La música sacra en el Año de la Fe
No es desconocido el gran interés que Benedicto XVI ha mostrado siempre respecto a la música sacra, así como las severas críticas que desde sus tiempos de cardenal ha vertido respecto al pésimo estado en que ha quedado sumida a música litúrgica católica en las últimas décadas.
Quiero traer aquí el discurso que dirigió el pasado sábado 10 de noviembre a los asistentes al congreso de Scholae Cantorum, organizado por la asociación italiana Santa Cecilia. Me apoyaré para ello en la traducción española elaborada por H. Sergio Mora para Zenit, introduciendo a lo largo del texto diversos comentarios.
En esta alocución el Papa no sólo ha recordado una vez más los principios fundamentales que deben guiar a la música sacra, sino que ha introducido la cuestión en el más amplio ámbito del Año de la Fe:
Este congreso se ubica intencionalmente en ocasión del 50º aniversario del Concilio Vaticano II. Y con satisfacción he visto que la Asociación Santa Cecilia quiso así llamar vuestra atención a la enseñanza de la Constitución Conciliar sobre la liturgia, particularmente allí -en el sexto capítulo- que trata sobre la música sacra.
En este aniversario, como ustedes bien saben, he querido para toda la Iglesia un Año de la Fe especial, con el fin de promover entre todos los bautizados la profundización de la fe y el compromiso común de una nueva evangelización.
Por lo tanto, al encontrarles me gustaría destacar brevemente que la música sacra puede, sobre todo, promover la fe y también colaborar en la nueva evangelización.
Esta última idea es especialmente interesante por cuanto desmiente un prejuicio bastante extendido en estos últimos años que ha llevado a desconfiar de la belleza musical en la liturgia, mirándola de soslayo como a una especie de agente doble cuyo natural atractivo para la sensibilidad humana amenaza de continuo con desviar la atención de los fieles. Consecuencia de esto es que una grandísima parte de la música litúrgica nacida y utilizada en el culto católico durante siglos es ahora rechazada como música de concierto por no pocos católicos, víctimas de la muy deficiente pastoral que a este respecto ha prevalecido durante tantos años. Hay que decir que esta desviación, como tantas otras, tiene su origen en plumas teológicas muy ilustres.
En todo caso, y dejando aparte los excesos que naturalmente se han dado a lo largo de la historia y que era necesario corregir, tal planteamiento supone en su radicalidad una ruptura con la tradición de la Iglesia, y una triste aproximación a las fobias de calvinistas y puritanos ingleses durante el siglo XVI.
No se puede ocultar sin embargo que la influencia de la música sobre el alma en oración ha sido objeto de reflexión desde antiguo. Benedicto XVI no olvida referirse a San Agustín, una de las voces decisivas en esta cuestión:
Sobre la fe, es natural pensar en el caso personal de san Agustín -uno de los grandes Padres de la Iglesia, que vivió entre el cuarto y el quinto siglo después de Cristo- a cuya conversión contribuyó significativamente y sin lugar a dudas, el haber escuchado el canto de los salmos, con himnos y liturgias presididas por san Ambrosio.
Si bien de hecho la fe nace del escuchar la Palabra de Dios –hay que escuchar por supuesto no sólo con los sentidos, sino hacer que de los sentidos pase a la mente y al corazón- no hay duda que la música y en particular el canto, pueden conferir a la recitación de los salmos y cánticos bíblicos mayor fuerza comunicativa.
Entre los carismas de san Ambrosio figuraba justamente una gran sensibilidad y capacidad musical, y él una vez ordenado obispo de Milán, puso este don al servicio de la fe y de la evangelización.
El testimonio de san Agustín, que en ese momento era profesor en Milán y buscaba a Dios, buscaba la fe, en este sentido es muy significativo. En el libro X de las Confesiones, su autobiografía, él escribe: “Cuando me vienen en mente las lágrimas que los cantos de la Iglesia me arrancaron a los inicios de mi fe reconquistada, y la conmoción que aún hoy me suscita no sólo el canto, sino también las palabras cantadas, si cantadas con una voz clara y con la debida modulación, reconozco de nuevo la gran utilidad de esta práctica” (33, 50).
La experiencia de los himnos ambrosianos era tan fuerte que Agustín los llevó grabados en la memoria y los citó a menudo en sus obras. Más aún, escribió una obra sobre música, De Musica.
San Agustín era un hombre de gran sensibilidad musical, y las dudas sobre el efecto que la belleza de la música podía producir en su alma durante la oración litúrgica fueron de una intensidad terrible. Finalmente, sin haber alcanzado una completa certeza, se inclinó favorablemente:
Él afirma que no aprueba durante la liturgia cantada la búsqueda de un mero placer sensible, si bien reconoce que la música y el canto bien hechos pueden ayudar a acoger la Palabra de Dios y a probar una emoción saludable.
A partir de entonces, y conforme el nuevo mundo cristiano se va purificando del viejo paganismo, la relación con la belleza creada va siendo cada vez más confiada. Así, el paso que dolorosamente acertó a dar San Agustín abrió el camino a que la liturgia de la Iglesia asumiera definitivamente y en sus justos términos el arte de la música:
Este testimonio de san Agustín nos ayuda a entender cómo la constitución Sacrosanctum Concilium, en línea con la tradición de la Iglesia, enseña que “el canto sacro unido a las palabras es parte necesaria e integrante de la liturgia solemne” (n º 112 ).
