Svetlana, la hija de Stalin que se convirtió al catolicismo

Svetlana Stalina con su padre Stalin, Cortesía de Icarus Films

La prensa internacional se hizo eco de la muerte de Svetlana Iósifovna Stálina, la única hija de Stalin. Huyó del «paraíso socialista» ayudada por la CIA en 1967. Fue un mazazo para la propaganda socialista, sus libros de memorias «Veinte cartas a un amigo» y «Sólo un año» describían la vida en la Unión Soviética.

Falleció el 22 de noviembre de 2011, en un asilo en Wisconsin. Sola.

Sin embargo, en casi todos los medios se ha pasado como de tapadillo sobre el asunto de su conversión, primero el bautismo ortodoxo y luego la recepción en la Iglesia Católica en 1982. Hasta 1993 no cuenta su conversión, un texto difundido con sordina. Creo que el mejor homenaje es volver a publicar lo que escribió entonces, es largo, pero merece la pena. La labor de su abuela, la de unos amigos católicos, la mano de la Virgen, la solicitud amorosa y pastoral de amigos sacerdotes, la lectura, la formación, los sacramentos… Mejor lo cuenta Svetlana, os dejo con ella (las negritas mías).

Los primeros 36 años que he vivido en el estado ateo de Rusia no han sido del todo una vida sin Dios. Sin embargo, habíamos sido educados por padres ateos, por una escuela secularizada, por toda nuestra sociedad profundamente materialista. De Dios no se hablaba.

Mi abuela paterna, Ekaterina Djugashvili, era una campesina casi iletrada, precozmente viuda, pero que nutría confianza en Dios y en la Iglesia. Muy piadosa y trabajadora, soñaba con hacer de su hijo sobreviviente –mi padre– un sacerdote.

El sueño de mi abuela no se realizó jamás. A los 21 años mi padre abandonó el seminario para siempre.

Mi abuela materna, Olga Allilouieva, nos hablaba gustosamente de Dios: de ella hemos escuchado por vez primera palabras como alma y Dios. Para ella, Dios y el alma eran los fundamentos mismos de la vida.

Agradezco a Dios que ha permitido a mis queridas abuelas que nos transmitiesen las semillas de la fe; si bien eran exteriormente obsequiosas con el nuevo orden de cosas, conservaron profundamente en el corazón su fe en Dios y en Cristo.

Cuando mi hermano murió, mi hijo de 18 años estaba muy enfermo. No quería ir al hospital, a pesar de la insistencia del doctor. Por primera vez en mi vida, a los 36 años, pedí a Dios que lo curara. No conocía ninguna oración, ni siquiera el Padre Nuestro. Pero Dios, que es bueno, no podía dejar de escucharme.

Me escuchó, lo sabía. Después de la curación, un sentimiento intenso de la presencia de Dios me invadió.

Con sorpresa de mi parte, pedí a algunos amigos bautizados que me acompañaran a la iglesia. Dios no sólo me ayudó a encontrarlo, sino deseaba darme mayores gracias. Me hizo conocer al sacerdote más maravilloso que podía encontrar, el P. Nicolás Goloubtzov (1890-1963). Él bautizaba en secreto a los adultos que habían vivido sin fe. Fue también el padre espiritual del P. Alexander Men, que se convirtió en célebre predicador, asesinado en 1990 luego de muchas amenazas de muerte, por las numerosas conversiones que suscitaba entre la juventud en torno suyo.

Yo tenía necesidad de ser instruida sobre los dogmas fundamentales del Cristianismo. Bautizada el 20 de mayo de 1962, tuve el gozo de conocer a Cristo, aunque ignorase casi toda la doctrina cristiana. Desgraciadamente el P. Goloubtzov murió en marzo de 1963.

Encontré por vez primera en mi vida católicos romanos, en Suiza, cinco años después de mi bautismo en la Iglesia ortodoxa rusa.

Los quince años que transcurrí en América han sido para mí causa de tormentos y de desorientación. Tras el nacimiento de mi hija, fruto de mi matrimonio en EE.UU., pareció que llegaba para mí la posibilidad de una vida normal. Pero pronto sobrevino de nuevo la turbación y la amargura; todo terminó con la separación conyugal.

