"Peceras" en los templos. Casi mejor que no

Tenemos que replantearnos eso de las “peceras” en los templos parroquiales. Hubo un momento, quizá seguimos en él, en el que se veía como algo útil para papás con niños pequeños el habilitar en los templos unas zonas acristaladas e insonorizadas, pero con buena megafonía, desde las cuales los papás con niños pequeños pudieran participar de la santa misa sin miedo a molestar al resto de los fieles.

En la parroquia de un servidor hay familias que acostumbran a seguir la celebración desde la capilla del Santísimo, separada del templo principal por una cristalera y que en la práctica se ha convertido en esa pecera cómoda para los padres.

Vista la experiencia de este tiempo no me queda más remedio que concluir que es un completo fracaso, no tanto por el sistema, sino por la total falta de educación de los padres que han decidido que como a los niños no se les escucha pueden convertir la capilla o el lugar insonorizado en una sala de juegos donde los peques acuden con el patinete, las pinturas, los cochecitos, corren, saltan, se pelean, chillan y aquí no pasa nada.

El objetivo básico de esos lugares es otro. Es que los niños vayan acostumbrándose a la celebración y evitar si acaso las pequeñas molestias que pudieran ocasionar a los demás fieles. Pero si ese recinto no es más que una sala de juegos, mal andamos.

Hace unos días, en la parroquia de un servidor, misa dominical y unas familias con sus niños escuchando misa desde la capilla del Santísimo. Pues bien, no es que los niños se movieran o hicieran algo de ruido, es que los chiquillos decidieron subirse a los bancos, hacer carreras, tirar de los manteles y hasta aprovechar los confesionarios para jugar en ellos habida cuenta de que un servidor estaba solo y no había un sacerdote en ellos. Tanto, que tuvieron que entrar feligreses en la capilla llamando a la cordura. Inútil.

Mala cosa lo de las peceras visto lo visto. Mucho mejor que los niños acudan al templo normal, que los padres cuiden de ellos, los eduquen en lo que es la celebración y si hay emergencias que los saquen discretamente del templo.

46 comentarios

  
Luis Fernando
Hace quince años asistí en varias ocasiones a las misas ortodoxas que oficiaba el P. Teófilo Moldován en un templo cercano a la plaza de Castilla en Madrid para la comunidad ortodoxa rumana de la capital de España.

La Misa duraba alrededor de dos horas -no exagero-. Entre los asistentes, un buen número de niños. Pues bien, no se oía ni el ruido de una mosca.

No creo que los rumanos tengan algún gen distinto al de los españoles. Simplemente saben educar a sus hijos en el respeto a lo sagrado.
30/08/14 11:02 AM
  
Moisés
Mi experiencia como padre de familia es que hay un tiempo para todo como dice Qohelet. Tengo cinco hijos desde los 7 años hasta la pequeña de año y medio y a misa sólo viene el mayor que es único que puede estar en misa. Los demás ni pueden ni deben. Una niñera se queda en casa con los pequeños. Claro está el tema del dinero pero qué es más importante. una solución aunque a mi no me gusta mucho es habilitar un salón de la parroquia para que una niñera de confianza y de acuerdo con las familias se quede con los niños pequeños.
30/08/14 11:09 AM
  
Wisteria
Mi experiencia en Francia (conste que es un caso excepcional): la familia entera va a misa, los niños pequeños con misal con dibujos, los más grandecitos con el misal para niños de la condesa de Ségur (conocida autora de libros infantiles), los más pequeños suelen entretenerse mirando estampitas de santos y de reproducciones de cuadros. La mayoría están quietecitos, pero al primer llanto o grito los padres los cargan en brazos, les tapan la boca y salen raudos del templo. Existe una guardería pero la mayoría no la usa. La misa es muy concurrida por familias numerosas. Si se quiere y los padres saben educar, se puede.
30/08/14 12:12 PM
  
Tito Livio
tengo 4 hijos de los cero a los cinco. a Misa vamos TODA la familia. cuando entramos los padres los padres nos convertimos en sargentos del batallón. No se debe mover nadie. todos sentados y quietos, y punto. La cosa dura hasta final de la homilía. Entonces comienzan los movimientos entre silencios, gestos, caras y alguna que otra palabra susurrante al oído de los niños. Los papas se han pasado de sargentos a capitanes. La situación se reconduce hasta el final de la consagración. Vuelven los movimientos e intentos juguetones han subido un nuevo escalafón militar y entonces viene la comunión. todos en fila, con las manos atrás y ni un chasquido. La cosa aguanta y la Misa se acaba.

Y es que la milicia sirve... y mucho, desde la más tierna infancia.
30/08/14 12:33 PM
  
José Antonio
Me quedo con la opinión que habla de la familia rumana. En vez de peceras lo que tienen que hacer los padres es educar a sus hijos, para que asistan a la iglesia con el debido respeto, excluyendo, claro, a los llantos de los bebés, que están en su pleno derecho de berrear cuando les parezca. Y, además, a veces despiertan a los parroquianos sumidos en el sopor de algunas homilías...
30/08/14 1:08 PM
  
Eduardo Jariod
Yo no veo mal las "peceras" siempre que no se conviertan en una especie de ciudad sin ley, como esas ludotecas o guarderías dirigidas por feministas que opinan que poner límites trauma de forma brutal la tierna mente del infante. Los padres deben vigilar que no se desmanden ahí, pues ese espacio se utiliza en ese momento para que no perturben la celebración y ellos puedan seguirla. Pero no es otra cosa. Como todo, hay que saber utilizar adecuadamente los instrumentos.

