Caso "jesuita Carlos Novoa", ¿y ahora qué?
Casi un mes han tenido que esperar los fieles católicos colombianos para que un obispo haya replicado en los medios de comunicación al jesuita Carlos Novoa, profesor en la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, que tuvo a bien defender la despenalización del aborto usando para ello como argumento la encíclica Evangelium Vitae de Juan Pablo II.
AciPrensa ha publicado un artículo de Mons. Libardo Ramírez Gómez, obispo emérito de Garzón y, todavía, Presidente del Tribunal Eclesiástico Nacional de Colombia, en el que deja bien a las claras las desviaciones del P. Novoa en relación a un tema tan delicado para la Iglesia y para la sociedad.
Ni que decir tiene que es de agradecer que don Libardo haya salido a la arena pública a desmontar las tesis del religioso de la Compañía de Jesús. Muchos pensarán que no es necesario que los obispos respondan a cada burrada doctrinal que digan los heterodoxos, pero cuando se trata de casos tan escandalosos -y ver a un jesuita defendiendo las tesis del lobby abortista es un escándalo-, no está de más que pongan las cosas en su sitio.

La cultura de la muerte salió derrotada ayer en la
Supongo que cuando allá por el año 1982 se creó la Asociación de Teólogos Juan XXIII, algunos ya se alarmaron de que se usara el nombre de un Papa por quienes eran protagonistas del avance de la secularización interna en la Iglesia del post-concilio. A lo largo de los años, esa asociación ha ido avanzando por el camino del esperpento, convirtiéndose en la bandera más visible de ese sector para-eclesial que hace décadas que perdió cualquier vestigio de catolicismo que hubiera en su seno.


