16.03.09

Mi apoyo al arzobispo de Recife y unas preguntas a monseñor Fisichella

Este post va a ser escueto y bastante “sistemático". Empiezo por recordar los hechos:

1- Un adulto viola a una niña de 9 años, de la cual era el padrastro, y la deja embarazada de gemelos.

2- La madre de la niña decide que se le practique un aborto.

3- Unos médicos le practican el aborto, lo cual da como resultado la muerte de los dos seres humanos que estaban desarrollándose en el cuerpo de la niña.

4- El arzobispo de Recife, monseñor José Cardoso Sobrinho, se limita a recordar la enseñanza de la Iglesia sobre el aborto y de señalar cuál es la pena canónica para los que practican el aborto o son parte esencial para la comisión del mismo. Él no excomulga a nadie, pues la pena de excomunión por aborto es automática. De hecho, en una nota del arzobispado de Recife se advierte que la pena de excomunión tiene como fin el provocar la conversión del que es objeto de dicho acto disciplinar.

5- Se monta un escándalo mediático en contra del arzobispo de Recife. Primero en Brasil pero luego en todo el mundo.

6- Ni más ni menos que el Presidente de la Pontificia Academia para la Vida, monseñor Fisichella, se permite unirse a la campaña contra el arzobispo de Recife. En un artículo publicado en L´Osservatore romano, le dice lo siguiente a la niña:

“Son otros los que merecen la excomunión y nuestro perdón, no los que te han permitido vivir y los que te ayudarán a recuperar la esperanza y la confianza". Y también afirma que “el arzobispo de Recife se ha apresurado a declarar la excomunión para los médicos que la han ayudado a interrumpir el embarazo".

Bien, hasta ahí los hechos. Ahora mi “opinión":

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14.03.09

Huye cobarde, huye

Así actúan los pro-abortistas cuando se les pone ante la realidad de lo que es un aborto:

No pueden soportar la verdad. Saben perfectamente que el aborto es el asesinato de un ser humano. Y por eso mismo, como no tienen argumentos para contrarrestar ese hecho, huyen. No hay debate con ellos. Imponen la muerte y renuncian a hablar cara a cara con los que defendemos la vida.

Se me dirá que la mujer pro-abortista que sale corriendo del programa de Popular TV no representa a todos los pro-abortistas. Yo creo que sí. Ellos siempre plantean la cuestión como un asunto que afecta al derecho de la mujer sobre su embarazo. El ser humano que esté en el seno materno les importa un pimiento. Estorba. Es mejor no mirarle a la cara, no ver sus brazos, sus piernas, su boca, sus ojos, su corazón latiendo su cuerpo, diminuto, pero cuerpo al fin y al cabo. La conciencia, por muy podrida que la tengan, no soporta semejante visión.

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12.03.09

La carta del Papa muestra un corazón de padre

A la espera de contar con la traducción al castellano de la carta del Papa (aquí se puede leer en inglés), creo que ya puedo hacer un análisis de su contenido, tanto en la forma como en el fondo.

La carta, y esto es muy importante, está dirigida a todos los obispos de toda la Iglesia Católica. Lo cual no quiere decir que les tenga a ellos como únicos destinatarios, pues lo que les dice a los obispos nos lo dice a todos, pero sí marca un poco una especie de línea divisoria cuya importancia no puede ser desdeñada. En esta carta el Papa ejerce de auténtica cabeza del colegio episcopal y es evidente que él quiere que tal aspecto de su ministerio quede reivindicado.

En la misiva vemos a un Benedicto XVI dolido, triste y a la vez firme en mantener su opción pastoral encaminada a lograr la vuelta a casa de los hijos pródigos. En relación a la mezcla del caso Williamson, con sus declaraciones sobre las cámaras de gaz nazis, y el levantamiento de las excomuniones a los obispos de la FSSPX, es especialmente preocupante que el Papa tenga que señalar que ha recibido más apoyo de ciertos hebreos que de algunos sectores de la propia Iglesia. Además, el Santo Padre no excusa la falta de diligencia que la Santa Sede ha tenido al tratar ese asunto y reconoce que en un futuro deberá de prestarse más atención a la información que aparece en internet.

