Benedicto XVI y el ecumenismo: mejor imposible

El Papa Benedicto XVI está haciendo una visita pastoral a su tierra alemana realmente ejemplar. Sin tener en cuenta la minoría ridícula contraria, los católicos alemanes, que ahora mismo son más que los protestantes, han tomado con valentía la presencia del Santo Padre en todos los lugares que está visitando.

Las homilías y discursos que hasta ahora ha pronunciado el Papa son para enmarcarlos en la mejor doctrina magisterial sobre el ecumenismo que, hasta ahora, ha sido el tema estrella de la visita a Alemania.

Un puñado de bastantes ilusos vitales está desfondado porque Benedicto XVI no ha elevado a los altares a Lutero, ni ha dicho que el ecumenismo es vivir en una especie de “federación” de iglesias nacionales, donde cada uno hace lo que crea y le plazca.

El Santo Padre ha insistido en algo que ya hizo Juan XXIII, en el año 1959, cuando convocó el Concilio Vaticano II, y que dentro de sus decretos lo plasmó con letras mayúsculas: El ecumenismo es caminar juntos viendo los muchos puntos que nos unen con los miembros de la reforma protestante, y dialogando y orando para encontrar nuevos aspectos de unión mutua.

Sin olvidar, ha dicho el Papa, que el mismo Dios a quien adoramos no se eclipse de esta sociedad secularizada, donde vivimos los católicos y los miembros de la reforma protestante. Por lo tanto, tanto unos como otros, debemos olvidar las trincheras del ataque mutuo, y saber encontrarnos en el camino de la búsqueda de la anhelada unidad de un solo rebaño bajo el cayado del único pastor que es Cristo.

¡Cuánto deben cumplir este llamamiento algunas voces que todos conocemos¡

Para seguir el camino del ecumenismo sensato se debe tener dos actitudes esenciales que viven en la persona de Benedicto XVI.

Primero, su responsable formación teológica sentada sobre las fuentes esenciales de la Sagrada Escritura y de la Tradición de la Iglesia.

Segundo, su humilde sencillez que habla susurrando palabras de paz y amor, pero llenas de unas exigencias cristianas personales y comunitarias ante las que nadie puede sustraerse ni huir hacia el vacío.

Todos no somos idénticos a Benedicto XVI, pero sí tenemos su magisterio para leerlo, hacerlo vida, escribirlo, predicarlo y enseñarlo a los que más interés presten en esta misión ecuménica, que se inscribe en el llamamiento a la nueva evangelización que el Sucesor de Pedro no para de señalar como el único camino para que la vieja Europa se reencuentre con sus raíces cristianas, que un mal día un masón expresidente francés quitó del texto de la Constitución europea, que luego ha quedado hecha trizas.

Invito a leer la homilía que ayer tuvo el Papa en la celebración ecuménica con los luteranos. Haga clic aquí.

Tomás de la Torre Lendínez

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Adivinanza:

Hoy, en toda la Iglesia Católica, se celebra una advocación mariana muy especial, que además es la patrona de las cárceles españolas.

¿Cuál es esa advocación mariana tan singular?

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Lean, si les apetece:

Concierto musical dedicado a Haendel en la catedral de Valladolid

Blog del padre Tomás

http://tomas-de.blogspot.com/2011/09/concierto-musical-dedicado-haendel-en.html

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6 comentarios

  
Saulo
Jejeje, "Un puñado de bastantes ilusos vitales está desfondado porque Benedicto XVI no ha elevado a los altares a Lutero". "Bastantes" (J. Bastante), "Vitales" (Vidal), ambos de Religión Digital. D. Tomás, ¿ha hecho usted un juego de palabras intencionado o es pura casualidad? Jejeje.

Ahora en serio, BXVI cuida dos aspectos del ecumenismo que me parecen vitales sin los que no puede dar buenos frutos: la verdad católica por delante y el refuerzo de las relaciones afectivas con los cristianos separados. Al fin y al cabo somos hombres y no deseamos unirnos a aquel que nos habla con dureza y sin misericordia. Es posible decir la verdad, llamar a conversión, seriamente, con crudeza si cabe, pero si no restauramos el vínculo de amor, sino reaprendemos a querernos la unidad es tarea muy difícil. La Paz.
24/09/11 10:13 AM
  
Inés
Dijo el cardenal Koch sobre el compromiso ecuménico de Benedicto XVI:

“Este compromiso ecuménico siempre se ha acompañado de una intensa reflexión teológica sobre temáticas ecuménicas, a las que Joseph Ratzinger ha dedicado particular atención desde sus tiempos de profesor universitario. El gran capítulo sobre el ecumenismo en el volumen de su Opera omnia dedicado a la doctrina de la Iglesia es un testimonio elocuente del fundamento de cuanto se afirma en la amplia tesis del teólogo protestante Thorsten Maasen, publicada este año en El pensamiento de Joseph Ratzinger sobre el ecumenismo, donde se dice que el Papa es «ejemplar en su esfuerzo de practicar sin componendas una teología ecuménica honesta» y que «ha puesto el acento con tal fuerza» en la necesidad del ecumenismo que «éste deberá encontrar firmemente su lugar en el centro de la Iglesia/de las Iglesias».

