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17.09.22

La Palabra para el Domingo - 18 de septiembre de 2022

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Como es obvio, hoy no es domingo 18 sino sábado, 17 de septiembre de 2022. Esto lo decimos porque hemos publicado hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana, el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del domingo siguiente.


También lamento no haberme dado cuenta de que publicando este comentario a determinada hora de España aún es viernes en la América hispana. Por eso, y por cumplir con el horario y que las cosas sean razonables, es publicado este comentario ahora, a esta hora en España cuando ya es sábado en América. Y a lo mejor es posible que haya quien piense que decir esto no hace falta pero con franqueza digo que creo es necesario y más que necesario.

Lc 16, 1-13


“1 Decía también a sus discípulos: ‘Era un hombre rico que tenía un administrador a quien acusaron ante él de malbaratar su hacienda; 2 le llamó y le dijo: ‘¿Qué oigo decir de ti? Dame cuenta de tu administración, porque ya no podrás seguir administrando.’ 3 Se dijo a sí mismo el administrador: ‘¿Qué haré, pues mi señor me quita la administración? Cavar, no puedo; mendigar, me da vergüenza. 4 Ya sé lo que voy a hacer, para que cuando sea removido de la administración me reciban en sus casas.’ 5 ‘Y convocando uno por uno a los deudores de su señor, dijo al primero: ‘¿Cuánto debes a mi señor?’ 6 Respondió: ‘Cien medidas de aceite.’ Él le dijo: ’Toma tu recibo, siéntate en seguida y escribe cincuenta.’7 Después dijo a otro: ‘Tú, ¿cuánto debes?’ Contestó: ‘Cien cargas de trigo.’ Dícele: ‘Toma tu recibo y escribe ochenta.’ 8 ‘El señor alabó al administrador injusto porque había obrado astutamente, pues los hijos de este mundo son más astutos con los de su generación que los hijos de la luz. 9 ‘Yo os digo: Haceos amigos con el Dinero injusto, para que, cuando llegue a faltar, os reciban en las eternas moradas.10 El que es fiel en lo mínimo, lo es también en lo mucho; y el que es injusto en lo mínimo, también lo es en lo mucho. 11 Si, pues, no fuisteis fieles en el Dinero injusto, ¿quién os confiará lo verdadero? 12 Y si no fuisteis fieles con lo ajeno, ¿quién os dará lo vuestro?13 ‘Ningún criado puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se entregará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y al Dinero.’”


COMENTARIO

Saber a Quién debemos servir

La astucia es propia del ser humano. Queremos decir que si hay algo que caracteriza al ser creado por Dios es que busca salir de las malas situaciones por las que pasa haciendo uso de la inteligencia que Dios le ha dado. En muchas ocasiones, sin embargo, se trata de uso torcido de la misma.

El administrador referido por Cristo era muy astuto. Sabía que quedando bien con los deudores de su señor ellos lo iban a tener en cuenta cuando llegara la mala situación a la que se iba a enfrentar y que no era otra quedarse sin trabajo. Por su edad y por su falta de costumbre de hacer otro sabía que tendría muchos problemas para sobrevivir. Y entonces la vertiente pícara entra en juego. Y, humanamente hablando, hace las cosas según sus intereses y según los de los deudores de quien, hasta entonces, le había tenido a su servicio.

Pero las cosas, para Cristo, no son como son para el resto de personas. No. Para el Hijo de Dios, que conoce la voluntad del Padre, son muy distintas.

Es cierto que, en apariencia, la astucia de aquel administrador, le iba a acarrear, en un futuro inmediato, un beneficio personal. Pero a la larga nada de eso le iba a ser imputado como bueno ni tenido en cuenta por Dios como si fuera expresión del proceder recto de un hijo Suyo.

