La libertad cristiana frente al helenismo y el protestantismo
La idea de libertad es tan antigua como el hombre mismo porque es un hecho que Dios ha dotado al hombre de voluntad con capacidad de elegir. Esto significa que el hombre no está totalmente sujeto a las leyes divinas.[1] Dios ha creado al hombre libre haciéndolo responsable de su destino. Y es la libertad humana la que le permite elegir el camino de la felicidad o de la frustración eterna, de modo que con la libertad el hombre colabora o coopera con Dios en la consecución de su destino.