Juan Pablo II Magno - El hombre
El hombre, el ser humano creado por Dios y al que insufla, en su espíritu, la Ley Natural que, desde el Padre, le trae la vida, fue, a lo largo de la existencia de Juan Pablo II Magno, el eje fundamental de su devenir como Santo Padre.
Sabiendo que el hombre tiene en Jesucristo un modelo donde mirarse y una luz desde donde orientar su vida, no era de extrañar que, precisamente, la primera de sus Encíclicas (4 de marzo de 1979) tuviera el nombre que tenía y la dedicara a Quien la dedicó: “Redemptor hominis” (Rh desde ahora) y a Jesucristo, Hijo de Dios, hombre y hermano nuestro.
¿Qué importancia puede tener que el semejante la tuviera tanta para el Papa venido del este del telón de acero y que fuera Jesucristo el que diera solución efectiva a las cuestiones radicalmente importantes de su vida?
Ya son muy conocidas las frases dichas por Juan Pablo II Magno al poco tiempo de ser elegido sucesor de Juan Pablo I. Aquellas expresiones sobre el miedo, en un tiempo como el que nos ha tocado vivir, causaron, entonces un estupor importante pero, a la vez, supusieron una especie de trampolín espiritual desde el que arrojarse, directamente, al mundo a transmitir la Palabra de Dios y a hacerla carne en la vida ordinaria.