También hay que saber calmar a los niños, educarlos, tener la suficiente presencia de ánimo como padres, etc. Pero en eso ya no entro. Una "pecera" les facilita que puedan ejercer tales funciones con más tranquilidad. Pero las deben seguir ejerciendo.
30/08/14 2:00 PM
  
am
Estoy de acuerdo con usted padre. En mi experiencia cómo madre de 5 creo que lo de las peceras es contraproducente por lo que usted explica. He visto niños mayores jugar a las maquinitas, los más pequeños provistos de todo tipo de juguetes que solo provocan ruido, corrillos de niños pintando ¿¿??, ciertamente parece una sala de juegos. Es vergonzoso, y los padres a su bola. Es imposible ni seguir la misa ni lograr que tus hijos mantengan la compostura en ese ambiente de jolgorio, por lo que preferimos estar fuera de la pecera y en misa de mayores. Mis niños a partir de los 4 años están sentados en su sitio, quietos, callados y formales. No soy partidaria ni de los cuentitos ni de las pinturas, si se aburren que piensen en las musarañas, pero en misa no se juega. Los más pequeños lógicamente suben, bajan y enredan pero dentro de la normalidad. Creo que haría falta más disciplina por parte de muchos padres y también un poquito más de tolerancia e indulgencia por parte de algunos feligreses que te fulminan con la mirada si alguno de los pequeños se revuelve más de la cuenta. Y es que nos gusta ir a misa a todos juntos, en familia, aunque resulte agotador mantener a tantos niños pequeños en actitud correcta durante toda la misa.Pero los niños aprenden con el ejemplo y la perseverancia de los padres. Un saludo.
30/08/14 2:21 PM
  
Alejandro Galván
Me sumo a los comentaristas, y a la opinión del P. Jorge: aqui falta "mano paterna" (osea: autoridad tanto del padre como de la madre, en la formación de la prole).

Pero si NUNCA, EN NINGUNA CIRCUNSTACIA educan a sus hijos a "estar a lo que están", pasa lo que pasa. No es un problema de la parroquia, es que llegan a clase "asilvestrados" (tengo familiares en el ramo de la educación primaria que me lo confirman). Los niños están acostumbrados, por lo general, a hacer lo que quieren, como quieren , cuando quieren. Y en la iglesia, idem de lienzo.

La "pecera" tenía entendido que debía ser una "crying room", un lugar donde los padres con niños muy pequeños podrían participar en la Santa Misa aunque el bebé se ponga a llorar, y no una "zona cero" donde haya que tener preparados los "antidisturbios".

Aprovecho para comentar una experiencia de una conocida, en Italia: en esta parroquia hacen "pre-catequesis", para niños de 4-5-6 años, después viene la catequesis de comunión.

Se trata, básicamente, de hacer actividades de catequesis con estos niños, durante el tiempo de las misas dominicales, pero ligadas directamente a la misa del domingo. Se les lee el Evangelio, se les explica para su nivel de comprensión, se les hace cantar canciones propias, y hay una "excursión" a la iglesia, en total silencio, para que vean toda la Consagración. Acabada esta, se vuelven EN TOTAL SILENCIO (a la sala de catequesis) y se les habla de que Jesús está en la iglesia, que los más mayores van a recibirlo en su corazón, etc. Lo mejor es que esta catequesis la llevan los que acaban de hacer la Confirmación (los que quieren, claro) auxiliados por los que acaban de hacer la Comunión. Una idea para plantearse...
30/08/14 2:43 PM
  
Javier Munroe
El problema real es llevar a los niños a misa, "para empezar a acostumbrarles". Son niños. Deberíamos dejarles tranquilos, en el parque, no escuchando misa.
30/08/14 3:00 PM
  
pepiño
Como escuché una vez en el tema del tráfico, no es un tema de educación vial, solo de educación.

En mi caso, después de experiencias desagradables, solo dejo venir a los papás con los niños si los puedo controlar, es decir,si obedecen lo que dice el dueño de la casa. Si observo que eso a los papás no les gusta, o los niños no hacen caso, no vienen.

De otra forma, se corre el riesgo de que el niño se ponga a corretear por toda la casa, grabe las conversaciones de los adultos con su móvil, encienda aparatos de la casa por su cuenta, se ponga a chillar y a dar patadas a lo que encuentre - incluida la tele - y en resumidas cuentas, nos dé la tarde o algo peor.

Un niño de 6 meses es impredecible. Un niño de cinco años se puede cansar y aburrir y habrá que ver si conviene llevarle a misa o no - esa es otra historia -, pero entiende los límites si le han educado en ellos. Pero como hoy los límites están muy lejos pues los niños se comportan siguiendo ese patrón. Y en la iglesia, también.