De hecho, para Benedicto XVI el ecumenismo tiene un papel central en la Iglesia y en la teología. Así que se puede comprender que hoy vea el ecumenismo amenazado en dos frentes: por un lado, por un «confesionalismo de la división», que se asienta en lo que tiene de específico precisamente ahí donde su especificidad se contrapone a la de los demás; y por otro lado, por una «indiferencia sobre cuestiones de fe», que considera la búsqueda de la verdad como un obstáculo para la unidad. Nadie puede negar hoy la existencia de ambos peligros. Esto hace aún más importante localizar en el ecumenismo la profundidad de la fe. El ecumenismo puede, en efecto, crecer en amplitud sólo si se arraiga en profundidad.

Quien lleva a cabo un recorrido semejante en profundidad logra ver, como hace Benedicto XVI, en acción en las divisiones históricas de la Iglesia no sólo los pecados humanos, sino, en el sentido de las misteriosas palabras de san Pablo —quien dice que «es necesario» que sucedan las divisiones (1 Co 11, 19)—, percibe ahí también una dimensión «que corresponde a un proyecto divino». En esta convicción de fe, el Papa ha exhortado con fuerza creciente a encontrar la unidad ante todo «a través de la diversidad», lo que significa extraer el veneno de las divisiones, acoger lo que en ellas hay de fructífero y tomar lo positivo precisamente de la diversidad, naturalmente en la esperanza de que la división al final deje de ser tal. De hecho, «el auténtico amor no anula las diferencias legítimas, sino que las armoniza en una unidad superior, que no se impone desde fuera; más bien, desde dentro, por decirlo así, da forma al conjunto».

Dado que Benedicto XVI está convencido de que nosotros, como cristianos, podemos «ser una sola cosa, aunque estemos separados», él nos muestra el ecumenismo cada vez más a la luz de su realización, a fin de que reconozcamos el carácter provisional de nuestras propias acciones y no nos obstinemos en hacer lo que sólo puede realizar el Cristo de la parusía. El sentido —sencillo pero fundamental— del ecumenismo reside en el hecho de que «en camino hacia Cristo, estamos en camino hacia la unidad», y en una sociedad cada vez más secularizada tenemos la tarea común de testimoniar a Dios, que nos ha revelado su rostro en Jesucristo.

En este sentido, quien entiende que el fundamento del ecumenismo no es simplemente interrelacional y filantrópico, sino profundamente cristológico, entiende el ecumenismo como una participación en la oración sacerdotal de Jesús mismo, «para que todos sean uno» (Jn 17, 21). En esta profundidad de la fe, nos hallamos ya en el espacio vital del ecumenismo. En efecto, actúa ecuménicamente no tanto quien tiene siempre en sus labios esta palabra, sino quien, aún sin pronunciar el término, penetra en la profundidad de la confesión cristológica y allí encuentra la fuente común de la unidad de la Iglesia.”

Fuente: Zenit

ZS11091702 – 17-09-2011
Permalink: http://www.zenit.org/article-40405?l=spanish

Es hermoso lo que sucede cuando se extrae el veneno de las divisiones estimado Padre.

El sábado 3 de septiembre se realizó la 11ª Peregrinación ecuménica a la Basílica Nacional de Luján. Miembros de iglesias cristianas se unieron para compartir la experiencia de la alegría cristiana bajo el lema: “Mi espíritu se alegra en Dios, mi Salvador” (Lucas 1:47).

Esta iniciativa ecuménica surgió en el año 2000 con la entronización de la imagen de Nuestra Señora de Walsingham, venerada por anglicanos, ortodoxos y católicos en Inglaterra, ubicada en la Cripta de la Basílica. Desde entonces se peregrina, cada año, a Luján, el primer sábado del mes de septiembre. Esta peregrinación ecuménica es única en el mundo.

Participaron fieles de las iglesias anglicana, luterana, ortodoxa y católica, de rito oriental y occidental y de otras confesiones cristianas.

24/09/11 10:14 AM
  
Inés
En 1995 Jesús le dijo a una de sus videntes:

”Es en vuestra conversión donde vuestro corazón Me escuchará y llevará a Mi Iglesia a ser una, unificando Mi Cuerpo. Es en el esplendor de la Verdad donde vosotros recobraréis la fragancia y haréis que todo el mundo se reconozca a sí mismo como parte de un cuerpo. Es en el compartir donde vosotros llevaréis a todo el mundo cerca unos de otros. Por esto necesitáis cambiar en vuestro corazón y florecer en conversión. Si hacéis estas cosas y limpiáis vuestro corazón de pecado, Yo a Mi vez multiplicaré Mis remedios y os curaré enteramente. Yo traeré sobre vosotros un crecimiento espiritual que llevará al resto de Mi creación a morar bajo vuestro techo.”

