InfoCatólica / De Lapsis / Categoría: Cardenal Newman

6.05.08

Domus Aurea, Casa de Oro (6 de mayo - Card. Newman)

Sancta Maria Domus Aurea

Domus Aurea

¿Por qué se le llama Casa? ¿y por qué dorada? El oro es el más bello y valioso de todos los metales. La plata y el cobre, y el acero pueden parecer buenos a los ojos de alguna manera pero no son tan ricos y espléndidos como el oro. Hay pocas oportunidades de verlo en cantidad, pero cualquiera que ha visto un gran número de monedas de oro juntas sabe la magneficiencia de la presencia del oro. Por eso a la Ciudad Santa se le llama figurativamente Dorada en la Escritura. «La Ciudad —dice San Juan— es de puro oro, semejante al cristal puro». Quiere darnos a entender, desde luego, una idea maravillosa del cielo comparándola con la más maravillosa de las sustancias que podemos encontrar en la tierra.

Consecuentemente María también es llamada dorada, porque su gracia, sus virtudes, su inocencia, su pureza son de un brillo trascendente y de una deslumbrante perfección, tan valiosas, tan exquisitas que los ángeles, por así decirlo, no pueden quitar sus ojos de ella de la misma manera que nosotros no podemos evitar contemplar cualquier gran artesanía de oro.

Pero más aún, ella es una casa de oro, o mejor aún, un palacio de oro. Imaginémonos delante de un conjunto palaciego o una inmensa iglesia hechos de oro, desde los cimientos hasta el techo. Tal es María en cuanto al número, variedad y extensión de sus excelencias espirituales.

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5.05.08

Mayo, mes de la alegría

Nuestra Señora de Gracia

[2 de mayo] Mayo, mes de la alegría

¿Por qué llamamos a mayo el mes de María, y se lo dedicamos especialmente a ella? Entre otras razones, porque en el año de la Iglesia, en el calendario eclesiástico, es la parte más sagrada, más festiva, más alegre. ¿Quién desearía febrero, marzo o abril como el mes de María, considerando que es Cuaresma, tiempo de penitencia? ¿Quién por el contrario escogería diciembre, pleno Adviento, desde luego tiempo de esperanza, porque se acerca la Navidad, pero también tiempo de ayuno? Las propias Navidades no llegan al mes; y enero por supuesto contiene a la alegre Epifanía con su octava; pero se acorta demasiado con la llegada urgente de la Septuagesima (NdT: antiguamente tiempo de preparación para la Cuaresma).

A la Pascua por el contrario le pertenece mayo, que con sus cincuenta días normalmente abarca el mes, y siempre su primera mitad. La gran fiesta de la Ascensión de Nuestro Señor a los Cielos siempre es en mayo, excepto una o dos veces cada cuarenta años. Pentecostés, llamada también la Pequeña Pascua, la fiesta del Espíritu Santo, habitualmente cae en mayo, y también las fiestas de la Santísima Trinidad y del Corpus Christi no es extraño encontrarlas en mayo. Del mismo modo, es tiempo de frecuentes «Aleluyas», porque Cristo resucitó del sepulcro, ascendió a las alturas y el Espíritu Santo bajó a tomar Su lugar.

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4.05.08

¿Por qué mayo es el mes de la Virgen? Responde el Card. Newman

En 1893 se publicó Meditaciones y Devociones, obra póstuma del cardenal Newman, complemento perfecto a los Sermones de su época anglicana. Es una obra deliciosa (muy newmaniana, claro) temas profundamente católicos, devociones en este caso, que el cardenal explica a gente sencilla –a sus feligreses del Oratorio de Birmingham– enraizándolos en la Sagrada Escritura y los Santos Padres. La primera parte está dedicada al mes de mayo, con una estructura muy peculiar: una breve meditación de las letanías lauretanas —una por día—, en la que destaca a primera vista su peculiar agrupación: Introducción, Inmaculada Concepción, Anunciación, Dolores de Ntra. Señora y la Asunción.

No he encontrado traducción al español, así que planeaba ir traduciéndolas día a día. Cumplía al menos dos propósitos: poner a disposición del público los escritos de Newman, varios comentaristas lo habían pedido (me pareció oportuno empezar por lo que todavía no está en castellano) y aprovechar el esquema para dedicarle un post diario durante el mes de mayo a Nuestra Señora.

Además nos servirá a aquellos que como costumbre filial tenemos rezar el Santo Rosario, poder hacer una breve consideración de esas jaculatorias que muchas veces rezamos rápido, porque como las sabemos de carrerilla, parece que si nos detenemos perdemos el hilo. Quizá nos pueda ayudar a seguir la recomendación de santo Tomás de Aquino para la oración: cuidar lo que se reza, saber lo que se reza, saber a quién se reza (es algo así, en cuanto encuentre la cita exacta os la pongo).

En algunos casos tengo notas suplementarias al texto de Newman que también incorporaré. Os dejo con el día primero de mayo (en dos o tres días corregiré el desfase).

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25.04.08

Un milagro para San J. H. Newman

John Henry Newman

El «Vaticano» reconoce —i.e., no hay explicación científica posible— un milagro atribuido al Cardenal Newman, condición previa y necesaria para poder declararlo beato. Y el anuncio parece que va a ser inminente.

Hace tres años ganaba velocidad la causa de canonización de John Henry Newman —cómo le llamaremos, ¿san Juan Enrique?, cuesta decirlo así—. El fin de semana pasado el Times nos revelaba que fue Jack Sullivan, diácono de Marshfield (Massachusetts), el que afectado de un severo trastorno espinal crónico, hace siete años, una noche, pidió por intercesión Newman su curación, y a la mañana siguiente despertó y el dolor había desaparecido.

El Times (no sé si agarrándose a un clavo ardiendo o deseándolo) prevenía a sus lectores de que aún así, todavía faltaba otro milagro para la canonización. Ese milagro también está en estudio, un joven de diecisiete años con graves lesiones craneales provocadas en un accidente de tráfico.

He esperado unos días a publicar el artículo, confiaba en conocer más detalles, reacciones y comentarios, pero nada. Silencio en la prensa. Y me molesta el ocultamiento —picajoso que es uno—. Por que milagros de Newman, milagros también de los de verdad: conversión y paz, conozco varios. Y alguno de mis compañeros de blog os podrían contar.

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