El caso es que al prójimo hay que tenerlo en cuenta como Dios quiere que lo tengamos, hasta tal forma, que podamos llegar a perjudicarnos a nosotros mismos al cumplir el amor que le debemos. Y eso es muy difícil de aceptar por la gran mayoría de hijos de Dios. ¿Perjudicarnos a nosotros mismos así? ¡Impensable!
Y entonces es cuando no hacemos lo correcto. Y Jesús nos lo advierte con toda claridad: si no somos fieles en lo pequeño no podemos esperar que podamos serlo en lo grande. Y eso sí es tenido muy en cuenta por Dios Padre que no quiere que su descendencia actúe según qué forma (pongamos como ejemplo el caso de tal administrador)

Y es que no es nada extraño esto que dice Jesús. Y no lo es porque si creemos que un pecado que consideramos pequeño (seguramente no lo es) nada ha de repercutir en nuestra vida espiritual es que estamos demasiado equivocados. Todo cuenta en lo bueno pero también en lo malo.

Y luego, el mensaje importante, el que sustenta todo este texto del Evangelio de San Lucas: a quién servir.

Servir a un señor, bien sea humano o divino (Dios Todopoderoso) entra dentro de la naturaleza del ser humano. Es decir, a uno u Otro debemos servir. Pero no es posible decir que se sirve a los dos a la vez. Y, en este caso, Jesús pone el ejemplo del dinero… y Dios.

No Puedes Servir A Dos Amos: Mateo 6:24. Significado

Nadie puede negar que, desde que el dinero se convirtió en moneda de cambio por el trabajo, la compra, etc. no ha dejado de ir incrementando su importancia en la vida del hombre. ¡Qué decir de ahora mismo, de este mundo en el que vivimos acerca del dinero!

Pues bien, lo que no es posible es querer servir al mismo y a Dios. Y no es posible porque el egoísmo por el primero nos hará cometer actos, seguramente abusivos, en lo que creemos es un beneficio particular. Y entonces habremos olvidado a nuestro Creador y a toda su íntegra santa Ley. Por eso no podemos hacer como si fuera posible servir a uno y a Otro.

Debemos, pues, escoger. Y no se trata de una decisión baladí sino de una que tiene reflejo directo en nuestra vida de ahora, en el mundo pero, sobre todo, en la que ha de venir, en la eterna. Y es que despreciar a Dios por el dinero, por servir a otro señor que no sea el Señor, sólo puede tener consecuencias malas para nosotros. Y no es que Dios nos vaya a castigar por eso sino que nosotros mismos, voluntariamente, nos hemos castigado con nuestras acciones u omisiones sustentadas en un amor desmedido hacia lo que es caduco.

PRECES

Por todos aquellos que no es fiel en lo poco.

Roguemos al Señor.

Por todos aquellos que aman en exceso el dinero y olvidan a Dios.

Roguemos al Señor.

ORACIÓN


Padre Dios; ayúdanos a amarte por sobre todas las cosas.

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

 

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

……………………

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Saber lo que nos corresponde hacer es saber lo que quiere Dios de nosotros.

10.09.22

La Palabra para el Domingo – 11 de septiembre de 2022

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Como es obvio, hoy no es domingo 11 sino sábado, 10 de septiembre de 2022. Esto lo decimos porque hemos publicado hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana, el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del domingo siguiente.


También lamento no haberme dado cuenta de que publicando este comentario a determinada hora de España aún es viernes en la América hispana. Por eso, y por cumplir con el horario y que las cosas sean razonables, es publicado este comentario ahora, a esta hora en España cuando ya es sábado en América. Y a lo mejor es posible que haya quien piense que decir esto no hace falta pero con franqueza digo que creo es necesario y más que necesario.

Lc 15, 1-10

“1 Todos los publicanos y los pecadores se acercaban a él para oírle, 2 y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: ‘Este acoge a los pecadores y come con ellos’. 3 Entonces les dijo esta parábola. 4 ‘¿Quién de vosotros que tiene cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las 99 en el desierto, y va a buscar la que se perdió hasta que la encuentra? 5 Y cuando la encuentra, la pone contento sobre sus hombros; 6 y llegando a casa, convoca a los amigos y vecinos, y les dice: ‘Alegraos conmigo, porque he hallado la oveja que se me había perdido.’ 7 Os digo que, de igual modo, habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por 99 justos que no tengan necesidad de conversión. 8 ‘O, ¿qué mujer que tiene diez dracmas, si pierde una, no enciende una lámpara y barre la casa y busca cuidadosamente hasta que la encuentra? 9 Y cuando la encuentra, convoca a las amigas y vecinas, y dice: ‘Alegraos conmigo, porque he hallado la dracma que había perdido.’ 10 Del mismo modo, os digo, se produce alegría ante los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta’”

