ni en futuro. Y considera que así como tú admites hoy día en la Iglesia Católica el proceder de la tradición apostólica. Y entiendes que tanto fue ésta, iglesia con Pedro; como iglesia es con Benedicto XVI actualmente.
Estas Siete iglesias tienen también su origen y tradición heredada. Y cómo son jeraquizadas.
Y como dice el Libro a quienes reprende: "...de los cuales cinco cayeron, el uno existe (Filadelfia) y el otro no ha llegado todavía (Esmirna) pero cuando venga permancerá poco tiempo " (Ap.17,9-11)
¿Y porqué permanecerá poco tiempo? Pues porque estas Iglesias son los dos profetas testigos que ves en: (Ap.11,1-13) A quienes el llamado Anticristo, como está escrito, matará. Sí, matará donde lo dice.
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En todos los los momentos en que se ha expresao lo ha hecho con agresividad. Si no lo nota... será su natural.
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Ana, a la espera de que D. Guillermo diga lo que crea necesario, yo creo que lo importante es intentar seguir a Cristo y la enseñanzas de la Iglesia con humildad y Caridad. Se llega hasta donde se puede. Dios valora el esfuerzo y la Confianza en El más que cumplir o no cumplir. Lo que pasa es que se ha puesto de moda cambiar la comprensión y compasión de Dios por pretender que da igual lo que se haga, o que la Doctrina es errónea y debemos pasar de ella. Dios comprende infinitamente nuestras fragilidades y dificultades: a nadie le pide por encima de lo que es capaz.
Una cosa es la dimensión objetiva del pecado, es decir, el acto de pecado en sí, y otra es la dimensión subjetiva. Pero desde luego, la Iglesia no puede dejar de explicar qué es pecado y que no.
Saludos cordiales
"¿No hay ningún sitio donde se predique rectamente?
Y donde se predica rectamente, ¿acuden multitudes ansiosas de oír recta predicación?
Y la gente por la calle, mayoritariamente, busca eso? "
Y dice en otro comentario que hay muchas parroquias donde se predica la doctrina de Cristo.
Pues tiene usted más razón que un santo, una vez más.
Pero ya sabe, es más fácil señalar otros culpables en vez de señalarnos a nosotros mismos. Y culpar a todos y todo.
A todos los bautizados se nos dio en su día una introducción cristiana, llámese catequesis o Ejercicios en los colegios o lo que sea. ¿ Qué hemos hecho cada uno de nosotros para mantener viva esa llamita inicial y acrecentarla ?
Por lo que respecta a mi archidiócesis, veo continuamente anuncios de ejercicios espirituales, de cursos y cursillos de formación, y en el Santuario hay diariamente muchas Misas y tiempos de oración y adoración. Si esto no interesa o aburre - y mucha gente no va porque se aburre, o sea, que las cosas de Dios le aburren - o se quiere una religión a la carta, pues entonces que nadie se queje.
Deberíamos hacernos muchas preguntas individualmente, muchas.
Y luego, yo la primera, iniciar un serio camino de conversión.
"Se ha debilitado de manera increíble la conciencia de misterio, la admiración-en el grado sumo que se llama adoración-por su grandeza, su bondad su supremo valor. Me cuesta bastante esfuerzo recordar algo oído o leído recientemente sobre la realidad de Dios. se pronuncia su nombre-en vano-para seguir hacia lo que importa,y que puede ser importante, quién lo duda, pero que en el orden de la realidad es secundario, y en una perspectiva religiosa, literalmente subordinado.
Se pasa por alto el amor a Dios-noción más compleja y difícil de lo que parece, dicho sea de paso- y se lo disuelve en un vago "amor a los hombres" (cuanto más abstractos y lejanos mejor, porque rara vez se trata del próximo,es decir el prójimo). Es curioso cómo se ha evaporado lo que fue torso de la fe cristiana: la gratitud a Dios creador"
Julián Marías; Problemas del Cristianismo. Colección Biblioteca Cristiana.1995
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Pero siempre se cree que ese camino lo tienen que iniciar los demás. Que para eso los malos son los otros.
;)
Ya que dices lo de retiros, ejercicios, cursos... Claro que se anuncian. Siempre me ha parecido que no hay nada más fructífero que un retiro periódicamente (bueno, un mes de EE es algo casi imposible de hacer nadie, aunque debríamos aspirar a hecr un hueco cada tantos años para procurarlo).
Y si no, uno siempre puede retirarse para ejercitarse algo por su cuenta. Una o dos paradas breves al año en soledad, siencio, oración y lectura, con una buena confesión, y se obliga uno a "permanecer convertido".... bueno, lo más posible al menos.
Sobre todo -aunque sea un inciso que no se refiere al fondo del tema- en el paréntesis referido al prójimo (cuanto más abstractos y lejanos mejor, porque rara vez se trata del próximo,es decir el prójimo): A mí también me cuesta mucho más trabajo ser agradable con mi cuñada que con los damnificados de Haití.
Aunque el "amor a los hombres" no tiene por qué ser "vago", no debería serlo y así no habría que decir "disuelve". El amor a Dios, a quien no vemos, pasa por el amor al prójimo, a quien vemos, y en cuyos más pequeños y dolientes representantes está Cristo.
El amor a Dios se disuleve si, en efecto, se vuleve algo "vago y abstracto".Pero si tenemos la mirada en Cristo, es decir, si en el prójimo al que amamos vemos a Cristo, no "se disuelve" en nada "vago".
Ni convertir a Cristo en un Jesús majete ni a la Iglesia en el Club de amigos de Jesús, ni ninguno d esos tópicos.
Para ser de ciencias, Norberto, se te ve cierta sensibilidad (SPH)
Las he leído con gran interés.
Un saludo.
