El cardenal Sistach interpreta Amoris Laetitia contra la doctrina de la Iglesia
El 14 de septiembre de 1994, fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, la Congregación para la Doctrina de la Fe, presidida entonces por el cardenal Ratzinger, publicó una carta a los obispos de todo el mundo sobre el acceso a la comunión de los divorciados vueltos a casar. La carta acababa de esta manera:
El Sumo Pontífice Juan Pablo II, durante la audiencia concedida al Cardenal Prefecto ha aprobado la presente Carta, acordada en la reunión ordinaria de esta Congregación, y ha ordenado que se publique.
Estamos por tanto, ante un texto magisterial pontifico. En el mismo se aborda la relación entre la conciencia del cristiano divorciado vuelto a casar (adúltero le llama Cristo) y la posibilidad de comulgar, La cuestión se plantea así:
Conscientes sin embargo de que la auténtica comprensión y la genuina misericordia no se encuentran separadas de la verdad, los pastores tienen el deber de recordar a estos fieles la doctrina de la Iglesia acerca de la celebración de los sacramentos y especialmente de la recepción de la Eucaristía. Sobre este punto, durante los últimos años, en varias regiones se han propuesto diversas soluciones pastorales según las cuales ciertamente no sería posible una admisión general de los divorciados vueltos a casar a la Comunión eucarística, pero podrían acceder a ella en determinados casos, cuando según su conciencia se consideraran autorizados a hacerlo. Así, por ejemplo, cuando hubieran sido abandonados del todo injustamente, a pesar de haberse esforzado sinceramente por salvar el anterior matrimonio, o bien cuando estuvieran convencidos de la nulidad del anterior matrimonio, sin poder demostrarla en el foro externo, o cuando ya hubieran recorrido un largo camino de reflexión y de penitencia, o incluso cuando por motivos moralmente válidos no pudieran satisfacer la obligación de separarse.
En algunas partes se ha propuesto también que, para examinar objetivamente su situación efectiva, los divorciados vueltos a casar deberíanentrevistarse con un sacerdote prudente y experto. Su eventual decisión de conciencia de acceder a la Eucaristía, sin embargo, debería ser respetada por ese sacerdote, sin que ello implicase una autorización oficial.
¿Cómo responde la Congregación para la Doctrina de la Fe a esas propuestas?
… frente a las nuevas propuestas pastorales arriba mencionadas, esta Congregación siente la obligación de volver a recordar la doctrina y la disciplina de la Iglesia al respecto. Fiel a la palabra de Jesucristo, la Iglesia afirma que no puede reconocer como válida esta nueva unión, si era válido el anterior matrimonio. Si los divorciados se han vuelto a casar civilmente, se encuentran en una situación que contradice objetivamente a la ley de Dios y por consiguiente no pueden acceder a la Comunión eucarística mientras persista esa situación.
¿Y la conciencia? ¿no basta para que el divorciado vuelto a casar pueda comulgar?:
El fiel que está conviviendo habitualmente «more uxorio» con una persona que no es la legítima esposa o el legítimo marido, no puede acceder a la Comunión eucarística. En el caso de que él lo juzgara posible, los pastores y los confesores, dada la gravedad de la materia y las exigencias del bien espiritual de la persona y del bien común de la Iglesia, tienen el grave deber de advertirle que dicho juicio de conciencia riñe abiertamente con la doctrina de la Iglesia. También tienen que recordar esta doctrina cuando enseñan a todos los fieles que les han sido encomendados.
Por si no queda claro, léase este párrafo:
La errada convicción de poder acceder a la Comunión eucarística por parte de un divorciado vuelto a casar, presupone normalmente que se atribuya a la conciencia personal el poder de decidir en último término, basándose en la propia convicción, sobre la existencia o no del anterior matrimonio y sobre el valor de la nueva unión. Sin embargo, dicha atribución es inadmisible.
La postura contraria anula, de hecho, el sacramento del matrimonio en la Iglesia Católica:
Es verdad que el juicio sobre las propias disposiciones con miras al acceso a la Eucaristía debe ser formulado por la conciencia moral adecuadamente formada. Pero es también cierto que el consentimiento, sobre el cual se funda el matrimonio, no es una simple decisión privada, ya que crea para cada uno de los cónyuges y para la pareja una situación específicamente eclesial y social. Por lo tanto el juicio de la conciencia sobre la propia situación matrimonial no se refiere únicamente a una relación inmediata entre el hombre y Dios, como si se pudiera dejar de lado la mediación eclesial, que incluye también las leyes canónicas que obligan en conciencia. No reconocer este aspecto esencial significaría negar de hecho que el matrimonio exista como realidad de la Iglesia, es decir, como sacramento.
