Dos cartas del cardenal Ratzinger a Monseñor Lefebvre (I)

En 1982 y 1983, el Card. Ratzinger envía a Mons. Lefebvre dos cartas oficiales en el marco de las negociaciones entre la Santa Sede y la FSSPX. Las envía en el nombre del Papa, y a pesar de su gran importancia creo que son poco conocidas. El Sr. Obispo, Mons. Fernando Arêas Rifan, en su obra recientemente traducida al español, Tradición y Magisterio Vivo de la Iglesia, las publica íntegras (el libro se puede adquirir solicitándolo a [email protected]). La primera carta, la de 1982, que ahora publico, la copia Mons. Rifan del libro del P. Denis Marchal, Mons. Lefebvre, vingt ans de combat pour le sacerdoce et la foi, 1967-1987 (París, NEL 1988, pgs. 128-130).

Algunas fechas importantes en las relaciones de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X y la Santa Sede nos ayudarán a situar estas cartas:

-1965, Mons. Lefebvre firma todos los documentos del Concilio Vaticano II.
-1970, funda la FSSPX, disconforme con la situación de la Iglesia. -1974, declara en Écône su rechazo a “la Iglesia conciliar".
-1975, rechaza el Novus Ordo de la Misa, y consiguientemente la FSSPX, aprobada por el Obispo local por cinco años, es suprimida con la conformidad de la Santa Sede; Mons. Lefebvre considera nula la suspensión.
-1976, es suspendido a divinis.
-1982 y 1983, dos Cartas del Card. Ratzinger a Mons. Lefebvre, ofreciéndole las condiciones precisas para la plena reintegración de la FSSPX a la unidad de la Iglesia, son rechazadas. (Éstas son las que ahora publico).
-1988, ordenación cismática de cuatro Obispos.
-2007, Motu proprio Summorum Pontificum.
-2009, levantamiento de la excomunión de los cuatro Obispos lefebvrianos.
-2011 y 2012, nuevas conversaciones de la FSSPX con la Santa Sede, en las que la Congregación de la Fe ofrece un “Preámbulo doctrinal” en el que se fijan ciertas exigencias necesarias para la plena reintegración de la Fraternidad en la Iglesia. Después de numerosas vicisitudes, el Superior General de la Fraternidad no las acepta. La Santa Sede comunica que “la posición por él expresada no es suficiente para superar los problemas doctrinales que están en la base de la fractura entre la Santa Sede y dicha Fraternidad” (16-03-2012). Y Mons. Fellay, en la homilía del día de los santos Pedro y Pablo, declara finalmente: “han habido idas y venidas, intercambio, negociaciones, ofertas; sin embargo, estamos en el punto de partida, condición en la que ya habíamos dicho que no podíamos ni aceptar ni firmar […] Es claro que nada bueno aportaremos a la Iglesia si no permanecemos fieles a la herencia de nuestro Arzobispo“, Mons. Marcel Lefebvre (29-06-2012).

Nada se ha sabido oficialmente del contenido del “Preámbulo doctrinal” ofrecido-exigido por la Santa Sede a la FSSPX; pero es muy posible que las condiciones sine qua non exigidas a Mons. Fellay en 2011 y rechazadas por él en 2012 sean más o menos las mismas que la Santa Sede ofreció-exigió a Mons. Lefebvre en 1982-1983, y que ahora publico.

La Carta del 23 diciembre 1982,

“Excelencia:
Después de un largo período de consultas, de reflexión y de oración, me encuentro actualmente en disposición de presentarle propuestas concretas para la regularización de su situación y la de los miembros de la Fraternidad San Pío X. Quiero precisar inmediatamente que estas propuestas han sido aprobadas por el Soberano Pontífice y que él me ha ordenado que se las comunique a usted.

1) El Santo Padre nombrará lo antes posible un Visitador Apostólico para la Fraternidad San Pío X si usted acepta firmar una declaración con la forma siguiente:

1. Ego Marcellus Lefebvre, declaro me religioso animi obsequio adhærere doctrinæ Concilii Vaticani II integræ, videlicet doctrinæ «quatenus intelligitur sub sanctæ Traditionis lumine et quatenus ad constans Ecclesiæ ipsius magisterium refertur» (cf. Joannes Paulus II, Allocutio ad Sacrum Collegium, 5 nov. 1979, AAS LXXI [1979/15] p. 1452).
Hoc religiosum obsequium rationem habet illius qualificationis theologicæ singulorum documentorum, quæ ab ipso Concilio statuta est (Notificatio data in 123ª Congr. Generali, 16 nov. 1964).

