Perón y las diaconisas

Al general Perón, ese pícaro gobernante que tuvo la Argentina, se le atribuye un enorme refranero nacional en el cual, una de sus frases más notorias es aquella que dice:“Cuando quieras que nada suceda, crea una comisión para que profundice el tema”.

Hace meses se venía rumoreando sobre el tema del pale en la Iglesia y la función de las mujeres en la “Iglesia primitiva” (la de los primeros siglos, para los neófitos). Pues bien, ahora finalmente se dio. Por orden superior, se ha creado una comisión para estudiar el papel de las diaconisas. En la Iglesia el tema ha sido tocado infinidad de veces pero, al parecer, como la historia es maestra de la vida, como toda maestra, debe repetir y repetir y repetir…, hasta que los palotes y las letras salgan derechos (el tema ya fue tratado en este portal aquí, aquí y aquí, entre otros lugares). Como muestra y a modo de resumen, presento aquí extractos de lo que la Comisión Teológica Internacional dijo al respecto hace casi quince años.

Veamos:

En la época apostólica, diversas formas de asistencia tanto respecto a los apóstoles como a las comunidades ejercidas por mujeres parecían tener un carácter “institucional”. Es así como Pablo recomienda a la comunidad de Roma «a Febe, nuestra hermana, diaconisa (he diakonos) de la Iglesia de Cencreas» (cf. Rom 16,1-4). En este contexto diakonos significa aún en sentido muy general “servidor” (en otras partes, en Pablo, a las mismas autoridades del mundo se las denomina diakonos (Rom 13,4) y, en 2 Cor 11,14-15, se trata de diakonoi del diablo).

Los exegetas están divididos a propósito de 1 Tim 3,11: los diáconos deben ser dignos, sin doblez, no dados a beber mucho vino ni a negocios sucios; que guarden el misterio de la fe con una conciencia pura. Primero se les someterá a prueba y después, si fuesen irreprensibles, serán diáconos. Las mujeres igualmente deben ser dignas, no calumniadoras, sobrias, fieles en todo”. La mención de las «mujeres» a continuación de los diáconos puede hacer pensar en las mujeres-diáconos o bien en las esposas de los diáconos, de quienes se ha hablado más arriba. En esta carta, las funciones del diácono no son descritas, sino solamente las condiciones de su admisión. Se dice que las mujeres no deben enseñar ni dirigir a los hombres (1 Tim 2,8-15). Pero las funciones de dirección y de enseñanza están, de todas formas, reservadas al obispo (1 Tim 3,5) y a los presbíteros (1 Tim 5,17), no a los diáconos. Las viudas constituyen un grupo reconocido en la comunidad, de quien ellas reciben asistencia a cambio de su compromiso de continencia y de oración. 1 Tim 5,3-16 insiste en las condiciones de su inscripción en la lista de viudas socorridas por la comunidad y no dice nada a propósito de sus funciones eventuales. Más tarde, serán oficialmente «instituidas», pero no «ordenadas»; constituirán un «orden» en la Iglesia[1] y no tendrán jamás otra misión que la del buen ejemplo y la oración.

En el comienzo del siglo II, una carta de Plinio el joven, gobernador de Bitinia, menciona a dos mujeres, designadas por los cristianos como ministrae, equivalente probable del griego diakonoi (X 96-97). Y será a partir del siglo III cuando aparezcan los términos específicamente cristianos de diaconissa o diacona.

En efecto, a partir del siglo III, en ciertas regiones de la Iglesia[2] —no en todas— se atestigua un ministerio eclesial específico atribuido a las mujeres llamadas diaconisas[3]. Se trata de Siria oriental y de Constantinopla. Hacia el 240 aparece una compilación canónico-litúrgica singular, la Didascalia de los Apóstoles, que no tiene carácter oficial. El obispo posee en ella las características de un patriarca bíblico omnipotente (cf. DA 2, 33-35, 3). Él es la cabeza de una comunidad pequeña, a la que dirige sobre todo con la ayuda de diáconos y diaconisas. Estas últimas aparecen aquí por primera vez en un documento eclesiástico.

La Didascalia pone el acento sobre la función caritativa del diácono y de la diaconisa. Tiene por modelo la diaconía de Cristo que lavó los pies de sus discípulos (DA 3, 13, 1-7). No obstante, en cuanto a las funciones ejercidas, no existe paralelismo estricto entre las dos ramas del diaconado. Los diáconos han sido elegidos por el obispo para «ocuparse de muchas cosas necesarias», y las diaconisas solamente «para el servicio de las mujeres» (DA 3, 12, 1). Se dice de los diáconos que son el oído y la boca del obispo (DA 2, 44, 3-4). El fiel ha de pasar por ellos para acceder al obispo, lo mismo que las mujeres han de pasar por las diaconisas (DA 3, 12, 1-4).

La diaconisa ha de proceder a la unción corporal de las mujeres en el momento del bautismo, instruir a las mujeres neófitas, visitar en sus casas a las mujeres creyentes y, sobre todo, a las enfermas. Le está prohibido conferir el bautismo como tal y desempeñar una función en la ofrenda eucarística (DA 3, 12, 1-4). Las diaconisas lograron ganar en importancia a las viudas. El obispo puede siempre instituir viudas, pero estas no deben ni enseñar ni administrar el bautismo (de las mujeres), sino solamente orar (DA 3, 5, 1-3, 6, 2).

Las Constituciones apostólicas, que aparecieron en Siria hacia el 380, aun cuando nunca fueron consideradas como una colección canónica oficial prevé incluso cierta la imposición de manos junto con la epíclesis del Espíritu Santo no solo para los obispos, los presbíteros y los diáconos, sino también para las diaconisas, subdiáconos y lectores (cf. CA VIII, 16-23)[4]. La noción de klèros es ampliada a todos aquellos que ejercen un ministerio litúrgico, incluso las diaconisas (análogamente a las religiosas de hoy).