¿Por qué es “necesaria e integrante"? Ciertamente no por razones puramente estéticas, en un sentido superficial, sino porque coopera justamente debido a su belleza, para nutrir y expresar la fe y por lo tanto a la gloria de Dios y a la santificación de los fieles, que es la finalidad de la música sagrada (cf. ibid.).
Precisamente por este motivo, me gustaría darles las gracias por los valiosos servicios proporcionados: la música interpretada no es un accesorio, o simplemente un adorno externo de la liturgia, sino la liturgia misma.
Ustedes ayudan a la asamblea a alabar a Dios, y a hacer descender su palabra en lo profundo del corazón: con el canto rezan y hacen rezar, y participan en el canto y la oración de la liturgia, que abarca toda la creación para glorificar al Creador.
Una vez tratada la relación de la música sacra con fe y con la participación en la oración litúrgica, Benedicto XVI pasa a su utilidad en el marco de la nueva evangelización:
El segundo aspecto que propongo a vuestra consideración es la relación existente entre la música sacra y la nueva evangelización. La constitución conciliar sobre la liturgia recuerda la importancia de la música sacra en la misión ad gentes, e insta a potenciar las tradiciones musicales de los pueblos (cf. n. 119).
También y justamente en los países de antigua evangelización, como Italia, la música sacra -con su gran tradición que le es propia y que constituye nuestra cultura- puede realizar una tarea importante para favorecer el redescubrimiento de Dios, un nuevo acercamiento al mensaje cristiano y a los misterios de la fe.
Es muy interesante que el Papa recuerde que la tradición y cultura musical propias del Occidente cristiano de cara a la liturgia hay que buscarlas en el inmenso tesoro de su música sacra. Curiosamente esas orientaciones del Concilio movieron en su día a muchos católicos occidentales a despreciar su propia tradición para orientarse con no siempre proporcionado afán hacia lenguajes culturales ajenos.
Más aún: entre nosotros ha habido una alienación todavía más paradójica. La gloriosísima tradición musical del catolicismo español fue arrojada al desván de los trastos viejos para dar paso a unas novedosas tradiciones étnico-litúrgicas: las misas regionales. Así, tenemos la misa navarra en la tierra de José de Vaquedano y Miguel de Irízar, la misa baturra en la tierra aragonesa de Melchor Robledo y Sebastián Aguilera de Heredia, o la misa rociera en el solar andaluz de grandiosos polifonistas como Cristóbal de Morales o Francisco Guerrero. Algo parecido puede decirse respecto a Hispanoamérica, que contó desde el principio de su evangelización con buenos músicos al servicio de la liturgia.
Además de la apelación a la solidez y autenticidad de la propia tradición, Benedicto XVI recordó el profundo efecto que la belleza musical de la liturgia católica ha producido en muchas personas, acercándolas a la fe:
Pensemos en la famosa experiencia de Paul Claudel, el poeta francés, que se convirtió al escuchar el canto del Magnificat durante las Vísperas de Navidad en la catedral de Notre-Dame de París: “En ese momento –escribe - ocurrió un evento que dominó toda mi vida. En un instante, mi corazón fue tocado y creí. Creí con una fuerza de adhesión tan grande, con un tal elevamiento de todo mi ser, con una convicción tan poderosa, con una certeza que no dejaba lugar a ninguna especie de duda. Y desde entonces ningún razonamiento, ninguna circunstancia de mi agitada vida ha podido sacudir mi fe ni tocarla”.
Y sin necesidad de incomodar a personajes famosos, pensemos cuántas personas fueron tocadas en lo profundo del alma escuchando música sacra; y más aún cuanto han sido atraídos nuevamente hacia Dios, debido a la belleza de la música litúrgica, como Claudel.
¿Alguien cree que alguna persona sensible puede experimentar algo así al entrar por casualidad en muchas celebraciones litúrgicas actuales? Yo lo dudo mucho. En lo musical -y muchas veces no sólo en lo musical- demasiadas iglesias católicas actuales son foros de fealdad, incapaces de transmitir por los medios naturales creados nada de la belleza y la alegría de Dios. Sabemos que el Espíritu Santo lo puede todo, pero no es cuestión de ponerle tantos obstáculos. Benedicto XVI tiene muy claro el diagnóstico y la receta adecuada:
Y aquí, queridos amigos, ustedes tiene un papel importante: empéñense por mejorar la calidad del canto litúrgico, sin temor de recuperar y valorizar la gran tradición musical de la Iglesia, que en el canto gregoriano y la polifonía tiene sus dos mayores expresiones, como afirmó el Concilio Vaticano II (cf. Sacrosanctum Concilium, 116).
Una vez más lo hemos oído. Es el magisterio de siempre, es la letra y el espíritu del Concilio Vaticano II, es la enseñanza de los Papas, es la verdadera tradición de la Iglesia Católica. Y como el Papa conoce perfectamente cuáles son los palos que impiden a la rueda litúrgico-musical de la Iglesia girar con la debida libertad, corrige un malentendido fundamental y muy extendido:
La participación activa de todo el Pueblo de Dios en la liturgia no consiste sólo en hablar, sino también en escuchar, acoger con los sentidos y con el espíritu la Palabra, y esto vale también para la música sacra. Ustedes que tienen el don del canto, pueden hacer cantar a los corazones de mucha gente durante las celebraciones litúrgicas.
Las palabras finales no tienen desperdicio:
Queridos amigos, espero que en Italia la música litúrgica tienda cada vez más alto, para alabar dignamente al Señor y para mostrar cómo la Iglesia es el lugar donde la belleza es de casa.