En este post he tenido la sensación, por algún comentario, o de que no he sabido explicarme con claridad o de que puede dar la sensación de pesimismo, cuando no es así. Sólo invito a la fe, a la esperanza y a la caridad. Sin explicar todos los males acusando a "culpables" - reales o imaginarios, eso es otra cosa - y sin esconder que en Europa, en parte de Europa, parece vivirse un ocaso del Cristianismo. Yo ya sé que, en el mundo, hay más católicos que nunca en la historia.
Por tanto, sursum corda, ya sé que a todos desalienta ver la decadencia numérica (sobre todo por la gran cantidad de almas que se ponen en peligro), pero mientras haya fe, esperanza y caridad, los cristianos seremos levadura de esta y de cualquier sociedad.
Ánimo a todos y bendiciones.
PD: Kepa, mira el ejemplo de las primeras comunidades cristianas. Ellos ya tenían su cupo de milagros cubierto con la muerte redentora y la resurrección de Cristo, y vivían su fe en minoría, entre burlas y no pocas persecuciones, y perseveraban alegres (con sus problemas, como todos). Y cuando el Señor les favorecía con milagros, le alababan y bendecían, y cuando nada sobrenatural les auxiliaba en su testimonio o su martirio, le alababan y le bendecían. Encomendémonos a esos primeros santos para que nos guíen en nuestra vivencia de fe, para no desalentarnos, ni pedir pruebas al Señor para ser buenos hijos.
Y no te asombres de las maravilas de internet: está para esto.
Por tanto, como dices: sursum corda
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Está muy bien este texto.
Hace dos años pensaba en estas cosas, en un viaje a Turquía.
Pensaba que la situación de la Iglesia no era, hoy, muy distinta a la del principio, en muchas cosas al menos.
Pensaba también en los discursos de Benedicto XVI en Turquía.
Un pequeño rebaño, pero la Iglesia de Dios allí.
De María viene también mucha ayuda.
Es verdad que no está garantizado que la vida entregada, la oración profunda, la buena predicación, atraigan hoy. Pero lo que sí creo que está demostrado es que mundanizarse es desaparecer. Las iglesias protestantes liberales tienen el encefalograma plano.
Apostar también, como dice Benedicto XVI, por las minorías creativas.
Lo cierto es que el día final la victoria será del Cordero, pero la víspera por la tarde puede ser Viernes o Sábado Santo (Dios bajo tierra).
Oremos unos por otros. Como dijo Mons. Munilla, no es una frase hecha.
Lo cierto es que el día final la victoria será del Cordero, pero la víspera por la tarde puede ser Viernes o Sábado Santo (Dios bajo tierra).
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Otro comentario muy profundo.
Al final, Yolanda, va a ser cierto lo de las "maravillas de internet".
¿Qué tiene internet que no hayan tenido todos los emdios anteriores de comunicación? La inmediatez, la difusión universal e instantánea.
Pero sólo es un paso más en el desarrollo tecnológico de los medios d ecomunicación. Ahora que la palabra multiplica sus efectos -para bien y para mal, exactamente igual que con cualquier otro medio- de manera inmediata y universal, ¿no ponerlo enteramente al servicio del Evangelio?
Dios bendiga Internet.
Intenet: bendice al Señor.
Eso sí, por turnos.
Yo ya casi he agotado mi cuota (aún no, pero me entiendo).
Así que, que se animen otros...
Los congregados en torno a LPD tenemos algo que decir.
El blogger, sí, la última palabra.
Cristo Resicitó, El ganó para nosotros, los que queramos y podamos llegar al final, fieles.
Un saludo muy cordial.
Tiene razón, Padre Guillermo: la mayoría de los que van a misa son mayores. Pero la vejez es normalmente la etapa fundamental de los hombres que llegan a ella: la entiendo como el “noviazgo con Dios”: La ancianidad es la preparación para la muerte que ya viene –quiero decir, Bodas del Cordero, que ya viene-. La muerte -mejor dicho, nacimiento- es el momento de esas Bodas.
Veo en los ancianos que, muchas veces, su Amor –porque ya es Amor de Cristo en ellos, y con ellos- no necesita de palabras: Amor es gozarse en la presencia del amado: El silencio, el ensimismamiento, la poca actividad de los mayores, creo, esconden su contemplación.
La religiosidad no se mide por los ritos –por ejemplo, ir a misa-, sino por la humildad. La religión es el sometimiento gozoso a Dios –reconocimiento de que todo me viene de Él, y soy feliz; por eso-.
Nadie entienda que no hay que ir a misa; antes al contrario, hay que ir a misa y, sobre todo, comulgar ya que Jesús nos dice: “El que come de mi Carne y bebe mi Sangre está en Mí y Yo en él. Así como me envió mi Padre vivo, y vivo Yo por mi Padre, así también el que me come vivirá por Mí (Jn.6,56-57).
En estos ejercicios es fácil acabar simplificando, o bien mirando hacia otro lado y nunca hacia la propia vivencia de la fe.
Yo me apunto al club de los esperanzados, y quizás ingenuos según algunos. El ocaso es sólo de una forma muy concreta de cristianismo, y vivo en la esperanza de que probablemente vendrá o quizás ya está viniendo otra forma de cristianismo, y así hasta la plenitud de los tiempos.
En la vivencia religiosa uno de los problemas que acostumbramos a arrastrar todos es que miramos demasiado la realidad a partir de nuestra particular y concreta experiencia, y un ocaso sociológico de las Iglesias cristianas que lleve hacia una vivencia de la fe más minoritaria no tengo claro que implique indefectiblemente un ocaso de la fe, sino quizás puede que lleve hasta a una purificación.
Hasta la próxima.
No se puede caer en el angelismo y pretender que los hombres no hemos de actuar. Dios nos ha dado la inteligencia para contemplar, pero también para hacer.