Obispo y presbíteros son respectivamente puestos en paralelismo con el sumo sacerdote y con los sacerdotes de la antigua Alianza, mientras que a los levitas les corresponden todos los otros ministerios y estados de vida: «diáconos, lectores, cantores, ostiarios, diaconisas, viudas, vírgenes y huérfanos» (CA II 26, 3. CA VIII 1, 21). Se coloca al diácono «al servicio del obispo y de los presbíteros» y no debe jamás usurpar las funciones de éstos.[5] El diácono puede proclamar el evangelio y dirigir la oración de la asamblea (CA II 57, 18), pero solo el obispo y los presbíteros pueden exhortar (CA II 57, 7). Según este antiguo documento, la entrada en función de las diaconisas se hace por una epithesis cheirôn o imposición de manos que confiere el Espíritu Santo[6], al igual que para el lector (CA VIII 20.22), por medio de la siguiente oración: «Dios eterno, Padre de nuestro Señor Jesucristo, creador del hombre y de la mujer, tú que llenaste de espíritu a Myriam, Débora, Ana y Hulda, que no has juzgado indigno que tu Hijo, el Unigénito, naciese de una mujer, tú que en la tienda del testimonio y en el templo has instituido guardianas para tus santas puertas, tú mismo mira ahora a esta tu sierva que está aquí presente, propuesta para el diaconado, otórgale el Espíritu Santo y purifícala de toda impureza de la carne y del espíritu para que pueda desempeñar dignamente el oficio que le ha sido confiado, para tu gloria y para la alabanza de tu Cristo, por quien a ti sean gloria y adoración en el Espíritu Santo por los siglos. Amen»[7].

Es decir, al parecer, era una especie de consagración especial, pero no parte del orden sagrado. Las Constituciones insisten para que las diaconisas no tengan ninguna función litúrgica (III, 9, 1-2), pero amplían sus funciones comunitarias de «servicio con las mujeres» (CA III 16, 1) y de intermediarias entre las mujeres y el obispo. Ellas han de estar en las entradas de las mujeres en las asambleas (II 57, 10). Sus funciones se resumen de esta forma: «La diaconisa no bendice y nada hace de lo que le corresponde hacer a los presbíteros y diáconos, pero guarda las puertas y asiste a los presbíteros en el bautismo de las mujeres a causa de la decencia» (CA VIII 28, 6).

A esta observación hace eco aquélla otra, casi contemporánea, de Epifanio de Salamina en el Panarion, hacia el 375: «Existe ciertamente en la Iglesia el orden de las diaconisas, pero no es para ejercer funciones sacerdotales, ni para confiarles alguna empresa, sino por la decencia del sexo femenino en el momento del bautismo»[8]. Una ley de Teodosio, del 21 de junio del 390, revocada el 23 de agosto siguiente, fijaba la edad de admisión al ministerio de las diaconisas a los 60 años. El concilio de Calcedonia (can. 15) la rebajaba a 40 años, prohibiéndoles el matrimonio subsiguiente[9].

Ya en el siglo IV, la forma de vida de las diaconisas se aproxima al de las mujeres que viven en monasterios (monjas). Se llama, en esa época, diaconisa a la responsable de una comunidad monástica de mujeres, como da testimonio de ello, entre otros, Gregorio de Nisa[10]. Ordenadas abadesas de monasterios femeninos, las diaconisas portan el maforion o velo de perfección. Hasta el siglo VI, asisten aún a las mujeres en la piscina bautismal y para la unción. Aunque no sirven al altar, pueden no obstante distribuir la comunión a las mujeres enfermas. Cuando la práctica bautismal de la unción del cuerpo entero fue abandonada, las diaconisas no son sino vírgenes consagradas que han emitido el voto de castidad. Residen bien en los monasterios, bien en sus casas. La condición de admisión es la virginidad o la viudez y su actividad consiste en la asistencia caritativa y sanitaria a las mujeres.

En Constantinopla, en el siglo IV, la más conocida de las diaconisas fue Olimpias, higoumene de un monasterio de mujeres, protegida de San Juan Crisóstomo, la cual puso todos sus bienes al servicio de la Iglesia. Fue «ordenada» (cheirotonein) diaconisa, por el patriarca, con tres de sus compañeras. El can. 15 de Calcedonia (451) parece confirmar el hecho de que las diaconisas son ciertamente «ordenadas» por la imposición de manos (cheirotonia). Su ministerio es llamado leitourgia y no les está permitido el contraer matrimonio después de la “ordenación”: “Ninguna mujer en los cuarenta años de edad debe ser ordenado diácono, y sólo tras un análisis exhaustivo. Si después de recibir la ordenación y pasar algún tiempo en el ministerio que desprecia la gracia de Dios y se casa, esa persona debe ser anatematizado junto con su cónyuge”. Esa edad mínima requerida, diferente a la que se requería para el diaconado masculino y la exigencia del celibato, muestran que las diaconisas no pertenecían al orden sagrado, sino a una categoría de mujeres adultas que asistían a la Iglesia de distintos modos.

En el siglo VIII, en Bizancio, el obispo impone siempre las manos a la diaconisa y le confiere el orarion o estola (las dos franjas se colocaban delante, la una sobre la otra); le entrega el cáliz que ella coloca sobre el altar, pero sin darle a nadie la comunión. Es ordenada dentro de la liturgia eucarística, en el santuario, como los diáconos[11]. A pesar de la semejanza de los ritos de la ordenación, la diaconisa no tendrá acceso ni al altar ni a ningún ministerio litúrgico. Estas ordenaciones se orientan sobre todo a las higoumenes de los monasterios femeninos.