Bien, pues esto es lo que ha dicho hoy el Cardenal Lluís Martínez Sistach al presentar en Madrid su libro “Cómo aplicar Amoris Laetitia":
“El discernimiento en divorciados y vueltos a casar ha de considerar aspectos del anterior matrimonio y la nueva unión. Si en algún momento, el interesado, en conciencia y ante Dios, constata que se da alguna circunstancia que hace que a la situación objetiva de pecado no le corresponde imputabilidad subjetiva grave, se puede acceder a los sacramentos“.
La conclusión es obvia. El cardenal Sistach contradice expresamente el Magisterio de Benedicto XVI y San Juan Pablo II -y de todos los papas y concilios anteriores-, dejando en manos de la conciencia de cada divorciado vuelto a casar la posibilidad de comulgar.
Ni que decir tiene que si eso es válido para el pecado del adulterio, debe de valer para cualquier pecado mortal, sea de la naturaleza que sea. Por tanto, vale para las parejas que cohabitan sin pasar por el sacramento, vale para las uniones homosexuales, vale para todo lo que las respectivas conciencias dictaminen en relación a cualquier situación de la vida.
De esta manera no solo se abroga, de facto, el sacramento del matrimonio, sino que se anula el sacramento de la confesión, pues basta con que un fiel crea que no tiene que confesarse de un pecado mortal para que no haya obligación de que lo haga.
De hecho, se da a la conciencia de todos los bautizados una primacía absoluta sobre toda la ley de Dios y de la Iglesia, de tal manera que si, por ejemplo, en conciencia no se aceptan determinados dogmas de fe, tal hecho debe ser respetado sin que afecte a la condenación o salvación de la persona.
En otras palabras, el catolicismo desaparece.
Ante semejante situación, solo queda recordar las palabras de San Pablo a los Gálatas:
Me sorprende que hayáis abandonado tan pronto al que os llamó por la gracia de Cristo para seguir otro evangelio; aunque no es que haya otro, sino que hay algunos que os inquietan y quieren cambiar el Evangelio de Cristo. Pero aunque nosotros mismos o un ángel del cielo os anunciásemos un evangelio diferente del que os hemos predicado, ¡sea anatema!
Como os lo acabamos de decir, ahora os lo repito: si alguno os anuncia un evangelio diferente del que habéis recibido, ¡sea anatema!
Gal 1,6-9
Exsurge Domine et iudica causam tuam.
Luis Fernando Pérez Bustamante
PD: Ver también el artículo de Bruno Moreno Polémicas matrimoniales (XIX): cardenal Sistach
76 comentarios
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LF:
En ello andan, pero no tienen autoridad para cargarse los sacramentos. Ni poca ni mucha. Ninguna.
1981 Familiaris consortio 84, exhort. apost.; 1992 Catecismo de la Iglesia; 1993 Veritatis splendor 79-83, 95-97, enc.; 2003 Ecclesia de Eucharistia 36-37, enc.; 2007 Sacramentum caritatis 29, exhort. apost.
Ésa ES la doctrina de la Iglesia Católica en la cuestión considerada.Y ES incompatible con la enseñanza del card. Sistach.
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LF:
Pues eso. Toca hacer caso a San Pablo.
¿Sistach, por el hecho de ser canonista y por tanto completamente consciente, no incurre ipso facto en excomunión latae sententiae por herejía? Sigue impartiendo la confirmación en Barcelona: ¿son los sacramentos válidos?
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LF:
Absolutamente válidos. Afirmar lo contrario sería incurrir en el error donatista.
Pues bien, me he reunido conmigo mismo y concluyo que en un montón de situaciones no me corresponde imputabilidad subjetiva grave.
O sea, que a patir de hoy me declaro libre de todo pecado, pasado, presente y futuro, y santas pascuas.
¿Abrirán una oficina de reclamaciones para presentar demandas de satisfacción por las penitencias indebida y torticeramente aplicadas? Porque bien engañados que nos han tenido durante siglos haciéndonos creer que el pecado era objetivo. ¡Esto es más escandaloso que las preferentes o las cláusulas suelo!