España está descristianizada porque está desevangelizada.
Hay una diferencia importante, una diferencia sustancial entre:
a) lamentarase -y nada más que lamentarse- de los problemas
b) buscar culpables -y quedarse ahí- de los problemas
c) encontrar soluciones a los problemas
En el post se hablaba con tristeza -y muy de pasada- de quienes se pasan la vida buscando y señalando culpables. Entre los cuales en absoluto se encuentra nuestro Papa.
Si algo escucho y leo a los mejores pastores, entre ellos el Papa, es que sin conversión íntima, personal, individual, no hay Iglesia.
Lo que no recuerdo es al Papa señalando con el índice "culpables" de la decadencia. La secularización de Europa por el materialismo reinante -motivo, causa que se señala en el post, para la decadencia- es justo lo qu vienen señalando los Papas; que por otra parte admiten la realidad: que los católicos seamos una minoría, siempre significativa y señera, en un mundo progresivamente descristianizado desde la Ilustración.
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De acuerdo.
Cristhian allí nos recueda algo que siempre me ha impresionado sobremanera del Evangelio y que siempre me conmueve recordar:
Esta tendencia a movernos por cifras a veces permea incluso hacia dentro de nosotros como Iglesia, hasta en cosas vitales como la evangelización, olvidando que nuestro Señor dejaba 99 por una sola oveja perdida. La evangelización no puede “cifrarse", porque con uno solo en todo un país que se convierta, habrá valido la pena todo lo que haya pasado y lo mucho que se hayan desgastado los evangelizadores
Dios nos cuenta de uno en uno; nos llama de uno en uno. Cada oveja perdida y recuperada en un "éxito" de la Iglesia aunque no lo sea con criterios mundanos.
Pero la gran causa, la causa de las causas es la que describe con acierto el P. Guillermo: ya no miramos a Cristo como el centro de todo lo que existe, como origen de todo sentido y de todo amor, como el Alfa y la Omega. Es más, como bien señala, parece que ni siquiera sentimos la necesidad de ser salvados.
Hoy me atrevería a decir que incluso más allá de la maldad manifiesta en el alma de muchas personas (que, sin duda, existe y se expresa de qué manera), vivimos en el reino de la mediocridad, de una mediocridad qué pesa como una losa, asfixiante, que lo empapa todo. Y de esta profunda y enorme mediocridad alienante no escapamos nadie, el primero el que esto escribe. Fijar la mirada y la vida entera en el Cordero inmolado es la actitud humana menos mediocre que existe, es un compromiso radical, cueste lo que cueste, en poner todo en Dios (sólo Dios basta, decía la santa de Ávila). Y aquí todos hacemos aguas: curas, laicos, religiosos, consagrados, blogueros, comentaristas, jubilados, ingenieros, señoras de la limpieza, etc. Vivimos apegados, quien más quien menos, a nuestros mezquinos intereses mundanos, a veces, incluso, utilizando a Dios como justificación de los mismos.
Son tiempos de purificación, pero la purificación exige renuncia y abandono de sí. Hemos de poner orden en nuestro mundo interior, en nuestro espíritu, y ello no se logrará desde nosotros mismos ni desde apoyos superficiales como la Psicología. Hemos de abrirnos al Señor, aunque perdamos esta vida terrenal. Hemos de descubrirle habitando en nosotros y en los demás, saber ver los signos de su presencia como también los del maligno. Para ello, no es necesario ser un erudito versado en multitud de conocimientos (suelen ser éstos los más escépticos y a la vez autosuficientes); basta atreverse a sentirse necesitado, y desde aquí abrirse al misterio de la propia existencia como al de una realidad que nos remite a nuestro origen. Y aunque en un comienzo produzca vértigo mirarnos de este modo, descubriremos muy pronto que es un vértigo de amor. Reconozco que apenas me he asomado a este abismo interior; sólo lo hago empujado por las circunstancias de una vida no fácil, pero cuando logro mantener la mirada, nunca me he sentido más dichoso...
En fin, perdonad porque me he extendido demasiado.
Saludos.
Un santo ya es un reformador. Generalemente, por reformador, entendemos gente que realiza cambios estructurales, que se mueve, por así decir, en el ábito de las estructuras. Y yo a esto diría que no tenemos necesidad urgente de reformadores de esos. Lo que necesitamos, es en realidad, son hombres cautivados por el Cristianismo en lo más íntimo de su interior, y que lo vivan como una gran dicha y con esperanza , convirtiéndose así en personas que viven llenas de amor, a las que nosotros, después, llamamos santos. Los santos han sido los auténticos reformadores de la Iglesia
(La sal de la Tierra)
Me llamó la atención este párrafo hace unos días. Pensé si, a mí en particular, alguna reforma estructural de cualquier índole me movería a la conversión o al acercamiento hacia la Iglesia. Traté de imaginarlo y no meparecía razonable ni verosímil.
En cambio, personas cautivadas por el Cristianismo en lo más íntimo de su interior, y que lo vivan como una gran dicha y con esperanza... vaya, eso sí, eso es diferente, eso es lo que hace creíble la Iglesia para mí: que haya en ella personas así.
Envidio vuestra Fe… Yo creo en Dios, pero siempre le estoy pidiendo que ayude a mi incredulidad…
Creo en Dios, pero no lo comprendo. ¿Por qué has hecho todo tan difícil para nosotros? ¿Por qué nos pruebas desde lo escondido? ¿Qué ganas Tú con nuestro dolor y sufrimiento?
Hace tiempo, un párroco anterior de mi parroquia, se enfadaba cuando en las misas de difuntos oía a algún devoto dirigirse a un familiar del fallecido y tratando de darle algún consuelo le decía: ¡Qué le vamos a hacer…! Dios así lo ha querido… El cura gruñía y decía enfadado: ¿Qué es eso de que Dios quiere el mal para nosotros?