Es necesario precisar que, en Occidente, no se encuentra ninguna huella de diaconisas durante los cinco primeros siglos. Los Statuta Ecclesiae antiqua preveían que la instrucción de las mujeres catecúmenas y su preparación al bautismo fuesen confiadas a las viudas y a las monjas «elegidas ad ministerium baptizandarum mulierum»[12].

Algunos concilios de los siglos IV y V rechazan todo ministerium feminae[13] y prohíben toda ordenación de diaconisa[14]. Según el Ambrosiaster (en Roma, finales del siglo IV), el diaconado femenino era patrimonio de los herejes montanistas[15]. En el siglo VI, se designan a veces como diaconisas a las mujeres admitidas en el grupo de las viudas. Para evitar toda confusión, el concilio de Epaone prohíbe «las consagraciones de las viudas que se hacen llamar diaconisas»[16]. El concilio II de Orleans (533) decide apartar de la comunión a aquellas mujeres que hubiesen «recibido la bendición del diaconado, a pesar de las prohibiciones de los cánones, y que se hubiesen casado de nuevo»[17]. Se denominaban también diaconissae las abadesas o las esposas de los diáconos, por analogía con las presbyterissae e incluso con las episcopissae[18].

La presente panorámica histórica nos permite constatar que ha existido ciertamente un ministerio de diaconisas, que se desarrolló de forma desigual en las diversas partes de la Iglesia. Parece claro que este ministerio no fue considerado como el simple equivalente femenino del diaconado masculino. ¿Era este ministerio conferido por una imposición de manos comparable a aquella, por la que eran conferidos el episcopado, el presbiterado y el diaconado masculino? El texto de las Constituciones apostólicas dejaría pensar en ello; pero se trata de un testimonio casi único y su interpretación está sometida a intensas discusiones[19]. ¿La imposición de manos sobre las diaconisas debe asimilarse a la hecha sobre los diáconos, o se encuentra más bien en la línea de la imposición de manos hecha sobre el subdiácono y el lector? Es difícil zanjar la cuestión a partir únicamente de los datos históricos.

 

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            Hasta aquí, el resumen de la misma Iglesia sobre el tema; repetida una y mil veces. Las diaconisas, a lo sumo, eran laicas consagradas que devinieron en monjas pero que no poseían orden sagrado alguno, amén de las ambigüedades terminológicas que pueden surgir en algunos textos. La Iglesia lleva 2000 años, pero como es Mater et Magistra debe repetir una y mil veces a sus hijos las enseñanzas de siempre para…

 

Que no te la cuenten…

P. Javier Olivera Ravasi

3/8/2016

 



[1] Cf. Tertuliano, A su esposa 1,7,4; SCh 273; Exhortación a la castidad 13,4; SCh 319.

[2] «C’est au limes oriental de l’Empire romain que nous voyons enfin apparaître des diaconesses: le premier document qui les présente et qui en est en quelque sorte l’acte de naissance, c’est la Didascalie des Apôtres […] connue que depuis la publication en 1854 […] de son teste syriaque» (A. G. Martmiort, Les diaconesses. Essai historique [Roma 1982] 31).

[3] La colección más extensa de todos los testimonios sobre este ministerio eclesiástico, acompañada de una interpretación teológica, es la de J. Pinius, «De diaconissarum ordinatione», en Acta Sanctorum, Sept. I, Anvers 1746, I-XXVII. 1,a mayor parte de los documentos griegos y latinos mencionados por Pinius son reproducidos por J. Mayer,Monumenta de viduis diaconissis virginibusque tractantia (Bonn 1938). Cf. R. Gryson, Le ministère des femmes dans l’Église ancienne (Recherches et synthèses; Gembloux 1972).

[4] El compilador está atento a los matices del vocabulario. En CA II 11,3, dice: «no permitimos a los presbíteros el ordenar (cheirotonein) a los diáconos, a las diaconisas, a los lectores, a los sirvientes, a los cantores o a los ostiarios, esto solo le corresponde a los obispos». No obstante, reserva el término de cheirotonia a la ordenación del obispo, del presbítero, del diácono y del subdiácono (VIII 4-5; 16-17; 21). Emplea la expresión epitithenai ten (tas) cheira(s) para las diaconisas y el lector (VIII 16,2; 17,2). No parece que quiera introducir aquí una diferencia de sentido, porque todas estas imposiciones de manos están acompañadas de una epíclesis del Espíritu Santo. Para los confesores, las vírgenes, las viudas, los exorcistas, precisa que no hay cheirotonia (VIII 23-26). El compilador distingue por otra parte entre cheirotonia y cheirothesia, que es un gesto de simple bendición (cf.VIII 16,3 et VIII 28,2-3). La cheirothesia puede ser practicada por los sacerdotes, en el ritual del bautismo, la reintegración de los penitentes o la bendición de los catecúmenos (cf. II 32,3; II 18,7; VII 39,4).

[5] Cf. CA III 20,2; VIII 16,5; VIII 28, 4-, VIII 46,10-1 1.

[6] El can. 19 de Nicea (325) podría ser interpretado no corno rechazando la imposición de manos a todas las diaconisas en general, sino como la simple constatación de que las diaconisas del partido de Pablo de Samosata no recibían la imposición de manos, y «eran de todas formas contadas entre los laicos», y que era preciso reordenarlas después de haberlas rebautizado, como a los otros ministros de este grupo disidente retornados a la Iglesia católica. Cf. G. Alberigo, Les conciles oecuméniques. II/1: Les Décrets (París 1994) 54.

[7] CA VIII, 20, 1-2; SCh 336; Metzger, 221-223.

[8] Epifanio, Panarion haer. 79,3,6, ed. K. Holl, GCS 37 (1933) 478.