COMENTARIO

Cristo ha venido a por nosotros, pecadores


Ciertamente, cuando el Hijo de Dios se encontró en el tipo de personas que lo perseguían, debió creer que era una fauna humana muy extraña aquella que le había dado su Padre del Cielo para que la entrara en el redil del Todopoderoso. Sin embargo, bien sabía Jesucristo que debía hacer lo que se le había dicho que hiciera y que no era otra que convertir, hacer que amasen de verdad al Creador y, en fin, que se diesen cuenta de que lo que ellos tenían por bueno y mejor ni era tan bueno ni cosa tan mejorada…

Jesucristo predicaba. Eso lo sabemos. También sabemos que, para perseguirlo, debía ser escuchado. Y aquellos que no lo querían nada de nada también acudían cada vez que hacía un alto en su camino y procuraba enseñar a muchos de los corazones duros que allí había. Y lo escuchaban, seguramente, con más atención que otros. Y es que ellos, fariseos o doctores de la ley, creían saber por dónde coger en un renuncio a Aquel que había venido, según el parecer de ellos, a quitarles toda su clientela y eliminar, de paso, los pingües beneficios de su acción… u omisión.

Pues bien. Como decimos, el Hijo de Dios era escuchado, además de por la gente común, pobre, perseguida por lo que fuera (enfermedad, por ejemplo) por otros considerados pecadores. Y así, por ejemplo, en este texto de San Lucas se nos habla que allí había pecadores pero, sobre todo, “publicanos” considerados por muchos como, por decirlo así, pecadores de primera división, de los más en el pecado. Y es que les arrebataba su dinero para dárselo al invasor romano, con ser recaudadores de impuestos como eran…

Pues bien, había también de esos que, directamente, querían acusar a Jesucristo de lo que fuera. Y, por eso, tanto fariseos como escribas, de mente algo estrecha pero de acusación rápida, andaban por aquellos lares porque querían oír pero no escuchar.

Miradas al cielo: « HABRÁ MÁS ALEGRÍA EN EL CIELO POR UN SOLO PECADOR QUE SE  CONVIERTA »



Murmuraban. Y con esto nos quiere decir el Evangelista que no levantaban la voz acusando a Cristo. No. Ellos, en voz baja, entre ellos, acusaban al Maestro de comer, ¡vaya!, con pecadores que, además, ¡acoge!

¡Qué barbaridad!, debían pensar. Aquel Maestro, que tanto parecía saber de la Ley de los Profetas, no apreciaba que estaba reunido con muchos pecadores.

Pero Jesucristo, sin embargo, sabía más que bien con quién estaba reunido o, mejor, a quiénes estaba hablando. Y sí, eran pecadores.

Entonces viene y llega la lección que debían haber aprendido (que no fue así, claro) tanto fariseos como escribas.

El caso es que Jesucristo había venido a buscar a la oveja perdida de Israel. Y entre aquellos allí presentes había muchas que se habían perdido. Y estamos más que seguros que fariseos y escribas se encontraban entre las perdidas, ovejas que habían querido ir por un camino no trazado por Dios sino construido, a su gusto y medida, por el hombre, supuestamente, creyente. Pero ellos no se daban por aludidos sino que sólo manifestaban, aunque fuera murmurando, que aquel hombre, aquel Maestro, andaba con cierto tipo de personas no recomendables…

Jesucristo, sin embargo, sabe (y lo dice ahora mismo) que es muy importante que un pecador deje de serlo y se convierta a Dios y lo haga de verdad y de corazón. Y muchos de los allí presentes iban a salir de aquella predicación, verdaderamente, convertidos y salvados.

Había quien, al contrario, iba a continuar en su pertinaz persecución del Hijo de Dios: ciegos, ellos; sordos, ellos, y mirando para otro lado cuando era aludido, también ellos.

