12.02.17

“Si estás enamorado ¡no te cases!”

Después de convertir sus anteriores campañas en un éxito viral, la iniciativa soyamante.org  acaba de lanzar su cuarta propuesta: “Si estás enamorado ¡no te cases!”

No os dejéis llevar por el título. Es más, mirarlo hasta el final y comprenderéis el verdadero significado del amor, de pasar del bien posible al bien real, de no quedarte en la posibilidad sino en la posesión del bien, en la verdadera entrega de las parejas que se aman. Más aun,como dice el Santo Padre ,"el amor no termina cuando os habéis conquistado el uno al otro, sino es en precisamente en este momento cuando inicia".

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19.01.17

Efecto acogida

Yo no sé a ustedes, pero a mí, cada vez que veo las imágenes de los refugiados ateridos de frio, de los niños sorbiendo un poco de sopa caliente, de los ancianos con sus pies descalzos sobre la nieve, de los hombres y mujeres con la desesperación en los ojos, … se me desgarra el alma y … ¡se me cae la cara de vergüenza!

Es más, sus miradas desgarradoras nos despiertan a la realidad y nos proyectan, como en un espejo, el grado de envilecimiento, de sinrazón y de egoísmo en la que muchos de nosotros estamos inmersos, preocupados por nimiedades, en muchos casos, intrascendentes. ¡Todos y cada uno de nosotros somos cómplices del dolor, de la tragedia, de la humillación!

Pero esta mañana temprano, una gran amiga me ha reenviado un link de una iniciativa “de un grupo de católicos de distintas procedencias y sensibilidades que quieren hacer llegar a la Iglesia y a la Sociedad su reflexión sobre la realidad que viven en todo el mundo los emigrantes y refugiados y que en estos momentos se torna en dramática ante la situación que viven miles de seres humanos a las puertas de Europa” que me ha devuelto la esperanza.

Se trata de EFECTO ACOGIDA, que como ellos mismos dicen, “no tiene otra pretensión que llamar a las conciencias de todos los hombres y mujeres de buena voluntad, creyentes y no creyentes… y llamar a la implicación en las movilizaciones que distintas Entidades y Organizaciones de la Sociedad Civil están realizando de cara a presionar a los Gobiernos. El drama que estamos viviendo pone en cuestión la humanidad de nuestra Sociedad. Los seres humanos necesitan, necesitamos, otras respuestas”.

En el documento plantean una serie de “medidas políticas que más allá de destinar ingentes recursos económicos y humanos para proteger las fronteras, eviten el hambre, el sufrimiento y la muerte de los refugiados que malviven al otro lado de las vallas que hemos levantado”.

 

“Por lo tanto, ante la gravedad y urgencia de la situación exigimos:

 

– Atención humanitaria urgente a migrantes y refugiados a las puertas de Europa, empezando por alojamiento digno, atención sanitaria y escolar y reagrupamiento familiar.

 

– Evacuación y corredores seguros para las personas que huyen de las guerras.

 

– Implantación por parte de los Estados de nuevos lugares de acogida que respeten los derechos de migrantes y desplazados internos, a la vivienda, el trabajo, la salud y educación de los niños.

 

– Promulgación de leyes justas que apoyen la unidad familiar y respeten escrupulosamente los derechos del menor.

 

– Cooperación explícita de los Gobiernos y de la Unión europea con las distintas organizaciones (gubernamentales, no gubernamentales, religiosas y ciudadanas) que están trabajando sobre el terreno.

 

– Hacer realidad la libre circulación de las personas y su establecimiento en condiciones dignas.

 

– Exigir el reconocimiento internacional de los migrantes y desplazados por razones de hambre y económicas bajo el estatus de “refugiados”.

 

– Crear un fondo mundial económico en el marco de la ONU que permita una intervención inmediata ante situaciones de riesgo que puedan provocar la migración y desplazamiento de la población.

 

– Eliminar la deuda externa de los países empobrecidos, de sus intereses y de todos los condicionantes que de ella provengan.

 

– Construir un nuevo orden económico internacional basado en el diálogo, la cooperación y la solidaridad entre los pueblos para que el mundo sea casa común de todos los hombres”.

 

¡No podemos permanecer impasibles ante esta situación!

Si quieres adherirte al documento pincha AQUÍ.

 

8.12.16

¡Nos vemos mañana!