[9] Cf, G. Alberigo, Les conciles oecuméniques, o,c, II/1, 214.

[10] Gregorio de Nisa, Vida de santa Macrina 29,1; SCh 178; Maraval, 236-237.

[11] Ritual de ordenación de diaconisa bizantina: Euchologe du manuscrit grec Barberinia 336, en Biblioteca Vaticana, ff 169R-17/v. Citado por J.-M. Aubert, Des femmes diacres (Le Point Théologique 47; París 1987) 118s.

[12] Cf. can. 100 (Munier 99). Además, está expresamente prohibido a las mujeres «incluso instruidas y santas» el enseñar a hombres, y el bautizar (cf. can, 37,41; ibid., 86).

[13] Concilio de Nimes (394/6), can. 2. Cf. J. Gaudemet, Conciles gaulois du IVe siècle (SCh 241; París 1977) 127-129.

[14] Concilio de Orange 1 (441), can. 26.

[15] Cf. ed. H. I Vogels, CSEL 81/3 (Viena 1969) 268.

[16] Concilio de Epaone (517), can. 21 (C. de Clercq, Concilia Galliae 511-695 [CCL 148A; 1963] 29). Las bendiciones diaconales a las mujeres han podido multiplicarse, porque el ritual no preveía una bendición de viudas, como lo recordará el II concilio de Tours (567), can. 21 (ibid. 187).

[17] Ibid., 101.

[18] Cf. II concilio de Tours, can. 20 (ibid., 184).

[19] Cf. P. Vanzan, « Le diaconat permanent féminin. Ombres et lumières»: La documentation catholique 2203 (1999) 440-446. El autor evoca las discusiones que han tenido lugar entre R. Gryson, A. G. Martimort, C. Vagaggini y C. Marucci. Cf. L. Scheffczyk (ed.), Diakonat und Diakonissen (St. Ottilien, 2002), en particulare M. Hauke, «Die Geschichte der Diakonissen. Nachwort und Literaturnachtrag zur Neuauflage des Standardwerkes von Martimort über die Diakonissen, pp. 321-376.

34 comentarios

  
JUAN NADIE
La frase de la comisión, antes de Peron, la había dicho Napoleón, unos cuantos años antes. Debe de ser que los dos acaban en on.

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Gracias Juan Nadie; bueno el dato. PJOR
03/08/16 10:23 AM
  
halcón
Perón fue bueno.

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El artículo trata de las diaconisas, no sobre Perón. PJOR
03/08/16 11:31 AM
  
Percival
Es que en estos momentos el diaconado femenino es cuestion de supervivencia eclesial: el tema mas importante del Evangelio y de la Iglesia en el mundo actual. ;-)
03/08/16 11:54 AM
  
Esteban de Alemania
Los mismos argumentos para una conclusión optimista se hubieran podido aplicar tambien para el tema de la comunión para adúlteros hace 3 años, cuando, en vuelo de regreso de la JMJ 2013 en Brasil, el mismo Papa argentino soltó estas frases: "... Pero también ?hago un paréntesis? los ortodoxos tienen una praxis diferente. Ellos siguen la teología de la economía, como dicen ellos, y dan una segunda oportunidad, lo permiten. Pero creo que este problema ?cierro el paréntesis? se debe estudiar en el marco de la pastoral matrimonial. ..."

Tambien entonces se pretendía tan solamente "estudiar" el problema. Pero tambien para ese asunto valía, que el tema por estudiar ya había sido intensamente estudiado en los mas de 30 años precedentes, llevando el Magisterio Petrino a clarísimas conclusiones en el pontificado de San Juan Pablo II, con participación muy activa de su inmediato sucesor. Las conclusiones de estos estudios eran tan claras, que siendo Benedicto XVI el Papa reinante, no tuvo que añadir nada nuevo al respecto, a pesar de haber estado extremamente calificado para hablar del tema.

Donde acabó el asunto, lo acabamos de escuchar en el viaje papal a Polonia. Primero se le encomendó la única y exclusiva alocución en el consistorio del año 2014 al Cardenal Kasper, quien aprovechó para relanzar ante el Colegio de Cardenales sus tesis ya rotunda- y repetidamente rechazadas por el Magisterio Petrino, recibiendo para ello aplausos y máximas loas por parte del nuevo Papa. Luego se convocó dos Sínodos de Obispos como caja de resonancia para las tesis de Kasper, los cuales fueron organizados y llevados a cabo con la objetividad, transparencia y honestidad propias de elecciones en estados comunistas. Para coronar este límpido itinerario de 50 meses, el máximo líder de la Iglesia Católica le regaló a esta un documento tamaño de novela, que albergara suficientes elementos para que diversos episcopados nacionales, sobre todo los de habla alemana, sacaran la conclusión de que el Magisterio precedente hubiera sido revocado, al menos en sus consecuencias pastorales. Encima el Papa señaló a un representante de exactamente esos episcopados revocadores del Magisterio como intérprete auténtico de sus intenciones al publicar su teolonovela de los Amores de Leticia (escrita mayormente por otros, sobre todo Mons. Fernandez).

Finalmente, ante la persistente resistencia de algunos obispos y cardenales, así como del entero episcopado polaco, de tragarse una revocación del Magisterio precedente a través de oscuras notas a píe de página o citas y referencias de autoridad, aplicadas en absurdo contrasentido, el Papa argentino declara a los obispos polacos la entrada en vigencia de su Plan B, previsto tambien desde el comienzo en la EG, según el cual cada conferencia episcopal pueda interpretar y sacar las conclusiones prácticas que quiera del documento papal.

