Un obispo habla: Entrevista a Mons. Schneider por el P. Javier Olivera Ravasi
Aprovechando la visita que Mons. Athanasius Schneider hiciera a la Argentina, en el marco del XX Encuentro de Formación Católica organizado por el Círculo de Formación San Bernardo de Claraval, tuvimos la oportunidad de entrevistarlo gracias a la generosidad de sus organizadores.
Queremos aprovechar también para rendir nuestro agradecimiento público, no sólo a la Sra. Virginia Olivera de Gristelli y su señor esposo, Jorge, sino también a los jóvenes que, abnegada y sacrificadamente, organizaron uno de los encuentros católicos más importantes de nuestro país.
En cuanto a la entrevista, ofrecemos aquí, el vídeo y la transcripción que, creemos, vale la pena tomarse el tiempo para oírla, a fin de,
Que no te la cuenten…
P. Javier Olivera Ravasi
Post-post: para leer la entrevista en portugués, hacer clic aquí
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Un obispo habla: Entrevista a Mons. Schneider
Buenos Aires, 1º de Octubre de 2017
(por el P. Javier Olivera Ravasi)
Humilde, sereno y alegre, Mons. Schneider nos recibe durante una visita de apenas tres o cuatro días por Buenos Aires. Regala su tiempo y, como las almas grandes, no tiene prisa.
P. Javier Olivera Ravasi: ¿Algún tema que desee obviar? –le digo antes de comenzar la entrevista.
Mons. Schneider: “Nada hay oculto que no sea develado”; pregunte lo que quiera –responde en un correcto italiano.
P. Javier Olivera Ravasi: Bueno –le digo– pero antes una pregunta medio incómoda: ud. es obispo auxiliar de Astaná, Kazajistán… “pero se la pasa viajando” –dicen por ahí…
Mons. Schneider: Es verdad: es que eso mismo me ha pedido mi arzobispo, Mons. Tomasz Peta, de quien dependo. Sucede que, especialmente en estos tiempos de confusión, es importante que los obispos hablemos, máxime cuando la grey de la cual soy auxiliar es tan pequeña y está bien cuidada (apenas el 0.5 % de su diócesis se declara católico).
P. Javier Olivera Ravasi: Pues comencemos entonces.Ud. proviene de un país donde hay gran cantidad de población musulmana ¿cuáles cree que deberían ser, en un continente como Europa, los criterios de aceptación de inmigrantes no cristianos?
Mons. Schneider: Lo primero que debemos tener en cuenta es el fenómeno acerca de esta denominada “inmigración” (que no es una inmigración, sino una supuesta inmigración), porque los hechos demuestran que estos denominados inmigrantes son fruto de una política de los poderes globales, una inmigración artificial hecha para transportar a una gran cantidad de musulmanes, especialmente musulmanes, a los países cristianos de Europa.
Es evidente, para aquellos que aún usan su inteligencia y ven con realismo este fenómeno, que se trata de una acción política regional y global hecha por los grandes poderes mundiales para, en una ulterior etapa, descristianizar Europa. Se trata de mezclar los pueblos para que Europa pierda su identidad, que no es otra que la identidad cristiana. Esta guerra en Medio Oriente, por ejemplo, ha sido hecha por el denominado Estado Islámico, que ha sido financiado y apoyado por EE.UU y la Unión Europa, por medio de algunos países árabes. Se ha realizado este fenómeno migratorio y la cosa más natural era que estos inmigrantes deberían haber sido recibidos por los países musulmanes vecinos, que son ricos –Arabia Saudita y otros, por ejemplo. Esto sería lo más lógico y lo más humano, porque desde el punto de vista moral, en toda inmigración, se debe evitar sacar a las personas de sus ambientes naturales, de su mentalidad, de su historia, etc., y este es un gran error en que los políticos están incurriendo, evidentemente en base a un programa.