Durante estos años mi vida religiosa era confusa, como todo el resto. Me encontraba de frente a un cristianismo americano múltiple. Cada denominación me invitaba. Todos me testimoniaban una gran simpatía. Yo tenía necesidad de descubrir lo que era justo en la multiplicidad de confesiones y perdía la noción de lo que yo misma era personalmente y en qué creía. Busqué también en la Ortodoxia la solución de mi búsqueda personal. Las respuestas a mis interrogantes me parecían demasiado abstractas. A pesar de la amistad que había entablado con intelectuales de la Ortodoxia, como la familia Florovsky, mi sed espiritual permanecía insatisfecha.

Un día recibí una carta de un sacerdote católico italiano de Pennsilvania, el P. Garbolino que me invitó a hacer una peregrinación a la Virgen de Fátima, en Portugal, con ocasión del 70º aniversario de las apariciones. En momento no fue posible, pero nuestra correspondencia de amistad duró más de 20 años y me enseñó muchas cosas.

Mediante este intercambio epistolar más de una vez se planteó la cuestión de mi adhesión a la fe católica. Pero la publicidad y el hecho de ser devorada por los medios de comunicación social, me había dado una pésima impresión ya al llegar a los Estados Unidos. Explicar a la luz del día mis sentimientos más personales, mi fe, mis relaciones con Dios, ni siquiera estaba dispuesta a pensarlo. No podía rnás hablar en nombre del pueblo ruso.

En 1969 el P. Garbolino que se encontraba en New Jersey vino a hacerme una visita a Princeton. Yo continué escribiéndole a Pittsburgh. En aquel momento yo era divorciada e infeliz, pero él, como buen sacerdote, siempre encontraba las palabras apropiadas y prometía siempre rezar por mí.

En 1976 encontré en California una pareja de católicos, Rose y Michael Ginciracusa. Viví dos años con ellos. Su piedad discreta y su solicitud hacia mí y mi hija me conmovieron profundamente.

En 1982 partimos para Inglaterra, para permitir que mi hija recibiera una buena educación europea. Mis contactos con los católicos continuaban siempre naturales, calmos y alentadores. La lectura de libros notables como el de Raissa Maritain, contribuyeron a acercarme cada vez más a la Iglesia católica. Y así en un frío día de diciembre, en la fiesta de Santa Lucía, en pleno Adviento, un tiempo litúrgico que siempre he amado, la decisión, esperada por largo tiempo, de entrar en la Iglesia católica, me brotó naturalísima, mientras vivía en Cambridge, Inglaterra. Un amigo católico polaco me condujo al P. Cogglan del Seminario de Allem Halla en Londres. Habían pasado 15 años desde que tomé esta decisión y me confié con el P. Garbolino que había conocido y aparecido en los días en que los medios de comunicación social me turbaban.

Hay una cosa que aprendí por vez primera en los conventos católicos: la bendición de la existencia cotidiana, incluso la más escondida, de cada pequeña acción y del mismo silencio. En general soy felicísima en mi soledad; en la tranquilidad de mi departamento siento en modo vivo la presencia de Cristo.

Han pasado ya 13 años desde 1982, plenos de felicidad. Pero del mismo modo que jamás fui instruida convenientemente en la Iglesia Ortodoxa rusa al ser admitida 30 años atrás, así tampoco he recibido ninguna enseñanza más en la Iglesia católica. He debido aprender todo por cuenta mía leyendo libros que me han pasado amigos católicos o frecuentando asiduamente las librerías.

La diferencia entre la soledad en la Iglesia ortodoxa oriental y aquella en la Iglesia católica me ha parecido bajo esta forma: en la ortodoxia oriental, una confesión raramente es escuchada, generalmente una vez al año por Pascua y sin la discreción que permite el confesionario. Sólo ahora he entendido la gracia maravillosa que nos producen los sacramentos como el de la reconciliación y la comunión ofrecidos no importa qué día del año, e incluso cotidianamente.

Antes me sentía poco dispuesta a perdonar y a arrepentirme, y no fui jamás capaz de amar a mis enemigos. Pero me siento muy distinta de antes, desde que asisto a Misa todos los días. La Eucaristía se ha hecho para mí viva y necesaria. El sacramento de la reconciliación con Dios a quien ofendemos, abandonamos y traicionamos cada día, el sentido de culpa y de tristeza que entonces nos invade: todo esto hace que sea necesario recibirlo con frecuencia.