Ahora, P. Olivera, ¿qué lo motiva a prever un desenlace mas optimista en la cuestíon del que llegó a tener el asunto de la Comunión para adúlteros? ¿Qué lo hace estar tan seguro, que al final de unos años de crear en la Iglesia primero una calculada incertidumbre, no se procedería finalmente a permitir a las conferencias episcopales que lo deseen, introducir un diaconado femenino en la forma y los términos que estas crean convenientes para su contexto cultural?

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Esteban: gracias por su comentario. No vaticino nada; simplemente digo lo que hacía Perón.
En cuanto a qué va a pasar, no lo sé, pero por su razonamiento es probable que suceda lo peor, es decir, que negando que el diaconado femenino sea parte del orden sagrado (dejando intacta así la doctrina bimilenaria de la Iglesia) por "cuestiones pastorales", se termine dando las parroquias que hoy no tienen cura, a "diaconisas" o "servidoras" (o llámeseles como se quiera).
En mi caso he intentado resumir la doctrina de la Iglesia para que quede y sea leída una vez más por fieles, sacerdotes y obispos que leen este blog.
Espero que la comisión estudie muuuuuchos años este tema...
Dios lo guarde y nos nos libre. PJOR
03/08/16 12:06 PM
  
millan
No pude ni puedo comprender como la derecha si es que la hay todavia defiende a Perón, ni menos los católicos. Peron estuvo vinculado a la Iglesia cuando tuvo lo que Castellani denomina "el sarampión anticlerical de Perón " fue su peor enemigo porque jugaba a dos bandos Masoneria y marxismo(montoneros) quemo la Iglesias en 1955 y destruyo la educacion ademas de muchas otras cosas, estuvo ligado a la logia P2 con Lopez Rega el Brujo y la bailarina Isabelita que tambien tenia veta esoterista...El vinculo de la Iglesia con Peron fue, es y sera nefasto.
Esperemos el Papa no llegue a mas que un estudio.
03/08/16 1:09 PM
  
Ricardo de Argentina
Sería bueno que ciertos jerarcas que yo me sé dejen de una buena vez de irritar a Dios porque si no, y como solía decir Perón en cuestiones menos teológicas, "va a tronar la voz del escarmiento".
03/08/16 1:29 PM
  
Menka
Cierto, la Iglesia tiene 2000 años... pero aquello de San Pablo "no permito que las mujeres enseñen en la Iglesia", y que "lleven el velo", etc., se conservaba desde los inicios (de lo que dan fe el mismo San Pablo y San Pedro), hasta el CVII.

Luego ya se dijo que "eso" eran "prescripciones culturales". Aunque sea de 1940 años.

Luego - después de la abolición de órdenes menores - salieron las mujeres a leer en el ambón, a servir al lado del altar (lo que prohíbe el papa Gelasio siglo V como una "práctica maldita"), a dar la comunión, hasta en algunos lugares se ponen la estola y dan la homilía. En Alemania por ejemplo. Con todo esto, ¿es raro que algunos/as se pregunten si ha llegado la hora de sacerdocio femenino? Visto lo visto, la pregunta tiene su soporte.

Entonces, ¿han acallado la voz a nuestra Madre? ¿Qué es lo que está pasando?
03/08/16 1:55 PM
  
Alfonso Carles
Es que esa frase de Perón la citó el mismo que mandó a crear la comisión para el estudio de las diaconisas. De ahí que yo también creo que todo esto terminará en nada. Lo malo es la ignorancia que demuestra el personaje respecto al trabajo hecho hace 15 años, entre ellos por el propio Müller, lo cual implica una muestra de irrespeto hacia su persona.
03/08/16 2:17 PM
  
DJ L
Ni el Papa más inmoral osó en horadar los pilares de la doctrina. Nunca.

Francisco dijo:
"...no se puede tomar una decisión adecuada, buena y justa, sin escuchar a las mujeres..."

Es acojonante, como si de la opinión de las mujeres una ordenación fuese válida o no. Si es "no" el obispo de Roma, caerá en excomunión, no?....aunque ahora vaya usted a saber, habrá que "discernir" qué casos, depende del obispo.
03/08/16 2:23 PM
  
Juan Stuse
San Juan Pablo II, en su decreto "Ordinaio Sacerdotalis" de 22 de mayo de 1994 dejó definitivamente zanjado el asunto del sacerdocio femenino porque la Iglesia no tiene poder para establecerlo: Cuestión ¿cerrada? Lo pongo entre interrogaciones porque a mí esta comisión sobre el diaconado femenino no me gusta nada... Dios quiera que se trate de una manera peroniana de Francisco para bloquear el asunto. Porque si fuese otro "primer paso" hacia la ordenación femenina de cualquier tipo y grado, sería otra desviación gravísima - aunque no tanto como el acceso de los adúlteros a la comunión, que es una profanación de la Eucaristía, y que con la exhotación AL está generalizándose.
Resumen: Creo que hay que empezar a hablar muy claro y rezar mucho, porque esto sólo lo arregla ya Dios.
03/08/16 3:26 PM
  
jordi
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Estimado Jordi: sepa disculpar, pero por políticas de la página, no puedo publicar su comentario aunque estoy de acuerdo en casi el 100%. Dios lo guarde. PJOR
03/08/16 6:47 PM
  
Santi
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Estimado Santi: sepa disculpar, pero por políticas de la página, no puedo publicar su comentario. Dios lo guarde. PJOR
03/08/16 7:35 PM
  
Luis
Juan Pablo II no se atrevió a poer al documento el título de "Sacramentum Ordinis" en vez de "Ordinatio Sacerdotalis" -como se lo había sugerido a Congregación para la Doctrina de la Fe- justamente para no meterse en la cuestión del diaconado.
03/08/16 7:49 PM
  