Ciertamente, entre estos inmigrantes hay también personas inocentes que deben sufrir y están siendo usadas como instrumentos, pero la mayoría son hombres jóvenes, que han dejado sus familias. ¿Qué refugiado huye de su país dejando a su mujer y a sus hijos? Ningún hombre haría esto. El hombre debe permanecer allí donde está su familia para defenderla. Esta es una nueva demostración de que este fenómeno de la denominada “inmigración” es una acción política programada.
P. Javier Olivera Ravasi: Nos encontramos ante el centenario de las apariciones de la Virgen de Fátima. Nuestra Señora dijo entonces que, si Rusia, con todos sus errores doctrinales, ideológicos, etc., no se convertía, los dispersaría por todo el mundo: ¿cree Ud. que la ideología de género, avalada por el marxismo cultural y hasta el progresismo en la Iglesia, podrían ser consecuencias de lo que la Virgen profetizó en 1917?
Mons. Schneider: Como sabemos, la Virgen ha dicho que Rusia difundiría sus errores por todo el mundo y, de entre los primeros errores, se encontraba el de intentar convertir en atea a la sociedad. Es una cosa única en la historia de la humanidad. Jamás hubo en la historia, un pueblo o una cultura atea; incluso entre las más primitivas.
El segundo, aparte del grandísimo error el de querer fundar una sociedad sin religión, atea es el materialismo, es decir, que toda la vida de la sociedad consista en la cosa temporal. Se trata de una radical exclusión de la trascendencia, de la sobrenaturalidad.
El tercer error que la Unión Soviética implantó fue el aborto. Como sabemos, la URSS fue el primer país del mundo que impuso, en 1920, el aborto: la destrucción de la vida.
Estos errores se difundieron también en los países de tradición cristiana: el aborto, el materialismo radical, la exclusión de la trascendencia, de lo sobrenatural, la inmersión en el mundo meramente material y, como Ud. ha dicho, el marxismo cultural, que ha sido creado en Europa, en el tiempo de la Guerra Fría; incluso aquí en América Latina, la teología de la liberación fue una creación y un error de la URSS, que se dio aquí, con consecuencias desastrosas de la destrucción de la vida espiritual verdaderamente católica en los países latinoamericanos.
También la denominada “teoría del género” que es la última consecuencia del marxismo cultural.
En el ámbito de la Iglesia, también los errores de Rusia, del comunismo, del marxismo, han entrado de un modo siempre más evidente y con más fuerza en la vida de la Iglesia. Comenzando con el Concilio Vaticano II, y especialmente después del Concilio, se han dado en el ámbito de la disminución del aspecto sobrenatural de la vida de la Iglesia, del acercamiento, de la pastoral, en el fondo una concentración en los aspectos puramente temporales y materiales. Hoy constatamos casi el culmen de esta actitud naturalista, materialista en la pastoral y en la actividad de la Iglesia, con gran difusión, comprobando que estos errores han entrado también en la vida de la Iglesia.
P. Javier Olivera Ravasi: Hace unas semanas ha sido publicado el Motu proprio “Magnum Principium”, que otorga a las Conferencias episcopales nacionales la facultad de realizar las traducciones de los libros litúrgicos a las lenguas vernáculas. ¿Esta posibilidad no podría llegar a atentar, si las traducciones no estuviesen bien hechas, contra la unidad de la Iglesia? En el mismo sentido ¿cuál cree Ud. que sería la solución frente al caos desatado luego de la última reforma litúrgica?
