27.02.20

No es tiempo de quitar, sino de añadir

En nuestros pequeños pueblos serranos la fe se ha mantenido, más que con reuniones y grupos, que también hubo algo, por ejemplo hermandades y cofradías, a base de ir marcando la vida con las cosas de la fe. Los domingos, por supuesto. Además, santos y fiestas litúrgicas.

En Braojos, donde más tradiciones se conservan, me cuentan que, además de la misa diaria, a la que acudían bastante pocos, se celebraban santos y fiestas casi con periodicidad semanal. Se conserva en el archivo parroquial un curioso “diario costumbrero”, escrito en 1946, que verá la luz en el libro sobre el archivo parroquial de Braojos que esperamos presentar en abril, donde se recogen usos y costumbres de la parroquia entonces. Prácticamente todos los meses tenían dos o tres funciones extraordinarias además de domingos y fiestas de precepto. Esto hacía que la fe marcara la vida de los braojeños casi sin darse cuenta.

Leer más... »

25.02.20

Rafaela y la nómina de D. Jesús

No es que Rafaela y D. Jesús hayan hecho las paces. En realidad tampoco lo necesitan. Se quieren, se respetan, se aprecian y mucho, lo que no es óbice para que Rafaela, que jamás tuvo pelos en la lengua, diga siempre lo que piensa. Ella tiene su formación elemental, la de la señorita Asunción y D. Pedro, el sacerdote, a base de Astete, y a partir de ahí todo es claridad.

Si hay algo que a Rafaela le ponga de los nervios es que D. Jesús argumente a base de que si Jesús en el evangelio hacía o dejaba de hacer. No lo consiente porque a ella le enseñaron, y muy bien por cierto, que un católico además de la Escritura tiene como base de su fe la tradición de la Iglesia, por eso a ella no le vengan con la sola Escritura, que no traga. Pero es que hay más, y es que mi buena Rafaela tiene por costumbre sacar sus conclusiones de todo, lo cual constituye un gravísimo peligro.

Leer más... »

24.02.20

Lo que le gusta a la gente como criterio pastoral

Mal negocio. Mal negocio en el que se cae con demasiada frecuencia. Lo podemos contemplar sobre todo en la liturgia. Cuántas misas disparatadas, cuantas morcillas en cualquier momento, qué celebraciones tan improvisadas y supuestamente tan maravillosas, campechanotas y chachi guay. Es que, sabes, a le gente no le gustan esas misas tan serias, lo que a la gente le gusta son misas más cercanas, más participadas, más alegres… Ya. Tan participadas que dice el celebrante “El Señor esté con vosotros” y no responde nadie.

Mal negocio ese de dejarse llevar por lo que gusta. Supongo que los papás que llevan a sus niños a misas más divertidas porque les gustan, también les dejarán después comer todo el día a base de comida rápida, bollería industrial y refrescos con gas, ver la televisión hasta que quieran y dejar todo tirado por casa. ¿No es eso lo que gusta a los niños?

Leer más... »

23.02.20

Inquebrantable adhesión

Lo cortesano nos puede. Es verdad que en la teoría todos somos libres, que a nadie nos importa el qué dirán y que aquí todo quisqui se manifiesta con entera libertad. En la Iglesia, sí. En nuestra Iglesia de hoy. Pero es la teoría.

Hace poco me decía un alto cargo eclesial, de cuya diócesis no quiero acordarme, que en este momento lo que más necesita la Iglesia son voces libres, gente que pueda decir lo que libremente siente y piensa en conciencia, o mejor, que pueda hacerlo y lo haga. Y, además, en todas las direcciones.

He titulado este post como “inquebrantable adhesión”, en palabras que nos recuerdan pasados tiempos de la política, aunque igual podría haber dicho peloteo, que es algo que no cambia.

En esta nuestra Santa Madre Iglesia se da el peloteo y el ponerse de perfil con una fuerza inusitada.

Leer más... »

21.02.20

Ni pican ni muerden

Para nada, aunque haya gente convencida de ello. Los documentos de la Iglesia, las orientaciones litúrgicas o catequéticas, resulta que ni muerden, ni agreden y además no guardan veneno oculto. Yo creo que si no se leen es por otra causa, quizá por esa autosuficiencia de pensar que todo lo sabemos nosotros, que en Roma son unos ignorantes y que yo me basto y me sobro para saber lo que tenemos que hacer.

Debería ser imprescindible dedicar un tiempo cada día para el estudio, porque muchas de las bobadas que decimos o hacemos se pueden resolver con media horita de lectura. Incluso con bastante menos.

Leer más... »