Madre Inmaculada,

A estas horas en los que toda mi familia duerme es cuando más me gusta hablar contigo.

A solas, tu y yo, con tranquilidad, con la intimidad que ayuda el silencio de un hogar de familia numerosa. Ya te imaginas que hay pocos ratos en esta casa en los que podemos hablar, tu y yo, con un poco de sosiego, de recogimiento ¿verdad?

 Y más el día en que la Iglesia celebra la fiesta de la Inmaculada Concepción de María

Sé que cada mañana me esperas para que te cuente mis preocupaciones, mis alegrías, mis pequeños-grandes anhelos de mi marido, mis hijos, mis amistades… Y también, para que te pida ayuda, consejo, para hacer las cosas del día a día un poco mejor como esposa, madre trabajadora y mujer cristiana.

Soy consciente de cuantísimo me quieres, que te adelantas, como la mejor de las madres, a mis necesidades, a mis suplicas, porque eres madre, mi Madre, la Madre de Dios. ¡Tú lo puedes todo! Y El, Tu Hijo, no sabe negarte nada.

Es más, a lo largo del día- no todo lo que debería, es cierto-, me gustaría recordar estas palabras  de San Josemaría Escrivá de Balaguer: “¡Madre! —Llámala fuerte, fuerte. —Te escucha, te ve en peligro quizá, y te brinda, tu Madre Santa María, con la gracia de su Hijo, el consuelo de su regazo, la ternura de sus caricias: y te encontrarás reconfortado para la nueva lucha”.

Porque sé que no dejas de pensar en mí, en las ganas de ayudarme a transformar todo lo humano en divino, en protegerme,… Es más, soy consciente de que muchas veces me ayudas y  yo, como una hija tonta y desagradecida, ni me entero. Y me olvido de contarte, y me excuso en una simple mirada a tu imagen del escritorio, o en una sencilla jaculatoria, o peor aún, en una petición que requiere una solución rauda y veloz.

Es más, cuando algo no sale como espero, me “enfado” contigo, te reclamo más y más rápida tu intercesión, la solución que creo que necesito hoy y ahora mismo. ¡No lo  pillo, ¿verdad?!

Me falta confianza y abandono, estoy segura, para comprender que Dios tiene sus planes, su tiempo, y que esta espera es lo que más me conviene para mi felicidad y la de los míos. Y por esta actitud mía, Madre mía, te pido perdón. Un perdón sincero y humilde…de corazón. Y te prometo intentar ser más dócil a la Voluntad de tu Hijo, pues aunque muchas veces no soy capaz de verlo o entenderlo, todo lo que me sucede, es para nuestro bien.

Y a pesar de mi comportamiento, Tu, mi madre, me sigues queriendo, te alegras de que acuda a Ti como una niñata atontada, me miras con ojos de cariño, con comprensión, con dulzura, y me dices: Tranquila, ten paz y no te agobies, “no temas. ¿No estoy yo aquí, que soy tu Madre? ¿No te encuentras bajo mi sombra, a mi cobijo? ¿No soy yo la fuente de tu alegría? ¿No estás tú en el pliegue de mi manto, en el cruce de mis brazos?”

Ya sabes que siempre le hablo bien de ti a mi Hijo, y alcanzaré de Él todas las cosas buenas que necesites.

Madre, tú me has enseñado que las pequeñas cosas son las que hacen puntales grandes y firmes. Como madres que somos las dos lo sabemos muy bien. Esos pequeños detalles de servicio, de buen humor, de paciencia, de comprensión, de escucha, de trabajo bien hecho,…si esta hecho por amor, que es lo que tu Hijo nos pide cada día, se convierten en cosas grandes, en oración, en la clave de la felicidad, en el camino de nuestra vocación cristiana. ¡Qué grande, privilegiada y esencial es la vida de una madre!

Por eso, hoy te pido tu ayuda con más intensidad, si cabe. ¡Quiero parecerme cada día más a Ti!, ¡Quiero tener un corazón como el tuyo!  “Ayúdame a pensar como pensarías tú en mi lugar, a trabajar como trabajarías tú, a servir a los demás como tu servirías”. Y todo ello, con la alegría, la paz y la serenidad que me da saber que estas a mi lado.

Gracias Madre.

¡Nos vemos mañana!

 

 

 

27.10.16

¡El cielo y la tierra están de fiesta!