Mons. Schneider: Ud. ha hablado justamente del caos litúrgico. Vivimos hace ya más de cincuenta años en una anarquía litúrgica de la Iglesia. Esto contradice, justamente, la nota de la unidad de la Iglesia porque no solamente tenemos la unidad en la Fe, que es la lex credendi, sino que la Iglesia debe también una unidad en la lex orandi, en la liturgia. Ciertamente existen, como ha existido siempre en la Iglesia, varios ritos litúrgicos; esto es hermoso y es la riqueza de la Iglesia, pero el peligro que tenemos hoy y que ya hemos experimentado, es que las traducciones a las lenguas vernáculas, en algunas regiones lingüísticas, han producido un daño que han tocado incluso la Fe. Las traducciones, por ejemplo, eran tan defectuosas en algunos países que el Papa Juan Pablo II debió intervenir publicando el documento Liturgiam authenticam donde la Santa Sede precisaba con mucha claridad cómo se deben traducir ciertos conceptos teológico-dogmáticos en la liturgia. Porque en la liturgia proclamamos nuestra Fe con fórmulas dogmáticas. Un gran trabajo, en este sentido, es la traducción anglófona del Misal romano, según las indicaciones del Papa Juan Pablo II, a la lengua inglesa, que, desde hace unos años, demuestra ser un óptimo ejemplo de fidelidad en la traducción. Pero ahora, en mi opinión, este nuevo documento parecería ser un paso hacia atrás, de nuevo, dentro de la confusión, viendo un peligro real contra la unidad en las cosas esenciales que tenemos en la liturgia, al momento en que cada Conferencia episcopal decida cómo traducir sus propios libros, especialmente en las expresiones dogmáticas.
Pienso que la Iglesia, la Santa Sede, debería, al contrario, ser más vigilante, y dar a las Conferencias episcopales, normas concretas, como sucedió con Liturgiam authenticam de Juan Pablo II. Según mi convicción, entonces, no veo la necesidad de realizar este nuevo documento, porque bastaba con el de Juan Pablo II.
P. Javier Olivera Ravasi: El Sínodo de las familias trajo algunas dificultades y divisiones dentro de los mismos obispos intervinientes. Por otra parte la exhortación post-sinodal Amoris laetitia, con la interpretación del mismo Papa Francisco (según la Carta enviada a los obispos de Buenos Aires) parecería ser un cambio en la doctrina de la Iglesia, respecto a la recepción de la comunión por parte de aquellas personas que se encuentran en una situación objetiva de pecado. Algunos cardenales han planteado algunas dudas (dubbia) al Papa sobre el tema; incluso varios teólogos, obispos y distinguidos académicos, realizaron una corrección filial (Correctio filialis). A muchos laicos les cuesta entender que la Iglesia esté dando estos cambios tan abruptos, y, al mismo tiempo, se preguntan si es lícito y legítimo para un obispo, para un cardenal o para un simple laico, preguntar o hasta corregir al Santo Padre sobre estos temas. ¿Cuál es su opinión al respecto?
Mons. Schneider: La primera cosa que debemos decir es que es evidente e innegable que el documento Amoris laetitia ha causado una gran confusión. Hay Conferencias episcopales que, de hecho, permiten el acceso a la comunión a los divorciados no arrepentidos, es decir, que quieren continuar viviendo en adulterio. ¡Porque esto es adulterio! Debemos llamar a las cosas por su nombre. Otras Conferencias episcopales lo niegan. Unos obispos diocesanos lo hacen y otros no. Y así tenemos una situación evidente, una contradicción diametral, frontal, entre una Conferencia episcopal y otra, entre un obispo y otro, y esto no es la Iglesia Católica, porque acerca de estas cosas, que se refieren a la sacralidad e indisolubilidad del matrimonio, la Iglesia debe hablar con una sola voz y actuar coherentemente con la Fe. Si creemos en el dogma divino de la indisolubilidad matrimonial, la Iglesia debe obrar conforme y coherentemente con esta Fe; lo contrario va contra el mismo espíritu del Evangelio.