El problema es que es incompatible con la propia A.L.
Pero ya la sentencia es "mas le valdria no haber nacido"
El cardenal Sistach, como los obispos alemanes, no están interpretando mal AL. El problema no está en su interpretación, el problema está en el texto del capítulo VIII de AL, y debe ser corregido (por ejemplo, el planteamiento de las dubia es una muy sabia y prudente manera de proponer esa corrección). Mientras antes comencemos a reconocer eso abiertamente, mejor para encontrar la solución. Si una persona enferma no quiere reconocer que tiene una enfermedad, porque es muy grave, y prefiere vivir haciendo de cuenta que no la tiene, siendo que podría acudir a un tratamiento eficaz, pues se está encaminando irresponsablemente a la muerte.
El cardenal Muller insiste en que se debe interpretar AL de acuerdo con la Tradición y el Magisterio anterior. Pues eso solo es posible si ignoramos el capítulo VIII, o si renunciamos al uso de la razón, y ambas cosas son contrarias al amor a la verdad que caracteriza a la Iglesia Católica, fundamento y columna de la verdad.
Como os lo acabamos de decir, ahora os lo repito: si alguno os anuncia un evangelio diferente del que habéis recibido, ¡sea anatema!
Gal 1,6-9".
Yo creo que de las palabras de San Pablo ya ni se acuerdan o no les importa. Doloroso, pero cierto.
Muchísimas gracias, Luis Fernando y que Dios te bendiga siempre.
El derecho a la comunión democráticamente transversal del "cristiano anónimo", sustentado en su autosuficiencia ególatra, ahora maquillada (buenos sofistas) de conciencia privada.
No es sólo un atentado contra la familia, ni contra el matrimonio, ni contra la pureza, ni contra la castidad, ni contra el sacerdocio...
¡Se quieren cargar la presencia real de Cristo en la Eucaristía!
¡Convertirla en la "Galletita oficial del Vaticano"!
Estos señores están crucificando a nuestro Señor de nuevo. Y hace mucho vienen afilando los clavos (Los viejos y diabólicos clavos de Arrio).
No se tienta a Dios y se sigue impune... debieran saberlo tan altos dignatarios, como debieran saber que el infierno es eterno y no tiene salida, al contrario de lo que supone la lectura de AL 296.
Bueno, claro... si ya no creen en la presencia de Cristo en la Eucaristía: ¿de qué infierno les hablaremos? Será un acto de piedad regalarles un buzo antiflama o un contenedor con bronceadoresf, para la "nueva residencia"...
No se avecina una tempestad: Esto es ya la tempestad. "No tentarás al Señor, tu Dios."
Y ya sabemos lo que contestó.
Yo creo que falta muy poco. Pero he de admitir que la espera se hace angustiosa.
Estando así las cosas, lo que hay que procurar es no dejar de reclamar más claridad a los "intérpretes autorizados", como, "de facto", hace aquí Luis Fernando. En efecto, la alternativa del silencio, en este caso, no sería respetuoso, sino una falta de caridad, pues permitiría que el mal y el error se esparcieran con más celeridad y virulencia; "tace et florebut omnia".
Pero eso no pasa con el matrimonio porque es un acto público donde el juicio de la conciencia se realiza previamente y abandona ese ámbito con su celebración. La convivencia matrimonial entre los ya casados con otro no afecta a los demás si no nacen hijos de esa unión, de lo contrario se haría público, pero sí les afecta a ellos si, con hijo o sin hijo, hacen uso del matrimonio aunque nadie lo sepa.
No se toman decisiones en conciencia para hacer el bien escondiendo los motivos, se toman decisiones en conciencia para evitar un mal y por eso se ocultan las razones. Moro no pretendía hacerle ni bien ni mal al Rey con su silencio.
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LF:
Si no mantienen relaciones sexuales pueden comulgar.
Bien por los pocos que ya lo están intentando.
Uno se queda sin saber qué enseña la Iglesia sobre un gravísimo asunto moral que afecta al corazón de la vida humana. Con dos cardenales delante... que callan o disimulan.
¿Cuántos obispos permanecen católicos?
De momento sólo el Señor lo sabe.