“Alegrémonos todos en el Señor al celebrar este día de fiesta en honor de todos los Santos”

Dentro de unos días celebraremos la festividad de Todos los Santos y la festividad de los fieles difuntos. Fiestas, ambas, que como señaló San Juan Pablo II , “se trata de dos días grandes para la Iglesia que, de algún modo, “prolonga su vida” en sus santos y también en todos aquellos que por medio del servicio a la verdad y el amor se están preparando a esta vida”.

Por ello, no solo el cielo, sino que toda la Iglesia celebra con agradecimiento el deseo de Dios de que “los santos no son superhombres, ni han nacido perfectos. Son como nosotros, como cada uno de nosotros, son personas que antes de alcanzar la gloria del cielo han vivido una vida normal, con alegrías y dolores, fatigas y esperanzas.”, como nos recordaba el Santo Padre Francisco. Y cada uno de estos grandes aliados, amigos, muchos de ellos anónimos, nos recuerdan que  lograron alcanzar la santidad con sus debilidades y actos heroicos, con los mismos medios que nosotros tenemos a nuestro alcance. “Ser santos no es un privilegio de pocos, como quien tuvo una gran herencia. Todos nosotros en el bautismo hemos recibido la herencia que nos permite ser santos. La santidad es una vocación para todos. Todos por lo tanto estamos llamados a caminar en el camino de la santidad y este camino tiene un nombre y un rostro: el rostro de Jesucristo”.

No sé dónde leí estas palabras pero trasmiten a la perfección estas dos celebraciones: “En el cielo están San Chofer de bus y Santa Lavandera de ropa. San Mensajero y Santa Secretaria. Santa Madre de familia y San Gerente de Empresa. San Obrero de construcción y San Agricultor. San Colegial y Santa Estudiante. Santa Viuda, Santa Solterona, Santa Niña y Santa Anciana. San Sacerdote, San Obispo, San Pontífice, San Limosnero, San Celador, Santa Cocinera, San Arrendatario y San Millonario, y muchos más que amaron a Dios y cumplieron sus deberes de cada día”.

Esto me recuerda  a Santa Teresa de Calcuta, a la que le gustaba definirse como  el lápiz de Dios, “un trozo de lápiz con el cual Él escribe aquello que quiere. Soy como el pequeño lápiz en su mano. Eso es todo. Él piensa. Él escribe. El lápiz no tiene que hacer nada. Al lápiz solo se le permite ser usado.”

Quizás sea por esto, que la Iglesia nos invita a honrar  con alegría  y oración a todos los Santos  y difuntos. Padres, madres, hijos, amigos,…  que convirtieron su vida anónima en una decisión de amor, de entrega sin límites, de paz , de alegría ,de valentía silenciosa… de fe.

 

 

28.08.16

Nos jugamos el “para siempre” en el día a día

“La fidelidad se expresa en la constancia a la palabra dada”

 

Rodeados de casos  de roturas familiares dolorosas que producen graves heridas en todos sus miembros, nos pretenden vender el matrimonio como una realidad que anula el libre desarrollo de nuestra personalidad.

Vivimos en una sociedad marcada por el hedonismo y la inmediatez de satisfacciones. La gratificación de acumular sensaciones placenteras y la confusión del amor con la pasión, nos lleva irremediablemente a rechazar el compromiso, trivializar la sexualidad, y cuestionar la fidelidad matrimonial como un acto voluntario “libre, firme y constante de mantenerse vinculado a personas, ideales, y modos de vida, legítimamente aceptados, a pesar de la erosión del tiempo y de los obstáculos interiores y exteriores, que suelen ocasionar de modo natural cambios en el querer”.1

Para muchos, esta aventura maravillosa de darse y unirse en matrimonio “para siempre”  se presenta como un ideal inaccesible, un sí definitivo  difícil de llevar a término. Es más, todavía hay personas que piensan que el matrimonio es un fin y olvidan que es el principio de un proyecto de amor durable y verdadero.

Plantearnos el verdadero significado del matrimonio, y lo que de él se deriva, las responsabilidades que asumimos y el maravilloso reto que tenemos por delante, nos dispone no solo a amar, sino a “querer amar”, puesto que “querer quererte, exclusivamente a ti, hasta el fin de nuestra vida” es y debe ser la melodía más perfecta y maravillosa que podamos realizar. En el matrimonio nadie se somete a nadie. La fuerza del matrimonio es el amor porque me da la gana. Darse y aceptar al otro. Entregarse con libertad, con responsabilidad, con ilusión, con respeto, con alegría. Como dice el profesor Antonio Vázquez: “el amor verdadero respeta siempre al otro en su esencia, le quiere, le acepta tal cual es, le reconoce el derecho a ser él mismo, desea que no abandone su personalidad”.

