Supuesta oración común ecuménica para los fastos del 2017. Ojo al asunto

Uno nunca sabe si está ante un texto consensuado y con un implícito visto bueno, un globo sonda, una imprudencia o un gol por toda la escuadra, porque las cosas en esta Santa Iglesia Católica parece que cuesta trabajo se sepan con claridad.

El caso es que ha aparecido, lo he visto publicado en www.lutheranworld.org , un folleto o similar que lleva por título “Oración común. Del conflicto a la comunión. Conmemoración conjunta luterano-católico romana de la Reforma en el 2017”. Me sorprende el título. Para empezar porque no sé si tenemos algo que conmemorar, y porque necesitaría que alguien me explique algo tan aparentemente nimio como que la conmemoración sea luterano – católico romana y no al revés, por ejemplo.

¿Quién aparece como responsable de este lo que sea? Pues parece que un supuesto “comité de liturgia de la Comisión Luterano-Católico Romana sobre la Unidad”, que nadie conoce y del cual se ignoran sus componentes. Es decir, nadie. Pero ahí queda eso, con una edición rematada, parece, con todas las apariencias de estar con algo cuasi definitivo.

Un texto que patea la gramática castellana a conciencia “las y los lectores”, “invitadas e invitados ecuménicos” (muy mal, puestos a hacer el bobo mucho mejor “invitadas e invitados ecuménicas y ecuménicos).

Pero donde la cosa alcanza visos de entre esperpento valleinclanesco y profundidad de Torrente (el de las pelis, no Ballester), es por ejemplo cuando se afirma, dentro de la celebración, y en el capítulo “Acción de gracias” cosas como que “El caminar ecuménico hace posible que luteranos y católicos puedan apreciar juntos la visión de Martín Lutero y su experiencia espiritual acerca del evangelio de la justicia de Dios, que es a la vez su misericordia.” Pues va a ser que no, porque si algo nos divide profundamente es la doctrina sobre la justificación.

Peo es que la cosa sigue cada vez con mayor interés: “Te damos gracias, oh Dios, por las muchas perspectivas teológicas y espirituales orientadoras que todos hemos recibido por medio de la Reforma. Te damos gracias por las transformaciones y cambios positivos desencadenados por la Reforma o por los desafíos que nos impuso”. Ante esto, la señora Rafaela, o tal vez su esposo, más brutote, simplemente exclamarían: “Jodo petaca”, o tal vez un más reflexivo “borrega toma”.

¿Agradecer la ruptura, la división, el cúmulo de errores? ¿Agradecer una iglesia deshecha y desgarrada hoy en mil grupúsculos fruto de un luteranismo sin fundamento? Ya sé que no faltará quien argumente con eso de que bueno, que al final todo es para bien de los que le aman, porque con ese argumento, como Dios puede sacar bienes de aparentes males, demos gracias por los 150.000 abortos anuales que se producen en España, por las rupturas matrimoniales, por la corrupción política, por los robos y asesinatos, por la violencia de género, por el éxodo de emigrantes y refugiados.

Si esto que publican, a bombo y platillo de su ejército de salvación, los hermanos luteranos en un momento de exaltación mística es cosa suya, y encima lo presentan como fruto de una comisión luterano católica o católico luterana, es como para decidir que con esta gente ni a cobrar una herencia, porque si así empiezan, cómo acabarán las conmemoraciones y celebraciones, porque me veo haciendo penitencia por ser católico y como tal reo de anatema.

Pero si esto en realidad es algo que los católicos vamos a tolerar, un globito sonda, una cuña que nos colamos a nosotros mismos, una paridita de cuatro buenistas bobalicones, entonces… entonces no digo nada porque voy a preferir callarme.

Primera estación ante los acontecimientos del 2017. De momento, con la cruz a cuestas.