InfoCatólica / Que no te la cuenten / Categoría: Actualidad

17.11.20

Los protocolos de los sabios del Covid

Los últimos meses, para quienes aún vivimos en sociedad, han sido del todo particulares. Como en un cuento de Orwell, hemos debido aprender una nueva lengua y una nueva rutina: desde “distanciamiento social” a “cuarentena”, desde “pico de la curva” a “PCR negativo”…

Cada día que pasa ha quedado más patente que, el mundo moderno, afeminado a más no poder, resulta incapaz de recibir una peste como Dios manda…

Atrás quedaron la gripe española, la fiebre amarilla y la terrible peste negra.

- “¡Esas sí que eran pestes como pa’ machos!” –diría el mexicano.

Nos tocó un virus tan existente como insignificante.

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4.11.20

Le Barroux, donde hasta los argentinos alcanzan a Cristo

¡Viva España!

La foto parece realmente una estampita de Fra Angelico, pero todavía no lo es…  En efecto, Joaquín Ansaldi eligió el estrecho camino que conduce a la salvación al hacerse monje en Francia, y podríamos decir que, si sigue así, va derechito al cielo.

Todavía nos parece que fue ayer, cuando escribimos la crónica ( https://www.quenotelacuenten.org/2018/09/21/un-monje-argentino-en-la-abadia-de-le-barroux-francia/ ) sobre la toma de hábito de nuestro amigo, en religión Fray Juan Diego, en la abadía francesa de Le Barroux y de toda la familia Ansaldi que anhela alcanzar a Cristo en los tiempos que corren.

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30.10.20

Ante los sucesos de Francia

Ante lo ocurrido en Francia (atentado y cierre de las iglesias desde el 2/11), quizás convenga ver este vídeo de la Hna. Marie de la Sagesse, religiosa viviendo en Francia desde hace años, publicado en nuestro sitio el año pasado.

 

Al mismo tiempo, pueden echar un vistazo a esta a un libro de De Villieurs, de la misma autora: https://www.quenotelacuenten.org/2018/11/29/leido-para-ud-sonaran-manana-las-campanas-sobre-el-islam-en-francia-resena-al-libro-de-philippe-de-villiers/

Que no te la cuenten…

P. Javier Olivera Ravasi, SE


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15.10.20

Nuevo curso: Introducción a los pecados capitales

¿Cuántas veces nos sucede que, luego de examinar nuestras conciencias terminamos diciendo: “siempre caigo en lo mismo"? Es que… no somos del todo originales para pecar…

Luego de nuestro Curso acerca de los temperamentos para alcanzar la santidad, en el cual pudimos analizar nuestra propia naturaleza con el fin de conocerla, trabajarla y corregirla , nos pareció oportuno estudiar ahora aquellas tendencias y acciones que, por lo general obran como nuestro defecto dominante: esa gran piedra en el zapato de la vida espiritual.

Los siete pecados capitales (lujuria, ira, soberbia, envidia, avaricia, pereza y gula) son esos vicios principales que dirigen a los otros como la cabeza a sus miembros (caput, “cabeza") siendo la causa y el fin de muchos de nuestros pecados.

El miércoles próximo 21/10 lo publicaremos, ese mismo día comienza la inscripción

Para poder inscribirse al curso, escriba a [email protected] o al siguiente número de whatsapp: +54 9 11 3151-9462

El curso es libre y gratuito (con previa inscripción), sin embargo, se agradecen las donaciones con el fin de solventar los gastos de la plataforma (para realizar una donación, hacer clic AQUÍ).

Que no te la cuenten…

P. Javier Olivera Ravasi

12.10.20

La profanación de un altar en USA

Hubiésemos preferido no escribir acerca de esto, pero dado que ya ha tomado estado público en varios medios, no podemos dejarlo pasar sin decir un par de cosas.

*          *          *

Cuando de jóvenes leímos “El último Papa” de Malachi Martin (Planeta, 1996), nos pareció un tanto exagerado el primer capítulo de esta novela histórico-policial. El episodio, protagonizado por un obispo y varios clérigos en Carolina del Sur (USA) y transmitido telefónicamente a un grupo de obispos en el Vaticano tenía un contexto específico: un altar y una violación sexual de una niña en 1963.

He aquí partes del macabro relato:

“Era de noche (…). Frente al altar colocaron un semicírculo de reclinatorios. Sobre el propio altar, cinco candelabros con elegantes velas negras. Un paño rojo como la sangre sobre el tabernáculo cubría un pentagrama de pla­ta. A la izquierda del altar había un trono, símbolo del príncipe rei­nante. Unos paños negros, con símbolos de la historia del príncipe bordados en oro, cubrían las paredes, así como sus hermosos fres­cos y cuadros donde se representaban escenas de la vida de Jesu­cristo y los apóstoles.

Conforme se acercaba la hora, empezaron a llegar los verdade­ros servidores del príncipe dentro de la ciudadela (…).

Agnes (una pequeña niña) intentó por todos los medios librarse del peso del obispo que le cayó encima. Incluso entonces, ladeó la cabeza como si bus­cara ayuda en aquel lugar carente de misericordia. Pero no halló el menor vestigio de compasión. Ahí estaba el arcipreste, a la espera de participar en el más voraz de los sacrilegios. Ahí estaba su padre, también a la espera. Los reflejos rojos de las velas negras en sus ojos. El propio fuego en su mirada. Dentro de aquellos ojos. Un fuego que seguiría ardiendo mucho después de que se apagaran las velas. Que siempre ardería (..).

Conforme aquellos servidores de Lucifer la violaban sobre aquel altar sacrílego y maldito, violaban también al Señor, que era su padre y su madre. Así como el Señor había transformado su debili­dad en valentía, había santificado también su profanación con los abusos de su propia flagelación y su prolongado sufrimiento con su pasión (…).

Leo (el obispo sacrílego) se situó de nuevo frente al altar, con el rostro empapado de sudor, alentado por aquel momento supremo de triunfo personal (…).

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