No se trata de palabras nuevas que desconozcamos. Dice el directorio ecuménico:

“Quienes se identifican profundamente con Cristo deben configurarse con su oración, en especial a su oración por la unidad; quienes viven en el Espíritu deben dejarse transformar por el amor que, por la causa de la unidad, “lo soporta todo, lo cree todo, lo espera todo, lo aguanta todo”[1][44]; quienes viven en espíritu de arrepentimiento serán particularmente sensibles al pecado de las divisiones y pedirán por el perdón y la conversión. Quienes buscan la santidad serán capaces de reconocer sus frutos fuera también de los límites visibles de su Iglesia[2][45]. Serán llevados a conocer realmente a Dios como el único capaz de congregar a todos en la unidad, porque es el Padre de todos.”

En el mismo sentido las reiteró Benedicto XVI ante una audiencia compuesta mayormente por luteranos el viernes 19 de agosto de 2005 :

Veo con especial optimismo el hecho de que hoy se está desarrollando una especie de “red”, de conexión espiritual entre católicos y cristianos de las diversas Iglesias y comunidades eclesiales: cada uno se compromete en la oración, en la revisión de la vida, en la purificación de la memoria, en la apertura a la caridad. El padre del ecumenismo espiritual, Paul Couturier, habló a este respecto de un “claustro invisible”, que acoge en su recinto a estas almas apasionadas de Cristo y de su Iglesia. Estoy convencido de que, si un número creciente de personas se une en su interior a la oración del Señor “para que todos sean uno” (Jn 17, 21), dicha plegaria en el nombre de Jesús no caerá en el vacío (cf. Jn 14, 13; 15, 7. 16 etc.). Con la ayuda que viene de lo alto, encontraremos soluciones practicables en las diversas cuestiones aún abiertas y, al final, el deseo de unidad será colmado cuando y como él quiera. Os invito a todos a recorrer conmigo este camino, conscientes de que estar juntos en camino es un tipo de unidad. Demos gracias a Dios por esto y pidámosle que siga guiándonos a todos.”

24/09/11 10:34 AM
Ines: "En 1995 Jesús le dijo a una de sus videntes: [texto de la Verdadera Vida en Dios de Vassyla Ryden]"

Alerta padre que Innes intenta colar como revelaciones de Jesús mensajes de Vássula Ryden del cual la Congregación de la Doctrina para la Fe ha dicho que son producto de meditaciones personales, por tanto no es incorrecto decir "Jesús ha dicho". Mejor es decir "Vassyla ha dicho".

El Papa cuando era cardenal y prefecto de la CDF también alertó que en esos mensajes hay “el trigo y la cizaña están mezclados”.

Y la CDF fue tajante en que "no parece oportuna la participación de católicos en los grupos de oración organizados por la misma señora Rydén."

En el pasado yo he tratado el tema en mi blog aquí:

http://infocatolica.com/blog/apologeticamundo.php/1004080231-sobre-los-mensajes-de-la-verd

Juanjo también lo ha hecho cuando recientemente ni los ortodoxos se creyeron los mensajes de Vásula y la excomulgaron (porque ella era ortodoxa y no católica)
24/09/11 2:33 PM
  
José Luis
Las palabras del Santo Padre es de gran importancia, pues es doctrina espiritual, y siempre se puede releer para corregir nuestros errores.

Benedicto XVI, «El hombre ha sido creado para relacionarse con Dios y tiene necesidad de Él.»

Luego hay algunos que dicen que Dios no tiene necesidad del hombre, y esto que enseña el Santo Padre, también lo enseñaron otros Padres de la Iglesia Católica.
Todas las homilías del Santo Padre, siempre, siempre contienen una belleza de que el hombre y la mujer debe poner dentro de sí. La búsqueda incansable de Dios, la unidad que quiere Jesús y enseña la Iglesia y el Santo Padre.

Benedicto XVI: «La seriedad de la fe en Dios se manifiesta en vivir su Palabra. »
«La fe no es una cosa que nosotros excogitamos o concordamos. Es el fundamento sobre el cual vivimos. La unidad no crece mediante la ponderación de ventajas y desventajas, sino profundizando cada vez más en la fe mediante el pensamiento y la vida.»

Nuestra fe debe ser a la medida de Cristo, no según nuestra debilidad. La fe verdadera en Cristo es la que une a su Sagrado Corazón, y solamente en la Iglesia, es donde podemos hallar el sentido de la verdadera unidad.

Yo meditando las palabras del Santo Padre Pío, aprendo, incluso a corregir mis errores personales. Pues en esta homilía del Santo Padre he aprendido algo más...

«Los sacerdotes buenos son Luz de Dios»:
http://salvacionenlaiglesiacatolica.blogspot.com/

A propósito, una pista: San Pedro Nolasco tenía mucha devoción...


24/09/11 3:01 PM
  
José Luis
Corrección:

Donde dije: Yo meditando las palabras del Santo Padre "Pío",

quise decir Santo Padre Benedicto XVI.
24/09/11 7:44 PM

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