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22.09.20

¿La Fe y la Doctrina valen para algo? Parte IIª

Acabábamos la Iª parte con el siguiente interrogante: “¿La Fe y la Doctrina sirven para algo, da soluciones a la vida real de las personas, de la sociedad y de la Iglesia; o no sirve para nada, y todo es un mero bla, bla, bla para entretenimiento de clérigos y demás?”.

Y sigo diciendo que, aparentemente, da la impresión, basada en hechos y dichos, de que NO. No sirve nada, pues todo son “opiniones” a granel. Y me explico. 

Si todo un sr. cardenal de la Iglesia Católica, en pleno ejercicio de su ministerio y su oficio, se marca    -¡públicamente y con publicidad!- que él, en las próximas elecciones de EEUU, va a votar al candidato demócrata, un tal Biden que, amén de ser “católico” -¡No te lo pierdas!-, es abortista “a muerte", súper lógico: de los hijos de los demás, supongo; de los suyos no me atrevo a señalar nada: me faltan datos. 

Y, puestos en faena, ha largado que lo primero que va a hacer si sale elegido, es echar abajo las leyes que ha ido implantado, paso a paso, el candidato republicano, el sr. Trump -actual Presidente del Pais-, a favor de la vida y de la libertad en el ejercicio de la propia fe…, la pregunta o preguntas inmediatas son evidentes:

A un cardenal de la jerarquía católica, si su Fe no solo no le lleva a defender la vida, toda vida, desde su concepción hasta su muerte natural, como afirma, sí o sí y sin excepciones, la Doctrina Católica, sino que “puede” -se ve “autorizado", por su Fe y carguete- apoyar públicamente en unas elecciones a Presidente, al candidato decididamente abortista, ¿para qué le sirve la Fe, concretada en la Dcotrina, además de su encarguito en la Iglesia? Ya se ve que para nada. O para hacer burla de Ella.

Porque si no le lleva a eso -si no le sirve para eso: defender toda vida-, da la impresión de que la Fe no sirve para nada real de la vida real. Es lo que se desprende de la declarada de este buen señor.

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17.09.20

«¿Examen de conciencia o autocrítica?» (Solsona, 1955). Parte Iª

Le tomo prestado el título a don Vicente Enrique y Tarancón, qepd, a la sazón obispo de Solsona por aquel entonces, pero ya apuntando maneras: había sido elevado a Secretario de la Conferencia de Metropolitanos. Luego, aún seguiría subiendo, por supuesto.

Y se lo tomo prestado porque, o nos paramos seriamente a pensar EN CATÓLICO, y rectificamos, o nos vamos todos al garete, católicos y no católicos… Porque, entre otras cosas, ya nos hemos ido. Aunque siempre hay esperanza, porque siempre se puede rectificar, y volver a empezar.

En su librito, el sr. obispo recogía dos cartas pastorales suyas, con las que trataba de justificar y proponer un cambio radical en las relaciones que, hasta entonces -y durante algunos años más-, había tenido y tenía la Iglesia Católica con el Gobierno de España: con Franco como Generalísimo y Jefe del Estado.

Un gobernante que, desde muy joven, había puesto como eje de su obrar su SER CATÓLICO: hijo de Dios en su Iglesia, en medio del mundo. También, insisto, desde ese puesto. Hasta su muerte: basta leer su testamento para certificarse de esto.

Eso significó, en España, que la Iglesia Católica pasó, de ser perseguida, a recuperar su lugar como “alma” y “ser” de la Nación Española. Por dar un dato bien concreto: todos los obispos que cayeron bajo la dominación roja, fueron brutalmente torturados y asesinados; solo se salvó Barraquer, con sede en Tarragona, al que salvó in extremis el gobierno de la Generalitat cuando ya se lo iban a apiolar los rojelios; por lo que les estuvo eternamente agradecido; y fue catalanista hasta su muerte.

Sí, España había sido católica desde siempre: desde fines del s. VI y, muy especialmente, desde el s. XV, con los Reyes Católicos -significativo título, que ya llevaron todos-; y hasta la democracia actual, España fue CATÓLICA. Todas sus empresas fueron CATÓLICAS. Salvo el pequeño paréntesis republicano, cuando comienza la sangrienta persecución, Hasta el punto de que su más alto representante se jactó de que “España ha dejado de ser católica", siempre lo fue. Empezando, lógicamente, por todos sus Reyes y siguiendo por sus súbditos: todos católicos, y “a mucha honra".

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25.08.20

¿La Fe y la Doctrina, valen para algo? Parte Iª.

Porque da la impresión de que no: visto lo visto, oído lo que se dice y nadie corrije, y leído lo que se publica, y que nadie con autoridad se encarga de rebatir… no vale absolutamente para nada -ni por lo civil ni por lo eclesiástico-, en la vida real. Ni siquiera para salvarse, porque se salvan todos, según la prospectiva más actual de “lo (falsamente) católico". Pero vamos por lo eclesiástico.