No se podría decir mejor: la Iglesia es el lugar donde la belleza es de casa, la Iglesia es el hogar de la belleza, la belleza ha de ser lo propio de la Iglesia. En la música y en todo lo demás.
Índice del blog Con arpa de diez cuerdas
35 comentarios
Es una mera declaracion de intenciones, pero no van a la sustancia. Por ejemplo, me fastidia enormemente que esa terminologiaabsolutamente maravillosa empleada por saPio X y por Pio XII ("musica SANTA"") no aparezaca por ningun lado ni en la Sacrosanctum Concilium ni en la Sacraentum caritatis ni en ningun lado.
De "musica santa" hemos pasado a "musica propia del Rito Romano en ingualdad de condiciones" o a "cooperador justo" o incluso a atractivo.
Porque esa afirmacion de que "la musica ES la Liturgia" tiene caracter restrictivo, vale sola,ente para ciertasmusocas y no para otras.
Por ejemplo, la musica promovida por la Conferencia Episcopal Espanola, el Cantoral Liturgico Nacional (tres palabras,tres mentiras), es La Liturgia??
Lo vergonzoso, ciertamente aberrante, es que en cierta iglesia de cierta ciudad haya un concierto el sabado por la tarde y se toque a Zelenka, pero que en la Misa dominical se cante a Kiko Arguello.
Pues en esas estamos, amigos míos.
Pongan la Misa de la 2, los Domingos a las 10.30
Y escuchen la música,un horror semana a semana.
Cuando dan algo que merezca la pena,casi siempre desde fuera,el comentarista se pone hablar ¡¡ cuando suena la música¡¡ .
No voy a repetir , "ad nauseam",la calidad de lo que se escucha en templos de otros países.
Sólo hay que ir a la web de la Catedral de Westminster para darse desazón
clama ne cesses quasi tuba exalta vocem tuam et adnuntia populo meo scelera eorum (Isaías 58,1)
Alza la voz como una trompeta, clama sin cesar, denuncia a mi pueblo sus pecados...
Despreciando la tradición de la música sagrada de la Iglesia, han preferido melodías y ritmos mundanos, letras pelagianas o sensibleras, que profanan la belleza y el esplendor de los Misterios divinos.
Considguieron vaciar los templos con sus vulgaridades lamentables. Y todavía se enorgullecen de su prevaricación.
Clama, ne cesses!
Las misas regionales son algo querido y deseado por el Concilio, pues de manera clara dice la SC "resuene la voz del pueblo".
Tambien es verdad que este "resuene la voz del pueblo" podria interpretarse como "enséñese y promuevase la tradicion musical de la Iglesia al pueblo", pero ciertamente esto es forzar el sentido primario y claro del texto.
Y si no hay misas rock, misas pop, misas heavy-metal, misas blues, misas dodecafónicas... es simplemente porque no hay catolicos capaces de componerlas ni musicos interesados en hacerlo. Pero serían digniísimas y legítimas.
Luego, no es ese el problema.
El problema es por un lado el desinterés y por otro la ramplonería.
a-Como ejemplo de desinterés està el hecho de que los curas salen de los seminarios sin saber cantar el prefacio, el evangelio o la plegaria eucarística 1 (total... si sólo van a emplear la 3 , para qué comerse el coco??).
b-Como ejemplo de ramplonería esta la ultima misa que yo vi en la 2, desde la Catedral Castrense de Madrid. En el Ofertorio el trio de Gabriel, Rafael y Uriel que termina la segunda parte de La Creacion de Haydn. En qué idioma??
tachan tachan tachan...... auf Deutsch!!!!!! Wunderbar!!!!! Super!!!!
Pero no habíamos quedado n que el latín es pernicioso porque no lo entiende nadie??? No estaba eso claro desde hace cincuenta años! Kommt Zeit, kommt Rat!
In trutina mentis dubia
fluctuant contraria...
el desinterés y la ramplonería.
Eso es todo.
(Perdón: Das ist alles)
Decir que “las misas regionales son algo querido y deseado por el Concilio” es una falsedad. Cuando la SC dice “foméntese el canto popular” obviamente no quiere decir “tráiganse las rondallas de las tabernas y bailes de las plazas”, sino que alude al viejo problema, denunciado desde muchos años antes, de que los fieles no decían ni mú en la liturgia, porque las respuestas al celebrante las asumía el acólito y los cantos el coro. Y los cantores cuando acababan la pieza muchas veces se iban a fumar al cuarto detrás del órgano. Este es el contexto claro para quien lo quiere ver.
Otra cosa es que también pudiera pensarse que en ciertos lugares del mundo los ritmos fuertes de percusión tengan un significado sagrado opuesto al que encuentra en ellos un occidental. Pero eso también está aclarado en la Musicam Sacram.
La SC, al igual que la Musicam Sacram, al margen de la ambigüedad de algunos pasajes, se presentan a sí mismas como continuadoras del mismo hilo de la doctrina tradicional sobre la música litúrgica, así que en caso de duda hay que orientarse según esta. Pensar, hacer o decir lo contrario sí es forzar los textos.