En la audiencia General del  21 de octubre 2015 el Santo Padre nos alentaba a restituir el honor social a la fidelidad del amor amenazada por un concepto de libertad que rehúye el compromiso. Considerando que la fidelidad conyugal es un valor que se halla actualmente cuestionado por una falsa idea de la libertad, que vivimos en una sociedad que nos lleva a huir de los problemas, y que una gran mayoría “no creen en los compromisos escritos” que implica un proyecto estable y a largo plazo para el que mucha gente no sabe si está preparada o si será capaz de vivirlo,  Francisco señala: “ la fidelidad es una promesa de compromiso que se auto cumple, creciendo en la libre obediencia a la palabra dada. La fidelidad es una confianza que realmente se «quiere» compartir, y una esperanza que se «quiere» cultivar juntos”.

Ahora bien, ¿Cómo mostrar – como nos recordaba San Juan Pablo II-, que “el amor no depende de un momento de fascinación, sino de la respuesta voluntaria y libre que damos a una llamada”?  ¿Qué ingredientes necesitamos para mantener siempre vivo el amor, re conquistarlo  y fortalecerlo, durante toda la vida,  sin dejarlo a la improvisación, al destino, ni a la suerte?  ¿Qué medios humanos y sobrenaturales pondremos a trabajar para respetar, estar vigilantes, y cimentar el compromiso matrimonial durante años?

Tomar todo lo que soy, lo que fui,  y lo que seré y lo que ya nunca podré ser -  mi cuerpo, mis sueños y aspiraciones, mis sentimientos, mis valores y mis talentos, los propios bienes, mis pensamientos más íntimos- y ponerlos en manos de mi otro yo, ahora y para siempre, es un salto en el vacío, un riesgo total, un perderse que sólo se acepta por algo inexplicable que la sola razón susurra al corazón: “Querer amarte exclusivamente a ti todos los días de mi vida”.  

“Vivir juntos es una arte, es un camino paciente, bello y fascinante. No acaba cuando os habéis conquistado uno a otro. Es más, precisamente es entonces cuando inicia”, nos recordaba el Papa Francisco. Y es que, este compromiso de libertad y  la voluntad de compartir todo este  proyecto de vida no es un imposible.  ¡Querer quererte, exclusivamente  a ti, hasta el fin de nuestra vida, además de una aventura maravillosa, alegre y sólida, es uno de los caminos que recorrer más importantes de nuestra vida. El solo hecho de mirarnos a los ojos y decirnos diariamente “siempre te volvería a escoger a ti, y solo a ti”, lleva consigo la puesta en marcha de un proyecto de amor de por vida en el que “por pesadas y tormentosas que sean las pruebas que nos esperan, no estaremos nunca abandonados a nosotros mismos, no caeremos nunca de las manos del Señor, las manos que nos crearon y que ahora nos siguen en el itinerario de la vida. Como confesará San Pablo: “Quien inició en vosotros esta buena obra, la irá consumando”.2

nuestra vida, como la de todos, es una película en blanco y negro llena de victorias y fracasos, de momentos alegres y tristes, de diferencias y consensos,…Por eso mismo, saber enamorarse muchas veces, de la misma persona requiere de nuestra inteligencia, voluntad y libertad, para garantizarnos el éxito.

Como decía el filósofo danés Sören Kierkegaard: “Por jovial e indescriptible que sea el amor, siente la necesidad de atarse. Solamente cuando el amor es un deber está eternamente asegurado. Esta seguridad que confiere la eternidad disipa toda inquietud y hace al amor perfecto. Porque el amor inmediato que se contenta con existir, no puede verse libre de cierta angustia, la de poder cambiar. Por el contrario, el verdadero amor, que se ha hecho eterno al convertirse en deber, no cambia jamás. Solamente cuando el amor es deber es también eternamente libre, en una dependencia feliz".3

¿Qué pasaría en el mundo sin la fidelidad de muchos matrimonios que se prometieron amor eterno y  que cada día  que pasa se quieren más a pesar de las pruebas y obstáculos propios del día a día? Y por otra parte, ¿Cómo es posible que dos personas, que pueden ser tan diferentes, hayan podido vivir juntas durante tantos años, y se quieran hoy muchísimo más que el día que se comprometieron?