Las víctimas son los niños y los que les tienen que aguantar, y los responsables son los padres.
30/08/14 3:01 PM
  
Bernardita
Coincido también, con lo de los rumanos, que yo he visto en comunidades ucranianas, también de rito bizantino. Lleno de niños, y no se oía una mosca.
Miremos a los santos...No imagino al Santo Cura de Ars proponiendo una pecera, sino manejando la situación. Los niños deben aprender a vivir en el templo como en su Casa, pues en su casa no hacen todo lo que quieren: respetan que hay cosas que no se tocan, y momentos en que no se grita ni corre (durante la comida familiar, por ejemplo). No aislarlos como si se tratase de algo ajeno, o como si la infancia fuese una enfermedad ("cuando se curen, los sacamos del aislamiento"). Luego, cuando crecen, ¿los insertan de golpe por decreto?...No lo veo pedagógico, ni lógico.
30/08/14 3:15 PM
  
Yolanda
Rumanos ¡y españoles! pero de otra época. En mis tiempos (ay, qué triste es decir eso de "en mis tiempos") íbamos un montónbde niños a misa desde los cuatro naños o menos, y ya se sabía que en misa no se juega, no se habla, no se corretea, nonse va con juguetes, no se mueve uno y, en la consagración, de rodillas y a adorar. Y no nos dejaban con la niñera, ni nuestras madres al volver tenían la mesa puesta por la doncella ni la comida hecha por la cocinera, ni a la salida nos recogía el chófer.

30/08/14 3:29 PM
  
Churrinche
Es que realmente lo fundamental es que los padres tengan la convicción de que los niños deben "estar" en el sentido fuerte de la palabra, en Misa. Si no, quite la pecera y organizarán el "playground" en el fondo del templo (créame que alguna vez haciendo la colecta me pregunté qué más podrían traer: hojitas de papel, crayolas, autitos, muñecos de acción, libros de cuentos...).

Sé que para los padres es difícil, no lo dudo, pero recuerdo que una vez leí algo muy interesante respecto al tema. Era un artículo en el que se comparaba a los padres de familia en Misa con los monaguillos; decía que, así como los monaguillos sacrifican muchas veces parte de su oración personal o de su atención para que todo en la Misa salga del mejor modo posible, y que también con eso se unen al sacrificio de Cristo, del mismo modo los padres que se "distraen" buscando que sus hijos pequeños participen lo más posible y guarden la compostura debida, se unen de esa manera al sacrificio de la Misa, y que ese esfuerzo de años seguramente dará frutos a futuro.

La ventaja que tienen los ritos orientales (no es la única causa, por supuesto) es que, a pesar de ser más largos, poseen una serie de elementos que atrapan mucho los sentidos y facilitan la atención (por lo menos esa es mi experiencia).

Saludos.
30/08/14 4:49 PM
  
DavidQ
Lo que nadie parece notar es que la Misa, y de hecho toda la vida parroquial, es un asunto de familias, no de individuos.

Si en un acto familiar no pueden estar los niños, hay algo malo en el acto, no en los niños.

Dicho en otras palabras, ¿por qué los fieles se molestan porque haya niños? Por allí deberíamos empezar. ¿Acaso no dijo el Señor "déjenlos que vengan a Mí"? Los apóstoles también pensaban que eran molestos, no el Señor.
30/08/14 4:56 PM
  
Raúl
La situación de la Iglesia en general es preocupante en muchos puntos, pero particularmente en España es bastante lamentable. Más que en otros sitios. La crisis no es solamente política y económica. Hay una crisis subyacente, social, educativa, cultural...no sé, llamémosle como se quiera, bastante evidente, y que se manifiesta también, cómo no, en las iglesias y en el terreno religioso. Hay muchas cosas que son de puro sentido común, que aquí se ignoran o se pisotean sistemáticamente.
30/08/14 5:01 PM
  
anscelo
He estado unos días en Comillas (Cantabria), a esta bellísima localidad suelo pasar al menos una semana al año, porque no hace el calor del Mediterráneo y en sus playas de 5 km. de largas y 150 m. de anchas se puede pasear, y aunque haya mucha gente puedes escuchar sólo el ruido de las olas. Allí también van muchas familias castellanas: de Valladolid, Palencia, Burgos, Madrid. Lo mismo que muchos catalanes. En todos estos años he notado que a los castellanos se toman como un ataque el advertirles o llamarles la atención a sus hijos por las escandaleras que arman en las iglesias, porque ni dejan concentrarse a sus padres ni a los demás. Este año era cada día como una niña de unos 6 años no hacía más que correr y gritar por el fondo del templo. Hasta que un día me levanté y le dije a la madre que sacara a la niña, porque cada día era la misma hitoria. La madre, me contestó que si quería me pondría la niña pegada a mis oídos. Ante semejante respuesta denota una falta tremenda de criterio; es más, se molestó, y siguió con la niña pataleando y gritando. Recuerdo cuando mis hijos eran pequeños y no se comportaban me salía de la misa con ellos, pues en estos casos estás exento del precepto, como me lo confirmó el párroco en su día.

También se molestan si en la playa les dices que sus hijos pequeños se están bañando en una zona peligrosa de la playa, por las corrientes. Como son de agua dulce desconocen la mar. Lo mismo si les adviertes que no chuten la pelota en zonas urbanas, simplemente porque destrozan el mobiliario urbano, o pueden dar un pelotazo fuerte a un niño pequeño o a un anciano, y derribarlos al suelo, como he visto.
30/08/14 5:36 PM
  
Percival
El problema es, como señalan varios, anterior a la cuestión de la Misa con niños sí o no.
Con el supuesto , visible y notorio, de que una gran mayoría de padres han renunciado a educar, no hay suplencia ni invento de pecera o de lo que sea que valga. Es todo un problema parental de educación.
Después vendrán las soluciones que se quieran.

Creo que una "pecera" es viable SÓLO si hay algunas personas encargadas de hacer allí lo que no hacen los padres en el templo: introducir a los niños en la Misa, desde la pecera (según edades y con la pedagogía adecuada a ellas). Pero si los padres hacen lo que les corresponde, pues no es necesaria. Y un padre que es buen educador sabrá si lleva o no al niño al templo, y cuándo y cómo hacerlo.
30/08/14 5:56 PM
  
Jaime.
Dejarlos en casa nada, pero tampoco llegar con la misa empezada.