Exacto! Es lo mismo que me pregunto yo para obispos y sacerdotes que se van a la heterodoxia. A ver que me contesta usted (nadie lo hace): qué debemos hacer en la práctica: salirnos de nuestras parroquias, de nuestras diócesis (mas complicado)? Que??? Saludos.
«al tiempo que considera que el Papa Francisco ha llevado a sus últimas consecuencias lo que Juan Pablo II sostenía en la Familiaris Consortio.»
Osoro es un ignorante, pero Sistach es canonista y con una mucho mejor formación: se ha de ser un auténtico mañoso para la sofistería y un canalla para afirmar que esta justificación del sacrilegio es el desarrollo del magisterio de JPII. Además de ser una flagrante mentira, no deja nada bien a su jefe.
Sistach no es católico: punto. Por su formación y posición, ha incurrido en excomunión latae sententiae y a partir de ahora YO lo tendré por gentil o publicano, y así se lo haré saber a mi familia, que de vez en cuando se lo cruzan por la calle.
Sistach sigue impartiendo la confirmación en Barcelona. ¿Son sacramentos válidos? ¿Es lícito aceptarlos, o hay que hacer como S. Hermenegildo? A mi sobrino mayor se la impartió, afortunadamente antes que esto, pero quedan sus hermanos. Que alguien responda, porque esto es un sufrimiento para nosotros.
"se da alguna circunstancia que hace que a la situación objetiva de pecado no le corresponde imputabilidad subjetiva grave,"
Catecismo:
1756 Es, por tanto, erróneo juzgar de la moralidad de los actos humanos considerando sólo la intención que los inspira o las circunstancias (ambiente, presión social, coacción o necesidad de obrar, etc.) que son su marco. Hay actos que, por sí y en sí mismos, independientemente de las circunstancias y de las intenciones, son siempre gravemente ilícitos por razón de su objeto; por ejemplo, la blasfemia y el perjurio, el homicidio y el adulterio. No está permitido hacer el mal para obtener un bien.
Si, movidos por la caridad, presuponemos que el Cardenal no quiso negar el texto citado del catecismo, entonces la circunstancia a la que se refiere, que puede hacer que a la situación objetiva de pecado no le corresponda imputabilidad subjetiva grave, debe ser una de dos: falta de conocimiento de la ilicitud de la situación, o falta de libertad para salir de ella.
La falta de conocimiento no puede ser persistente, porque se supera fácilmente si los pastores de la Iglesia enseñan claramente la verdad, tanto en el púlpito como en el confesionario. La falta de libertad persistente para DEJAR DE HACER algo, por su parte, sólo podría deberse a algún desorden psicológico grave, en cuyo caso la persona no está en condiciones de recibir la Eucaristía.
Al respecto, es importante notar que falta de libertad para salir de una situación objetiva de pecado no es lo mismo que percepción de los males temporales que esa salida acarrearía. Un soldado que recibe de su superior la orden de ejecutar a un niño sabe que si no la cumple es probable que lo maten a él, pero eso no implica que no es volitivamente libre para elegir perder su vida temporal por amor de Cristo y así ganar la vida eterna (Mt 10,39; Mc 8,35; Lc 9,24; Jn 12,25).
Si no estuvieran casados, Jesús no hubiese dicho "el que se casa con...", sino "el que se amanceba con...". Esa obstinación en no querer reconocer la realidad es la culpable de que se monten estos líos.
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LF:
Me he debido perder algo.
Por si acaso, lo que la fe católica dice es que ante Dios solo existe un matrimonio válido. El primero. Salvo que haya muerte de uno de los cónyuges, obviamente. El resto de matrimonios son uniones adúlteras, por muy legales que sean ante los ojos de los hombres.
Que Jesús hablara de los que se divorcian y se vuelven a casar no significa que reconozca que esos segundos o terceros matrimonios fueran matrimonios ante Dios.
Por cierto, Garrigues Walker, en la tercera de ABC, animando al papa Francisco en su programa de reformas. "No podemos esperar otros quinientos años para hacer lo que hay que hacer".
Lutero el añorado.
La Asociación Católica de Propagandistas lo invitará de nuevo a este defensor de la fe. Garrigues: Tan liberal y tan papista.
En cuanto a intentar casar -nunca mejor dicho- la Amoris Laetitia con el Magisterio anterior, me parece un mero ejercicio de voluntarismo que no sirve para nada. Es no querer lo que pasa corriendo un tupido velo. Las componendas a la larga salen caras.
