Que sea Roma quien decida
Asisto con preocupación al conflicto que tiene lugar en la diócesis de Cartagena a costa de la titularidad de la UCAM. Aunque el cardenal Bertone dio la razón al actual presidente de la universidad, José Luis Mendoza, el obispo monseñor Reig Plá parece dispuesto a no tirar la toalla pues siente “la obligación de conciencia de defender a la Diócesis de Cartagena, cuyo cuidado pastoral le fue confiado por el Papa”.
Como quiera que no conozco en detalle las circunstancias del pleito, prefiero no opinar sobre quién puede tener la razón, aunque supongo que ninguna de las partes la tiene por completo. Ahora bien, lo que sí me ha alarmado bastante es que en la nota que se ha publicado en los medios de comunicación, el obispo advierte que utilizará “todos los recursos jurídicos que posibilitan tanto el Derecho Canónico como las leyes justas del ordenamiento jurídico civil”.
Que puede, e incluso debe, recurrir al derecho canónico, no es cosa que nadie le vaya a discutir. Ciertamente sería deseable que este conflicto no se convierta en un “Lérida versus Barbastro” bis –tema Bienes de la Franja-, pero mientras se confíe en el juicio de la Iglesia no hay nada que objetar. Ahora bien, eso de recurrir a los tribunales civiles puede ser muy peligroso.