Pero mi cura no sabía seguir… Se quedaba en la pregunta y daba media vuelta, de modo que nadie podía preguntarle: ¿Entonces por qué lo consiente?
El ocaso del Cristianismo… causas y culpables… Edmund Burke, escritor anglo-irlandés del siglo XVIII, decía que para que triunfe el mal sólo es necesario que los hombres buenos callen.
Y esto también es de aplicación para Dios… El silencio de Dios… Un silencio que respeta en mayor medida la libertad del malvado que la de los inocentes, a quienes aquél se la quita, junto con la vida.
Una y otra vez, en el recorrido histórico de la Biblia, el hombre justo, asustado y temeroso, pregunta a su Dios, ¿por qué el malvado triunfa? ¿Por qué en su mesa hay abundancia y sus planes se cumplen, mientras desprecia tu Justicia, aplastando al débil? ¿Por qué observas desde lo oculto la humillación del pobre, el sufrimiento del inocente, su mesa vacía de comida y llena de hambre? ¿Por qué no te indignas y sales en defensa del inocente?
¿Es que hay algo que Tú no puedas hacer? ¿No eres Tú el Creador de todo lo que se ve y lo que no se ve? Nada se te puede resistir… ¿Por qué dejas que el Maligno nos aceche? ¿Por qué le das libertad para destruirnos, para alejarnos de Ti? ¿Por qué no lo has aniquilado?
¿Seguiremos siendo libres en Tu presencia cuando muramos? Entonces, ¿por qué al Malo le dejas libre para arrastrarnos a la perdición?
Eres un Dios exigente que recoges donde no sembraste… Todo lo que has hecho muere para nacer… la semilla se pudre y muere y de ella nace una planta… Pero ellas no sienten dolor… A nosotros nos diste el dolor…
¿Por qué lo hiciste todo tan difícil? ¿Por qué mandaste a Tu Hijo a morir? ¿Por qué era necesaria su muerte, si Tú todo lo puedes…?
Pedid y se os dará… ¡Detén la matanza de los inocentes! Te lo piden muchos, desde hace tiempo… Se exponen en su cobardía para pedírtelo… ¿Por qué no cumples tu parte?
Puerto Príncipe… un terremoto en el país más pobre de la Tierra… ¿Por qué lo consientes? Tuyo es el Poder y la Gloria, Señor… ¿Por qué lo permites? Los hombres debemos acudir en su socorro, Señor, ¿y Tú, mi Dios? ¿Nada has hecho por evitarlo? ¿Sacas tu algo con su dolor?
Ocaso del Cristianismo… Tu propio Hijo nos lo advirtió: “Entonces se escandalizarán muchos y se traicionarán mutuamente, y mutuamente se odiarán… y por haberse multiplicado la iniquidad, se enfriará la caridad de la mayor parte” Éste es el ocaso del cristianismo… Pero, ¿por qué ha de ser así, si Tú todo lo puedes? ¿Por qué no acabaste con el Mal en lugar de acabar con la Muerte? ¿Por qué no lo das gratis, sin sufrimiento de nadie?
“Y si no fueran acortados aquellos días no se salvaría nadie; mas por los elegidos serán acortados”
Son tus palabras, Señor. Los hombres solos no tienen la culpa… Job sentía esta misma amargura pero oíste sus lamentos, sus llamadas y te mostraste a él y te dijo: “Te conocía sólo de oídas, ahora te han visto mis ojos; por eso me retracto y me arrepiento echándome polvo y ceniza”.
Perdónanos, porque no sabemos lo que hacemos. No podemos entenderte, eres Dios y nosotros simples hombres que creaste de la nada. Sólo Tu presencia puede consolarnos y restablecernos, como a Job. ¿Por qué no te muestras a nuestro mundo, como a Job? ¿Qué te lo impide?
Si nuestros cabellos tienes contados, ¿por qué nos abandonas? ¿Por qué te mantienes oculto?
Si no quieres arrancar la iniquidad de este mundo, si hemos de convivir con la matanza de los inocentes a nuestro alrededor y esto ya lo admite el derecho de las naciones, no dejes que se enfríe más la caridad y acaba ya con todo… Acorta el tiempo y termínalo ya.
Siento no ser una muestra de felicidad cristiana.
Saludos y perdón, D. Guillermo, por mi extensión.
La primera vez que leí esa expresón, tenía 17 años y millones de inquietudes. Fue leyendo Literatura del Siglo XX y Cristianismo, de Ch. Möeller, cuando leí por primera vez cómo respondía la literatura contemporánea (creyentes o ateos) a "el silencio de Dios…"
Ya entonces la objeción me pareció la menos consistente de cuantas pudiera plantearme. Han pasado... unos añitos y, aunque he cambiado mucho, no en eso. Ni "el silencio de Dio", ni el "problema del mal", ni las grandes cuestiones parejas me han interpelado demasiado.
Por el contrario, soy más práctica. Quizá muy elemeental. Mis principales objeciones han ido siempre por el el lado del antitestimonio personal e institucional: si la IC tenía tantos episodios vergonzosos en su Historia; si en la actualidad la IC no se hacía entender y parece que sólo sirve ara meternos miedo, culpa y terrores; si los cristianos, cuanto más "puros y ortodoxos" menos buenas personas parecían ser, si, si, si... ¿cómo iba a ser verdadero su mensaje?
Bueno, todo tiene su contrapartida y, lo mismo que me apartaban de la Iglesia y de la fe esas objeciones, sus correspondientes testimonios positivos las contrarrestan: son las personas cautivadas por el Cristianismo en lo más íntimo de su interior, y que lo vivan como una gran dicha y con esperanza y, además son institucionalmente relevantes (sacerdotes, obispos, Papas), mejor.