Por muchos años he creído que la decisión crucial que había tomado de permanecer en el extranjero en 1967 fue una importante etapa en mi vida. Yo iniciaba una vida nueva, me liberaba y progresaba en mi carrera de escritora itinerante. El Padre celestial me ha corregido dulcemente. Fui nuevamente sumergida en una maternidad tardía que debía hacerme presente mi puesto en la vida: un humilde puesto de mujer y de madre. Así, en verdad, fui llevada en los brazos de la Virgen María a quien no tenía la costumbre de invocar, reteniendo que esta devoción fuese cosa de campesinos iletrados como mi abuela georgiana que no tenia otra persona a quien dirigirse. Me desengañé cuando me encontré sola y sin sustento. ¿Quién otro podía ser mi abogado sino la Madre de Jesús? Imprevistamente Ella se me hizo cercana, Ella a quien todas las generaciones llaman Bienaventurada entre las mujeres.

Sobra cualquier glosa al texto. Svetlana Iósifovna Stálina, gracias por tu testimonio. Descansa en paz.

39 comentarios

  
Rosamary
hermoso testimonio cuantos catolicos no han sabido apreciar el maravilloso don del sacramento de reconciliacion, que ella tan bellamente lo expresa y lo vivio.
una pregunta por que murio completamente sola? me duele el solo pensarlo gracias
02/12/11 10:17 PM
  
Juanjo Romero
Rosamary, te has fijado en los dos puntos que más me llamaron a mi la atención. Su testimonio es una extraordinaria catequesis.

Y he preguntado respecto a su soledad. Espero respuesta. A mi, me duele.

02/12/11 10:20 PM
  
José María Iraburu
Gracias, Juanjo, por esta información tan preciosa que nos has dado sobre la conversión de la hija de Stalin. No sé qué maña te das para encontrar textos y noticias tan valiosos. Dios te lo pague.
02/12/11 10:30 PM
  
Pedro L.
Juanjo:

Muchas gracias por compartir este testimonio. Los conversos nos recuerdan lo maravilloso que es ser católico.
02/12/11 10:59 PM
  
Norberto
Una vida de perros, un alma torturada, una existencia marcada por ser la hija de quien era hija, y un testimonio que casi suena como lejano, como perdido en el tiempo: su doble tesoro divino eran la eucaristía y la confesión, ¿hay que buscar formulas "nuevas" de pastoral?, no, basta con la confesión y la eucaristía.
02/12/11 11:06 PM
  
Ángeles
Qué bello, conmovedor y aleccionador testimonio. Gracias, Dios te bendiga!
02/12/11 11:39 PM
  
Percival
Gracias. Buen testimonio y buen recuerdo. Oraré.
03/12/11 1:21 AM
  
Gregory
Formidable testimonio que nos recuerda que la gracia de Dios se abre paso en la historia, es un hecho demostrado el encuentro con Jesucristo es el inicio de una nueva vida, es necesario hacer vales el bautismo que hemos recibido la fe es para compartirla.
03/12/11 5:02 AM
  
Cavernicola
Un texto estupendo. Gracias. Especialmente en Adviento, cuando la liturgia nos recuerda (y este testimonio nos confirma) que Cristo es el verdadero Señor de la Hitoria.
03/12/11 8:51 AM
  
Federico Galván
Testimonios como este me hacen que rece con más fuerza en las intenciones del Mensaje de Fátima: Rusia se convertirá! Lo espero cada día.
03/12/11 9:39 AM
  
Juanjo Romero
Todos, muchísimas gracias por los comentarios. La verdad, no esperaba este interés.

Los sábados son complicados, os responderé a todos, pero al final de la jornada. Que disfrutéis del día.

JRR

03/12/11 10:12 AM
  
Luis López
Realmente, entre el mounstro del padre y la conversión de la hija, bien podríamos decir aquello que "donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia"
03/12/11 11:03 AM
  
malcuntent
Tremendo. Dios siempre tiene la última -y la primera- palabra.
03/12/11 11:10 AM
  
Manuel Escariz
¡Bravo, bravo y requetebravo! Muchísimas gracias
03/12/11 11:59 AM
  
Miriam de Argentina
Adhiero al P.Iraburu: ¿cómo conseguís estos testimonios taaaaan hermosos?. Dios te bendiga.
03/12/11 1:23 PM
  
Eduardo Jariod
Bellísimo. Muchas gracias, Juanjo. Que Dios tenga a su hija Svetlana en su Gloria.
03/12/11 1:44 PM
  
Ricardo de Argentina
Lo que más me llamó la atención de este imperdible testimonio ha sido su insistencia en remarcar la influencia de los medios de difusión como perturbadores de su conciencia.