No sabe lo formativo que es, llegar la familia unos minutos antes y ver los hijos como saludan al Santísimo con una genuflexión tambaleante, hincando la rodilla al suelo a imitación de los padres, para luego pasar al banco y rezar unos minutos de rodillas antes del comienzo de la celebración, intentando rezar juntando las manitas o queriendo también arrodillarse.

Es formativo para los hijos y para los demás asistentes.

Pero claro está que si el cura no hace cumplir todas las rubricas, ¿quien aguanta permanecer de pie media hora?. O quita los reclinatorios de los bancos.

Para un niño una Santa Misa es un acto muy distraído, porque unos minutos se está de pie, otros sentado, otros se canta, otros se arrodilla, otros se va a recibir al Señor, otros se está en silencio.

Explicándoles antes de entrar a celebración, un pequeño esfuerzo, el ejemplo de los padres y cumpliendo el cura todas las rúbricas, no creo que sea muy difícil un cierto orden.

Que bueno el que ha dicho que algunos niños llevaban un misalito con dibujos, sería muy interesante, e incluso para los padres llevar el misal, se sigue la Misa mejor.
30/08/14 6:26 PM
  
Hergomces
Cuando Jesucristo hablaba ante las multitudes los niños se quedaban en casa para no molestar al Maestro ,y si aparecía alguno permanecía firmes como un legionario romano aunque le dolieran los primeros dientes tuvieran cólicos,hambre... y si le daba por lloriquear las viej@s beat@s lo sacaban de allí a patadas...

Dejad que los niños se acerquen a mi. Dios.
30/08/14 7:02 PM
  
Alejandro Galván
" así como los monaguillos sacrifican muchas veces parte de su oración personal o de su atención para que todo en la Misa salga del mejor modo posible, y que también con eso se unen al sacrificio de Cristo, del mismo modo los padres que se "distraen" buscando que sus hijos pequeños participen lo más posible y guarden la compostura debida, se unen de esa manera al sacrificio de la Misa, y que ese esfuerzo de años seguramente dará frutos a futuro."

Muy bien dicho, totalmente de acuerdo.

Por otro lado, es un problema de ejemplos. Si el niño ve que el padre tampoco "está a lo que está", deducirá que tampoco es tan importante...
30/08/14 7:02 PM
  
Long
Presuponiendo que los padres lo que quieren es que sus hijos se porten bien, que no se muevan, que no hagan ruiditos, que no se giren.... y cuando la cosa se pasa de castaño oscuro el padre saca de de la iglesia al niño para que se tranquilice y punto. Pues bien, presuponiendo esto, yo no quitaría la pecera, lo que haría es cambiar el orden de los ocupantes, recomendaría a las personas que necesitan muchísima o mucha concentración y a las del chist y mirada acusadora que entraran en la pecera insonorizada,con buena megafonia y a ser posible oxigenada y asunto resuelto.
30/08/14 7:06 PM
  
Alvaro
La clave está en la frase "es que son niños"...

Opción 1: ...y como son niños tienen derecho a hacer lo que se les antoje, y los adultos tenemos la obligación de "respetarles" y tragar con todo.

Opción 2: ...y como son niños hay que enseñarles y educarles, entre otras cosas en el autocontrol, el respeto y el saber estar.

¿Quién vota por la opción 1? ¿y por la 2?

Un saludo.
30/08/14 7:24 PM
  
second at.
Lo de las peceras me parece lamentable. Nunca he estado en una capilla en donde haya advertido que haya una "pecera", igual no me he fijado; por donde vivo, eso no se lleva.
Consejo 1 para padres: Cuando un niño llora o molesta, el padre o la madre o lo educa y corrige, o debe de salir del templo; es simple.

Consejo 2 para fieles: Algunos evitamos misas donde haya muchos niños y punto. No es difícil hacerlo.
31/08/14 8:17 AM
  
Pepito
Pues sí, es simple, cuando los niños comiencen a corretear, hablar, jugar, comer, llorar, etc., que los padres les saquen inmediatamente del templo por el respeto debido a la Misa, al Sacerdote y a los fieles.

Sería bueno que hubiese algunos hermanos ostiarios (ostiarios de disciplina paterno infantil) encargados de ordenar a los padres que cumpliesen con tal norma.

En realidad, en estas situaciones de indisciplina religiosa infantil son peores los padres que los niños.

Además, para evitar las indecencias en el vestir, sería bueno obligar ir a Misa con una túnica que cubriese todo el cuerpo hasta los tobillos, semejantes a las túnicas de los monjes trapenses, y así todos vestidos con una túnica blanca, además de evitar las faltas de pudor, pareceríamos angelitos de la corte celestial y anticipariamos de algún modo lo que ha de ser nuestra vida en la eternidad: Alabar a Dios junto al coro y en compañía de los ángeles.
31/08/14 4:57 PM
  
zulay de Sanchez
En Venezuela, las familias con niños pequeños va a la misa completa...si hay ruidos..se controlan y toleran...si hay pataletas....se controlan...hasta que el parvulo se habitua a que durante esa hora debe portarse bien, e ir aprendiendo lo que ve...
31/08/14 7:15 PM
  
Santiago
Yo tengo 4 niños, desde 1 año hasta los 9, y estoy de acuerdo. Mi única experiencia con una pecera fue muy mala: yo voy a misa para oirla, y en aquella pecera ni con la megafonía era posible enterarse.

