El silencio es oro

Lo ha vuelto a hacer. Monseñor Uriarte, obispo emérito de San Sebastian ha vuelto a hablar de su tema favorito. ETA. Y con matices nuevos llama a la disolución de la banda mafiosa-terrorista que nació para –dicen ellos- luchar contra una dictadura y ha terminando convirtiéndose en el monstruo contra el que dijo querer luchar.

Uriarte, recordarán muchos, no fue jamás un padre para las víctimas. En los nueve años de estar al frente de la diócesis de San Sebastián desafío a mis lectores a buscar en las hemerotecas una sola referencia de cariño a las víctimas, un gesto por insignificante que parezca hacia aquellos que padecieron la violencia por parte de aquellos que se escondieron en el anonimato, en la extorsión a sus vecinos, en el terror hacia el que discrepaba de su ideología totalitaria de ensalzamiento a un ente abstracto e imperialista como “Euskal Herría”.

Uriarte. Ahora, ahora que languidece cuando su sucesor intenta reconstruir sobre el páramo que dejó usted. Ahora habla. Y su lengua que tantos años envenenó a sus paisanos ahora busca congraciarse, quizás dándose cuenta de los años de infamia, quizás movido por otros motivos que le son propios.

No se engañe. Sus palabras entonces caían en saco roto. A los terroristas no les importaba un comino lo que tuvieras que decir y a quien te escuchaba, que solo oyó desprecios hace tiempo que los perdió.

Vascos de buen corazón, gente buena que ante su frialdad con su sufrimiento se les enfrió la fe. Lo que no me extrañaría nada. Porque en usted buscaron un padre y lo que encontraron fue un padrastro.

En este caso, en su caso, monseñor, el silencio es oro. Ya no valen medias tintas, ni mea culpas. El daño está hecho y este es el momento de callar. Podrá obrar más o menos a favor de quienes de verdad le necesitaron, pero ya declaraciones vacías sobran. No vale la pena.

Lo malo no es ni siquiera que hable, en los términos que sea, sino en la estela que tuvo y, desgraciadamente aún tiene. No hay más que ver como recibió el clero vasco a los obispos Iceta y Munilla. Poco los faltó, parafraseando al actual alcalde donostiarra, recibirlos “ a tiros”… Pues eso. Hay obispos que han alimentado esas actitudes, y que han evalentonado al clero más “abertzale”.

Pero eso es de ayer. Y afortunadamente los que siguieron esa estela pintan canas y pronto no pintarán nada. Dios mediante.

5 comentarios

  
Jose Luis Martinicorena Garcia


Nota del B. Dejo los comentarios de insultos, pero no los insultos. Pa que consten visitas :p
09/02/15 10:29 PM
  
wjatsap
Yo le regalaba un balon de futbol de 500 gramos.
10/02/15 9:27 AM
  
Juan Mariner
El terrorismo ha causado mucho dolor y siento todo el respeto por las víctimas. También causa mucho dolor los más de 100.000 abortos provocados al año en España por ministerio de la ley, y no nos empleamos con tanta contundencia. Las víctimas del terrorismo cayeron por una patria y una forma de entenderla políticamente, no por la Fe católica.

Cuando se habla de las víctimas del terrorismo, perdemos los estribos y entramos en la irracionalidad más extrema. Si nos quejásemos con la misma vehemencia contra el aborto, otro gallo nos cantaría. Esto preindica que amamos más a la patria que a Dios, lo cual nos pasará factura al final.

Me sabe mal decirlo, pero la ley de aborto española ha acabado deslegitimando toda reivindicación de las víctimas del terrorismo.
10/02/15 4:12 PM
  
Miki V.
D. Juan, para matizar su comentario: "Las víctimas del terrorismo cayeron por una patria y una forma de entenderla políticamente, no por la Fe católica."

Bien, pero la mayoría o quizás todos ellos eran de fe Católica. A mi lo que me sabe mal que es la Iglesia donostiarra salvo contadas excepciones cerró las puertas a las familias de esos caídos, por la causa que fuera, porque la primera política proetarra se hacía en los púlpitos.

La secularización vasca, en el contexto de la general en Europa tiene una clara razón.
10/02/15 5:29 PM
  
Juan Mariner
D. Miguel: totalmente de acuerdo con su comentario, y no me extiendo más. Respeto el tremendo dolor causado por el terrorismo y repruebo a una parte del clero vasco que, como tontos útiles, desde las sacristías y púlpitos ayudaron a algo que ellos creyeron torcidamente "justo" y que se ha visto que respondía en el fondo a los más turbios intereses internacionales en juego.
10/02/15 7:06 PM

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