Ante lo que está pasando dentro mismo de nuestra Santa Madre Iglesia, caben estas posturas. Que caben, porque son las que se dan: no pretendo inventarme ninguna.

*Una: mirar para otro lado, y silbar un motivo animante que, como mínimo, distraiga, y sirva para pasar el rato. Y “aquí paz y después gloria”. O “ahí me las den todas”. Vamos: con complejo de farero solitario y aislado.

*Otra: “no querer darse por enterado”, que es una vuelta de tuerca mucho más intencional y, por tanto, más grave que la anterior. Uno va a lo suyo; en el mejor de los casos, se refugia “en lo de siempre", que es lo seguro, y además evita todos los problemas que el enterarse podría generar. Y seguimos con la paz y la gloria, que no está uno para disgustos. Y tan contentos. Con complejo de “mirarse el ombligo", que para eso es mío. También puede mirarse al ajeno, pero es más “peligroso". O con complejo “de mi burbuja” o de “invernadero". 

*Otra más: estar en perfecta sintonía con la que está cayendo; bien con una participación activa, bien pasiva…, pero estando en el ajo: “¡que ya es hora que todo esto cambie; y no se puede esperar más, que el reloj corre!". Con lo cual, perfecto. Con complejo de “salvadores y redentores", por lo eclesiástico (también pasa por lo civil, no se crean: son los “salvapatrias").

*Y aún otra más: siguiendo al Señor, creyendo en Él realmente, entendiendo lo que nos dice, mirando a su Iglesia y a las almas todas, entrando al trapo: a fondo, con urgencia, con sentido pastoral y/o celo apostólico: sacando adelante la propia vocación de hijos de Dios en su Iglesia en medio del mundo.

Sea uno laico, religioso o sacerdote, y esté donde esté: metido y participando, con su vocación, su carisma, o como quiera llamarse. Pero, como se dice en términos futbolísticos, “echandose a la espalda” la Iglesia, las almas… lo que haga falta.

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21.08.20

Política vs Religión. O sea: EEUU.

Las Elecciones Presidenciales en EEUU están teniendo una profundidad desconocida por estos lares. Por aquí -el mundo europeo, entregado al NOM, como ha tenido a bien declarar el Soros-, todo está perfectamente domesticado y, en consecuencia, “entregado"; es decir, estamos totalmente aborregados, apagada hasta la última llama de juicio crítico, el verdadero juicio.

Una carga de profundidad -vuelvo a las Elecciones-, que ha tenido un detonante que se llama “MORAL”. Y, por tanto, “RELIGIÓN”. Y como soy sacerdote, voy a puntualizar alguna cosa sobre esas Elecciones, que me parecen de extraordinaria importancia: para los mismos EEUU; y, luego, para el resto del Mundo Occidental.

Sí: la Ética -la Moral, la Religión, la Verdad y la dignidad de la persona- es lo que está en el primer plano de esas elecciones. Y van con todo, especialmente los demócratas, que han asumido todos los tics del NOM: la progrez rojelia y, por tanto, materialista y atea: fuera de la realidad. Y me explico.

No es precisamente por casualidad que, en muy pocos días, el gran demócrata Biden haya pretendido dejar caer -por dos veces; y nada como “al descuido", sino para que todo el mundo se enterara bien-, que es “católico". No solo “de toda la vida", sino que, precisamente, su ser católico “ha guiado todos sus pasos"… Biden dixit. Y ahí está, presentándose por el partido demócrata a las Elecciones para Presidente. 

¿Con qué intenciones? Todas no ha dicho; pero alguna más que significativa, sí. De entrada, echar abajo toda la legislación anti-abortista, pro-religión y pro-libertad personal, con su correspondiente responsabilidad, también personal, que ha puesto en marcha el Presidente Trump. Y que está calando por todo EEUU.

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17.08.20

«Católico practicante de toda la vida». O sea: el gobernador

Va de políticos. Y también, cómo no, de algunos de la Jeraquía Católica: son bastante amigos, parece. Muy en particular, y vuelvo a los políticos -mi “pasión inconfesada"-, sobre los especímenes que se declaran “católicos” y no se les cae la cara de vergüenza firmando una “¿ley?” del “suicidio asistido". Por sus pistolas.

Como han firmado otras antes, igualmente inicuas, inhumanas, incoherentes e incomprensibles: sin temblarles el pulso. Vamos, que se han lucido como católicos, como políticos y como personas: todo a una, y por el mismo precio. Buen precio, porque bien lo cobran.

Claro que, y volviendo a lo católico: ¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo si pierde su alma? Pero estas palabras -Palabra de Dios- ya ni las conocen. O las desprecian olímpicamente. Porque, desde hace ya muchos años y desde la Jerarquía Católica, casi nadie se ha molestado en enseñar a venerarlas. A estos, sí les ha templado el pulso… o les dado taquicardia solo de pensarlo.

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