Es que es así. Sólo un 10% o a lo sumo un 20% de la población tiene los elementos necesarios y suficientes como para capear el vendaval de la "opinión pública", la cual se decide en oscuros antros muy limitados y exclusivos.

El resto de la población es el que gana las elecciones...
03/12/11 2:25 PM
  
susi
¿Quién otro podía ser mi abogado sino la Madre de Jesús?
Hace unos días, rezando la Salve, me dí cuenta de lo de Abogada nuestra.
Todos sabemos lo que puede llegar a hacer un buen abogado por su defendido.Aprovechemos la ayuda de Nuestra Madre.
03/12/11 3:15 PM
  
ivanivanovich
Entrañable y bello testimonio de conversión, luminoso como el mismo nombre de quien lo escribe;svetlana, del ruso svet,luz. Conmovedora también la evocación del p. Alexander Men.
04/12/11 12:45 PM
  
Tulkas
Lo único que se puede afirmar con certeza es que "sola", lo que se dice "sola", no murió.
04/12/11 2:27 PM
  
Ferlo
Me llega este testimonio a través de Manuel Morillo. Difícilmente se podrá valorar mi comentario si no digo, que educado católico, llegué a tener posturas anticlericales, en mi juventud y algo más allá; soy filosóficamente ateo, en un entorno familiar católico entregado a causas cristianas (esposa, una –de dos hijas- y 3 nietos). No he cambiado en cuestión de creencias, pero soy un activo luchador por LA VIDA (contra el aborto), y un defensor de la Iglesia Católica y de su enorme labor (social) Cristiana ; mi moral humanística-cristiana, anti "progre" hasta los tuétanos. Muchas gracias Junajo por tan grandioso testimonio, sabía de la conversión de la hija de Stalin, pero no había tenido la suerte de poder acceder al testimonio de primera mano; enorme placer, tamaño empeño de búsqueda, de amor, y de fe. Si Dios existe, que la tenga en su seno. Enorme Ejemplo para la materialista humanidad que nos envuelve.
04/12/11 8:34 PM
  
lafred
A mi me sorprende el hecho de su conversion en cuanto hija del ideal ateo y comunista de una sociedad que pretendio vivir sin Dios,la hija de Stalin realmente es un testimonio digno de reconocer y admirar.
04/12/11 9:40 PM
  
Leo
Juanjo no dejes de traernos historias maravillosas de conversión como esta.
04/12/11 9:49 PM
  
Marcos Fonseca
Lo que llama la atencion de su conversion, es la dificultad que padecio Svetlana en la enorme apostasia de la Iglesia que le llenaron de confusion y desengano, ser la hija de Stalin tiene un efecto mediatico y sin lugar a dudas es un buen referente, pero cuantas personas en el Mundo estaran padeciendo lo mismo, que trabajo tenemos los catolicos, la misma Svetlana nos lo dice en sus comentarios (buenos sacerdotes,buenas parejas de esposos que viven de verdad y sin titubeos su fe, etc).
Juanjo muchisimas gracias por tu trabajo, nos ayuda mucho.
04/12/11 9:50 PM
  
Padre Elías
Juanjo, me sumo a las felicitaciones y también te doy las gracias por habernos hecho partícipes de este testimonio. Como a Iraburu y a Miriam me asombra la capacidad que tienes de "encontrar noticias y sacarles punta". Si me lo permites, sin abandonar otros temas deberías prodigarte más, hace tiempo lo hacías.

Y me apunto a lo que dicen: no murió sola, Svletana misma lo explica en el texto que nos has regalado.

04/12/11 11:49 PM
  
Juanjo Romero
Muchas gracias a todos por los ánimos y la extraordinaria (y para mi sorpresiva) acogida del artículo.

Una vez más me quedé con las ganas de poder responder. Lo haré poco a poco y por correo.

