Sembrar gominolas

Estábamos en cierta ocasión un grupo de sacerdotes reflexionando sobre la parábola del sembrador que leeremos en la liturgia de este domingo. La conclusión era que tenemos que sembrar, sembrar y sembrar, hartarnos de esparcir la semilla, y que luego ya sabemos que los frutos serán más bien escasos, o incluso, muchas veces, aparentemente estériles. Quién sabe, repetía una vez un buen sacerdote, si los frutos los recogerán otros dentro de mucho tiempo. Como ven, nada original.

Hasta que uno tomó la palabra y exclamó: el problema es que, a lo mejor, en lugar de sembrar la Palabra, estamos sembrando gominolas.

Llevamos años, muchos años, convencidos en la práctica de que la gente es incapaz de aceptar la Palabra de Dios en su totalidad, tal y como nos la ha transmitido la Iglesia, y en consecuencia lo que andamos haciendo es “adaptar”, “acercar”, “acomodar” su fuerza a los tiempos de hoy. Para empezar, hemos suprimido palabras que pudieran hoy causar el mínimo enfado, como son pecado personal, pecado mortal, conversión, juicio final, inmortalidad, purgatorio o infierno. Imaginen en qué se nos queda una predicación que no llame a la conversión.

Después hemos edulcorado el credo por si acaso hay gente que tiene dificultades en creer. Por ejemplo, cambiar transustanciación por presencia simbólica, o resurrección de Cristo por un “lo sentían vivo”. Nuestra fe, para que no nos llamen fundamentalistas o intolerantes, la hemos puesto a la misma altura que cualquier otra religión, filosofía o sentimiento. La moral cristiana ha dejado de existir. Abajo la normas, porque lo importante es quererse y respetarse, y ayudar los pobres.

Eso es hoy nuestra predicación. Y si no están de acuerdo, lo piensan en las homilías de cualquier domingo. ¿Otras formas de predicar? Claro. Una liturgia descuidada, oración escasa o nula, porque uno ya hace oración su respiración cotidiana, confesionarios desaparecidos y una catequesis del compartir.

Es decir, que en lugar de sembrar la Palabra, estamos sembrando gominolas. Vienen los niños a catequesis, los jóvenes a confirmación, los adultos a sus misas, y se llevan a casa un puñadito de gominolas. Contentos, porque estos curas son buena gente, modernos, actuales, nada traumáticos y comprensivos. Es verdad que en lugar de ofrecer la doctrina de Cristo ofrecemos gominolas, pero lo importante es que la gente quede contenta. Aunque no se encuentren con Cristo. Pero contentos.

Las gominolas no dan fruto. Producen un instante agradable al paladar que acaba dando una sed de miedo al poco rato.

La auténtica siembra es dura. Hay que hacerla bajo el sol, a tiempo y a destiempo, escogiendo la mejor semilla, regando, cuidando, quitando hasta el último de los hierbajos. Mucho más cómodo entregar las gominolas. Mucho más gratificante. Pero completamente inútil. 

28 comentarios

  
Jj
Genial. Otros ni gominola. Siembran hiedras que ahoguen el árbol.
15/07/17 6:29 PM
  
Octavio
Magnífica metáfora. Magnífico artículo
15/07/17 6:42 PM
  
Ras al Amud
Las lecturas de este domingo no hablan de sembrar si no de dar fruto, nos preocupamos demasiado de querer que los demás hagan en vez de esforzarnos nosotros mismos en dar fruto oportuno...

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Jorge:
Salió el sembrador a sembrar...
15/07/17 6:47 PM
  
Néstor
Clarito. Si no es para predicar la doctrina cristiana en su totalidad mejor dedicarse al cultivo del tomate.

Saludos cordiales.
15/07/17 7:00 PM
  
Almudena1
Yo me pregunto en qué estaba pensando Jesucristo al no darnos gominolas. Ahora somos más listos, modernos, caritativos, progresistas, misericordiosos... ¿verdad?

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Jorge:
Dónde va a parar...
15/07/17 7:12 PM
  
rastri
Padre Jorge de lo que abunda no solo no se aprecia sino que incluso muy a menudo se desprecia. Casi todo el mundo, - menos yo- aprecia, mata o muere por lo que quiere ser y representar ese pedazo, carente de luz y vida propia; duro, oscuro y opaca negra piedra llamado el brillante -diamante-. Y no se dan cuenta que el diamante, aún, en su vistosa apariencia de brillante, es el último peldaño que todo cadaver debe de alcanzar en su continuada morbilidad antes de ser quemado y desaparecer.