JUAN NADIE
Lo siento D. Javier Olivera, pero yo creo que esta vez lo que se pretende es lo contrario de lo que decía Napoleón. Ojala me equivoque, ojalá pero que poca confianza tengo en que suceda. Despues del Sinodo y de la ofensiva de los kasposos,y despues de la Amoris, y la ofensiva de los interpretes de lo ininterpretable, ¿que quiere usted que le diga? que cualquier inteligencia medianamente despierta solo puede esperar lo peor.
03/08/16 8:37 PM
  
Chimo Vice
Luis, se llame como se llama el documento, la Ordinatio Sacerdotalis es inequívoca, clara y rotunda en que las mujeres ni han sido, ni son ni serán admitidas nunca al sacramento de Orden sacerdotal. Y diga lo que se diga, a las mujeres siempre "se les ha escuchado" en la Iglesia. Y no es cuestión de escuchar o no. El sacramento del sacerdocio, como todos los demás, es un don divino no un "derecho" de nadie, ni de las mujeres, pero tampoco de los hombres.
03/08/16 9:48 PM
  
Juan Carlos
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Estimado Francisco: sepa disculpar, pero por políticas de la página, no puedo publicar su comentario aunque estoy de acuerdo en casi el 100%. Dios lo guarde.

Pido por favor que sean atinados y prudentes al momento de escribir, amén de la bronca que causen algunas cosas. PJOR.


03/08/16 10:25 PM
  
Millán
Pónganse en lo peor, está muy claro se va a la anglicanización de la Iglesia Católica. Para construir sobre nuevas bases tiene que caer lo que no tiene solución. De lo que quede en pie doctrinalmente saldrá el resto de Israel y una purificación vendrá muy bien.
Todo lo demás es accesorio, pues la Fe quedará arrinconada a algo carnavalesco, vacío de todo contenido y que no moleste. Esa es la obra e intenciones de la masonería.
04/08/16 1:44 AM
  
Luis
Chimo:
lea el texto de Ordinatio sacerdotalis
https://w2.vatican.va/content/john-paul-ii/es/apost_letters/1994/documents/hf_jp-ii_apl_19940522_ordinatio-sacerdotalis.html

y va a ver qué se refiere sólo a la ordenación sacerdotal. No al sacramento del orden: "Por tanto, con el fin de alejar toda duda sobre una cuestión de gran importancia, que atañe a la misma constitución divina de la Iglesia, en virtud de mi ministerio de confirmar en la fe a los hermanos (cf. Lc 22,32), declaro que la Iglesia no tiene en modo alguno la facultad de conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres, y que este dictamen debe ser considerado como definitivo por todos los fieles de la Iglesia".

No estoy diciendo que a mi entender se pueda conferir el orden sagrado a las mujeres, sino que eso no lo dice el documento.
04/08/16 2:06 AM
  
Diaconisas y troceamiento del estado clerical
Luis ha dado en el clavo.

La única cuestión esencial y fundamental se resume en dos preguntas:

1. ¿En qué se configura el diácono a Cristo?

2. ¿Debe ser declarada como verdad definitiva o divinamente revelada que el estado clerical y el Sacramento del Orden están reservados exclusivamente a los hombres física y psíquicamente aptos?

...

Las órdenes menores a las que se puede acceder según la Forma Extraordinaria son: ostiario, lector, exorcista, acólito y subdiácono.

Entonces, ¿habrán también subdiáconas? ¿Habrán matrimonios entre diáconos y subdiaconisas? ¿La subdiaconisa ascenderá a diaconisa? ¿Y por qué no podrá ser presbítera y obispa?

...

Si las diaconisas pueden ser elegidas como Cardenales Diaconisas, y si pudieran elegir el Papa, entonces ¿por qué no puede ser elegida Cardenal protodiaconisa en el Cónclave? ¿por qué no pueden ser elegidas Papisas o Mama?

...

Lo esencial es saber si el estado clerical en sí, si el Sacramento del Orden en sí, están reservados exclusivamente al hombre, célibe o casado en el diaconado, célibe en el presbiterado y episcopado para la Iglesia latina.

Hay que saber cómo está configurado el Diaconado a imagen y semejanza de Jesús, como el caso del sacerdocio, donde Jesús es el Único, Santo y Verdadero Sacerdote. ¿Existe Jesús como Único y Santo Diácono?

Así, el desafío de hoy es triple, abarca el diaconado, el estado clerical y el Sacramento del Orden.
04/08/16 10:51 AM
  
Gregory
Si es tan evidente cual va a ser el resultado de la comisión no veo ni siquiera para que hacer escándalo con ello solo fomentar inquietud en las almas inquietas.
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Perdón, pero no veo cuál sea el escándalo en recordar lo que la Iglesia ya ha dicho sobre el tema en tiempos de San Juan Pablo II. PJOR
04/08/16 5:00 PM
  
Andrés-Eduardo Luis
No tengo ni idea de estas cosas de diaconisas, de las cosas que sí tengo, ni las más altas Jerarquías de la Iglesia han respondido cuando he clamado insistentemente a ellas, dando siempre la callada por respuesta, como corresponde a una pastoral 'buenísima'. Solamente decirles que el ayuno eucarístico obligaba a no comer desde las doce de la noche del día de antes. El caso es del sacerdote, muy querido, destinado en paraje serrano con cinco pueblecitos. Carreteras inexistentes, acceso por caballería, dos misas el sábado y tres el domingo. Cenaba el viernes y volvía a comer cuando cenaba el domingo después de la misa de 8 de la tarde. La inhumanidad de la Jerarquía era que sabía que hacia un recorrido en caballería de cinco horas al pueblo más lejano el sábado, tres al segundo pueblo en distancia del sábado. Cuatro horas de caballería al pueblo más lejano del domingo, tres al siguiente antes de regresar al suyo donde vivía. Había curas en la capital de la diócesis que se escandalizaron cuando se levantó aquello, tan horrible para determinadas circunstancias, y se redujo el ayuno eucarístico a tres horas sólo.