La Iglesia jamás tuvo esta actitud que implica decir una cosa y hacer otra y esto es evidente hoy; no podemos continuar así, porque la pastoral -la disciplina, en este caso- toca las cosas más santas de la Iglesia, empezando por la Eucaristía, evidentemente y el sacramento, la sacralidad y la indisolubilidad del matrimonio. Y así, con estas normas ya introducidas como la aplicación de la Amoris laetitia, con un lenguaje a veces sofístico, permite de hecho vivir en adulterio y reconocer, no en teoría pero sí de hecho, el divorcio. Y esto es una cosa peligrosa y un gran daño y, ante esto, ningún obispo que aún tenga conciencia de su responsabilidad, no sólo respecto de su diócesis, sino de toda la Iglesia (porque los obispos son ordenados, según la fórmula de la consagración, no sólo para su diócesis, como dice el Vaticano II) debe dejar de velar por el bien de la Iglesia toda, como miembro del Colegio Episcopal. Incluso los mismos fieles, que son miembros de la Iglesia, como miembros de un mismo Cuerpo (porque obispos, papas, jerarquía y fieles, son una sola familia), como en una familia, si observan cosas peligrosas o daños sustanciales para la vida de esta familia o de este Cuerpo, los miembros que lo ven, deben decirlo, exteriorizarlos, y hasta preguntar. Y esto es una cosa completamente legítima y hasta conforme al espíritu del Concilio Vaticano II, que ha alentado a los obispos a obrar junto con el Papa, conforme a un espíritu colegial. Y esto es colegialidad: si los obispos ven que esto es un peligro y que algunas expresiones de Amoris laetitiae son objetivamente ambiguas, y que han sido la causa de estas interpretaciones y aplicaciones contrarias que dañan la Fe, deben en este espíritu de colegialidad, alzar la voz y decir al Santo Padre estas cosas. Esto respecto de las dubbia.
Pero lo mismo han hecho los fieles laicos. Si los hijos ya grandes de una familia ven un riesgo para ésta mientras que su propio padre no lo ve, ellos deben indicar, con reverencia y respeto, los peligros para el conjunto. Por ello, estas formulaciones –tanto las dubbia como la Correctio filialis- deben ser hechas siempre con respeto por el oficio del Papa, que es la cabeza visible de la Iglesia, como ha sucedido tanto en una como en otra y por esto dichos actos no sólo son legítimos sino, a mi entender, meritorios y alabables. Ciertamente, los historiadores de la Iglesia, después de nosotros, aplaudirán esta acción de los laicos. Es más, a mi juicio, los fieles han actuado según el espíritu del Concilio Vaticano II que los alienta a participar activamente, con sus propias contribuciones, en la vida de la Iglesia; y este es un hermoso ejemplo de cómo se está aplicando el espíritu del Concilio Vaticano II, acerca de la conciencia de los laicos que también tienen cierta responsabilidad en el bien de la Iglesia.
P. Javier Olivera Ravasi: El cardenal Ratzinger, en el año 2005, antes de su asunción como Benedicto XVI, dijo que la Iglesia parecía un barco que hacía “agua por todas partes”.El Papa Francisco, por su lado, apenas asumido, dijo que su pontificado no iba a ser muy largo. Ante esta división que parece haber ahora en la Iglesia en su esfera jerárquica, ¿qué puede esperarse de los próximos años de la Iglesia?
Mons. Schneider: Hay una cosa que es cierta y es que la Iglesia siempre se encuentra en las manos seguras de Cristo. Él es el verdadero jefe, el verdadero capitán de este barco donde ya ha entrado tanta agua; no el Papa. El Papa es un capitán vicario, vicarius Christi, pero el verdadero capitán, el capitán oficial y verdadero de este ejército, de esto barco, es Nuestro Señor Jesucristo quien siempre cuidará y defenderá a Su Iglesia. Y Cristo permite a veces –de hecho lo ha permitido otras veces– grandes crisis en la Iglesia, grandes peligros, para intervenir luego. Y así se encargará de nuestro tiempo ante esta gran confusión y oscuridad que vivimos en esta época. Esto es una cosa cierta. Además, la Virgen, nuestra Madre del Cielo, es la Madre de la Iglesia y se preocupa por Ella.
Esta es la primera cosa.
La otra cosa es que, en los momentos más difíciles y confusos de la Iglesia, debemos intentar tener una visión sobrenatural. Porque la Iglesia es algo sobrenatural.