Mis hijos son de los que se portan mal, y a menudo tengo que salirme de misa. Pero poco a poco van aprendiendo, por lo que vale la pena el esfuerzo. Muy de agradecer, además, la gran paciencia que en general tienen los sacerdotes y los otros fieles, con las pequeñas molestias que causamos.

Por cierto que lo de meterse en los confesionarios vacíos es que a los niños les encanta, y es una lucha constante para evitarlo. Yo ofrezco esa penitencia para pedir a Dios que me de el regalo de tener un hijo sacerdote, que un día pueda pasar horas en ese confesionario en el que ahora tantas ganas tiene de entrar :-)
31/08/14 7:25 PM
  
José Ronaldo
Bueno, este asunto da para analizar algunas cosas, adelanto tres:
- Educar a los niños en cuanto al aprendizaje de normas y pautas disciplinarias en general.
- Educar a los niños para que "se comporten" en la Iglesia durante la celebración de la Misa.
- Orientar a los niños para que comiencen a "gustar" de la fe (no sólo en cuanto a su conocimiento, sino también en su celebración).
Y es que aunque suenen parecidas, en realidad, son cosas distintas.
En este asunto, las iglesias protestantes (obviamente, ellos NO tienen misas) podrían darnos algunas enseñanzas. Sus "escuelas dominicales para niños", consiguen no sólo los objetivos básicos cognitivos de una catequesis, sino que además, consiguen que los niños comiencen a "gustar" (aspecto afectivo) - en compañía de sus padres, aunque en ambientes separados - lo que significa la celebración de una fe común.
31/08/14 11:40 PM
  
Bonifacio Moro

No hay mejor sitio para jugar que un confesionario vacìo

Y si la capilla del Santìsimo se la ha convertido en una Parque de Atracciones,Don Jorge,ponga una pecera hasta arriba de juguetes...
Y esos niños ortodoxos que se tragan sus Misas sin moverse...son unos sosos de c....uidado.
Podràn creèrselo o no ,pero el niño asaltaconfesionarios de hoy,es el sacerdote de mañana.
No sean carcas en este punto.
1 saludo.
01/09/14 3:41 AM
  
Alvaro
Sobre la cuestión del comportamiento, es importante señalar que los niños siempre "juegan" a presionar los límites para tener más espacio para ellos. De ahí que la labor de padres y educadores sea siempre la de poner esos límites en su sitio y mantenerse firmes en no moverlos y hacerlos cumplir.

Pero también es importante señalar que el niño considera que los límites son distintos para cada ambiente, de modo que las normas que aplican a un sitio ya no aplican a otro. Así sucede a menudo que el niño que en la escuela se porta bien es una fiera en casa, o que el que se porta bien en casa se desata en casa de los abuelos o en misa. Y, "casualmente", suelen considerar que en todo ambiente nuevo no hay normas hasta que se las ponen.

Por esa razón es importante que los padres se pongan de acuerdo desde el principio con profesores y familiares para unificar en lo posible las normas de comportamiento que aplican en todas partes, de modo que el niño no "cambie el chip" cada vez que cambia de ambiente. De este modo, las excepciones (como estar en silencio y atendiendo en misa, o poder correr y jugar en el parque) serán excepciones a sólo algunas de las normas comunes y no juegos de normas completamente distintos e inconexos, lo que siempre es más fácil de aprender y respetar para los niños, y de enseñar y controlar para los padres.

Un saludo.
01/09/14 4:51 AM
  
Gabriela
En mi país no existe (o al menos yo no conozco) este asunto de las "peceras". Cada uno controla a su hijo como sabe y puede, y si la cosa pasa a mayores, sale afuera del templo. Eso algunos, porque hay que reconocer que hay padres muy desubicados que aunque el crio se desgañite gritando, no salen. Pero por lo que se lee, parece que hay algunos que seguramente no son padres, o que evidentemente tienen formulas de adiestrmiento de niños que desconozco. Porque pretender que una criatura de 4, 5, o 6 años permanezca inmóvil durante una hora, es no conocer nada de nada. Se le puede educar de la mejor manera, pero su psicología no está preparada para eso. Mi hija tiene seis años, y es terriblemente inquieta. Hace cosa de un año que la llevo a Misa (antes era imposible). Cada vez se porta mejor, y hasta participa de los cantos. Pero una cosa es eso, donde está entretenida por la música, y otra muy diferente pretender que se fume inmóvil una homilia de 15 o 20 minutos donde no entiende casi nada de lo que se dice. Los que comparan con la casa o el colegio, es absurdo. Ni en casa ni en el colegio los obligamos a estar una hora sin moverse. Normalemente siempre se está haciendo algo, ya sea comiendo, jugando, escribiendo, dibujando, etc. Por favor, un poco más de tolerancia, los niños son niños. Y si molestan mucho, pues afuera un rato y a volver a entrar cuando se puede.
01/09/14 10:10 AM
  