El problema de la Iglesia no es solo que haya puesto en tela de tibieza la realidad del significado de sus sacramentos; sino que, ella en su trivialidad, ha convertido sus lugares de oración en museos de cultura donde cada cual, previo pago, puede exigir por lo que paga.

Dicho de otro modo: La Iglesia debería de darse a entender que para tener derecho a servir y servirse del privilegio de sus sacramentos; el elegido en cuestión, personalmente y en buen ejemplo a terceros, debería dejarse ver, por lo menos que el asunto de la eterna salvación o condenación es cosa de meditación.

Y ya que la Iglesia, que en sus lugares de oración no se atreve usar el látigo contra irreverentes cambistas y otros negociantes del género. Que se atreva, por lo menos, a poner a la puerta del templo: Solo para creyentes practicantes y pecadores buscando confesión. RESERVADO EL DERECHO DE ADMISIÓN.
15/07/17 7:48 PM
  
doiraje
Es doloroso confesarlo, pero si mi fe dependiera exclusivamente de las personas que he conocido en el seno de la Iglesia, salvo contadas excepciones, ahora no creería. Es más, sería uno de tantos de los alejados que echarían pestes de ella. He conocido a personas que se acercaron buscando una orientación, y hallaron sólo indiferencia y palabras huecas. Algunas de ellas perdieron la fe, y otras sin perderla no hallan acomodo en la Iglesia.

Mi experiencia es que apenas encuentro diferencia de ambiente ni de sensibilidad entre lo que veo en ámbitos no eclesiales y en los eclesiales. No quiero ser tan maximalista de afirmar que ya ni siquiera se siembra, pero lo cierto es que las actitudes que se defienden y que se muestran hacen que no sea necesario hacerse católico ni cumplir con el precepto de asistencia de la misa dominical, y mucho menos otros más onerosos, pues lo que hallamos en la Iglesia podemos hallarlo en otros lugares.

Esta obsesión por caer bien a toda costa, como si ser católico consistiera en colocar baratijas en un mercado competitivo y difícil, el cura convertido en mero comercial o relaciones públicas (o agente de viajes, que los hay también), hace que la Iglesia misma, ya en sus estratos más humildes (y, por tanto, más apegados a la gente de la calle), sea profundamente banal y vulgar.

Si se escuchan los pecados como quien oye llover, y la orientanción que se recibe es un lugar común o nada, simplemente, se pierde la perspectiva y el sentido del perdón que se recibe, pero también la importancia misma de seguir pecando. Si se transforma la fe en ecología porque es el tema que más armoniza con los tiempos, mejor hacerse de Greenpeace o similares. Si resulta que podemos comulgar aun con gravísimos pecados en nuestra alma, algunos incluso públicos, qué fuerza poseo para seguir los mandamientos de la Iglesia y en qué queda la Eucaristía. La tentación de seguir una vida mundanamente mucho más fácil redobla su fuerza y su presencia.

Así las cosas, cada uno fundamenta su relación con Dios y con la Iglesia desde la más personal y arbitraria subjetividad. Una vez una persona, católica convencida y practicante, culta, con buena formación, que se disponía a separarse de su cónyuge con el que se había casado por la Iglesia, y que se había enamorado de otra con la que pensaba vivir y casarse por lo civil, me dijo ante mi preocupación por la situación en la que quedaría su alma: "No te preocupes: yo me llevó fenomenalmente con Dios, y Él conmigo." Si la Iglesia se convierte en el enésimo reducto de la subjetividad y el individualismo, sin más verdad que nuestra afectividad dejada a su suerte, es evidente que nos habremos convertido en una gigantesca y banal gominola.

Personalmente prefiero antes que sembrar gominolas, abonar el terreno con los excrementos de las antipáticas presencias que nos recuerdan que no todo vale. Pero, en fin, eso es hacer para algunos "ecumenismo de odio". Pues pasemos a ser odiosos, qué le vamos a hacer...
15/07/17 7:57 PM
  
Pedro L. Llera
El modernismo esparce gominolas, ciertamente. Pero como usted bien señala, las gominolas, por mucho que las siembre, no dan nada: se pudren estérilmente. El modernismo conduce a la apostasía inevitablemente. El modernismo es la obra de Satanás dentro de la Iglesia: su intento desesperado por destruir a Cristo y a su Iglesia. Sabemos que no lo conseguirá, que no prevalecerá... pero la gran apostasía ya está a la vista.
15/07/17 8:02 PM
  
Pelusina
Y cuando no se predican gominolas te lkaman fundamentalista.
Hay que predicar a tiempo y destiempo. Y las gominolas para el recreo.
15/07/17 8:04 PM
  
Haddock.
Hummm...

