InfoCatólica / Espada de doble filo / Categoría: Pensamiento

31.10.09

Pobre elogio de la tolerancia

José María Castillo escribe en Religión Digital un “Elogio de la tolerancia”. Este ex-jesuita siempre consigue despertar al profesor dormido que reside en mi interior, porque, cuando leo algo escrito por él, se me van las manos solas a coger un lápiz rojo para corregirle.

Además, el tema de la tolerancia se presta especialmente a hablar mucho y no decir nada, que es algo que me molesta especialmente. Hoy he dado rienda suelta a mis instintos y me he dado el gusto de comentar su artículo. Por supuesto, mis comentarios van en rojo. Y no pongo una nota al final, porque, aparentemente, eso sería muy intolerante por mi parte.

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30.10.09

Estados confesionales

Es bien sabido que los estados confesionales no están de moda. Desde que el Concilio Vaticano II habló de libertad religiosa, parece que los Estados explícitamente cristianos son algo del pasado… ¿O no es así?

He recogido, para poder discutirlos en el blog, algunos párrafos de la Constitución de Irlanda explícitamente cristianos, que incluyen importantes características y valores cristianos, como la ley natural, el culto público a Dios, la importancia de la familia como célula fundamental de la sociedad, los juramentos ante Dios o una soberanía popular que no es absoluta sino que emana de Dios.

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2.10.09

Vocatus atque non vocatus

Quaestio Quodlibetalis XXII. Esta mañana, un lector del blog, Gallizo, dudaba de la importancia de la oración. Por supuesto, dudaba de forma teórica, porque él confiesa ser ateo, pero sus objeciones me han parecido muy interesantes. Contestaba Gallizo a los que le animaban a intentar rezar que, si Dios existiese “no haría falta que le hablase, él sabría lo que pienso y siento y por qué, de tal modo que con mis oraciones o a falta de ellas, el resultado sería el mismo”. Es decir, si Dios lo sabe todo, ¿para qué puede servir la oración?

Esta objeción de Gallizo a la oración en general, me ha recordado que Jung, el conocido psicoanalista discípulo de Freud, tenía grabada una inscripción en latín sobre el dintel de su casa en Kusnacht, Suiza. La frase grabada en la piedra, con esa sonoridad inimitable del latín, decía: Vocatus atque non vocatus, Deus aderit. Traducido al castellano, significa algo así como: “se le llame o no se le llame, Dios estará presente”. Jung la tomó de una edición original que poseía del libro de Erasmo, Collectaneas adagiorum. En él se recogían proverbios clásicos y, entre ellos, se encontraba esta frase, que procedía del oráculo de Delfos, en una respuesta que había dado a los espartanos con ocasión de la Guerra del Peloponeso.

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1.10.09

Círculos y esferas: las otras religiones y el cristianismo

Durante los últimos días se ha estado hablando, en el blog La Puerta de Damasco, de D. Guillermo Morado, sobre la relación y comparación entre el cristianismo y otras religiones. Es un tema complejo y relevante, especialmente en una época como la nuestra, en la que las otras religiones no corresponden a tierras lejanas, sino que están presentes en la misma Europa a través de la inmigración e incluso en nuestras casas, gracias a la televisión.

He leído hace poco un texto de Ronald Knox sobre este tema y creo que aporta una intuición interesante a la discusión. Sólo son unos pocos párrafos sacados de “El torrente oculto”, pero Knox tiene, a menudo, la habilidad de encarar los temas de una forma propia, que arroja una nueva luz sobre ellos. Además, su buen humor y su fina ironía inglesa hacen que sus aportaciones sean siempre refrescantes, además de interesantes.

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23.09.09

Rebajas de camisetas ateas por liquidación

Hoy quiero invitar a los lectores a pensar un poco. Pero no como respuesta a razonamientos rigurosos y profundos, porque eso, por desgracia, se lleva muy poco actualmente (con honrosas excepciones, claro, como los lectores de este blog). Pasaron ya los tiempos, más sabios que los nuestros, en los que una disputa entre Arrio y Atanasio, San Bernardo y Abelardo, Newman y Kingsley o Chesterton y Shaw electrizaba a la opinión pública y era seguida con tanto o más interés que una guerra o una crisis económica.

Nuestra época, en cambio, se mueve más por eslóganes que por razonamientos. Las grandes ideas que influyen en millones de personas no se desvelan hoy en tesis doctorales, ni se pronuncian desde los púlpitos o en los parlamentos, sino que se transmiten en series de televisión y las lleva la gente en sus camisetas. Siempre han existido los eslóganes, pero son especialmente apropiados para las generaciones del pensamiento débil, que prefieren sus ideas cortaditas, lavadas y envasadas al vacío, para mayor comodidad.

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