05/12/11 12:05 AM
  
Fortis
Esto demuestra muchas cosas: Por ejemplo, que Dios es el protagonista de la historia universal y de cada persona, permaneciendo el tremendo misterio del libre albedrío. Y que siempre, en toda conversión aparece el Sacerdote. sin cura no hay conversión,. Nunca. Como hoy a los curas los hemos relegado al trastero, pues la gente no se convierte. Así de simple y claro.
05/12/11 9:01 AM
  
Sergio
Pero bueno, este testimonio es una maravilla. ¿Cómo que no ha tenido mayor relevancia en los medios?
05/12/11 6:20 PM
  
Judith.
Agradezco este texto, testigo de que Dios está por encima de todo. Engrandece la fe y la grandeza de Dios sobre el pensamiento humano . , Sentí el reconocimiento que ella hace de su abuela y vi reflejado en mi , la gran herencia que marcó mi abuela , también iletrada, en la formación cristiana que hoy me sostiene y alienta como persona.dentro de este complicado mundo. Ojalá esta lección llegue al corazón de mucha gente y revindique los olvidos y descuidos y desconocimientos del mundo ateo
05/12/11 10:39 PM
  
Alberto Axt
La tiene ud. cogida con Rusia y lo que con ella se relaciona verdad? Insisto: por algo ha pedido la sma virgen su consagracion, es una lastima que hasta ahora los hombres no hayan querido cumplir sus deseos.... Comunión y confesión frecuentes, lectura espiritual, cuan importantes son... Gracias por el testimonio
06/12/11 1:21 AM
  
Sinda Romero
Desde luego tiene mucho mérito,dadas las circunstancias en las que vivió.Ahí se ve claramente la influencia de la Virgen,abogada y madre.Pues sin ella saberlo la protegió y la encaminó,separándola de las garras de su padre.Dios escribe derecho en renglones torcidos.Necesitamos testimonios como éste.
06/12/11 8:15 PM
  
Fabian Farfan
El ser humano tiene a Dios en su corazon, por eso es inviable cualesquier forma de Ateismo. Este testimonio nos advierte como la enseñanza que llega a la cabeza, jamas puede en contra de la naturaleza de nuestro corazon.......
13/12/11 11:31 PM
  
Jesus Arnoldo Martinez Urrea
LOS PAGANOS BAJO LA IRA DIVINA POR SU CONDUCTA PERVERSA
Romanos 1, 19...20

Dice San Pablo, en la carta a los Romanos...LO QUE SE PUEDE CONOCER DE DIOS ELLOS los paganos LO TIENEN A LA VISTA, PUES DIOS MISMO SE LO HA MANIFESTADO. DESDE LA CREACION DEL MUNDO , LO INVISIBLE DE DIOS, SU ETERNO PODER Y SU DIVINIDAD, SE PUEDEN DESCUBRIRI A TRAVES DE LAS COSAS CREADAS, HASTA EL PUNTO QUE NO TIENEN EXCUSA PORQUE CONOCIENDO A DIOS, NO LO GLORIFICARON, NI LE DIERON GRACIAS, POR EL CONTRARIO, SU MENTE SE DEDICO A RAZONAMIENTOS VANOS Y SU INSENSATO CORAZON SE LLENO DE OSCURIDAD Romanos 1,19...21
Creo que lo que dice San Pablo acerca de Dios, y de los que no creen en El es suficiente comentario.
Lo hermoso del ser humano es reconocer que ha estado equivocado, y al darse cuenta empieza a creer, y procura aumentar la fe, y ayuda a quienes no creen, o dudan.

[email protected]

23/06/12 6:41 PM
  
Gonzalo Fernández
Un solo aspecto de su personalidad humaniza al terrible y tiránico Stalin: el gran amor de padre que sentía por su hija Svetlana
17/04/13 6:50 PM
  
Rosemarie
Impresionante conversiôn.
Me encantarîa leer los libros de Svetlana. Dônde los puedo conseguir?
03/09/19 3:28 PM
  
Juanjo Romero
Lo desconozco
03/09/19 4:26 PM
  
José Saúl Torres Quezada
Tenia mucho tiempo de no leer tus artículos, excelente el presente. Dios te bendiga.
18/02/22 5:43 PM
  
marilo
Gracias, gracias por el artículo.
Que extraordinaria conversión, un gran testimonio de vida.
15/01/24 7:20 PM
  
Alvaro Sibaja Fernández
No debe extrañarnos que los libros escritos por Svetlana sean hoy casi imposibles de hallar. La represión ejercida por la dictadura bolchevique que tomó el poder en la Rusia de 1917 no se limitaba a asesinar sacerdotes y quemar templos y conventos, sino que también fusilaba a todo aquel que tuviera en su poder estos dos libros: La Sagrada Biblia y Los Protocolos de los Sabios de Sión. Solzhenitsyn denunció oportunamente que la misma represión operaba en Occidente aunque todavía no se atrevía a fusilar a los poseedores de los dos libros arriba mencionados.
15/01/24 7:53 PM

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