J.A.M.
No me gustan nada las peceras. Tengo un niño de casi 3 años y desde recién nacido vamos a misa. A veces a misa de niños, otras no podemos y vamos a la misa normal. Incluso a misa de diario. No queremos aparcar al niño en una guardería, sino que sepa que la Eucaristía es el momento más importante de la semana, y que en misa hay que portarse bien porque "viene Jesusito de verdad". Por eso hay que estar en silencio y nunca llevamos juguetes. A veces me ha tocado salirme con él para no molestar. Otras, sudar la gota gorda para que se comporte. Algunas, soportar miradas de fieles que se ponen nerviosos con los ruidos lógicos y normales que hacen los niños en una misa de niños (un tropezón con el banco, una tos, un "¡mira: una vela!"). A veces, lo reconozco, he abusado un pelín de la paciencia de la feligresía para reconducir una situación (no se puede uno salir al primer contratiempo, sino intentar arreglarlo para que no vuelva a pasar). Las más de las veces, sin embargo, puedo disfrutar de su percepción de Dios, de rodillas ante el Sagrario o en la consagración. Pero cada vez se porta mejor. Como en casa, en el super o donde sea. Si no va, y si desde pequeñito no no se le enseña cómo hay que estar en Misa, le pasará lo que a algún sobrino de 7 años: no soporta la Misa...
01/09/14 12:23 PM
  
Alvaro
Ayer mismo, en misa sin pecera, tres familias que, entre todas, juntaban una docena larga de niños de todas las edades, desde un bebé en su capazo hasta chicos de 13 o 14 años.

Hubo momentos en los que los niños más pequeños se movían, naturalmente, pero todos se comportaron en todo momento con un respeto exquisito, con los chicos y chicas más mayores cuidando y controlando a los más pequeños.

Una delicia. Ni siquiera se oyó apenas al bebé, ya que estaban todo el rato unos u otros con él de forma que en ningún momento se sintió solo (y sin desatender la misa, que se trataba de acompañarle, no de jugar con él).

Salimos todos comentando lo bien que se habían portado.

Desde luego que es inútil pretender que un niño de 4 años se mantenga todas las semanas durante una hora convertido en estatua hierática. Habrá días mejores y días peores, y siempre tendrá tendencia a distraerse, curiosear, hablar o explorar el templo.

Pero es que no se trata de inmovilizar al niño sino de controlarle, cosa muy distinta.

Y se puede. Ayer mismo me lo demostraron tres familias modélicas.

Un saludo.
01/09/14 12:30 PM
  
Felipe
Yo soy soltero y todavía no tengo hijos, pero sí recuerdo que en mi familia teníamos cultura de oración, de vida sacramental y de obras de caridad. Orábamos en casa, antes de las comidas y en la noche todos juntos. Mis padres participaban en una comunidad de familias católicas. Visitábamos a los más necesitados (ancianos, niños) y les llevábamos algo que habíamos preparado nosotros mismos. Más que el gesto material lo importante era la visita y el compartir.

Se hablaba de Dios, de Jesús, del Espíritu Santo y de la Virgen María en casa. No eran extraños para mí cuando niño, les sentía parte de la familia.

Íbamos a Misa todos los domingos (mis padres dicen que la primera vez que me llevaron fue a los seis días de nacer) y ni mi hermana ni yo nos portábamos mal. Observábamos todo y después se lo preguntábamos a nuestros padres. Y como los veíamos rezar, cantar, ponerse de pie, arrodillarse, nosotros hacíamos lo mismo. Alguna vez caminábamos por el templo pero en silencio, observando las imágenes de los santos, los vitrales, las pinturas, con mucha curiosidad. Y también al sacerdote, qué cosas hacía, etc.

Esa cultura de la piedad me llevó a que actualmente, que vivo solo, ya soy profesional y tengo empleo, acudo a la Santa Misa diariamente y no por obligación, sino por necesidad espiritual, misma necesidad que me lleva a orar diariamente y a conversar con los más necesitados y ver en qué puedo ayudarles. Sé que no soy ejemplo de nada por mis muchos pecados, pero sí les agradezco a mis padres porque me hicieron consciente de la importancia de la fe y la vivencia de la misma fe como parte de la vida diaria. Espero el día que me case y tenga hijos poder hacer lo mismo con ellos, o mejor aún.
01/09/14 8:50 PM
  
Kinxo
Pues eso que hablais de niños, en las Ultimas semanas, he visto algo que me dejo estufectato, gente que va a la misa con el perro, no es un perro guía, y para pasar a comulgar pasan con el animal en brazos. INAUDITO. Padre, tendrá que ir pensando en un papican.
01/09/14 11:31 PM
  
DavidQ
Me quedé sin Internet en casa y me puse a ver una serie de televisión de hace 40 años, Space 1999. Se las recomiendo muchísimo a propósito de este tema.

¿Qué tiene que ver? Que hace 40 años yo era niño y me quedaba sentado en la orilla de mi asiento emocionado con la intriga, la acción y el misterio de la serie, y no podía esperar la semana que faltaba para ver otro capítulo. Hoy la veo y me doy cuenta que es lenta, aburrida y que los efectos especiales son de tercera categoría. La serie no cambió, soy yo y es el mundo de la televisión los que han cambiado en los últimos 40 años.

La Misa por su parte, no ha cambiado un ápice desde los 70's. Yo sigo haciendo los mismos movimientos y al mismo tiempo que los hacía mi padre conmigo en aquél entonces. De hecho, lo recuerdo todos los domingos porque él se arrodillaba al nomás terminar el "Santo, Santo", y no como acostumbran ahora, hasta que suena la campanilla. Yo mantengo la costumbre y espero conservarla hasta que me muera.

Pero no me extraña que los niños de hoy, acostumbrados al ritmo de "Hora de Aventura" y los "Backyardigans" -que por cierto, me divierten mucho-, se aburran como ostras en la Misa.