En este sentido, tenemos una  gran responsabilidad con las nuevas generaciones. Es más,  no es suficiente exponer una doctrina cristiana sobre el matrimonio y la familia. Es necesario vivirla intensamente y transmitirla con un ejemplo de vida alegre, viva, jovial, joven e ilusionada, a pesar de los años; que resulte un ejemplo accesible para todo el que quiera amar, un ejemplo de coherencia, de lucha, de fidelidad, sereno y seguro,….

He aquí un par de testimonios que dan fe. Dos matrimonios que cuentan en su haber muchos años de fidelidad.

Cristina y Fernando

“Después de más de treinta y siete años de matrimonio, sin que el Señor nos haya bendecido con descendencia, sí que nos ha sabido ayudar para que nuestra unión permanezca intacta, fiel y sólida. El secreto radica en pensar constantemente en la felicidad del otro, en hacer lo que más le puede gustar, y si no puede ser, llegar a un acuerdo amigable y consensuado con alegría. En no romper nunca esa cuerda que nos une, pues luego es muy difícil recuperarla entera y sin jirones.

En pensar lo injusto que es el conducirse infielmente, cuando la otra parte está luchando por mantenerla. En saber perdonar y olvidar de todo corazón y sin rencores cualquier fallo. En pensar que el otro siempre es mejor que uno mismo”.

Margarita y José Manuel

Margarita: “La fidelidad es una opción, una opción de vida. He decidido, hemos decidido, y  por tanto es un acto de la voluntad: ser fiel a un compromiso que adquirí hace 29 años. Una decisión, una opción, y por lo tanto, creemos que la voluntad ocupa un lugar predominante por encima de los sentimientos, porque los sentimientos son muy traicioneros.

 A veces uno- o los dos-se puede entretenerse cuando se encuentra con aquel amigo – o amiga- que fue su primer amor, y pensar que tal vez me hubiera ido mejor con él …Y puede ser le contaría ,le abriría mi intimidad en momentos duros – que los hay- en mi matrimonio…  O incluso, recrearía aquellos antaños y juveniles momentos en mi recuerdo y me ilusionaría…Pero, si te dejas llevar por esos sentimientos, automáticamente dejas de ser fiel, aunque sea de pensamiento.

Ahora bien, hoy en día, ser fiel es ir muy  a contracorriente…Mucha gente piensa que uno puede ser infiel desde la imaginación, y que a eso no se le puede considerar una infidelidad matrimonial. Nosotros no lo creemos así. Es más: estamos convencidos que es un germen de infidelidad grave.

José Manuel: “Después, también hay otras claves de la fidelidad en mi matrimonio que son más de tipo práctico, más sencillas… ¿Por qué no? ¿Por qué no ser fiel, si en mi vida a todas las personas que conozco que han sido fieles les ha ido bien, y a las que no lo han sido les ha ido muy mal. ¿Por qué complicarme la vida buscando otras cosas fuera de lo que ya tengo?. O simplemente,  ¿por qué voy a tirar por la ventana  todo un proyecto de vida común?

No creemos que haya una fórmula mágica, ni piedra filosofal, para todos. Cada matrimonio tiene sus propias estrategias. En nuestro caso, la fidelidad está basada también en que estamos bien juntos, lo pasamos muy bien, y procuramos tener momentos para disfrutar juntos que eviten la monotonía, la rutina”.

Resumiendo, como apunta Margarita: “Es una decisión voluntaria, libre, y diaria. Pues, como nos dice el Santo Padre Francisco: -“Crecer juntos, haciéndose —el uno para el otro— más hombre y más mujer, es  un trabajo de todos los días, un trabajo artesanal, un trabajo de orfebrería”.

Y como adornos, pasarlo bien con tu marido, pequeños detalles para estar juntos, pasear, hablar, una cena especial, su dulce favorito, una salida al cine,…”.

 

  1. José Morales, Fidelidad, Rialp, 2004

  2. Benedicto XVI, Catequesis, 7 de diciembre de 2005

  3. Sören Kierkegaard, Vie et Regne de l´amour, 1946

 

Publicado en Temes d´avui, n.51-52