¿opinas que sería acertado decir que los puntos que se están negando de la doctrina en AL son mucho más sutiles que los que se negaban en la crisis arriana? ¿y que la manera como se están negando ahora es mucho más sutil que en la crisis arriana?
Pregunto por mi falta de conocimiento histórico.
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LF:
Yo he estado en Misas de las que me he tenido que ir porque el sacerdote ha soltado tales herejías que si las hubiera dicho hace 40 años, los propios fieles le habrían sacado del púlpito a patadas. Y sin embargo, ahora se quedan todos mirando como vaca que ve pasar un tren.
No es cuestión de sutilezas. Es cuestión del sensus fidei, que se lo han cargado bestialmente en el último medio siglo. La Iglesia está hoy en un estado de postración doctrinal espantoso. En los últimos pontificados, en los que la popularidad mediática de los pontífices era como la manta que oculta la gangrena que va matando el cuerpo, los que se mantenían fieles a todo el Magisterio, a pesar de ser minoría entre los bautizados e incluso los practicantes sobrevivían con cierta tranquilidad. Hoy son objeto de burla, acoso, insultos, desprecio, etc. Por eso pienso que solo una intervención divina clara y visible puede poner fin a esto. O el regreso de Cristo. Pero puedo estar equivocado.
La profesión pública de apostasía o herejía por parte de un obispo, ya sea el de Roma u otro, causa su excomunión automática ("latae sententiae") como persona particular, pero NO la pérdida automática de su oficio y jurisdicción.
Al respecto hay que distinguir entre aquellas capacidades inherentes al orden sagrado, como ordenar sacerdotes, en el caso de obispos, y celebrar la Eucaristía, en el caso de obispos y presbíteros, y aquellas capacidades inherentes al oficio de "ordinario", o sea a la jurisdicción, como conceder autorización a un presbítero para oir confesiones.
Dado que es bien sabido por todos que las capacidades inherentes al orden sagrado no se pierden por excomunión latae sententiae, lo que es importante destacar es que las capacidades inherentes al oficio TAMPOCO se pierden automáticamente por excomunión.
En el caso de un obispo genérico, éste pierde su oficio solamente cuando es removido por la Santa Sede, ya sea por herejía o por cualquier otra causa. En el caso del Papa, éste pierde su oficio solamente cuando la Iglesia lo declara públicamente hereje y dicta respecto a él un "vitandus" (evitar al hereje, Tito 3,10).
Por supuesto hay que definir de qué manera la Iglesia hace esto, si a través de un Concilio autoconvocado a ese solo efecto o, más probablemente, a través del Colegio de cardenales. El punto es que NO hay deposición automática de un papa por profesión pública de herejía o apostasía. Sostener eso es sedevacantismo.
La única discrepancia entre los teólogos que trataron este tema (*) es si la deposición necesita el "vitandus" o si la declaración pública como hereje por parte de la Iglesia es suficiente.
(*) Tomás de Vío Cayetano, Juan de S. Tomás, S. Roberto Bellarmino y Francisco Suárez.
¿Un cisma pavoroso? Nos iríamos catorce, tal vez en Polonia, Africa y USA es diferente, pero aquí íbamos a ser menos que los Veterocatólicos en sus peores tardes.
No es solo que los herejes sean abrumadoramente mayoritarios en el episcopado, que ha sido la enorme y desagradable sorpresa de esta historia, tienen la hegemonía total entre la gran masa de fieles que no se enteran de nada, que son casi todos los de cierta edad, a los que les están robando el sentimiento católico día a día, y han llegado a un punto en el que ya todo les parece bien.
Además, como apunta un comentarista antes, los pocos baluartes que podían resistir parecen haber enloquecido: el Opus está dando la consigna a sus fieles de que nada ha cambiado, y que Amoris Laetitia es como toda la doctrina anterior, pero expresada de forma novedosa.
Hay días en que mejor no salir de casa.
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LF:
Yo sé que hay obispos españoles que no están para nada de acuerdo con lo que dijo ayer el cardenal Sistach. Pero callan.
Pero si obtienen la nulidad y vuelven a casarse x la Iglesia? También es válido a ojos de Dios, no?
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LF:
Si obtienen la nulidad SIN ENGAÑAR al tribunal que la decreta, entonces no hubo matrimonio. Si ha habido engaño en el proceso de nulidad, tendrán que saber que a los hombres se les puede engañar pero no a Dios.