"Lunes, 18 de mayo, 1942
Las amenazas de fuera son cada vez más fuertes, el terror aumenta cada día. Erijo a mi alrededor la oración como si fuera un oscuro muro protector, me refugio en la oración como en la celda de un convento y luego salgo otra vez fuera, "más recogida", más fuerte, con acopio de valor. Retirarme dentro de la celda cerrada de la oración se convierte para mí cada vez más en una realidad y en una necesidad. Esa concentración interior levanta altos muros a mi alrededor, en los que me reencuentro nuevamente conmigo misma, en los que me convierto en un todo que me aleja de cualquier distracción. Puedo imaginarme tiempos futuros en los que me arrodillaré durante días enteros, hasta sentir finalmente nuevos muros protectores a mi alrededor, dentro de cuya protección no pueda descomponerme, perderme ni venirme abajo."
(Una vida conmocionada. Diario 1941-1943, Etty Hillesum. Anthropos Editorial, Barcelona, 2007. p. 93).
Ciertamente, la gran mayoría de los males que sufrimos vienen de nuestra propia naturaleza pecadora: el egoísmo que genera injusticias y discriminaciones; el afán de poder y riquezas, que genera guerras, miseria, persecuciones; el miedo y el odio, que generan tantísimos males, destrucciones, mutilaciones y violencias.
Yo sinceramente, cuando veía al Santo Padre, justamente conmovido en el campo de concentración de Auswchitz, repitiendo la pregunta "¿por qué permites esto, Señor?" no tenía ninguna duda en responder: "porque nos alejamos de tí". Del mismo modo que los hebreos sufrían las desgracias que se seguían lógicamente cuando se alejaban de Yahvé y de su ley del Bien para adorar a Baales y Astartés que les engañaban con su ley del provecho y el triunfo mundano, nosotros ahora adoramos otros Baales y Astartés: el poder, el dinero, el cuerpo, la fama... el Hombre, en suma. La adoración de esos falsos dioses, que nos prometen todo y nos engañan miserablemente, provoca la injusticia, las guerras y la miseria.
Hay otro tipo de desgracias que en principio no están causadas por el pecado del hombre: la mayor parte de las enfermedades (no pocas están causadas por nuestros vicios o por pecados como la gula o la pereza) y los desastres naturales. Yo siempre he entendido que Dios creó al mundo como es, con su mecánica asombrosa, que incluye maravillas de vida y también incluye terremotos, huracanes, tempestades, incendios y mil fenómenos adversos. Tal vez sirvan para que entendamos que sólo somos pequeñas hormigas en la Creación, y que Dios nos elevó de nuestra naturaleza animal (barro del barro) sobre todas las cosas por el simple soplo de su Espíritu, y no por nuestros méritos. A mí este tipo de fenómenos me sirve para reflexionar sobre una sabiduría que los ancianos siempre tienen presente, pero se olvida hoy con frecuencia (cuando todos vivimos como si fueramos a ser eternos): no somos apenas nada, y la vida son cuatro días. Como bien decía Nuestro Señor, estemos alerta, porque no sabemos el día y la hora en que el dueño de la casa se va a presentar y seremos llamados a Juicio. La vida que tras ese Juicio nos espera es la verderamente fundamental, y esta de la Tierra, con todo su valor y su importancia, es sólo pasajera.
A pesar de eso, también nuestros pecados pueden influir sobre esos fenómenos naturales. Pregúntate ¿por qué las mismas enfermedades y los mismos desastres naturales (los terremotos no distinguen entre rentas per cápita) en unos países apenas causan daños y muertos y en otros como el caso de Haítí son absolutamente desastrosos? Tú mismo hallarás la respuesta: la pobreza, la falta de previsión y de medios proviene de los pecados de egoísmo, de corrupción, de discriminación, de pereza, tanto de los haitianos como de los demás, que somos sus hermanos y tendremos que responder por lo que a ellos hicimos el día del Juicio.
Dios no está escondido (y en más ocasiones de las que pensamos no puede resistirse y nos echa una mano sobrenatural, lo que ocurre es que no siempre que se lo pedimos ni siempre que lo esperamos). Él creo un jardín con árboles y animales para nosotros, pero nosotros quisimos conocer la ciencia del bien y del mal antes de estar maduros para ello. Desde ese momento, el libre albedrío nos permite obrar bien o mal, y el camino que escojamos, repercutirá mucho, tanto para felicidad como para sufrimiento, en nosotros tanto como en los demás.
Afortunadamente, envió a su Hijo para que conocieramos el camino de vuelta. Como individuos y también como naciones.
Un abrazo, perdona por el rollo y espero haberte servido para algo.
La pregunta de Winston, creo, debería dirigírsela a Dios, y no a Eduardo - o a quien fuese -.
Y sí llama la atención cómo tantas personas - no me refiero a Winston - apelan al azar para explicar el curso del mundo y a Dios, para explicar los aspectos de ese curso del mundo que nos sobresaltan.
Me imagino que los terremotos, como las enfermedades, como la misma muerte forman parte de la vida. Son un hecho.
No se trata tanto de explicar el mal como de combatir el mal. No todo lo que pasa podemos evitarlo. Nuestra responsabilidad se extiende sólo a lo que podemos evitar. Y es una responsabilidad enorme.
A Dios, un Dios que nos habla en la Cruz, no creo que, como creyentes, tenga sentido pedirle cuentas de nada.
Lo que pasa es que nos empeñamos en ajustar el criterio de Dios al nuestro. Si el nuestro es un criyterio mezquino, no esperemos emter a Dios dentro y que cuadren las cosas.
He tendio tan clara conciencia de la acción providente de Dios en mi vida, en general y en ocasiones concretas, que sería injustísima si creyese que hay un intolerable "silencio de Dios" en el mundo.