Debemos siempre mantenernos firmes y fuertes en la Fe inmutable de la Iglesia. Y esta Fe la conocemos: es la Fe y la práctica inmutable de la Iglesia (puntualmente, en este caso de los divorciados, por ejemplo). Y sabemos que estamos seguros en la Fe, leyendo los textos de los Papas, de los concilios, etc., que se encontraban siempre en el mismo espíritu. No había antes una ruptura en la práctica sustancial de la Iglesia respecto de los sacramentos. Y todo esto fue sintetizado en el Catecismo, tanto en los anteriores al Concilio Vaticano II como en el posterior a éste, en lo que concierne a estas cosas más sustanciales. Todas estas cosas las sabemos y a ellas debemos atenernos y, si en algún momento algunos sacerdotes, obispos o cardenales contradicen estas cosas que la Iglesia siempre ha enseñado y practicado, no debemos escucharlos. Debemos escuchar la voz de la Iglesia; porque la Iglesia no es el Papa.
En efecto, el Papa no puede decir: “Yo soy la Iglesia”, como dijo, en Francia, el rey Luis XIV: L’état c’est moi, “el Estado soy yo”. El Papa es también un miembro de la Iglesia; aunque sea la cabeza visible, es un miembro. Y él es el primero que debe obedecer las doctrinas transmitidas hasta él. Su obligación es la de ser un fiel administrador, no un inventor de cosas nuevas. Este es su oficio y el de todos los obispos: fieles administradores, como dijo Nuestro Señor en el Evangelio, “¿quién es el fiel administrador?” (Lc 12,41). Estos son los obispos, el Papa y, en modo subordinado, los sacerdotes.
Si en algunos momentos, lamentablemente, representantes de la jerarquía contradicen lo que la Iglesia siempre ha hecho o ha dicho de modo continuo, nosotros como sacerdotes, obispos o laicos, debemos decir con respeto y reverencia: “Eminencia o Excelencia: esto que Ud. está haciendo o diciendo, contradice la voz de la Iglesia de siempre”.
Y este es el peso más grande: la voz y la práctica de la Iglesia durante dos mil años tiene más peso que una nueva voz, abrupta y de ruptura, o una práctica efímera como hoy tantas veces observamos. Y así debemos decir con total humildad y seguridad interna: “yo sé a Quién he creído”, scio cui credidi (2 Tim 1,12); en esto se da la firmeza y la paz interior en medio de la confusión.
Por último quiero decir, aunque sea en realidad lo primero en cuanto al valor, que debemos en estos tiempos de crisis tener nuestro refugio en la oración y el sacrificio. Esta es nuestra fuerza más grande. La Iglesia se renueva, en el fondo, con la oración y los sacrificios de tantos de sus miembros, especialmente los más pequeños. Y esto sucede hoy y es nuestro consuelo: que la Providencia divina use, en medio de esta tremenda confusión que está pasando en la Iglesia, de los pequeños, de las almas víctimas y sacrificadas que renueven la Iglesia por medio del trabajo que hace el Espíritu Santo.
Por esto debemos tener confianza en el futuro de la Iglesia.
FIN
* Entrevista realizada por el P. Javier Olivera Ravasi para Que no te la cuenten
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42 comentarios
Es verdad que desvalorizan totalmente la corrección a Francisco las firmas de los lefebrianos, los de la SSPX, tales como Fr Robert Brucciani, District superior of the SSPX in Great Britain, y el mismísimo H.E. Mgr Bernard Fellay, Superior General of the SSPX.
Es verdad que esas firmas refuerzan desgraciadamente la Amoris Laetitia. Es verdad que así Satanás ha metido otro gol.
Es verdad que ahora son dos los ruegos que proceden:
Al papa Francisco que rectifique la Amoris Laetitia, que de sabios es rectificar. Y no sería la primera vez que lo hace. Un Papa lo hará.