Pero por si queda alguna duda, y para zanjar la cuestión, recuerdo a modo de ejemplo la manera en que han entendido la SC dos papas:
Pablo VI, discurso ante la reunión de capillas de música (1969):
“De hecho, la preocupación conciliar -como pone de manifiesto el capítulo VI de la Constitución sobre la Sagrada Liturgia- ha sido revalorizar con todos los medios el canto sagrado, promoviendo las "Scholae Cantorum" (SC 114), reconociendo el canto gregoriano como propio de la liturgia romana, al que se le debe reservar el puesto principal (SC 116), sin excluir, no obstante, la polifonía cuando responda al espíritu de la acción litúrgica, promoviendo el uso del canto religioso popular para que "puedan resonar las voces de los fieles" (SC 118) en las diversas funciones, y, sobre todo, poniendo de manifiesto que la música sagrada tiene un gran valor porque expresa más dulcemente la oración, favorece la unanimidad y da mayor solemnidad a los ritos sagrados (SC 112).”
Benedicto XVI, cita arriba mencionada:
“Empéñense por mejorar la calidad del canto litúrgico, sin temor de recuperar y valorizar la gran tradición musical de la Iglesia, que en el canto gregoriano y la polifonía tiene sus dos mayores expresiones, como afirmó el Concilio Vaticano II (cf. Sacrosanctum Concilium, 116).”
Por supuesto se podrían traer muchas más, pero estas son suficientes. Después de oír pronunciarse a dos Vicarios de Cristo, no hay porqué cansarse más con el tema.
Y dado que la premisa mayor es la aceptación del Vaticano II, no ha lugar aquí para los silogismos que pretendan partir de ninguna otra.
A lo que vamos, al ver el tema tratado en esta ocasión por el blog, me ha venido a la mente otro blog, el que se encuentra en el enlace http://blogs.periodistadigital.com/juan-antonio-espinosa.php/2012/10/10/recordando-a-el-padre-llanos-la-guitarra
En él podemos leer con cierta perplejidad la siguiente parrafada, en la que se cita por el autor de aquel blog, cómo su libro de cantos "El Señor Es Mi Fuerza", fue prologado por el famoso padre Llanos, y las palabras del propio padre Llanos:
".. "Lleva importancia y mucha esta introducción de la guitarra en nuestras asambleas fraternas. Con ella nos llegan nada menos que invitaciones y realizaciones de la intimidad introducida en la Celebración litúrgica.
También hubo aquel tiempo en que la novedad estuvo en introducir el órgano. Era entonces todo lo distinto; con el órgano llegaba la solemnidad. Y no seré yo quien la menosprecie hoy. Esta casa de Dios y de los hombres que hoy nos gusta llamar Casa del Pueblo: esta Casa es también la Casa suya, de Él, anticipada, es decir, maqueta torpe de la Jerusalén definitiva y apocalíptica.
Pero opino que nos habíamos quedado demasiado ahí; el órgano, tan ajeno a la calle y las penas y alegrías de los hombres, nos pretendía elevar, levantar de estas cosas, conducirnos hacia arriba, es decir, con su servicio encerraba un peligro (alguien lo llegaría a llamar alienación), un peligro de no ser nosotros sino los ángeles quienes condujesen el canto...."
Si el objetivo era lograr mayor intimidad, éste fue conseguido con creces, puesto que en muchos lugares, las misas pasaron de tener 200 fieles a solo 20.
En todo caso, creo que el ejemplo del Cristo de Borja, como vengo repitiendo a todo aquel que me quiera escuchar, nos ha servido para resaltar que, si bien para algunas cosas, la Iglesia sigue considerando que hay que evitar el intrusismo (por mucho que cobre un pintor; por mucho que cueste la restauración de una pintura), en el mundo de la Música, parece ser que nos hemos abonado al "Todo a Cero". Y así nos va.
____________________________
RdT: Como se ve, en esa eclesiología y en esa espiritualidad apenas queda rastro de catolicismo. Pues bien, esos cantos han venido siendo ubicuos en las celebraciones de lengua española. Por sus frutos los hemos conocido.
Lo malo es q no es el único caso de mundanización q ofende la alabanza debida a Dios en los guitarreos postvaticanos...
Poco tienen que decir, ojo, no por carecer de autoridad (ojo, que aqui catolicos somos todos y en acatamiento de la disciplina de la Iglesia) sino por carecer de claridad y de valor práctico.
Si se dice, por ejemplo, como san Pio X: la musica ha de ser Santa, y es tanto mas Santa cuanto mas se acerque al canto gregoriano... pues todo el mundo LO entiende, sabe a qué atenerse y por eso mismo escuece y por eso mismo se silencia y no se ha vielto a decir desde Pio XII.
Entre decir "tanto mas santa cuanto mas gregoriana" e invitar a "no tener miedo de recuperar" hay un abismo bestial (que viene de Bestia con mayúscula).
Se pueden sacar a colación mil citas, pero si mil dificultades no configuran una duda, tambien es cierto que mil ambigüedades no constituyen una guía fiable.
.............................................
Un asunto prudencial, como éste, requeriría una normativa objetiva a la que atenerse, que se puede redactar en un folio, en un documento mucho más corto y conciso qu el Tra le sollicitudine.
...............................................
Por otro lado, con la caricatura hay que tener cuidado... y me refiero a las sopranos fumadoras y al acólito canoro. Porque de ser verdad, también lo es que las sopranos fumadoras y los acólitos canoros tuvieron su edad de oro en la misma época en las que todos los fieles iban a Misa a participar de la misma con misal en la mano. No??
Está claro que el patio eclesial en este tema está muy revuelto. Y por eso yo comprendo el tono empleado. No olvidemos el riesgo de tirar el agua de la bañera con el niño dentro.