2. Ego, Marcellus Lefebvre, agnosco Missale Romanum a Summo Pontifice Paulo VI pro Ecclesia universali instau-ratum a legitima summa auctoritate Sanctæ Sedis, cui ius legislationis liturgicæ in Ecclesia competit, promulgatum proindeque in se legitimum et catholicum esse. Qua de causa nec negavi nec negabo missas fideliter secundum novum ordinem celebratas validas esse itemque eas hæreticas seu blasphemas esse nullo modo insinuare velim nec eas a catholicis vitandas esse affirmare intendo.

Traducción:
1. Yo, Marcel Lefebvre, declaro que me adhiero con religioso respeto a la totalidad de la doctrina del Concilio Vaticano II, es decir, de la doctrina «en la medida en que la misma se entiende a la luz de la santa Tradición y sobre la base del constante Magisterio de la Iglesia misma» (cf. Juan Pablo II, Discurso al Sacro Colegio, 5 de noviembre de 1979, AAS LXXI [1979/15], pg. 1452).
Esta sumisión religiosa tiene en cuenta la calificación teológica de cada uno de los documentos, establecida por el propio Concilio (Notificación realizada en la 123ª Congregación General, el 16 de noviembre de 1964).

2. Yo, Marcel Lefebvre, reconozco que el Misal Romano establecido por el Soberano Pontífice Pablo VI para la Iglesia universal ha sido promulgado por la legítima autoridad de la Santa Sede, a la que corresponde el derecho de legislar en materia litúrgica en la Iglesia y, en virtud de ese mismo hecho, es legítimo y católico. Por esta razón, no he negado ni negaré que las misas celebradas fielmente según el nuevo Ordo son válidas y no querría insinuar de ningún modo que sean heréticas o blasfemas, ni tengo la intención de afirmar que deban ser evitadas por los católicos.

Estos dos párrafos han sido cuidadosamente estudiados por la Sede Apostólica y no son susceptibles de modificación. En cambio, usted podría añadir, a título personal, un suplemento, cuyo contenido podría ser el siguiente:
In conscientia obligatum me sentio addere, applicationem concretam renovationis liturgicæ graves ponere quæstiones, quæ supremæ etiam auctoritatis sollicitam curam provocare debent. Quare novam revisionem librorum liturgicorum pro futuro ab hac ipsa auctoritate desidero.

Traducción:
Me siento obligado en conciencia a añadir que la aplicación concreta de la reforma litúrgica plantea graves cuestiones, las cuales deben provocar una diligente solicitud por parte de la autoridad suprema. Por ello, deseo que dicha autoridad realice en el futuro una nueva revisión de los libros litúrgicos.

Si lo desea, puede modificar este último párrafo, sujeto naturalmente a que su formulación sea aceptada por el Santo Padre.

2) Si usted declara que está dispuesto a suscribir la declaración anteriormente citada, será posible fijar la fecha de la audiencia que le concederá el Santo Padre y que podría marcar el comienzo de la Visita Apostólica.

3) La suspensión a divinis que usted ha sufrido no depende de los problemas relativos a la aceptación del Concilio Vaticano II y de la reforma litúrgica (es decir, de los dos puntos tratados en la declaración prevista), sino del hecho de que usted ha realizado ordenaciones a pesar de la prohibición de la Santa Sede. Esta suspensión se levantará, por lo tanto, cuando haya declarado su intención de no volver a llevar a cabo ordenaciones sin la autorización de la Santa Sede. Lógicamente, por lo demás, la cuestión debería resolverse al terminar la Visita Apostólica.

4) La situación de los sacerdotes que usted ha ordenado desde junio de 1976 se regulará caso por caso, si aceptan firmar personalmente una declaración con el mismo contenido que la suya.

Finalmente, debo añadir que, en lo relativo a la autorización de celebrar la Santa Misa según el Ordo Missæ anterior al de Pablo VI, el Santo Padre ha decidido que la cuestión se resolverá para la Iglesia universal y, por lo tanto, independientemente de su caso particular.

Exhortación, buenos deseos y fórmula final de saludo.

Entre 1982-1983 y 2011-2012 han pasado treinta años. Todo hace pensar que las posiciones doctrinales y prácticas de la FSSPX en relación con la Iglesia católica no han variado en absoluto. Sigue hoy Mons. Fellay considerando inaceptable lo que Mons. Lefebvre rechazó en 1982. Y las numerosas y fuertes razones argüidas por el Card. Ratzinger en su larga y persuasiva carta de 1983 a Mons. Lefebvre, que publicaré próximamente, continúan siendo rechazadas por la Fraternidad Sacerdotal San Pío X.

Luis Fernando Pérez Bustamante

Dos cartas del cardenal Ratzinger a Monseñor Lefebvre (II)
Dos cartas del cardenal Ratzinger a Monseñor Lefebvre (y III. Cometario)

Los comentarios están cerrados para esta publicación.