¿Habría que cambiarla? No estoy yo para meterme en esos berenjenales. Pero sí creo que habría que revisarle al menos el ritmo. Solo eso. El ritmo. Space 1999 sigue teniendo una trama interesante, pero se podrían contar las mismas historias en 15 minutos al ritmo de hoy, y no en 52 minutos al ritmo de los 70s. Los niños -y los adultos- están preparados para eso. Sería una ventaja, si uno lo quisiera ver así.
02/09/14 1:08 AM
  
Nieves
Como madre de 5 hijos (ya son mayores, la pequeña tiene 7 años)nunca me gustaron ni usé las peceras ni las guarderías parroquiales.
La Misa Dominical es lo más importante de la semana, y así hemos intentado enseñarlo a nuestros hijos, avisando de cuando "Jesús se esconde en el Pan" y enseñando a adorar.
Además los niños, aún pequeños, se enteran de mucho más de lo que creemos, y lo viven con una certeza y naturalidad asombrosa para los adultos, viven en espíritu y en verdad.
Creo que nos falta responsabilidad a los padres (aunque educar a los niños nos cueste no enterarnos nosotros de la homilía o salirnos con el bebé llorón hasta que se le pase) y tolerancia por parte del resto de fieles.
Sería importante explicar a algunos fieles que los niños también son Hijos de Dios y Herederos de su Gloria y forman parte de la Iglesia y de la comunidad parroquial. Entiendo que debemos criarles y educarles como a tales y esto incluye ir a Misa.
Por otro lado ir a Misa TODA la familia es la mejor oración familiar que existe y nos ayuda mucho a construir una familia unida y una Iglesia Doméstica.
Yo eliminaría las peceras.
Un abrazo D. Jorge
02/09/14 10:00 AM
  
Florentino Claudio
Pues como estoy de acuerdo con el P. Jorge, he de decir que las "peceras pa' los peces". Que si, que hay que educarles , perfecto, pero a veces la educación debe darse a los padres, pues hay padres que saben ser y estar, y transmiten esa sapiencia a los hijos, y otros que ni saben, ni hay atisbos de que sepan. Es obra de misericordia enseñar al que no sabe. Decía S. Agustin que corregir con amor forma parte de nuestras raices para que amor sean nuestros frutos. Pues bien, padres atentos a sus hijos, a veces hay fallos y todos los tenemos, pero la repetición constante es un vicio que vestimos de costumbre. Lleguemos pronto a Misa y que los niños vean en primera fila lo que acontece en el altar, llevarles cuando comulguemos para que el sacerdote les haga la señal de la cruz en sus frentes, que esto se olvida, enseñarles lo que acontece en cada momento, aunque no participemos plenamente de la Misa, decidles que Jesús está alli en la Eucaristía, que les ama, que quiere que se acerquen a Él,que cantamos para Él, evangelizarles en una palabra. No es tan dificil.
02/09/14 11:05 AM
  
Luis I. Amorós
Escena: misa mayor en un templo de barrio en una ciudad de la selva camerunesa, abarrotada. Más de 300 personas. es solemne (se celebra la fiesta de la patrona local, que además es una santa africana), dura casi 2 horas.

Los niños se sientan TODOS JUNTOS (unos 40) en una parte del templo. Desde 10 a 2 años. Sólo los bebés están con sus madres. Los niños participan de la misa, atienden, guardan silencio. Salvo algunos empujones y sonrisitas típicas de la infancia, no hay absolutamente ninguna alteración del transcurso de la ceremonia por culpa de los niños. les han acostumbrado a todos a hacerlo así. Si alguno alborotara, no tengo la más mínima duda de que el resto de los niños y todos los adultos (aunque no lo conozca de nada) le reñiría.

Mi conclusión: el problema no está en el templo, está en la educación y en cómo se enseña a los niños a comportarse en misa.
02/09/14 12:24 PM
  
Alejandro Galván
Sobre el tema de la religiosidad de los niños pequeños, nunca me cansaré de recomendar el informarse sobre la "Catequesis del Buen Pastor" y sus resultados en niños de 3-4 años, así como las últimas investigaciones de la Universidad de Yale sobre el sentido moral en bebés.
02/09/14 2:19 PM
  
Isabel. Granada.
Cómo han dicho algunos de los hermanos, el problema está en la educación que se les dé a los niños. Y es difícil que habiendo tanta escasez de educación en los que ahora son padres de los niños, se la puedan transmitir a sus hijos.

Cuando yo era muy pequeña, (salvo la primera vez que recuerdo, y que fue una experiencia muy bonita, al creer que las voces que cantaban eran los ángeles y que la iglesia era una parte del Cielo), mi padre me solía llevar a oir misa los domingos a la Catedral, y por regla general guardaba la debida compostura, a pesar de que apenas se oía lo que decía el sacerdote, y aunque se hubiera oído, poco hubiera podido entender. Lo que sí recuerdo es que me fascinaban los vitrales de colores que adornan tanto la Catedral, cómo la basílica de la Virgen de las Angustias, de la que mi padre era muy devoto, y a la que también solíamos ir con asiduidad.
Y digo por regla general, porque recuerdo una vez que no estuve tan quietecita cómo solía y fue en la Catedral, pues me estuve entreteniendo metiéndome por debajo del banco y saliendo por el banco de delante, pero eso sí, en completo silencio.
Fue la única ocasión que recuerdo de haber sido algo traviesa en misa.