Lo del acólito no era una caricatura: fue la realidad casi exclusiva, o sin casi, durante siglos hasta avanzado el movimiento litúrgico. Lo de todo el mundo con los misales me da que es relativamente reciente, y no sé si un poco optimista en lo cuantitativo.
Además hay cuestiones espirituales profundas de por medio: yo soy el primer defensor del latín y de su recuperación para la liturgia en las partes fijas, que cualquiera puede memorizar y comprender. Pero seguir la liturgia en una lengua desconocida mediante la traducción de un libro no deja de suponer un obstáculo material respecto a la inmediata comprensión oral. Que no quita el que también se pueda leer a la vez, pero es distinto (en este caso hasta una diferente traducción o redacción puede estorbar también).
Siento decirle lo del Ratoncito Pérez, pero creo que por haber hay hasta "Misas Aerobic". Vea sino el enlace.
http://www.youtube.com/watch?v=4jG8LhBvEp4&feature=related
No deja de ser reseñable cómo empieza el vídeo:"Y terminamos con la curiosidad del día: La Catedral de Tortosa...". Pero ya partimos de una desventaja: Si mal no recuerdo, al empezar la Guerra Civil, la catedral de Tortosa poseía un hermosísimo órgano... que justo cuando terminó ya no estaba. Creo que del órgano quedó la caja y creo que no se restauró.
Dado que en muchos sitios, al empezar la Guerra Civil había órgano y al terminar no. Y dado que, en un primer momento fue imposible restaurarlos, y en un segundo momento, bastantes quisieron leer el Concilio Vaticano II absolutamente como les dio la gana, pues igual hay gente que intenta volver a las raíces musicales de la Liturgia, y ve no se si con sorpresa o sin sorpresa, como los "herederos intelectuales" de los que hicieron desaparecer muchos órganos entre llamas, durante el transcurso de la Guerra Civil, ponen el grito en el Cielo, sobre si un órgano vale tanto, y si hay tantos pobres. Lo pudimos ver hace unas semanas en Benidorm, y lo hemos visto hace pocos días, con ocasión del inicio del montaje del nuevo órgano en la Catedral de Tarragona.
http://www.youtube.com/watch?v=4jG8LhBvEp4&feature=related
Estoy con Mons. Miserachs: Mi experiencia constata que hay una anarquía total en este campo. Creo debería existir un organismo pontificio con autoridad sobre la música litúrgica, que indicara el buen proceder a cada diócesis, a cada conferencia episcopal y a quienes tienen su sección de música.
Está claro que muchos obispos no hacen ni puñetero caso a las directrices que marca el Papa.
Esto es otro Reino de Taifas...
Hay que rezar mucho por el Santo Padre para que consiga barrer tanto desorden como se ha señoreado en la Iglesia...
Yo, por ejemplo, entendí el Canon cuando escuché por primera vez no sus palabras, sino el silencio en el Oratorio de Oxford.
Por tanto, eso es un tema no precisamente espiritual sino puramente comportamental y psicologico.
El libro es bueno, y el misal es el mejor de los libros.
...................
El tan traído y llevado movimiento litúrgico lo unico que hizo, desde el punto de vista de la sociolgía de la epoca fue matizar la manera de actuosa participatio de los fieles en una sociedad en la que la prevalencia de analfabetismo ya comenzaba a disminuir notablemente. Punto.
Y desde un punto de vista puramente psicilogico de nuevo, las cosas que solo se escuchan no se interiorizan, sólo el ejercicio de la memoria, la meditacion sobre el texto, o tú lo sabes bien, el análisis de la partitura nos la hace connatural, la hace nuestra.
Lo que escuchamos, por un oído entra y por otro sale. Lo que leemos no.
O magnum mysterium
et admirabile sacramentum,
ut animalia viderent Dominum natum,
jacentem in præsepio.
Beata virgo, cujus viscera meruerunt
portare Dominum Christum, Alleluia!
Aquí podemos ver que Dios no nos ha dejado solos, nada de eso. Él está en todos los Sagrarios del mundo. Y el primer Sagrario en la tierra fue la Santísima Virgen María, tal como relata precisamente esta bella melodía. Fijaros si será hermosa y celestial esta música que he copiado algunos de los elogios que han puesto debajo del enlace de youtube. Están en inglés, yo los traduzco. Alguien dice “This must be what heaven sounds like” – ‘Esto debe ser lo que se oye en el cielo’. Otra persona dice “Can’t get enough of this! too beautiful! thank God” – ‘¡No se cansa uno de escucharlo! ¡Demasiado hermoso! Gracias a Dios’. Y por último, otra persona con la misma exquisita sensibilidad que las anteriores, comenta: “If this is how humans, with all our faults and imperfections , sound this good, I can't imagine what the choirs of angels will be like…” – ‘Si esto son capaces de hacerlo seres humanos, con todas sus faltas e imperfecciones, no quiero imaginar cómo deben sonar los coros de los ángeles en el cielo…’
http://www.youtube.com/watch?v=9y9yM53TowA&feature=related
Además está el hecho de que la liturgia tiene previstas fórmulas de entonación específicas para a proclamar las lecturas. Demostración de lo importante que es la escucha. Si no, lo que prevería sería un rato de silencio para que cada cual las leyera por su cuenta. Y nunca ha sido así.
Siempre ha sido muy importante la proclamación oral, para que los asistentes la escuchen. Y por eso en su día se hacía en griego porque esta era la lengua usada, y luego en latín porque ésta era la lengua que la gente podía entender.