"decía Nuestro Señor, estemos alerta, porque no sabemos el día y la hora en que el dueño de la casa se va a presentar y seremos llamados a Juicio",
y me ha ayudado más porque antes me has definido
"vivimos como si fueramos a ser eternos".
Señor, hazme esperar tu venida, concédeme ponerte lo primero en mi vida.
Señor Jesús, hijo de David, ten compasión de mí.
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También las enfermedades y los desastres naturales están acusados por el pecado del hombre. El pecado humano también hiere a la Creación, de igual modo que la Redención es cósmica y regnenererá al hombre y al universo entero.
Para nada puedes parecerme simple… Probablemente el simple sea yo. El “dichoso silencio de Dios” está en la inquietud de los hombres desde siempre, no es, ni mucho menos, un término moderno. Te puedo traer como ejemplo una cita del profeta Habacuc, que, según creo, corresponde más o menos al año 600 a. C.:
“Tus ojos son demasiado puros para estar mirando el mal,
no puedes estar contemplando la opresión:
pues ¿por qué contemplas en silencio a los traidores,
al culpable que devora al inocente?” Hab 1,13.
El problema del dolor y del sufrimiento de los hombres no es sólo en cuanto a las dudas que pueda plantear sobre la existencia de Dios, sino en cuanto a conocer cómo es Él.
En cuanto al testimonio de los hombres, pues ciertamente me reconforta… pero el anti-testimonio no me afecta demasiado, porque sé que estoy hablando de hombres, como yo, y las debilidades me resultan “familiares”.
Pero a Dios no lo conozco. Me atrae y me asusta a la vez.
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La justicia de Dios, la vida eterna está en otro mundo.
¿Buscas a un Dios Justiciero en vez de Justo? El ejemplo de Jesus no fué ese. Ni su mensaje o Palabra era una de un "Justiciero". Ël podría haber enviado a un ejército y aniquilar todo aquel que cometiera Mal alguno, pero no lo hizo. Podría haber sometido al hombre a su voluntad por la fuerza. Pero, no, porque dió libertad al hombre de seguirle o no, de hacer el mal o el bien, de iniciar el camino de Salvación o de condenarse.
Si Dios fuera un Justiciero, su Hijo (Trino) no habría sufrido la pasión y la muerte. Precísamente fué para nuestra propia redención. Fué para la restauración del hombre, de la esclavitud del pecado a la libertad de los hijos de Dios.
Además, si lo aplicamos a nuestras propias vidas, a su Creación, un Dios justiciero nos esclavizaría. Si, claro, terminaría con las personas injustas, ayudaría al desfavorecido, evitaría sufrimientos, pero al precio de nuestra propia libertad para errar y aprender, para seguirle o no, para elegir salvarnos o condenarnos.
Y terminaría con la libertad del hombre para actuar en conciencia, con la razón y la fe.
Hay que pedir explicaciones al hombre, Winston, no a Dios.
Muchas gracias por tu comentario, que no tiene nada de rollo y sí de interesante.
Entiendo la diferencia que haces, del sufrimiento producto del hombre y de la naturaleza. Pero creo que es una diferencia un tanto “aparente” puesto que, en realidad, según esa visión, el sufrimiento viene como castigo de Dios en ambos casos, castigo correctivo en el primero, (por alejarse el hombre de Dios), y preventivo el segundo (para que no te alejes).
Efectivamente, el pueblo de Israel, desde su Fe en Dios creador y todopoderoso, interpretaba todo lo que le acontecía como acción directa de su Voluntad. Así, el fracaso y el dolor serían castigos a su conducta impía y el éxito, la lluvia y las cosechas, bendiciones por cumplir su Ley.
Sin embargo, ésta visión entra en fuerte contradicción con la experiencia y la historia, cuando en múltiples ocasiones la maldad de los hombres disfruta de una impunidad arrogante y provocadora, mientras que a los justos y a los débiles se les multiplican las heridas. Testimonio escrito de esta contradicción son los libros sapienciales: Job, Eclesiástico y Eclesiastés que, de alguna manera, son una crítica demoledora a la “teoría” de la retribución, que era la teoría oficial de la religión judía.
Luego está el segundo problema que el hombre se plantea. ¿Es Dios quien causa el sufrimiento o sólo lo consiente?
En la obra “The mistery of Thomas Wells”, un cruel y asesino señor feudal habla con un sacerdote, perseguido por haber matado al marido de la mujer con la que se acostó, cuando éste los descubrió:
- What kind of God is that?... The kind who allows his innocent children to be murdered… Since the beginning of time your God has had us killing each other… So, I ask you again, what kind of God is that?
- I don’t claim to understand, but I do believe…
- The triumph of blind Faith… We are taught that God bears no responsibility for Evil, that Evil springs not from him, but from the freedom of choice He has granted to us…
- Well then, that freedom is a thankless gift if all the suffering in the world is the price we must pay for it…
- Sacrilege to the ears of a priest! …
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En el prólogo del libro de Job, modelo de hombre honrado y cumplidor de la Ley, queda claro que el infortunio y las desgracias que va a sufrir es Satanás quien se las producirá, con el permiso de Dios, convencido por aquél para probar si en el sufrimiento es maldecido por su siervo Job. Así, la causa de los males que van a probar al justo Job, es el diablo, pero Dios los permite.