En fin…


PRECES

Pidamos a Dios por no quieren escuchar las palabras de Cristo.

Roguemos a Dios.

Pidamos a Dios por no estiman conveniente convertirse a Dios Padre Todopoderoso y a su Hijo Jesucristo.

Roguemos al Señor.

ORACIÓN

Padre Dios; gracias por querer que vayamos a tu amado y divino redil.


Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

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Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Conversión diaria, confesión de fe, ha de ser la nuestra.

3.09.22

La Palabra para el Domingo – 4 de septiembre de 2022

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Como es obvio, hoy no es domingo 4 sino sábado, 3 de septiembre de 2022. Esto lo decimos porque hemos publicado hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana, el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del domingo siguiente.


También lamento no haberme dado cuenta de que publicando este comentario a determinada hora de España aún es viernes en la América hispana. Por eso, y por cumplir con el horario y que las cosas sean razonables, es publicado este comentario ahora, a esta hora en España cuando ya es sábado en América. Y a lo mejor es posible que haya quien piense que decir esto no hace falta pero con franqueza digo que creo es necesario y más que necesario.

Lc 14, 25-33

“25 Caminaba con él mucha gente, y volviéndose les dijo: 26 ‘Si alguno viene donde mí y no odia a su padre, a su madre, a su mujer, a sus hijos, a sus hermanos, a sus hermanas y hasta su propia vida, no puede ser discípulo mío. 27   El que no lleve su cruz y venga en pos de mí, no puede ser discípulo mío. 28 ‘Porque ¿quién de vosotros, que quiere edificar una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, y ver si tiene para acabarla? 29 No sea que, habiendo puesto los cimientos y no pudiendo terminar, todos los que lo vean se pongan a burlarse de él, diciendo: 30 ‘Este comenzó a edificar y no pudo terminar.’  31 O ¿qué rey, que sale a enfrentarse a otro rey, no se sienta antes y delibera si con 10.000 puede salir al paso del que viene contra él con 20.000?  32 Y si no, cuando está todavía lejos, envía una embajada para pedir condiciones de paz. 33 Pues, de igual manera, cualquiera de vosotros que no renuncie a todos sus bienes, no puede ser discípulo mío.’”

COMENTARIO

Cargar con nuestra cruz supone mucho


Jesús era perfectamente consciente de que había muchos de los que en su tiempo vivían que le seguían. Es decir, no ignoraba que había a los que enseñar y que tal era la misión que le había sido encomendada.

Ahora Jesús sorprende a los que le siguen. Es decir, de pronto se vuelve hacia ellos y les hace ver que una cosa es seguirlo de aquella manera y otra, muy distinta, la profundidad de tal seguimiento.

¿Qué les dice Jesús?

Antes que nada, se deduce de todo lo que habla que debemos pensar más que bien cuál es nuestra situación espiritual. Y es que ir tras Él no parecía ser suficiente como para salvarse y alcanzar la vida eterna.


En primer lugar, Jesús dice algo terrible: para seguirlo hay que odiar a su padre, a su madre, etc.

Eso, así dicho, suena muy duro. En el corazón de cualquiera que alguien te diga, por muy Maestro que sea, que debes odiar a tu familia para seguirlo no deja de ser sorprendente. ¿Qué tipo de doctrina estaba transmitiendo?

Antes que nada, que no hay que mirar hacia atrás para seguir al Hijo de Dios. Y eso quería decir, en efecto, “odiar” todo lo que, hasta entonces, había sido una vida ordinaria. No significaba ni podía significar olvidar a la propia familia sino poner a cada cual en el sitio correcto del corazón.

Lectio Divina: Lectio Divina : Domingo, 8 de Septiembre, 2013 : Evangelio  según San Lucas 14, 25-33. : (23ª Semana del Tiempo Ordinario - Ciclo C -)

Algo más. Jesús también habla de la cruz. No se refiere, ahora, a la suya sino a la que cada cual carga sobre sus espaldas. Y hay que cargar con ella si es que se quiere seguir a Jesucristo. 

Lo que quiere decir el Mesías es que lo mismo que cargó Él con la suya camino del Calvario, cada uno de los que quieran seguirle tienen que hacer lo propio con aquello que es su carga espiritual. Dejarla a un lado no es una opción para poder ser llamado, de verdad, discípulo de Cristo.