Ahora entiendo mejor porqué te parece insuficiente lo que digo yo, lo que dice Mn. Miserachs, lo que dice el Concilio y lo que dice el Papa. Lo que tú esperas que se diga no lo va a decir nadie dentro de la Iglesia, porque es claramente un error de comprensión de la liturgia. Una cosa es aceptar las circunstancias históricas en que ocurrió una enorme e indeseada separación de los católicos respecto a la liturgia por la barrera del idioma que derivó en una separación espiritual (psicológica dices tú, no estoy muy de acuerdo), y otra es intentar defender esto a día de hoy y propugnarlo con argumentos intelectuales. Es batalla perdida.
Y además es un terreno muy insalubre teológica y espiritualmente, porque no queda lejos el error semipelagiano que el P. Iraburu explica muy bien en su blog, con esa separación tan radical entre el aspecto ascendente-humano y el aspecto descendente-divino de la liturgia. Error que también coincide algo con el decaído pensamiento escolástico de la Baja Edad Media que tanta risa le daba a Erasmo.
La solución no es sólo volver a tener una normativa litúrgica estricta, cerrada e invariable, de modo que con "cumplir" la letra de la ley se acaban los problemas.
Al final toda esa forma de pensar lleva al cumpli-miento: acumular las horas del breviario para acumular más "tiempo libre", poner los maitines en la tarde anterior a la fiesta, andar calculando a ver si me basta con "oír" media misa o si tengo que "oírla" entera, los cantores fumando entre motete y motete, acólitos asistiendo a dos misas privadas a la vez, carreras de misas a ver quién la hacía más rápido... No son caricaturas: formaban parte la realidad cotidiana predominante hace unas décadas.
En fin, no cualquier tiempo pasado tiene porqué ser necesariamente mejor en todo.
Otro problema psicológico del hombre moderno con respecto al arte sagrado es precisamente lo que comenta Javiergo: el reduccionismo a experiencia estética. Es decir: el arte es bueno porque crea en el espectador una determinada experiencia estética que mueve su ánimo.
Es decir: se pone el acento no en la objetividad del icono sagrado (como objeto de veneración) y tampoco en su objetividad como elemento docente, sino en la experiencia subjetiva del que observa. Si esto no es reduccionismo psicologista, que baje Dios y lo vea.
El arte sagrado, lejos de ser fuente de experiencia estética era u objeto de veneración, o elemento de transmisión de la doctrina cristiana o tributo a Dios. Ahora, sin embargo, parece que deber ser sólo inductor del disfrute estético, o eso fundamentalmente.
¿Ponerse de rodillas delante de un cuadro? ¡Nada de eso! Sino que me emocione el cuadro. ¿Aprender los hechos de la vida del Kyrios o los milagros de los santos en una escultura? ¡Nada de eso! Únicamente dejarme conmover por la habilidad de la mano que mueve el cincel.
Es decir: el arte sacro como mero modulador de mis experiencias emocionales.
Del pasado yo no deseo la ruptura entre la Liturgia (ciertamente divina) y los pobrecitos fieles refugiándose en procesiones porque no entendían cuando el cura les leía el Evangelio en su vernácula. No. Lo que hago es defender la presencia de una objetividad vinculante, referencial, de un contexto que me es dado y que yo recibo, que me in-forma. Es decir: acabar de raíz con el subjetivismo y el emocionalismo.
La Misa pervertida en asambleocentrismo, la pastoral mutada en antropocéntrica, la Liturgia nuestra cada día nuevamente cocinada y refrita al gusto particular, y todo ello bajo el manto de la condescendencia dolosa no ya únicamente de los Pastores, sino incluso del Sumo Pontífice, refugiado en una ambigüedad tan cómoda como dañina.
De los Pastores y del Papa se espera lo que de san Carlos Borromeo: todos los días de bronca con su clero díscolo y como padre al lado de los apestados. Pero hoy día lo cierto es que están como león en frente de los apestados y como amiguetes con el clero díscolo.
La falta de claridad, el inmovilismo, la indecisión manifiesta ante la catástrofe del culto público en la Iglesia de Occidente por parte de los Pastores hace que se me antojen niñerías las malas costumbres de hace décadas.
Y no me sonroja decir que yo me saldría a fumar con los del coro... con tal de que el cura cante el Prefacio.
Un arte que no afecte a la emoción es un círculo cuadrado. Otra cosa es, como dices, que lo emocional-psicológico no se divorcie de lo objetivo-racional.
Es un vieja reflexión, en la que con gran dolor también se sumió San Agustín. Y con las conclusiones que sabemos.
En todo caso, y como siempre se dice, lo católico no es el aut... aut, sino el et...et.
Como impactante fue una Misa un día de la Epifanía en la Catedral Católica de Berlín sonando Antonio Caldara.
O este año oír Misa en Latín en Vilnius que terminó con el Salve Regina y yo llorando a lágrima viva.
Lo que hay aquí es denigrante, acertado el ejemplo del Padre Nuestro tipo el cóndor pasa,yo he dicho que en algún sitio estarán cantando el Ave María de Bisbal.
La obra de arte como icono de veneración, como vehículo de oración, como espejo de la doctrina cristiana, como ofrenda a Dios. De esas dimensiones, quién habla? Quien las menciona? Pues son las fundamentales.
........................................
Westminster: cantan bien, sí. Y las Misas allí no tienen nada q ver con las misas en las catedrales españolas.
Sin embargo, yo termine yendo siempre a Brompton Oratory porque, aunque la música no es de tan alto nivel el sentido de la Liturgia es superior, para empezara ad Orientem.