Y a los que firmaron la corrección publicada el 24 de septiembre con Fellay y Brucciani, que les exijan a los de la SSPX se corrijan de una vez y que, mientras no lo hacen, que retiren su firma
La Virgen de la Merced nos valga
Saludos cordiales
Saludos cordiales.
Traducción.
"Mire usted, mi arzobispo que no quiere líos y no necesita un auxiliar prefiere perderme de vista, y algo tengo que hacer"
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No. Para nada. Evidentemente ud. no sabe quién es su arzobispo: Mons. Peta es de la misma línea de Mons. Schneider. Dios lo guarde. PJOR
"Es verdad que esas firmas refuerzan desgraciadamente la Amoris Laetitia. Es verdad que así Satanás ha metido otro gol"; ridículas mentiras que no resisten ni el mas mínimo análisis.
Totalmente de acuerdo, y me voy a permitir un comentario complementario: inventar cosas nuevas implicaría el creer que se pueden corregir las enseñanzas de Jesúscristo Verbo Encarnado, y como sus enseñanzas son "corregibles", Él mismo es falible y en consecuencia, no es Dios. Es un ataque directo hacia la esencia de todo tipo de cristianismo. Aclaro que inventar cosas nuevas es opuesto a desarrollo de dogma, donde la enseñanza original siempre es la misma (no es una cosa nueva) sino que perfeccionamos la humana comprensión de la revelación.
Solo puede haber dos causas de quienes intentan inventar cosas nuevas lo hacen por ignorancia o por dolo. Si una persona es coherente, sus acciones y sus palabras coinciden en el mismo sentido, pudiéramos creer que es la primera, si no coinciden, no tenemos mas que concluir que la causa es la segunda. Es nuestro deber preguntarnos si el discurso de ciertos pastores (misericordia, diálogo...) coincide con sus acciones y actuar en consecuencia.
Dios le siga guiando.
Hago votos por que el resto de los pastores de la Iglesia también tengan la humano coherencia: que el diálogo sea también para quienes creemos Jesús no puede equivocarse por que es Dios y que los divorciados vueltos a casar son adúlteros porque Él mismo lo dijo, nos guste o no dicha enseñanza. Que recuerden que una obra de misericordia espiritual es enseñar al que no sabe y que, por misericordia se respondan las dubias.
La situación es tan grave en la Iglesia actualmente que estamos obligados a decir respetuosamente lo que pensamos. Si, es nuestro deber, nos lo pide el Código de Derecho Canónigo 212 numeral 3 que habla de las obligaciones y derechos de todos los fieles:
"§ 3. Tienen el derecho, y a veces incluso el deber, en razón de su propio conocimiento, competencia y prestigio, de manifestar a los Pastores sagrados su opinión sobre aquello que pertenece al bien de la Iglesia y de manifestar a los demás fieles, salvando siempre la integridad de la fe y de las costumbres, la reverencia hacia los Pastores y habida cuenta de la utilidad común y de la dignidad de las personas. "
Traducción.
"Mire usted, mi arzobispo que no quiere líos y no necesita un auxiliar prefiere perderme de vista, y algo tengo que hacer"
Realidad:
El arzobispo de Astana es Mons. Tomash Peta. Pues bien, esto dijo en el segundo sínodo de la Familia sobre el primero:
Estoy convencido de que estas palabras del Santo Padre, autor de la «Humanae Vitae» fueron proféticas. Durante el Sínodo del año pasado, «el humo de Satanás» estaba tratando de entrar en el aula Pablo VI.
Concretamente en:
1. la propuesta de admitir a la Sagrada Comunión a los que están divorciados y viven en las nuevas uniones civiles;
2. la afirmación de que la cohabitación es una unión que puede tener en sí misma algunos valores;
3. la defensa de la homosexualidad como algo que es supuestamente normal.
Ver información completa en el blog de Juanjo, nuestro director:
Padre sinodal: podemos percibir el «humo de Satanás» en algunas intervenciones del Sínodo
Hale, troll... a tomar viento fresco por ahí.