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Estimado: no sé de dónde ud. sacó esta barbaridad, pero los sacerdotes, justamente a causa de las Misas, estabas dispensados para poder comer; incluso pocas horas antes de la Misa... Dios lo guarde. PJOR
04/08/16 5:40 PM
  
Alejandro Galván
Aconsejo leer la entrevista del Card. Muller, en 2001, sobre el tema, ahí aclara por qué no es posible ordenar a las mujeres...
infocatolica.com/?t=noticia&cod=26612
04/08/16 11:30 PM
  
Luis
Andrés-Eduardo Luis:
Cuando había ayuno desde la medianoche no había ni Misa vespertina (domingo por la tarde) ni cumplimiento prefestivo del precepto dominical (el sábado por la tarde).
Lo que Ud cuenta no existió nunca.
Segundo: como dice el P. Javier, cuando un sacerdote tenía Misa de 12 ó 1 de la tarde se le dispensaba el ayuno permitiendo café o alguna otra poción.
Tercero: el ayuno de 3 horas para sólidos y 1 hora para líquidos (el agua ya no rompía el ayuno) se puso justamente cuando se autorizaron las Misas vespertinas.
Si hizo ese reclamo ante las más altas autoridades eclesiásticas (no sé a cuáles se refiere) es posible que no contestaran nada por no decirle que Ud. estaba fabulando.
05/08/16 12:17 AM
  
Gregory
Lo que San Juan Pablo II dijo siempre es bueno recordarlo posiblemente el nuevo documento nos lo recuerde
05/08/16 1:51 AM
  
rastri
Quizás no sea, tanto por las mujeres como por los hombres, el aceptar que si ellas tienen, o no tiene derecho moral a ser ordenadas como diaconisas.

Quizás sería más conveniente pensar que si al día de hoy, 2000 años pasados de historia de la Iglesia; Y sin menoscabo del magisterio de la misma; Dios, no habiendo permitido que las mujeres hayan sido sido ordenadas diaconisas, en tiempos de tanta laicidad, el asunto en cuestión debería seguir siendo así.

En mi peliagudo entender y pretendiendo, de principio a fin, que este Universo es una perfecta jerarquía en continua evolución. Y admitiendo que fue el Hombre -Adán- y no la Mujer -Eva- quien como ser creado alcanzara el grado máximo de evolución. He de admitir que la Mujer y por ende en descendencia su congénere, siendo un escaño menor que el Hombre en esta evolución; mientras haya hombres que para estos ministerios pudieran ser consagrados a Dios;
Pues: que no sean ordenadas las mujeres.

Y aquí el porqué de la evolución; Y aquí el porqué de la mujer, quien como ser inferior, fue tentada por el animal a comer del fruto prohibido; Y aquí el porqué de la mujer quien haciendo oficio de animal como inferior tentó al hombre como superior a comer del fruto prohibido.

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Ni la mujer es un ser inferior ni el hombre ha macro-evolucionado. PJOR
05/08/16 7:28 AM
  
Andrés-Eduardo Luis
PJOR, Luis.
Lo que he dicho es totalmente cierto. No se podían decir más de tres misas cada día, el cura se las arreglaba para atender a sus pueblos como les he contado. La misa en muchas ocasiones se decía de madrugada cuando el cura podía llegar, porque las inclemencias del tiempo en la sierra eran totalmente impredecibles y, en ocasiones, tenía que dar largos rodeos para bordear torrenteras. A todo esto hay que añadir los entierros que era imposible programar pero que no tiene nada que ver con no poder comer desde las doce de la noche del día anterior. Un poco antes del Concilio Vaticano II hicieron carreteras y pidió a su Obispo ser trasportado por medios motorizados para ir a los pueblos, cosa que antes era imposible, el Obispo se lo concedió pero se fue al Concilio a Roma y a la vuelta murió en Madrid, el sacerdote estaba en la máxima indigencia porque él si pagaba al taxi pero la diócesis no le había dado lo prometido. El nuevo Obispo que nombraron le pagó todo lo que le debían. Después creo que fueron dos los coches que desgastó por la sierra y el tercero, comprado a medias por la familia, lo dejó con unos 100.000km porque el tío cura murió. El Obispo que lo ordenó fue fusilado y a él varios meses después lo cogieron en la sierra y se lo llevaron preso. Animaba a los compañeros presos y esto no gustaba a los milicianos uno, por la espalda, le disparó llevándose el proyectil la tela de la hombrera de la camisa él se volvió y le dijo desabotonándose la camisa que a los hombres se les mata o dispara cara a cara. El miliciano no disparó de segundas. Todo lo que digo es la realidad que a él le tocó vivir incluidos los ayunos para las misas, sólo se podían decir tres misas por día, por eso el sábado tenía que decir misas en dos de sus pueblos. No podía comer ni tenía dispensa para hacerlo.
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Nadie niega la realidad de ese santo sacerdote, lo que se niega es el principio: busque ud. en algún manual de liturgia pre-conciliar (quizás algún lector nos pueda ayudar)y vea si allí lo que ud. narra acerca del principio de no poder comer durante tres días a causa de las misas que se debían celebrar, era como ud. lo narra o como este servidor y Luis decimos. Dios lo guarde. PJOR
05/08/16 11:19 AM
  
Andrés-Eduardo Luis
PJOR.
No son 72h horas las que estaba sin comer, son las 24h del sábado y siempre entre 14-20h del domingo dependiendo de lo rápido que iban las caballerias.
05/08/16 1:11 PM
  
Luis
Además, aún dando por válidos todos los detalles del de Andrés-Eduardo Luis, el sacerdote siempre podía comer el sábado después de Misa. Teniendo tiempo hasta medianoche. O sea que el relato tampoco cierra por ese lado.
Recordemos que cuando regía el ayuno desde medianoche el agua rompía el ayuno.
De todos modos, la memoria a veces puede traicionar. Se están mezclando épocas, costumbres y leyes.
05/08/16 5:03 PM
  
rastri
Ni la mujer es un ser inferior ni el hombre ha macro-evolucionado. PJOR
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¿A esto de la mujer:¿ no lo llamaríamos: Ley efectiva de igualdad de género?

