Al pie del cañón

Mala época han elegido mis hijos adolescentes para visitar a sus amigos de Pozuelo antes de comenzar las clases.

El comportamiento de estos jóvenes en las fiestas de este municipio, los videos y comentarios colgados en Youtube sobre los incidentes de Pozuelo, resultan cuando menos preocupantes.

Que los jóvenes de nuestro país practican el botellón no es nada nuevo. Y que cada vez son más jóvenes los que lo practican y lo conviden imprescindible para divertirse, tampoco. Solo hay que pasearse por las calles de las pequeñas y grandes ciudades para saber qué es y cómo se desarrolla. Grupos de chicos y chicas, con sus bebidas baratas en la mano se convierten en “dueños de la calle y hacen la noche”. Ruidos, suciedad, peleas, accidentes, protestas de los vecinos, intervención de la policía y comas etílicos que saturan las salas de urgencias de los hospitales, forman parte del escenario habitual de esta forma de diversión.


Y es que , nos guste o no, “hacer el botellón” se ha convertido en la inevitable rutina de los jovenes de muchas familias españolas cada fin de semana .

¿Las ventajas del botellón? Si hablas con ellos son innumerables, como refleja una encuesta realizada por La Organización Controla Club que nos demuestra que, puesto que las copas en los bares y discotecas son muy caras, nuestros jóvenes prefieren gastarse la paga mensual en ropa en un 78 %, en el coche en un 72%, en el móvil en un 63%, en las discotecas en un 30% y en viajes en un 27%.Y en el séptimo lugar esta el botellón, con un 16% del gasto mensual.

Pero no solo “hacer botellón” es una forma de ahorro, según nos cuentan, hay más ventajas. Unos dicen que el botellón te ayuda a estar con el grupo de amigos de forma distendida, en un ambiente relajado y hablando sin el ruido ensordecedor de la música de pubs o discotecas, es decir, fomenta la charla al aire libre. Otros, por el contrario, afirman que sin el botellón no pueden agarrarse esas cogorzas tan necesarias para divertirse, ligar con las tías o no “estar cortada” cuando un chico se acerca. Pero todos admiten, que el botellón es, ante todo, una forma de diversión que los mayores no entienden , una cultura, una forma de ser. Tienen su grupo, sus juegos, sus apodos y un objetivo claro y bien definido: beber para divertirse.

La canción Al pie del cañón, del grupo cantabro La Fuga, nos lo dice bien claro:

Hasta que salga el sol
siempre al pie del cañón
hablamos los borrachos con un vaso en las manos
hasta que salga el sol
mi amigo es el alcohol
tumbados en las esquinas
gastando nuestras vidas

…¿qué voy a hacer?
siempre que salgo bebo hasta reventar…

A pesar de todo esto, muchos seguimos sin entendemos el por qué del botellón y nos preguntamos si es necesario beber para divertirse, o si practicarlo en la calle es una forma de reivindicar el derecho de los jóvenes a pasar el fin de semana cómo, dónde y con quién ellos decidan. Sabemos que nuestros jóvenes y adolescentes buscan satisfacciones inmediatas, sensaciones nuevas, seguridad, autodeterminación, etc. Nos intentan convencer que no es tan grave llegar borracho a casa y que el alcohol es más barato y menos peligroso que la droga. Pero lo que las estadísticas revelan nos asusta. La edad de inicio en el alcohol es de 13 años y dos de cada tres jóvenes de entre 14 y 18 años lo consumen con asiduidad los fines de semana. Solo- y esto es de agradecer- un 4% de nuestros jóvenes practican el botellón para poder beber sin control.

¿Qué está ocurriendo con nuestros jóvenes? ¿Es imprescindible “salir”, como lo llaman ahora, hasta bien entrado el día, no solo los sábados, sino también, los jueves y, por supuesto, todos los viernes? ¿Por qué se emborrachan unos 200.000 jóvenes cada fin de semana? ¿Qué ha cambiado en la sociedad para llegar a esta situación? ¿Es sólo una cuestión de orden público, o más bien es responsabilidad de las familias? ¿Nos ocupamos de la educación de nuestros hijos, o nos engañamos, por comodidad e ignorancia, escondiendo la cabeza en la falta de tiempo y compromiso para luchar contracorriente en la educación de nuestros hijos?

Creo que ha llegado la hora de que los padres, como primeros educadores de los hijos, los responsables políticos, la comunidad educativa, y los medios de comunicación, aprendamos la lección de este refrán popular: “Quien siembra vientos, recoge tempestades”. Y nada mejor para empezar a ello que reproducir un post de uno de los cientos de foros sobre el botellón que existen en la red. No tiene desperdicio y se merece nuestra más sincera atención: “El estado español tiene los jóvenes que sus familias y sus instituciones han educado”. Y continua diciendo: “Los jóvenes, al igual que “los mayores", se reúnen a pasarlo bien con un vaso de alcohol en la mano. Entonces, ¿a qué viene esta actitud tan hipócrita de la prensa y de los políticos en contra del botellón? ¿Están realmente preocupados por la salud de los jóvenes o por su tranquilidad de conciencia?”.

1 comentario

  
Carmen Charo
Está claro que estamos viviendo momentos de una cultura decadente. Como dijo Javier Melloni hace dos años en una conferencia "no estamos en una época de cambio, sino en un cambio de época" Todo crecimiento conlleva muertes, caídas, dejar atrás cosas viejas, tribulación, dolor...y yo así quiero ver estas situaciones dolorosas que estamos viviendo. la persona está en crisis en época de cmabios profundos, de igual forma lo está la pareja, la familia, y las propias inistituciones como son la escuela, la iglesia, los estados.
En este caso concreto de los jóvenes creo que es que no tienjen referentes sólidos en casa. Los apdres y madres andamos también con el nborte bastanet perdido. Pero no es tiempo de desánimo sino de de ser conscientes de lo que hay y ver cómo andar cada día.
12/09/09 9:51 PM

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