Y, por último, Jesús habla de renunciar a todos los bienes. Y eso, escuchado por algunos, era muy difícil de digerir.

Prescindir de los bienes que cada uno tiene no es cosa fácil. Pero como el Hijo de Dios no podía querer decir que todos sus discípulos vivieran en la más absoluta pobreza es mejor creer que quería que se renunciara a todo lo que podía suponer una carga innecesaria en el caminar hacia el definitivo Reino de Dios.


Jesucristo, en este texto del Evangelio de San Lucas, promete algo sin decirlo: la vida eterna a todo aquel que le siga en las condiciones que expone el Hijo de Dios. Y sólo así.

PRECES


Por todos aquellos que no quieren caminar tras Cristo.

Roguemos al Señor.

Por todos aquellos que no quiere cargar con su propia cruz.

Roguemos al Señor.


ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a cargar con nuestra cruz.


Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

……………………

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

¡Qué buena cosa es saber cuál es nuestra cruz!

27.08.22

Palabra para el Domingo – 28 de agosto de 2022

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Como es obvio, hoy no es domingo 28 sino sábado, 27 de agosto de 2022. Esto lo decimos porque hemos publicado hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana, el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del domingo siguiente.


También lamento no haberme dado cuenta de que publicando este comentario a determinada hora de España aún es viernes en la América hispana. Por eso, y por cumplir con el horario y que las cosas sean razonables, es publicado este comentario ahora, a esta hora en España cuando ya es sábado en América. Y a lo mejor es posible que haya quien piense que decir esto no hace falta pero con franqueza digo que creo es necesario y más que necesario.

Lc 14, 1.7-14

“1 Y sucedió que, habiendo ido en sábado a casa de uno de los jefes de los fariseos para comer, ellos le estaban observando.7 Notando cómo los invitados elegían los primeros puestos, les dijo una parábola: 8 ‘Cuando seas convidado por alguien a una boda, no te pongas en el primer puesto, no sea que haya sido convidado por él otro más distinguido que tú, 9 y viniendo el que os convidó a ti y a él, te diga: ‘Deja el sitio a éste’, y entonces vayas a ocupar avergonzado el último puesto. 10    Al contrario, cuando seas convidado, vete a sentarte en el último puesto, de manera que, cuando venga el que te  convidó, te diga: ‘Amigo, sube más arriba.’ Y esto será un honor para ti delante de todos los que estén contigo  a la mesa. 11 Porque todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado.’ 12 Dijo también al que le había invitado: ‘Cuando des una comida o una cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a tus vecinos ricos; no sea que ellos te inviten a su vez, y tengas ya tu recompensa.  13 Cuando des un banquete, llama a los pobres, a los lisiados, a los cojos, a los ciegos; 14  y serás dichoso, porque no te pueden corresponder, pues se te recompensará en la resurrección de los justos.’

COMENTARIO


Saber humillarse para ser salvo

Ciertamente, Jesús tenía una misión clara que llevar a cabo. Es decir, cuando es enviado por Dios al mundo ha de hacer posible que sus hermanos los hombres se salven porque estaban más que necesitados de salvación y del perdón del Creador.

Jesús, en este caso y en aquella comida en cada un fariseo importante, observa. Podemos imaginarnos al Hijo de Dios sentado en sitio preferente (aquellos hombres querían presumir además de perseguir torticeramente). Mira lo que hacen aquellos que han sido invitados, como él, a casa de aquel hombre considerado jefe de los más poderosos de entre los suyos.

Se da cuenta de la innecesaria y absurda vanidad del hombre. Y es que conforman van llegando buscan los mejores puestos. Quieren estar cerca tanto del propio Jesús como de sus superiores espirituales y, también, sociales.

Pero el Hijo de Dios, que sabe qué quiere su Padre Todopoderoso, debe intervenir. Y es que no deja pasar ocasión alguna para enseñar, con autoridad (como se le dice, al menos, en una ocasión) lo que es importante saber.