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LF:
Ya he respondido.
De todas formas, en estas situaciones -corríjame si me equivoco- los fieles han tendido a irse con los Obispos y sacerdotes fieles, aún cuando pudieran ser válidos los Sacramentos en una diócesis con un Obispo hereje (Ej, los arrianos o el clero juramentado de la Francia revolucionaria).
La contestación de Juan Argento @22:53 lo aclara:
«Dado que es bien sabido por todos que las capacidades inherentes al orden sagrado no se pierden por excomunión latae sententiae, lo que es importante destacar es que las capacidades inherentes al oficio TAMPOCO se pierden automáticamente por excomunión.»
Gracias por tu contestación, pero no veo que cuestionar la validez de los sacramentos de un obispo/presbítero HEREJE tenga que ver con el Donatismo, que se refería a los INDIGNOS y vinculaba la validez sacramental a la santidad de vida del ministro. Pienso, por ejemplo, en el caso en que el hereje, por su herejía, no efectúe el sacramento como mínimo con la intención según la Iglesia.
Para reflexión y desarrollo posterior: ¿son válidas las absoluciones según las directrices extremas de los obispos de Malta y Alemania, que hasta pueden ir contra el CIC 1387? Éste dice así:
1387 El sacerdote que, durante la confesión, o con ocasión o pretexto de la misma, solicita al penitente a un pecado contra el sexto mandamiento del Decálogo, debe ser castigado, según la gravedad del delito, con suspensión, prohibiciones o privaciones; y, en los casos más graves, debe ser expulsado del estado clerical.
Lo digo por lo de los «caminos de discernimiento».
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LF:
No era un problema de santidad personal sino de apostasía... que es peor que la herejía
Los arrianos o el clero juramentado fueron excomulgados formalmente, su excomunión fue declarada. Por ahora estamos considerando cómo afecta el caso de excomunión latae sententiae no declarada.
¿Y si se lo preguntás al Papa Francisco? El hecho que no haya contestado a los cuatro cardenales no es razón para pensar que no te va a contestar a vos.
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LF:
Sí, pero el pecado que ellos consideraban imperdonable era precisamente ese. No aceptaban su readmisión y de paso no aceptaban la legitimidad y validez de sus sacramentos. Esto último era lo verdaderamente heterodoxo.
Veo que se dice:
2. De extraordinario, los obispos heresiarcas sólo pueden administrar los sacramentos de la confesión, comunión y extremaunción bajo dos condiciones restrictivas:
a) si hay necesidad o utilidad, y
b) siempre que no haya riesgo de error o indiferencia en la verdad de que la Iglesia Católica es la única verdadera.
Entiendo que S. Hermenegildo se negó de recibir la comunión de un obispo arriano porque se habría dado un reconocimiento al arrianismo.
No basta la consagración episcopal para tener autoridad sagrada en la Iglesia. El obispo debe estar en comunión con el Romano Pontífice, y se sobreentiende en unión con la fe apostólica que el Romano Pontífice custodia fielmente.
Lo que mencionas es de tal trascendencia,que debe estar sustentado en definiciones dogmáticas. Me gustaría conocerlas.
" Yo soy adultero confeso y público, y comulgo consciente de mi pecado y con bendición de mi párroco ..."
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LF:
No. Pero sí conozco a personas que son adúlteras de forma pública (situación de TODOS los divorciados vueltos a casar) y comulgan. Es decir, profanan públicamente el Cuerpo y la Sangre de Cristo, que es tan pecado mortal, incluso más grave, que el del adulterio.
Yo vivo en una ciudad también grande, y soy catequista, la gente que va a misa están encantadas con el Papa, porque es sencillo, campechano y muy sincero y está cambiando las cosas para bien, incluso esto lo opinan hasta gente muy comprometida con movimientos que se consideraban carcas hasta ahora. El resto que ni va, ni cree y ni va a ir a la iglesia, les parece maravilloso. Será lo que Dios quiera.
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LF:
Parece claro que se están sentando las bases para lo que vendrá después, que tendrá un rostro especialmente amable para ser aceptado por la inmensa mayoría de la humanidad, lo que incluye a los cristianos que ignoran los veinte siglos de tradición precedente.
La Biblia, concretamente el Nuevo Testamento, habla de esa situación. No será porque no se nos ha dicho...