Me malicio quien fue el sacerdote que dijo "En lugar de la Palabra estamos sembrando gominolas", producto este muy atractivo y que tanto me gustó, pero si se divulgase el proceso de su fabricación no lo compraría nadie. Ejemplo doblemente ilustrativo porque indica tanto la porquería de su valor nutritivo como su repugnante origen.
A nuestra sociedad abducida, manipulada y sobre todo INFANTILIZADA, le encanta las gominolas literarias, intelectuales y espirituales, y los frutos que producen su consumo son de todos conocidos. Nunca faltará un cura errático que las ofrezca en sustitución de la Doctrina de la Iglesia.
Uno ha descubierto hace tiempo, las virtudes del chuletón de buey, las verduras de la huerta y los cogotes de merluza con almejas para alimentar su cuerpo (todo regado con buen vino). Uno ha descubierto hace tiempo, las virtudes de la Misa bien celebrada, de la Confesión, del rezo del Rosario y de la Adoración Eucarística para alimentar su espíritu.
A quien quisiere rebajar y aun negar las bondades de mis dos descubrimientos arriba declarados, lo considero un vendedor de crecepelos; y con mayor o menor diplomacia le mando a un lugar poco grato.


15/07/17 8:04 PM
  
Ras al Amud
Salió el Sembrador a sembrar...

El Sembrador es Jesucristo, sus discípulos son los distintos campos de tierra, sólo hay un verdadero discípulo el que da fruto, los otros al final no son auténticos discípulos...

Para dar fruto hay que acoger la semilla/palabra como Palabra de Dios, saber ver con ojos de fe, sino no vemos, somos como los que adoran ídolos...

La tarea del discípulo, sea cual sea su ministerio dentro de la Iglesia, es dejar que la semilla dé fruto en él. Se predica con más eficacia mediante el ejemplo, que con los discursos.

La enseñanza de las lecturas de este domingo, indicada ya desde la primera y el salmos, es dar acoger la Palabra de Dios para que dé fruto. Un fruto que sea de vida eterna según nos indica la segunda lectura.
15/07/17 9:26 PM
  
Manuel
Muchas veces, después de una misa con una liturgia descuidada (se suprime el lavado de manos, el celebrante en el momento de la paz baja del altar a dar la mano a los de las primeras filas, etc) , una homilía sin preparación y llena de improvisaciones de la que no sabe como salir, morcillas a diestro y siniestro como si la liturgia no existiese y el celebrante la tuviera que suplir con sus desacertadas ocurrencias, coros guitarreros de auténtico desastre........Digo, después de esto, saco la conclusión de que el caos en la Iglesia actual es algo más grave de lo que pudiera parecer a primera vista porque, si las altas instancias de la Iglesia permiten esta situación, puedo pensar que es porque están convencidos de que la Iglesia de Cristo es algo así como una gran empresa que vende un producto que se ha quedado antiguo y que, para no perder clientes, hay que renovarlo, lavarle la cara y acomodarlo a los gustos del público actual en general. Francamente lamentable, porque la Palabra de Dios es un valor absoluto, inamovible y nadie, ni siquiera un papa está autorizado a manipular ni a re interpretar. Jesucristo comenzó su vida pública con el "convertíos que está cerca el Reino de los Cielos".Después vendrá lo de la misericordia porque, si no hay arrepentimiento, mucho me temo que nos podamos acojer a la misericordia de Dios.
Gracias don Jorge por esta imagen de las gominolas que asumo en su totalidad.
15/07/17 9:58 PM
  
Franciscus the first
Ya sé que dirán todos Uds. que soy un desnortado y que confundo las cosas, pero he pasado de Misa diaria a Misa dominical, y a duras penas. Y de confesión semanal a confesión mensual. Estoy desolado y desalentado con el ambiente que vivimos con este pontificado.
15/07/17 10:22 PM
  