Lo que importa, de cara a Dios y a su definitivo Reino (la salvación eterna) no es querer sobrepasar a los demás, querer estar por encima del prójimo. No. Lo que es importante para Dios es que sus hijos los hombres sepan humillarse.

Decir eso podría parecer algo así como pedir a cada ser humano que deje de considerarse el primero para ser el último. Y eso es, exactamente, lo que quiere decir Jesús cuando habla de que al ser invitado no hay que buscar sobresalir sino, en todo caso, situarse el último.

Lectio Divina: 31 de octubre de 2020 – Iglesia en Aragon

No vayamos a creer que eso lo dice Jesús para que quien así actúe lo haga con vistas a ser honrado puesto en lugar mejor al que se había situado quien así había procedido. No. Lo que quiere decir con eso el Emmanuel es que, desde el mismo momento en el que entra en el lugar preparado para la comida ha de actuar humildemente… y sin buscar nada a cambio. Y así lo dice Cristo porque sabe que Dios da el salario a sus hijos y, con toda seguridad, recompensará (mediante quien haya invitado a la comida) a quien ha actuado, primero, humildemente y, también, sin otras obscuras intenciones: ha actuado así porque así se lo ha sugerido su tierno corazón y porque sabe que ha de ser humilde.

Eso era para el visitante pero Cristo también tenía un consejo importante para aquel fariseo rico. Y era que debía tener en cuenta no sólo a los poderosos sino, sobre todo, a los pobres, a los que padecían alguna enfermedad.

¿Le estaba sugiriendo Jesús que traicionara sus costumbres?

Exactamente, eso era lo que estaba haciendo y, de paso, procurando la salvación de aquella persona que tan equivocada estaba en según qué tipo de actuaciones.

De todas formas, podemos ver que Jesús habla de un tiempo futuro. Habla, pues, de la vida eterna y, en concreto, del momento en el que cada uno de aquellos iba a ser juzgado por Dios. Y es que tanto en el caso de quien acude a la fiesta como de quien invita, Jesús habla de que “será humillado” o “será ensalzado” o, también, que “se te recompensará”. Y aquí está la clave: “en la resurrección de los justos”.


“La resurrección de los justos” es expresión meridianamente clara de qué va a pasar pero, sobre todo, de cómo se ha de actuar en cada caso particular y, en concreto, en cada momento de nuestra vida.

En resumidas cuentas: la humillación propia en doble sentido: ante nuestros actos y con relación al prójimo. En todo caso es necesario humillarse, volver a ser barro del que salimos.


PRECES

Por todos aquellos que no quieren humillarse.

Roguemos al Señor.

Por todos aquellos que prefieren el mundo actual al que ha de venir.

Roguemos al Señor.


ORACIÓN

Padre Dios; danos fuerza para ser capaces de ser humildes.

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

……………………

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Saber ser humilde es el secreto de muchos bienes espirituales.

20.08.22

La Palabra para el domingo- 21 de agosto de 2022

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Como es obvio, hoy no es domingo 21 sino sábado, 20 de agosto de 2022. Esto lo decimos porque hemos publicado hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana, el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del domingo siguiente.


También lamento no haberme dado cuenta de que publicando este comentario a determinada hora de España aún es viernes en la América hispana. Por eso, y por cumplir con el horario y que las cosas sean razonables, es publicado este comentario ahora, a esta hora en España cuando ya es sábado en América. Y a lo mejor es posible que haya quien piense que decir esto no hace falta pero con franqueza digo que creo es necesario y más que necesario.

Lc 13, 22-30

“22 Atravesaba ciudades y pueblos enseñando, mientras caminaba hacia Jerusalén.  23 Uno le dijo: ‘Señor, ¿son pocos los que se salvan?’ Él les dijo: 24 ‘Luchad por entrar por la puerta estrecha, porque, os digo, muchos pretenderán entrar y no podrán. 25 ‘Cuando el dueño de la casa se levante y cierre la puerta, os pondréis los que estéis fuera a llamar a la puerta, diciendo: ‘¡Señor, ábrenos!’ Y os responderá: ‘No sé de dónde sois.’ 26 Entonces empezaréis a decir: ‘Hemos comido y bebido contigo, y has enseñado en nuestras plazas’; 27 y os volverá a decir: ‘No sé de dónde sois. ¡Retiraos de mí, todos los agentes de injusticia!’  28   ‘Allí será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abraham, Isaac y Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios, mientras a vosotros os echan fuera. 29 Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se pondrán a la mesa en el Reino de Dios. 30 ‘Y hay últimos que serán primeros, y hay primeros que serán últimos.’”