Léete al respecto "La Iglesia en el mundo actual" del cardenal Tarancon, Ed. Hinneni, Salamanca, 1966.
Esta descatalogado y no creo que nadie tenga la poca vergüenza de volver a predicarlo, pero allí aparecen perlitas como "el mero valOr objetivo de los símbolos es peligroso", exponiendo como solución la promoción de símbolos con valor subjetivo local, regional... Etc.
Pero de la formación e instrucción de los fieles nadie habla
Si negamos la validez del Arte para la representación de obras religiosas (¡y sé que no ha querido decir eso!), corremos el mismo riesgo de sufrir lo que hemos sufrido con la música: que no importa que la obra sea buena o mala; que no importa que la obra sea bien o mal interpretada: simplemente con que se haga con devoción nos basta. Por mucho que esa misma persona que afirme que cualquier música cantada con devoción vale, cuando se ponga enfermo, irá al mejor médico disponible, no al médico más "voluntarioso".
El artista, gracias al dominio de su técnica, puede ayudar a transmitir esos sentimientos que van más allá del propio disfrute estético. Y puede que con la talla de un cristo, nos esté trasmitiendo algo más que un hombre horriblemente torturado. Y si un no creyente solamente puede tener el "goce estético" viendo una obra de arte religiosa, pues no será lo peor que le pase a la Humanidad.
Bromas aparte, hay que seguir insistiendo en que lo que hace el Sacrosantum Concillium con los otros instrumentos diferentes al órgano, es que se AUTORIZAN otros instrumentos, en caso de que para una determinada tradición, pueda ser imposible entender el órgano (o el armonio, que bien tocado hizo su servicio en sitios donde era imposible comprar un órgano). Por poner un ejemplo: Igual un misionero que tenga que predicar en una aldea africana, se ve forzado a poner una lanza y un escudo al pie del altar, porque en esa comunidad es imposible entender un acto religioso sin la presencia de una lanza y un escudo, pues igual se ve obligado a un tipo de música que sea comprensible para los de aquella aldea.
Pero en España nos hemos visto sorprendidos con acciones que, sinceramente, no comprendo. Hace no demasiados años, pude ver en la Iglesia de San Nicolás de Palma de Mallorca, un concierto de la Capella Mallorquina, en la que se cantaban "espirituales negros". Pues bien, alguna de las canciones que cantaban... eran las que había oído en misa en mi infancia ¡Pero oído totalmente deformadas!: "Soy yo señor", es una de las que me viene a la mente, porque a pesar de la belleza con la que interpretaban esta melodía, no pude evitar que me viniera como un acceso de indignación, que disimulé lo mejor que pude, al percatarme de que me habían vendido una melodía musical ajena a mi tradición. Y no solo me la habían vendido, sino que me la habían transmitido con una ramplonería, y una fealdad muy alejada de la belleza con la que la agrupación mallorquina, interpretaba un tema con el que algún músico afroamericano quiso dirigirse a Dios.
Si era necesario emplear una melodía, tal ves surgida en una comunidad religiosa diferente a la Católica ¿No podrían al menos haberla trasmitido con la belleza con la que ahora oía interpretarla a la Capella Mallorquina?
Siempre termino por enrollarme. Bueno, lo que quiero decir, es que si una determinada comunidad requiere guitarra, pues que se le permita. Pero por favor, que aquellas que puedan o que quieran un tipo de música más elevada, que no se vean forzadas a oír músicas de la Teología de la Liberación. Pido por favor a quien proceda, que al menos se permita a los demás tener acceso a otro tipo de músicas como las defendidas por el Sacrosantum Concillium, y no otras como la del enlace, que nada tienen que ver con nuestra realidad, y nos las encontramos incluso hoy en día.
http://www.youtube.com/watch?v=elfYo5TU6hM
Allí se casó Inés Sastre, y más tarde fisgué sobre la liturgia en el Brompton,menos mal que sólo se ha podido casar una vez, pues si la uniesen en matrimonio con todos los machos cortejantes no daría el cura a basto .
Debemos tender puentes hacia nuestras raíces, enorgullecernos de las obras y legado de nuestros padres y antepasados para huir de esta soberbia destructiva de los que creen que van a construir una "Nueva Iglesia" ellos solos, renegando del Espíritu Santo que durante siglos fue alumbrando dentro de la Iglesia los cantos divinos que se elevaban al mismo Dios.
No queremos una iglesia de iluminados y renegados, queremos participar del legado de los que nos precedieron y entregaron su vida en defensa de la fe que hoy podemos profesar.
Hay que restaurar y reponer todo lo demolido por los hijos de las tinieblas dentro de la Iglesia.
Ahora bien: en qué consiste esa validez?
Pues la respuesta habitual, muy en boga y casi instantánea sera: el arte sacro es válido porque crea una disposicion animica determinada, favorable hacia las cosas de la Fe.
Y se pondran ejemplos: que si tal hombre se convirtio al escuchar un motete de Palestrina o al ver un determinado retablo o ante esa magnifica danza ritual que es el Rito Romano Tradicional. Porque claro... se emocionaron.
Pero el valor del arte sacro no ha de fundamentarse en esp, sino:
1-en que se crean iconos que son objeto de veneracion: las imágenes están para ser veneradas, sí, por supuesto
2-en que se fabrica un medio de expresion de la doctrina cristiana: la Biblia del que no sabe leer, y aunque sepa, el recordatorio peremne de lo que ha leído
3-en que se convierte en medio privilegiado de oración: pero para eso es preciso queel texto sea la Liturgia
4-en que se ofrece como ofrenda a Dios, Fuente de toda Belleza
La emoción, la experiencia estética personal... es de cada uno. ésta no es exigible, lo unico exigible es la destreza técnica al crear la obra de arte.