Palas Atenea
No has hecho buen negocio. En este momento lo que hace falta es incrementar, no disminuir. Lo de la confesión lo entiendo más porque no es cosa sujeta a tiempo sino a pecados, pero lo de la misa no. Tengo que reconocer que yo no soy de misa diaria pero si lo fuera continuaría con ella y, ya que no lo soy debería serlo. Me has dado una idea, fíjate. Gracias.
15/07/17 10:57 PM
  
PEPE
Estoy de acuerdo con el comentario expuesto mas arriba por MANUEL, y añado: he podido comprobar que el cura que reparte gominolas es, el que acaba la celebración de la Santa Misa, se quita el alba y la estola, (los únicos ropajes que lleva encima del jersey y los vaqueros ajustados), y se aleja de la iglesia, ademas, nunca los encuentro en oración delante del Sagrario y tampoco en el confesionario. Así vamos.....
15/07/17 11:29 PM
  
PorMuchos
Me gusta su reflexión Haddock. Damos un mensaje de niños para una sociedad puerilizada. Un aspecto es el de la muerte: hay gente que no sabe afrentar la muerte y no la tiene en cuenta, porque desde pequeños no les han llevado a funerales "para que no les choque".

¿Qué me dicen de temas tan cotidianos como la ropa, las parejas o el vehículo? "Molas" si tu camiseta tiene tres franjas, si tu coche vale un riñón o si tu esposa (ejem, pareja sentimental) es una "Barbie".

Una de las consecuencias está en los sacramentos del Matrimonio y el Orden, o profesar en una comunidad. Esta gente con miedo al compromiso, a decir que sí a Dios o a un cónyugue, y a cualquier otra cosa. En ese estado de "eterna niñez" no podrán salir del casacarón.
16/07/17 12:02 AM
  
Martinna
Franciscus the first,
Dices que este pontificado te desmotiva, bueno, quien tiene que animarte como cristiano es el Espíritu Santo que desde que recibiste el bautismo te ayuda en tu fe, esperanza, amor... Como sabes leer ahí tienes el Nuevo Testamento para leer a diario poquito a poco, orando y pidiendo ayuda a Dios para vivirlo. No hacemos caso de una ideología humana y de quienes la publicitan, sino que seguimos las enseñanzas de Jesucristo y tenemos que buscarle y dejarnos llevar por El, lo demás son anécdotas que nos van sucediendo en la vida, muchas a nuestro favor y alguna en contra. Hay que poner mucho cuidado e interés en seguir y amar a Dios sobre todo y aprovechar tanto como nos da.
16/07/17 1:28 AM
  
Martinna
Haddock dice que si se divulgase el proceso de fabricación de las gominolas no las veríamos tan atractivas... Leí que las hacían con la gelatina de huesos de desecho de los mataderos ¡Puaff!
Los que siembran gominolas en lugar de auténtico evangelio hacen como los que dan blandiblu en lugar de pan, matan más que alimentan.
Lo que pasa es que no pueden dar lo que no tienen, están engañados y confundidos porque siguen sus propios criterios en lugar de seguir lo mandado por el Señor.
16/07/17 1:55 AM
  
Luis Piqué Muñoz
¡Formidable, Gran Padre Jorge, con las gominolas! ¡Gran Verdad! Hoy se censura y adapta a los tiempos modernos, secularizando y desvirtuando la Palabra de Dios ¡que salvo cuando del claro contexto, como las parábolas, se deduce otra cosa! es Literal y de obligada, dulce y Feliz Obdiencia ¡Pero hoy ni Obediencia, ni Autoridad, ni Verdad, ni Amor, ni Dios! ¡Campi qui pugui! ¡Gracias al Diablo hemos Vuelto al Caos creado por él! En fin ¡Los Ultimos Tiempos! Nada más.
16/07/17 1:37 PM
  
Primo
Después de leerle, padre Jorge, no consigo quitarme de la cabeza al Cardenal Schonborn....... estoy empezando a preocuparme.....¿qué tendrá que ver este señor con las chuches.....?
16/07/17 5:33 PM
  
jose 2 católico español
Querido D. Jorge:
Como siempre se nota que tiene al Paráclito con Ud.
El mecanismo de perversión del Maligno es má simple que el mecanismo de un chupete.
1º Convence que hay que quitar todo lo que implique que Jesús es Dios, que su predicación es la de Dios, que sus enseñanzas son las de Dios...
2º Una vez que lo consigue pregunta al imbécil ¿Para qué quieres seguir a ese que no es nadie?
3º El imbécil apostata de su fe.
El que quiere ositos gummies tiene muy cerca el camino de perdición y hay que encomendarlos para que reciban la semilla del Sembrador a través de sus sembradores como Ud.
A los aliados del maligno solo hay que mandarlos al guano.
Gracias por su apostolado y feliz día de Ntra Sra del Carmen.
16/07/17 6:29 PM
  