        

COMENTARIO

Sobre puertas y entradas al Cielo

 

Sin duda alguna, este texto del evangelio de San Lucas tiene todo que ver con algo que, tantas veces, ha señalado el Hijo de Dios: la salvación eterna. No otra cosa quiere decirnos con estas palabras Quien trajo la de Dios al mundo. 

La voluntad de cada cual que tiene fe es salvarse. Por eso no es nada extraño que alguien le pregunte a Jesús si son pocos los que se han de salvar. A lo mejor, había escuchado al Maestro que la cosa no es tan fácil. No es imposible pero no tan fácil como pudiera pensarse porque no siempre se la ecuación hijo de Dios=salvación eterna. 

Abunda Cristo mucho en esto aquí. Es decir, dice por activa y por pasiva el qué y el cómo al respecto de la salvación eterna.

A la pregunta citada responde con una claridad, con una sencillez no exenta de misterio. 

Nos habla de la puerta estrecha. Y es que muchos, también dice eso, quieren entrar por otra, la ancha, y eso, en esto, no es posible. 

¿Y qué es eso de la puerta estrecha y la puerta ancha? 

Formación Pastoral para Laicos: “Luchad por entrar por la puerta estrecha”

Al Cielo, al definitivo Reino de Dios, sólo se puede llegar si hay verdadera entrega espiritual y, no lo olvidemos, material (en cuanto servicio al prójimo con todo lo que eso supone). Y eso no es siempre fácil. Tal es la puerta estrecha: sacrificada y con sus propias cruces. 

Por otro lado, la ancha supone querer acumular para este mundo y no para el venidero, precisamente, la vida eterna: aparentemente divertida  tal puerta y mundana (eso seguro). Y eso no es demasiado recomendable porque ya sabemos lo que supone, de cara al distanciamiento de Dios, querer más a este mundo que al otro… 

A este respecto, puede haber equivocaciones varias. Y es que pudiera existir quien crea que ha hecho lo que debía cuando, en realidad, se había alejado mucho de la santa voluntad de Dios. Y a tales almas son a las que se les dirá que nada tienen que ver ni con el Hijo ni con el Padre ni con el Espíritu Santo. Es más, a tales almas, seguramente convencidas de su equivocación pero perseverantes en el error, no se las dejará entrar en el Cielo y deberán quedarse a sus puertas donde, en efecto, es el llanto y el rechinar de dientes lo que más abunda. 

Es más, Cristo avisa para aquellos que le escuchan y que se veían ya en el Cielo por ser miembros del pueblo elegido por el Todopoderoso que deben tener cuidado con lo que piensan: Dios es Padre de todo ser humano y es más que posible (seguro que es así) que habrá quien crea que lo tiene todo hecho y cuando ya no haya remedio… vea que no tiene nada hecho; al contrario, habrá quien crea que no tendrá acceso al Cielo cuando, en realidad, la santa voluntad de Dios, se lo permitirá. Y eso, digámoslo claramente, es un misterio que no somos capaces de comprender y, además, ¡ni falta que hace!, pues la comprenderemos cuando, ¡Dios quiera!, estemos en el Cielo. Ahora nos basta con creer y confiar. 

De todas formas, atentos debemos estar a esto: “Y hay últimos que serán los primeros, y hay primeros que serán últimos”. 

¿Qué queremos ser?

 

PRECES

Por todos aquellos que no quieren aceptar entrar al Cielo por la puerta estrecha.

Roguemos al Señor.

Por todos aquellos que no se dan cuenta de lo que supone ser últimos.

Roguemos al Señor.

  

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a ser últimos y a no querer primeros.

 

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

……………………

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Nos conviene mucho más buscar la puerta estrecha.