Rosario por los cristianos perseguidos
Estrenamos hoy un nuevo mes de octubre, mes que tradicionalmente la Iglesia ha dedicado a la devoción del Santo Rosario. Les invito a recordar especialmente en su rezo del rosario a los cristianos perseguidos. Que nuestra pobre oración les sirva de sostén y consuelo en la prueba.
Conocimos hace algún tiempo el testimonio del padre Douglas, sacerdote iraquí, que había rezado los rosarios más intensos de su vida durante su secuestro por parte de radicales islámicos, cuando cayó en la cuenta de que las cadenas que ataban sus manos tenían diez eslabones. ¿Cuántos hermanos nuestros necesitan ese consuelo?
Lo necesitan 394 millones de cristianos, de los que 334 viven en países de persecución y 60 en países de discriminación. La oración no sólo es necesaria: es urgente.
El Cuerpo de Cristo sangra por los cuatro costados y, mientras esto sucede, en España hay parroquias –o lo que queda de ellas- que se entretienen colgando banderas de esos campanarios que fueron concebidos para llamar a la oración y marcar los tiempos de la vida cristiana, y pretenden ahora lanzarse en brazos de quienes les odian. En fin, recemos por quienes no lo hacen…