Patxiiiiii
Padre Jorge, como siempre, ha hablado con claridad neridiana, pues bien se sabe que la religión católica no es para "tibios" y hoy en día abundan.
Conozco a más de un cura de los que escriben y/o dan charlas que se hacen llamar por sus dos nombres y dos apellidos pero omiten "sin queriendo" su profesión como si les diese vergüenza, ¿son más progres/modernos por eso y creen que llegan más a la gente?, craso error.
Al pan pan y al vino vino, no hay otra.
16/07/17 8:14 PM
  
Carmelo
Como siempre.... en el blanco.
16/07/17 10:31 PM
  
FC Romero
Pues D. Jorge el resultado de la siembra de gominolas es una fe blandiblú, que en otros lares fuera de España se conoce como Slime o moco de gorila o moco de delfín, ya saben, esa masa viscosa que como juguete de niños, se estiraba cuando se sacaba del bote se estiraba yal soltarla volvía a su ser, una masa informe. Moldeable por quien la manejaba, pero que nunca, nunca, adquiría una forma concreta, sino la de un pegote blandito que solo servía para removerlo constantemente e intentar adherirlo a alguna parte sin éxito. Juguete entretenido y divertido, puede, pero no creaba nada y aburría y cansaba al cabo del rato.
Me acuerdo de aquella frese de Lincoln: "Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo." La palabra de Dios es la que es, y tratar de adaptarla, de hacerla asequible, cambiando su pleno sentido para hacerla agradable a los oídos y generar un mundo falsamente feliz, no es sólo un pecadillo para conseguirlo, es una gran mentira que lleva a la desesperación, a la infidelidad, a la ingratitud; a la antesala del infierno, por no decir a su salón sin puertas ni ventanas.

17/07/17 12:21 AM
  
Manuel d
Don Jorge, estoy de acuerdo con usted en que las gominolas encubren el mensaje del Evangelio, pero lo que no he leído es el silencio de la jerarquía católica ante la dictadura del pensamiento único. Es algo que no entiendo sino es por el afán de un cierto proteccionismo a la feligresía.
Y es aquí donde veo la contradicción: ¿no se supone que ésta es la sociedad más preparada e ilustrada que nunca?, ¿para qué, entonces, los obispos nos tienen que proteger?
Me parece todo, sencillamente, una farsa.
17/07/17 12:31 AM
  
Elias
Dar dulces, de momento, puede parecer muy agradable. Pero, oiga usted, no habrá que cuidarse de la diabetes, sus complicaciones, gangrenas.... pero vaya, vaya, padre Jorge : no sea cara de pepinillo en vinagre. De amargado. Déjenos seguir comiendo gominolas !!!!! Por cierto : ya las reparte usted en la misa para niños, luego del comentario del Evangelio y las lecturas sentado con ellos con una nariz de payaso y una estola que haga juego como un muestrario de pinturas para decoración interior ?? Si no que poco en salida y misericordioso está Ud, permítame decirle !!
17/07/17 7:35 AM
  
María Teresa Gil Fournier Carazo
Gracias
17/07/17 12:43 PM
  
Patricia
Excelente artículo. Yo creo, desde mi humilde lugar, que son varios los inconvenientes que enfrentamos los católicos a la hora de "sembrar La Palabra". Falta de educación, de un "buen" catecismo, por un lado. Por otro, somos o, mejor, son muy pocos los que verdaderamente tienen la capacidad de hacer una siembra productiva: los que tienen sabiduría en La Palabra y la capacidad de sembrarla correctamente. Y, sobre todo, nos enfrentamos a una sociedad cada vez más light, más new age, más indiferente, egoísta, narcisista, más alejada de los valores y la moral y, se trata de "edulcorar" La Palabra para que no choque tan fuertemente contra el muro de hielo y desidia que reina en el mundo. Creo yo, que la Iglesia debería trabajar para revertir esto, reforzando catecismo y educación, llegando hasta cada laico, con religiosos y laicos bien preparados para este fin. Muchas gracias.
18/07/17 3:23 PM

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