Y si el Papa hace oídos sordos o se niega a ello, advertirle que contradice el Magisterio de la Iglesia, especialmente el de Familiaris Consortio, por enseñar que en algunos casos se puede recibir la absolución y la comunión sin arrepentirse de grave pecado como es el adulterio.
Y si finalmente, el Papa insiste en su actitud y por tanto en pertinacia, declarar que incurre en herejía latae sententiae del canon 1364 y declararle depuesto de su oficio de Papa. Y una vez depuesto el Papa, elegir otro por parte de los Cardenales electores que fuesen fieles a la vera doctrina.
Seguro que entre los muchos y buenos pastores que aún le quedan a la Iglesia, como el mismo obispo Schneider, podríamos encontrar a un buen Papa. También podrían serlo el obispo Reig Pla o Sarah o el mismo Burke y otros muchos.
Siento escandalizar a algunos, pero si seguimos con tanta pamplina y paños calientes en este tema, la cosa va ir cada vez peor.
Dices: La iglesia no es el Papa, entonces a quién escuchamos? Al pueblo de Dios, y quién es el pueblo de Dios? La religiosidad popular no sabe Latín, solo sabe de santos y vírgenes. Y apenas leyó el evangelio...
Recomiendo leas Juan 4, 1 - 42, donde se describe el encuentro de Jesús con la samaritana.
Verás que no es un monólogo de nuestro Señor con la samaritana, si no un diálogo. Es decir, ella (el pueblo) cuestiona de buena fe y con humildad al Señor, fundador de la Iglesia.
Si ella lo hace, por qué no pueden 4 obispos plantear la dubbia al Papa, o el pueblo plantear la Correctio filialis?.
El Papa es el Vicario, pero es humano, y a diferencia de Jesús, el Papa es solamente humano.
Que la Santísima Virgen lo cuide y siga guiando.
AMDG.
El Papa no es un miembro, es la cabeza de la Iglesia; es el Vicario de Cristo; Y lo que él ate o desate en la Tierra, para su bien o para su mal, queda atado o desatado en el Cielo. Y si el Papa ata o desata algo que no debiera desatar, quedará atado o desatado hasta que venga otro que lo pueda cambiar. Y aquí la pregunta: Por lo que se rumorea el próximo Papa aclarará estas dubbias volviendo al origen el magisterio tal cual fuera antes. Y como se rumorea, que siendo éste el último Papa; ninguno otro podrá cambiar lo que éste ate o desate. Din del Mundo y fin de la Iglesia en este tiempo.
El Papa es la cabeza VISIBLE de la Iglesia. La Iglesia es de Cristo, que es la verdadera, aunque invisible "cabeza", quizás una mejor comparación sería la de San Pablo, la Iglesia es la esposa de Cristo. Basta recordar el evangelio de San Juan, la encomienda que Jesús le da a San Pedro es la de "apacienta MIS ovejas", los fieles somos de Cristo, San Pedro y sus sucesores solo administran. Lo de atar y desatar significa la infalibilidad Papal, que se da exclusivamente cuando habla Ex Cathedra, no cuando habla en una entrevista en un avión. De ahí la insistencia de que conteste los dubia de manera formal, nada que "vayan y pregúntenle a otro porque él sabe como interpretar la exhortación apostólica AL".
@ Nuestros pastores en cumplimiento con nuestra obligación de fieles.
Con humildad suplicamos coherencia, que se diga y se actúe en el mismo sentido: si se afirma que la Misericordia es la base del actual pontificado, que se enseñe al que no sabe, primera obra de misericordia espiritual, y se contesten los dubia de manera formal a la brevedad. La coherencia es una cualidad preciosa en cualquier ser humano, aún más en quienes tienen en sus manos al pueblo de Dios.
