InfoCatólica / Espada de doble filo / Categoría: Pensamiento

11.09.25

La mejor definición de hereje

Hay diversas formas de definir la herejía y a los herejes, como corresponde a un concepto tan importante para la Iglesia. El Código de Derecho Canónico define jurídicamente la herejía como “la negación pertinaz, después de recibido el bautismo, de una verdad que ha de creerse con fe divina y católica, o la duda pertinaz sobre la misma” (c. 751) y la castiga con la excomunión latae sententiae (c. 1364).

Santo Tomás de Aquino decía que la herejía es “una especie de infidelidad, propia de quienes profesan la fe de Cristo, pero corrompiendo sus dogmas” y, muy perspicazmente, explica su etimología siguiendo a San Jerónimo: “herejía, vocablo griego, significa elección; es decir, que cada uno elige la disciplina que considera mejor”.

Se podrían citar muchas más, pero, a mi juicio, la mejor definición de hereje (¡y la más divertida!) la dio un español hace algo más de siete siglos.

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10.02.25

Trump y el espinazo de la modernidad

Parece que el presidente Trump nos despierta cada día con alguna nueva iniciativa, cada una más sorprendente que la anterior, desde la eliminación de organismos de subsidios turbios y la deportación de inmigrantes ilegales a la creación de un departamento de eficiencia gubernamental (un oxímoron donde los haya) o la marcha atrás en temas de transexualidad. Sus iniciativas y planes, además, no se limitan al interior de los Estados Unidos, sino que afectan a lugares tan dispares como Groenlandia, Gaza, Canadá, México o Panamá.

Sus enemigos políticos no esperaban esta vorágine de medidas y la nueva situación les ha pillado con el pie cambiado. Lo que más me interesa a mí, sin embargo, es la reacción de los católicos. Algunos están (con cierta razón) encantados con Trump y consideran desleal o desagradecido oponerle cualquier crítica. Otros (también con cierta razón) se empeñan en señalar que, en muchas cosas, las políticas de Trump y su conducta personal se apartan considerablemente de la moral católica, por lo que cualquier católico debe condenar públicamente al personaje.

A pesar de tener ambos su parte de razón, como ya he dicho, creo que ni unos ni otros aciertan en el diagnóstico general. Y tampoco lo hacen los que piensan que la verdad está en el término medio. Lo cierto es que la importancia de Trump no está en sus políticas concretas, algunas de las cuales son estupendas y otras absurdas o inmorales. Es necesario ir más allá. Lo importante de Trump es que es una señal, un signo de victoria que, de un solo golpe, ha roto el espinazo de la modernidad.

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23.10.24

El siglo de las tiranías

Algunos siglos o épocas han pasado a la historia con un sobrenombre, como la era de los descubrimientos o el mal llamado siglo de las luces. Tiendo a pensar que, si el siglo XXI recibiera en el futuro uno de esos sobrenombres, sería el del siglo de las tiranías.

Ya sé que el siglo no ha hecho más que empezar, pero me temo que todo apunta en esa dirección. A fin de cuentas, el Estado ha ido creciendo de forma desbocada hasta hacerse omnipresente en todos los países, incluidas muy especialmente las democracias occidentales.

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29.05.24

Contra irrealidad, Chesterton

“El problema de nuestra civilización puede resumirse en una palabra: irrealidad. No tenemos ningún peligro de caer ni en los vicios ni en las virtudes de los vikingos. Tenemos el peligro de olvidar todos los hechos, buenos y malos, en una bruma de frases rimbombantes”.

G. K. Chesterton (Illustrated London News, 27 de Agosto de 1910)

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Si no me fallan las cuentas, hoy es el cumpleaños de Gilbert Keith Chesterton, un día que merece la pena celebrar con un brindis en este blog y dondequiera que haya católicos amantes de la buena literatura, del pensamiento agudo como un florete y de la verdad siempre nueva.

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25.04.24

Experimento concluido: el modernismo está acabado

Siento no haber podido participar en el blog estos últimos días, pero, como no hay mal que por bien no venga, eso ha permitido realizar un experimento muy interesante. Como recordarán, el último artículo trataba sobre la postura de un lector orgullosamente modernista, que comenta con varios seudónimos, pero últimamente suele utilizar el de Hugo Z. Hazkenbush. Por supuesto, su postura no es interesante porque sea su postura personal, sino porque, como decía, tiene una especial habilidad para asumir todos los presupuestos del modernismo “católico” y, en ese sentido, resulta un estupendo atajo para entender a este.

Durante los pasados días, D. Hugo, que se confiesa “modernista hasta las trancas”, ha podido exponer su postura con toda la libertad del mundo y el resultado ha sido muy revelador, mostrando que el modernismo “católico” lleva inevitablemente a su propio fracaso y disolución, porque en realidad no es otra cosa que una etapa intermedia antes de llegar al escepticismo y el agnosticismo más profundos. No es que nosotros lo digamos, es lo que se deduce de las propias palabras de los modernistas. Veámoslo.

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