A mis hijos desde muy pequeños los he llevado a misa, y tengo que decir, que los dos mayores, eran modelos de comportamiento, pues estaban todo lo que duraba la misa sin moverse de mi lado y tan formales cómo si fueran mayores, y la pequeña se entretenía en morder la manga de mi abrigo, que guardó durante tiempo las huellas de sus dientecillos.

Ahora veo el comportamiento de algunos niños en las iglesias y me quedo bastante sorprendida al ver lo muy permisivos que son sus padres con ellos. Y pienso que si ahora que son pequeños, no los pueden controlar en un recinto sagrado, que se preparen para cuando sean mayores.

La educación tiene que empezar desde primera hora, por medio de la enseñanza y el ejemplo. Y muchas veces y a pesar de la educación recibida, cuando llegan a mayores la olvidan, o no se recoge el fruto que hubiéramos deseado (la sociedad actual no ayuda mucho), que se puede esperar si a los niños se les consiente todo y se les deja crecer cómo a pequeños salvajes.

03/09/14 2:57 AM
  
Josefina
Se tienen (en general) pocos, poquísimos hijos. abundan los matrimonios con un solo hijo, o máximo dos. Y en esas circunstancias, los hijos son los que mandan. Literalmente. Así es evidente que se convierten en una auténtica molestia no ya en la Iglesia, sinó en los aviones, los hoteles, los restaurantes, etc.
No hace falta decir que los padres son los que deben gobernar a sus hijos, o de lo contrario se convierten en sus esclavos sometidos a los caprichos tiránicos de los niños, que desde las primeras semanas de vida descubren que un berrido suyo inmediatamente consigue lo que les da la gana: Que los saquen de la cuna y los tomen en brazos, por ejemplo. A partir de ahí, todo lo demás. Hasta que en la adolescencia los padres, horrorizados, acaban temiendo con fundamento que sus hijos, a los que les han dado todo y han accedido a todos sus caprichos, los agredan verbal y en ocasiones hasta físicamente si no se accede a sus peticiones, que ya no son de juguetes o chucherías varias, sinó de dinero, o de traer a casa a dormir (digamoslo así) con ellos al/la novio/a, etc.
03/09/14 10:21 AM
  
Anonimo
Una cosa que se hace en mi parroquia es que los niños se sientan en los primeros bancos junto con los catequistas.

De esta forma pueden ver mejor el desarrollo de la misa y al estar juntos "unos se hacen responsables del comportamiento de los otros" es decir cuando alguno no se comporta como debe, son los otros niños los que le llaman la atención.
03/09/14 10:32 AM
  
mjbo
Mire, me han dicho gentes de fe que hay curas, por lo menos uno, que tienen peceras de verdad o sea con pececillos y todo al lado del altar: para que los niños se distraigan y no den la vara... Así que lo de las otras peceras lo veo ya inofensivo...
03/09/14 10:47 AM
  
jose 2 catolico
Sin ánimo de generalizar, pero en general, en mi parroquia, a tiro de piedra de la suya, todos los casos de niños problematicos durante la celebracion se producen, en general, porque el padre, que no es practicante, la mujer de mejor clase social si, no quiere asistir a la Misa del domingo y la mujer si, despues de bregar con los 4-5 churumbeles durante la semana (Ademas quedad muy poco cristiano asistir con las domesticas con cofia, como hacen con los perritos)... Y el papaito toma la posicion progresista de buen talante y deja destrozar la capilla u oratorio, segun los casos. NUNCA, he visto a una madre consentir ese tipo de actuacion a sus hijos. In Domino.
03/09/14 8:18 PM
  
jose 2 catolico
Para Moises. Tal vez sus 5 hijos le ven poco y aprovechan la Misa para estar mas tiempo con Ud. LA SOLUCION NO SUELE SER tener esclavos domesticos para atender a los hijos de los ricos. Los indigenas pasamos por la Universidad y no estamos para ser criados de nadie. Su excusa no justifica su comentario. In Domino.
03/09/14 8:20 PM
  
Grego
Puedo estar de acuerdo en muchos casos en que lo que más importa es la educación de los hijos y una adecuada autoridad de los padres. Pero por pura experiencia digo que NO SIEMPRE y que no podemos demonizar a los padres por sistema. Lo hemos pasado bastante mal mi esposa y yo, padres de nos niños muy impulsivos-hiperactivos, en muchas Misas de domingo. Hemos llevado Misales, libros, juguetes que no hicieran mucho ruido, cualquier cosa para ayudar a que estuvieran lo suficientemente callados e hicieran el menor ruido (en el caso del pequeño ES IMPOSIBLE QUE PERMANEZCA QUIETO) y varias veces nos hemos tenido que refugiar en la Sacristía, ir a la calle o soportar la ira explícita o implícita del sacerdote para quién evidetemente era todo culpa de los padres. Estuvimos en un tris de ir a Misa sin los niños pero algo me dice que el Señor y la Virgen se alegran mucho, que ellos hubieran perdido muchas gracias y que hubiera sido mucho más difícil que en el futuro sigan participando de la Misa, además de dificultar la transmisión de la fe... Cada niño es único y en el caso que nos ocupa aparte de la educación pueden hoy influir muchas cosas innatas (y el ambiente y la sociedad también ayudan mucho menos que antes en esto).

Así que, antes de juzgar, que los fieles y, sobre todo, los sacerdotes, intenten interesarse y comprender cada caso concreto. Y si hay que corregir se corrige, pero creo que es pecar juzgar a la ligera a los padres y/o pensar o mirar airadamente de primeras porque un niño pequeño muestre en momentos concretos un mal comportamiento en Misa.
05/09/14 4:15 PM

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