Y entre los males que Satanás le produce están: el asesinato y robo de su ganado por los sabeos, un rayo que quema y consume sus ovejas y pastores, el ataque de los caldeos sobre su rebaño de camellos y un huracán que derribó la casa de su hijo mayor matando a todos los hijos e hijas de Job que estaban comiendo allí… Parece que las catástrofes naturales también serían causadas por el diablo para perder al hombre…
El autor bíblico no puede hacer de Dios la causa del mal, sino que sólo lo permite, y como el mal existe, Satanás también, que es su origen. Lo que no queda claro es porqué admite Dios las felonías del diablo, porqué no lo aniquiló antes de que pueda perder a los hombres, porqué no lo derrotará hasta el fin de los tiempos y el Juicio…
No, si yo no digo que sea un problema nuevo o viejo el del silencio de Dios, ni que sea justificado o no (evidentemente tiene su lógica, si no, no sería una probelma tan repetido) sino que a mí nunca me ha supuesto un problema.
Igual que tú, pienso que todo tiene que tener un sentido, una finalidad. Pero ocurre que muchas veces, la mayoría diría yo, cuando tratamos de aplicar la lógica nos creamos una imagen de Dios que es falsa, o profundamente incompleta. Como un dios de bolsillo, simplificado y recortado, acomodado a nuestra necesidad… probablemente más humano que Dios…
Y es que resulta tremendamente difícil, si no imposible, resolver contradicciones de cosas que no podemos entender… Y a veces, lo que hacemos, es olvidarnos de lo que no nos gusta, de lo que nos da miedo, para dejar la imagen más amable de Dios…
Sin embargo, conviven el temor y el anhelo de conocerle tal cual es, porque ha de ser en Él donde todo adquiera su sentido, donde encontremos la respuesta a su silencio en lo oculto compatible con que “ni un solo pajarillo cae en tierra sin disposición de vuestro Padre, y que todos los cabellos de vuestra cabeza están contados” Mt 10,29.
Gracias por tu comentario.
Intentar resolver, someter las leyes de la Naturaleza en la Creación, el Universo obra de Dios, es también, futil. No se puede pretender que Dios altere el orden natural creado por Él según nuestros criterios.
Lo mismo que si alguien se cae desde un 5º piso y fallece por la ley natural (fisica) de la gravedad, no le debe pedir explicaciones a Dios del porqué no intervino.
No son los comentarios, no es por nadie en particular porque acabo de leer el mismo tema en el blog de LF, pero me parece que muchas personas pecan de soberbia al intentar interpretar y explicar la Providencia, el enigma o el misterio y voluntad de Dios.
Lo que sí tenemos claro es que estamos en esta vida de forma pasajera, que el Mal y el Bien existen. Podemos actuar de ambas formas; que elegimos libremente la salvación, la vida eterna o apartarnos de Dios; que el dolor y la felicidad están presentes y ligados a nuestra naturaleza; que el mundo terrenal es la morada temporal del hombre, pero la ciudad celestial es la morada eterna (recordando a S. Agustín)
Francamente, sería un caos absoluto si "pidiéramos" a Dios que interviniera en cada acción humana o ley del universo. Él lo ve y lo sabe todo, pero es una soberbia tan fuera de lugar interpretar la voluntad de Dios o rebelarse contra la libertad que nos otorgó, que cada día me reafirmo más en que el hombre se cree un "dios" con derecho a explicaciones y divinidad.
Y me ha recordado uno de sus comentarios al respecto, Pater,
“Me imagino que los terremotos, como las enfermedades, como la misma muerte forman parte de la vida. Son un hecho.”
A esta misma conclusión llegaba después de haber iniciado su plática con un “ataque directo y por sorpresa”, como mejor modo de defensa. De hecho, nada más comenzar se dirigió a los niños que allí había, (que eran muchos pertenecientes a un grupo de “scouts católicos” que ha formado en la parroquia), y, ante unas imágenes de la devastación les preguntó, ¿es esto culpa de Dios?
Y a continuación, la acción de Dios, su ayuda a las víctimas, que se materializa a través de los hombres…
“No se trata tanto de explicar el mal como de combatir el mal.”
Útil refugio para acallar las dudas. Pero esa falta de explicación deja un vacío de explicación del mismo Dios, vacío que llenamos, sin darnos cuenta, de cosas ajenas a Él.
De hecho, pienso, esa apelación a la autonomía de la “Naturaleza” para no implicar a Dios en los desastres naturales, conduce a una versión de “Eywa”, (la diosa Naturaleza de Avatar), o de “Gaia”, defendida por teólogos “modernos”.
Son concepciones que “empequeñecen” a Dios. Y creo que es un error. Lo entendamos o no, todo cuanto acontece, visible o invisible, comprensible o incomprensible, por insignificante que nos parezca, debe ser consecuencia directa de Dios o de su consentimiento. Creo que éste es el Dios de los cristianos, el Dios Todopoderoso creador de cielos y Tierra, el Dios de Israel, el Padre de Nuestro Señor, el Único que sabe el día y la hora.
Qohelet llega a esta conclusión: “Aunque los justos y los sabios con sus obras están en manos de Dios, el hombre no sabe si Dios lo ama o lo odia. Todo lo que tiene el hombre delante es vanidad, porque una misma suerte toca a todos: al inocente y al culpable, al puro y al impuro, al que ofrece sacrificios y al que no los ofrece, al justo y al pecador, al que jura y al que tiene reparo en jurar. Esto es lo malo de todo lo que sucede bajo el sol: que una misma suerte toca a todos.” Qohelet 9,1.
El libro de la Sabiduría nos dice: “Dios no hizo la muerte ni goza destruyendo a los vivientes. Todo lo creó para que subsistiera… Dios creó el hombre para la inmortalidad y lo hizo a imagen de su propio ser; pero la muerte entró en el mundo por la envidia del diablo y los de su partido pasarán por ella.” Sab 2,23.