Por otro lado, el obispo al que le fue asignado un oficio lo retiene hasta que el Papa lo remueva de él. Esto se ve claro si consideramos el caso de un obispo que comete directamente apostasía en el fuero interno. El tipo ha dejado de creer en todo, pero como ya es grande y sabe que no podría conseguir otro trabajo, decide seguir trabajando de obispo y de hecho haciéndolo bien, enseñando correctamente la fe católica, celebrando dignamente la liturgia, etc. No porque tenga fe sino porque así no tiene problemas y además es lo que está acostumbrado a hacer.
Es claro que cuando apostató en el fuero interno incurrió en excomunión latae sententiae como persona particular, pero es también claro que no perdió el oficio de ordinario de su diócesis por ello, y que todos los actos que realice en virtud de ese oficio son válidos, como por ejemplo otorgar la autorización para oir confesiones a los presbíteros de su diócesis.
No menciono la celebración de sacramentos porque nadie pondría en duda su validez, para la cual es suficiente que el ministro tenga la intención de hacer lo que hace la Iglesia.
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LF:
Estoooo... vale.
TODOS los que se han divorciado y se han vuelto a casar excepto aquellos que lo han hecho para ahorrarse impuestos o por cualquier razón que no implique mantener relaciones sexuales con la nueva pareja... son adúlteros.
¿Le gusta más así?
El problema en España -y en general del mundo cristiano-, cada vez lo veo más claro, es la silenciosa prudencia de los buenos, combinada con la cada vez más atrevida audacia de los malos. Eso es explosivo, y creo que en España es la primera vez que se produce esa diferencia tan grande, entre la intensidad del mal y la flaqueza de la respuesta.
Por "silenciosa prudencia" nuestra Patria está cerca de romperse; por "silenciosa prudencia", nos gobierna un partido traidor e hipócrita que ha roto con los valores más esenciales de la antropología cristiana; por "silenciosa prudencia" nadie se atreve a interrumpir la presentación de Sistach y Ossoro para decirles claramente que están extraviando a las ovejas del rebaño; por "silenciosa prudencia" los que tienen que clamar al Cielo y a los hombres callan o se refugian en sus conciencias.
Llevamos demasiado tiempo asumiendo poco a poco porciones del mal, con la estúpida idea de no ser de golpe devorados por él. Al final no sólo nos devorará completamente, sino que, podridos por tantas vergonzosas cesiones, no tendremos ni capacidad, ni fuerza ni convicción para enfrentarnos a él. Y habrá llegado el reino del Anticristo.
El Señor define ese tiempo -que no ha llegado todavía, pero cada vez está más cerca- con dos frase lapidarias: "el exceso de maldad enfriará la caridad de muchos", y "si no se acortasen esos días se pondría en peligro hasta la salvación de los elegidos"
Pero si se lee la Biblia despacio, se encuentran muchísimas enseñanzas, el ayuno y la oración antes de empezar algo trascendental, el contar con Dios siempre, cuando no se cuenta más que con la voluntad pasa lo que pasa, me viene a la cabeza Judas Macabeo,pero cientos de ejemplos.
Pero es que el Evangelio también lo avisa, lo que pasa que sólo interesan las Bienaventuranzas, y sobre todo lo de los fariseos pegados a la Ley Pero también dice Jesucristo "cuando veaís lo profetizado por Daniel". Está lleno de anuncios, y que conste que no me gusta ser profeta de calamidades.
AL 305: "...En esta misma línea se expresó la Comisión Teológica Internacional: «La ley natural no debería ser presentada como un conjunto ya constituido de reglas que se imponen a priori al sujeto moral, sino que es más bien una fuente de inspiración objetiva para su proceso» [350 "En busca de una ética universal: nueva mirada sobre la ley natural" (2009)]. Se puede encontrar en la página web del Vaticano.
Por lo tanto, tenemos un texto de la época de Benedicto XVI con un claro lenguaje situacional, como bien ha mostrado Alonso Gracián en su serie de artículos sobre AL. .
No he conseguido encontrar información sobre el contexto de este documento. ¿Sabe si fue aprobado por BXVI y si tiene relevancia alguna para el Magisterio? ¿O si por el contrario se trata se otra cita más sacada de contexto en AL?
Gracias
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LF:
Ese texto citado no es magisterial pero sin duda demuestra que el veneno lleva metido dentro desde hace bastante tiempo.
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