Por otra parte:
Si el Hombre no es directamente proporcional en grado de inteligencia y evolución alcanzada al tiempo que le separa del principio de la Creación y el fin de la misma. ¿Dónde y cómo empieza esta Creación que sí termina en ese hombre libre y responsable de sí mismo capaz de llegar a conocer a su Creador?

A ese núcleo celular - de espermatozoide- que por imperativo evolutivo temporal fecunda un ovulo; y sigue cumplimentándose en su cuerpo celular hasta alcanzar movimiento intelectual -niño- para al fin aparecer en esta nuestra dimensión temporal como individuo -hombre- libre y responsable de toda la herencia genética recibida: ¿No se llama evolución?

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Ad unum: no, de la misma manera en que un hombre no es inferior a la mujer por no poder ser madre. El orden sagrado fue instituido por Cristo, no por los hombres; y Él determinó que fuesen varones sus sacerdotes, nos guste o no.
Ad secundum: hay un hombre desde el momento mismo de la concepción, según la Fe católica. No evolución de una célula a un niño u hombre.

El planteo es interesante, de todos modos, este no es el post para discutirlo. Podría abrirse, en todo caso, una discusión en otro artículo, aunque hay gente mucho más capacitada que yo para ello. Dios lo guarde. PJOR



05/08/16 6:30 PM
  
La confusión del estado clerical
Hay tres ámbitos de dislocación del Sacramento del Orden:

1. El celibato opcional de los presbíteros de la Iglesia latina

Con ello, los presbíteros ya no estarían configurados celibatariamente como Jesús, sino que estarían divididos en dos grupos:

- casados

- célibes


2. Las diaconisas y las subdiaconisas, éstas para la Forma Extraordinaria.

En esta cuestión, el estado clerical y el Sacramento del Orden estarían divididos en dos grupos:

- hombres (presbítero y obispo)

- hombres y mujeres (diaconado y subdiaconado de la Forma Extraordinaria)


3. Los ministros ordenados locales, es decir, presbíteros electos directamente por su comunidad eclesial, con derecho a casarse, y consagrados en el estado clerical por el Sacramento del Orden.

De esta manera, el presbiterato estaría dividido en dos:

- el presbítero parroquial, el que tenemos en mente, el de toda la vida, electo por el obispo

- el presbítero comunitario, electo por su comunidad, con derecho a casarse
07/08/16 1:10 AM
  
Andrés-Eduardo Luis
PJOR. Me equivoqué en la hora de regreso, nunca terminaba a las 14h terminaba entre 18-22h del domingo.
Luis:
Estoy seguro que agua sí bebía. Decía la primera misa del sábado siempre después de las doce de la mañana, la siguiente, cuando llegaba al segundo pueblo. El domingo incluso de madrugada, cuando llegaba, decía la primera misa en el pueblo más lejano. Por esa razón, si es que el sábado no llegaba a las doce o después de la noche, no le daba tiempo para comer. Agua sí bebía, porque no rompía el ayuno. El sábado no comía y el domingo cuando terminaba la misa del pueblo donde vivía siempre por la tarde-noche por tanto hacía merienda-cena o cena.

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Estimado: honestamente no sé qué decirle. Este santo sacerdote, según lo que ud. narra, era de un enorme celo, pero permítame decirle que, por lo que yo sé, las leyes eclesiásticas (salvo que me esté equivocando de cabo a rabo), no eran tales para tood el orbe eclesiástico. Dígame en qué diócesis y en qué años más o menos este santo cura hizo todo esto; quizás así pueda investigar si había algún tipo de disposición especial así para ese lugar y esa época, si le parece. Dios lo guarde y feliz domingo. PJOR
07/08/16 1:29 PM
  
alfredo
Todas las leyes sociales a los obreros argentinos se las dio Peron por mas que pataleen las oligarquias clericales, funcionales siempre a las dictaduras militares. En la quema de las iglesias no murio nadie. Si hubo muertos en el bombardeo a plaza de mayo, murieron niños y obreros pero la jerarquia eclesiastica no dijo ni mu. La jerarquia colaboro con este golpe imperial a la Argentina. ni hablar de los llamados nacionalistas catolicos. Hagan autocritica muchachos. Ustedes tienen traidores dentro de la iglesia. Nosotros tambien. Javier estudia la historia completa y no la tuerta
20/12/16 10:46 PM
  
alfredo
Me censuraron el comentario. Muy mal, no exprese nada ofensivo simplemente dije por lo alto lo que muchos dicen por lo bajo. Esta bien no aceptan las criticas, es pecado pensar. Pero igual sigo pensando que la religion catolica es la verdadera a pesar de los traidores. Cuando se dirigen al peronismo siempre es para criticarlo. Estudien tambien el comportamiento de la jerarquia eclesiastica en el historia politca argentina. Ahi esta mi correo respondeme por esa via.
20/12/16 11:12 PM
  
Javier Olivera Ravasi
Nadie le censuró nada. No sea energúmeno. Lo que sucede es que los comentarios se moderan cada 24 hs. Como verá, están publicados. PJOR
21/12/16 9:21 AM

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