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La labor de esclarecimiento doctrinal que está haciendo este obispo auxiliar, en estos tiempos apostasía, por mandato de su arzobispo, vale mucho más que lo que pueda hacer auxiliarmente en su mínima diócesis. Por otro lado, en su diócesis (según me contó) está prohibido por la ley el hacer proselitismo, así que el tiempo lo aprovecha más que bien, como San Pablo, que era obispo itinerante. Dios lo guarde. PJOR
Tuve la bendición de asistir esta semana a la Santa Misa Solemne y posterior conferencia del obispo Schneider en Buenos Aires. Al final de la misma me acerqué a él y mantuvimos un pequeño diálogo. Le di las gracias por ser un pastor fiel a Jesucristo y le dije que necesitamos más obispos valientes como él. Monseñor me miró, apretó mi mano y sonriendo me dijo: "reza!".
Para mí fue inolvidable.
Saludos,
Pablo
Cuando Pedro pone el pensamiento humano por encima del divino recibió una tremenda reprimenda, lo podemos leer en Mateo 16, 23:
"Pero Jesús se volvió y le dijo: «¡Retírate y ponte detrás de mí, Satanás! Quieres hacerme tropezar. Tus ambiciones no son las de Dios, sino las de los hombres.»"
El intentar agradar a los hombres, o como se dice actualmente, "ajustarnos al signo de los tiempos", nos pone a todos en terreno resbaladizo, aún a Pedro y sus sucesores, de ahí la importancia que se hable ex-cathedra, es nuestro deber de católicos distinguir entre lo que dice el Papa Francisco y la opinión personal de Jorge Bergoglio.
Los dubia deben ser contestadas de manera formal, así la protección del Espíritu Santo actuará.
La primera vez que un divorciado sostiene relaciones fuera del matrimonio, de acuerdo con las enseñanzas de Jesús, es un adúltero, ni los modernistas se atreven a negarlo (aunque les encantaría hacerlo), a regañadientes aceptan que no existe ninguna atenuante, ya que no hay ningún lazo que una con la nueva pareja sexual, ni hijos, ni ningún atenuante. La segunda vez también es pecado mortal, la tercera, la cuarta....... ¿Que cambia después de un periodo largo? ¿Que la gracia no está presente, que es "dificilísimo" seguir los mandamientos de Dios y que tienen vía libre para pecar? Malas noticias, en la herejía jansenista ya de discutió y esa idea fue declarada herética en la Bula “Cum occasione", de Enciclopedia Católica, dirección "ec.aciprensa.com/wiki/Jansenio_y_Jansenismo", es herejía afirmar que
"Algunos de los mandamientos de Dios son imposibles para los hombres justos que desean y se esfuerzan (por cumplirlos) considerando los poderes que realmente tienen; la gracia por la cual estos preceptos pueden hacerse posibles, está también ausente;"
Resulta mas que evidente que en ninguna parte.
Para un cristiano, Jesús es Dios. Para un modernista no lo es.
Para un cristiano las enseñanzas de Dios son verdades absolutas e inmutables. Para un modernista no lo lo son.
Para un cristiano la coherencia de decir una algo y actuar en el mismo sentido es clave para su vida personal, no se diga para la salvación de su alma. Para un modernista no.
Hago notar que hay una solución muy sencilla para el problema que usted plantea: que el Papa hable ex cathedra, basta recordar que "El que calla otorga" y hasta el momento, el silencio ha sido sumamente elocuente.
a) Si pero no.
b) No pero si.
c) Si porque si.
En los muchos debates sostenidos en Infocatólica, muy raras veces ( o ninguna) veces los antícatólico ofrecen citas. Usted afirmó que la AL se basa en la tradición tomista ¿En que parte de la tradición tomista está indicada que cuando se comete un pecado mortal, si se continúa pecando, se convierte en virtud?
Seguramente usted ya leyó a la "pluma seria y calificada de Buttiglioni", ¿lo puede citar respondiendo dicha pregunta?
¿Será así de fácil responder a los dubia? El que calla otorga.
infovaticana.com/2017/10/09/los-tres-errores-rocco-buttiglione/
Mas claro, ni el agua.
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