En resumen: NO a una via pulchritudinis centrada en la experiencia estética y SÍ a una via pulchritudinis centrada en la obra de arte como icono de veneración, como vehículo de la oración, como espejo de la Fe y como ofrenda al Creador.
No sé si me explico.
Y quién es Inés Sastre??
Los hombres rendimos culto a Dios en la liturgia. No es retribución, pues el don recibido es infinito y nosotros somos finitos. El hombre, con su finitud, entrega a su Creador, como ofrenda, su propio yo: se da a ÉL.
LE doy no un algo sino un alguien: me doy yo mismo. Me debo dar sin reserva alguna; tengo que entregar-LE lo máximo de mí mismo, con mi inteligencia, captando quién soy, a quién me doy y qué doy (yo mismo); con mi voluntad, para ponerlo por obra; y con todos mis actos humanos en consonancia.
Así, la liturgia está conformada por manifestaciones humanas, más aún, con las más sublimemente humanas. Por nuestra naturaleza racional: en el culto expresamos nuestras ideas de adoración; podemos y tenemos que manifestar estas ideas, hacerlas externas y comprensibles a los demás: no LE rendimos culto solos sino como miembros del Cuerpo Místico de Cristo. Es exclusivamente humano el lenguaje articulado para manifestar con precisión nuestras ideas (al tiempo que contribuimos a ordenarlas mejor en nuestro intelecto) y que así sean entendidas por los demás.
Es culto auténtico (digno) en la medida que las ideas expresadas y bien captadas, tengan como contenido: que el hombre se rinde ante Dios, lo alaba, le agradece todo lo que tiene, le pide misericordia, impetra lo que en efecto necesita. Así, el hombre se vacía de sí, en tanto en cuanto se ofrece a Dios. En el culto litúrgico necesitamos un guía: las prescripciones de la Iglesia (Madre y Maestra) sobre qué decir, cuándo, cómo: no estamos solos, es un culto público. Que no vamos por nuestra propia cuenta.
Dar-nos totalmente en el culto va más allá de expresar-nos solo con puras ideas. Dios, el Ser subsistente, “el que ES” (no que participa del ser sino que es, Él mismo, el “ser”), por “ser”, es lo bello, lo bueno, lo verdadero, lo único. Un culto a Dios debe llevarse a cabo rezumando intencionalmente belleza. El hombre participa del ser, por tanto no es lo bello, sino que participa de la belleza; sus manifestaciones en el culto deben aunar lo máximo de belleza de que sea capaz. No es lo mismo simplemente recitar una frase, que expresarla con mayor belleza, mediante un canto.
La música es una natural manifestación humana de belleza; aparece en todas las culturas; consiste en la generación-emisión de unos sonidos con la intención de expresar-nos en-con algo bello, produciendo una obra bella; como se corresponde a la naturaleza humana, un hombre se siente agradado ante esa belleza captable por la audición: no es ficticio, sino natural. Ese agrado causa naturalmente una como sublimación en el interior del hombre, que le permite captar mejor lo bello, sintiéndose arrebatado hacia una contemplación. El hombre queda así motivado según su naturaleza humana, con su propia persona (individual e irrepetible), motivación que lo capacita para entender mejor su realización humana manifestándo-se con belleza, generando belleza, ofreciéndosela a su Creador, que, por ser, es la belleza. Qué mejor que quienes participamos la belleza, ofrezcamos a Dios una participación de belleza a través de nuestros actos humanos en cuanto generadores de belleza.
Tenemos a nuestra disposición medios materiales e inmateriales para producir belleza sonora con la música. En occidente contamos con un muy nutrido acervo o repertorio recibido desde hace algunos siglos. Prescindir de aquellos y/o de éste implicaría no poner todo nuestro yo para ofrecérselo a Dios, así que nuestro culto en la liturgia no sería completo, sino mezquino, chapucero.
Como antropología filosófica esta bien, pero como teología te quedas corto.
Por supuesto que en la Misa se ofrece "algo" a Dios: la Víctima pura y santa.
Y por supuestísimo que el arte se puede ofrecer y le es acepto:
"cantadle al Señor,
Pues es buena la música.
Ofreced al Señor
Una alabanza armoniosa".
Por ejemplo, bueno sería que algunos compositores se den a la tarea de musicalizar en latín y en vernáculo todas las antífonas de entrada y comunión del Misal Romano de la forma ordinaria (así como lo hay para la forma extraordinaria), y los salmos para que puedan ser cantados en las Misas, aunque sea solamente para los domingos y solemnidades. Sea esto en gregoriano o en polifonía, o en algún otro estilo musical hecho con decoro y sacralidad (pienso por ejemplo en las composiciones de Mons. Marco Frisina).
Y sin duda, educar al pueblo fiel en liturgia. Que los párrocos, sea antes de la Misa, o en otro momento, enseñen a sus fieles la importancia del culto y cómo este debe ser celebrado, y exhorten a una disposición anímica y espiritual que permita que la "actuosa participatio" sea con el alma y la voluntad toda, no solamente con los labios y por cumplir. Educar también a la gente para que aprenda a cantar las piezas gregorianas y se familiarice con el latín, al menos en las partes principales.
Los comentarios están cerrados para esta publicación.