Aunque realmente no es la muerte el problema que plantea “el silencio” de Dios. La muerte está asumida dentro de la realidad de la vida. Creo que nadie querría una vida eterna aquí en la Tierra, tal y como la vida es aquí. El problema es qué tipo de muerte. Los últimos momentos, minutos, horas, días, meses o años que anteceden a la muerte anunciada pueden ser de un dolor insufrible o, simplemente, de una preparación a lo esperado, con todo cumplido, con tus hijos y los que te rodean sanos y salvos, que no te necesitan porque ya andan solos… Pero hay modos de morir que rompen el alma… Es a esto a lo que me refiero con el “silencio de Dios”.
No me extiendo más. Saludos a todos.
(Páter: a diario le hago la pregunta a Dios, pero aún no me responde. Si le pregunto a otros, es porque, a lo mejor, a ellos sí les ha dado la respuesta y la pueden compartir. Todos los días le pido: Tuyo es el Poder y la Gloria, Señor: Detén la matanza de los inocentes. Tú que nos dijiste, “pedid y se os dará”, te lo pido Señor, no permitas la matanza de los inocentes.)
Y creo que no lo ha hecho mal, pues la lectura de Caná, coincidiendo prácticamente en el tiempo con el desastre de Haití, pone de relieve la “facultad” de Dios de alterar cuando quiera el orden natural que Él mismo ha creado, lo mismo para convertir agua en vino como para detener un terremoto. Pero sólo Él sabe porqué unas veces libra a unos de las consecuencias negativas y otras veces, o a otros, no.
De modo que, para no empantanarse, en seguida habló de la acción de Dios a través de la ayuda de los hombres, haciendo el paralelismo con Caná, en donde la ayuda de Cristo (la conversión del agua en vino), necesitó la previa acción de los criados (llenar los cántaros de agua). A partir de ahí, la responsabilidad ya no era de Dios, sino nuestra.
Me parecería poco adecuado si se ha hecho ese paralelismo. En serio, me resulta chocante leer esa interpretación por parte de un ¿párroco?¿ No sé, creo que mejor tendría que escucharlo in situ y no las interpretaciones particulares escritas aquí.
En Caná se trataba de la constatación de la Nueva Alianza, de la boda de Jesús con el pueblo y no tanto el relato de un milagro de agua y vino. Los símbolos -agua- (rito judáico) -vino- (signo de amor) marca precísamente esa Nueva Alianza.
Nada que ver, ni paralelismo con un Dios como un superhéroe, el cual para terremotos, cambia el curso de huracanes o crea un caos en el Universo alterando las mismas leyes de la Creación que Él ha dispuesto.
En fin... allá cada cual con sus exigencias a nuestro Señor...
No sé si para hacer todo esto es necesario el permiso de Marcos, pero Dios parece que lo hace siempre que quiere, aunque nosotros no sepamos porqué lo quiere cuando lo quiere y no antes ni después. Dios no es un espectador del Universo, sino su Creador y quien lo mantiene. En él vivimos, nos movemos y existimos. Sin su continuo influjo vital todo desaparece en un instante. Tiene contados nuestros cabellos y ni un pajarillo cae sin su consentimiento.
¿O no es así, Marcos?
Ese ha sido el tema en el que he basado todas mis intervenciones. Interpretar la Providencia es una temeridad y bastante soberbio por nuestra parte.
Esto lo escribe alguien que hace muy pocos meses sufrió la pérdida más grande y de forma inesperada, dolorosa para los que nos quedamos en la tierra. No soy ejemplo de nada, pero incluso cuando estuve 18 horas de vuelo preguntandome desconsoladamente "Why?", nunca ese "why" era con reproche o exigencia, sino más bien a modo de entender el destino y su porqué.
No pretendía ser arisco, Winston. No era esa mi intención
“¿Quién ha abierto un canal para el aguacero
y una ruta al relámpago y al trueno…?
¿Quién engendra las gotas del rocío?
¿De qué senos salen los hielos?
¿Quién engendra la escarcha del cielo…?
¿Despachas a los rayos y ellos vienen
y te dicen: Aquí estamos?” Job 38, 25.
Detrás de todo cuanto ocurre está Dios y las leyes naturales no son sino expresión de su Voluntad, y regirán mientras Él las mantenga y las alterará cuando quiera.
“…hizo portentos a la vista de sus padres,
en Egipto, en la campiña de Soán:
hendió el mar para abrirles paso, sujetando las aguas como muros;
los guiaba de día con una nube; de noche con el resplandor del fuego;
hendió la roca en el desierto y les dio a beber raudales de agua;
sacó arroyos de la peña, hizo correr las aguas como ríos…
Pero dio orden a las altas nubes, abrió las compuertas del cielo:
hizo llover sobre ellos maná, les dio un trigo celeste, y el hombre comió
pan de ángeles… Hizo llover carne como una polvareda y volátiles como
arena del mar…
Pero con la avidez recién saciada, con la comida aún en la boca,
la ira de Dios hirvió contra ellos: mató a los más robustos, doblegó a
la flor de Israel.
Y, con todo, volvieron a pecar y no dieron fe a sus milagros;
entonces consumió sus días en un soplo, sus años en un momento,
y cuando los hacía morir, lo buscaban y madrugaban para volverse hacia Dios;
se acordaban de que Dios era su roca; el Dios Altísimo, su redentor.” Salmo 78.
Exacto. Creo que ésta es la actitud debida del hombre frente a Dios. Aunque no consigamos ese entendimiento… y al final tengamos que fiarnos de Él, desde la humildad de la criatura frente a su Creador, sabiendo que son suyos el Reino, el Poder y la Gloria.
Un abrazo, Marcos.
De igual forma, tampoco debemos exigir a Dios que solvente nuestros caprichos. ¡qué conveniente sería someter al Universo a nuestros criterios o deseos!, pero no, no es así y nunca lo será.
Estamos aquí, en la tierra, expuestos a catástrofes naturales, a accidentes, a enfermedades y también a la felicidad. That´s it
Por mi parte, se necesita mucho más para que me enfade con alguien.
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