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11.03.09

Iglesias mundanas, iglesias vacías

Pablo Ginés, ese buen periodista que con tanto acierto ha “fichado” recientemente el diario La Razón para encargarse de su información religiosa, nos ofrece hoy un estudio bien interesante sobre la realidad eclesial en el seno del protestantismo de EEUU. Las cifras hablan por sí solas. Cuanto más escorada hacia la “izquierda” esté una denominación protestante, más vacíos se quedan los bancos de sus templos. Los episcopalianos, tan abiertos al lobby gay, al aborto y a cualquier aberración contraria a la Revelación de Dios, se desploman sin remedio. Y la propia “iglesia” de Obama, ese “cristiano” que tan feliz está de entregar embriones humanos en manos de los Mengueles del siglo XXI, está de capa caída.

Y es que pocas cosas hay tan estúpidas como pretender ser cristiano y mantener una moral contraria a la que con una contundencia fuera de toda duda aparece en la Escritura. El cristianismo no es una mera colección de leyes y normas, pero no se puede ser cristiano y apoyar el aborto, no se puede ser cristiano y pensar que las relaciones homosexuales son agradables a los ojos de Dios porque “son fruto del amor de dos personas del mismo sexo", no se puede ser cristiano e ignorar que Cristo mismo pide a sus seguidores una justicia superior a la de los escribas y fariseos.

Lo que caracteriza a aquellos que quieren el señorío de Cristo en sus vidas no es la justificación de lo injustificable, no es pisotear la sangre derramada en la cruz llamando bien al mal. Pocas cosas hay tan execrables y tan miserables en este mundo como un cristiano mundano que además busca convencer a otros de la supuesta bondad de su miseria. Son los ciegos que guían a otros ciegos a su destrucción. Son, en palabras de San Pedro, “el perro que vuelve a su vómito y la puerca lavada que va de nuevo a revolcarse en el cieno“, pues “mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia, que después de haberlo conocido, volverse atrás del santo mandamiento que les fue dado“.

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10.03.09

Monseñor Asenjo va a demostrar que algunos tenemos razón

Hace unos días escribí en uno de mis posts la siguente frase:

El mecanismo de cambio, reforma y recuperación de las iglesias enfermas pasa necesariamente por el nombramiento de buenos pastores.

No es que el nombramiento de un buen obispo sea garantía de que todo vaya a cambiar a bien en un abrir y cerrar de ojos. Hay diócesis que están tan “perdidas” que necesitarán no sólo de un buen obispo, sino de al menos dos o tres que sepan construir unos buenos cimientos desde el único instrumento efectivo que tienen para promover un cambio real: el seminario. Cuando un obispo de buenas intenciones y mejores planes llega a una diócesis donde el 80% o más del presbiterio ha vivido décadas bajo la influencia de una pastoral pseudoprogre post-conciliar, no tiene bueyes con los que arar el camino. Además, la absoluta falta de vida vocacional en diócesis así, con los seminarios vacíos, implica que la sustitución de ese clero sea una labor a muy largo plazo. Es por ello que a veces no se pueden ver los resultados de un buen obispo a corto-medio plazo. El buen pastor debe de adaptarse en buena medida al rebaño que se le ha encomendado y, desde la prudencia que no se riñe con la firmeza, empezar a quitar los rastrojos que permitan una buena siembra. Para ello ha de apoyarse en los pocos o muchos laicos que estén dispuestos a colaborar con quien es su padre en el Señor. Y debe de mimar a los buenos sacerdotes con los que verdaderamente pueda decir que está en comunión. Del resto, bastante hará si logra que no se le subleven o le hagan el vacío.

La clave, insisto, es entrar a saco en el seminario. Es allí donde se formará el futuro de una diócesis. Si hace falta traer a seminaristas de fuera se hace. Es preferible diez seminaristas de fuera de España a uno español cuya formación catequética y espiritual haya pasado por manos de curas de camisa abierta, homilética buenista y sacramentalismo deficiente.

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