(AVAN / AnálisisDigital) El Pontífice ha autorizado a la congregación para las Causas de los Santos a promulgar el decreto durante una audiencia mantenida esta mañana con el cardenal Angelo Amato, prefecto de esta congregación vaticana, según ha informado esta mañana en un comunicado el Vaticano. Con ello es declarado “venerable” y avanza su proceso de beatificación.
A partir de este momento, el proceso de monseñor García Lahiguera (Navarra, 1903-Madrid, 1989) continuará con el fin de “conseguir probar un milagro atribuido a su intercesión y así poder ser elevado a los altares como beato”, han indicado a la agencia AVAN fuentes del Arzobispado de Valencia.
La causa de beatificación del que fue arzobispo de Valencia fue iniciada en 1995 con la apertura en Madrid del “proceso sobre la vida, fama y virtudes para la beatificación y canonización del siervo de Dios José María García-Lahiguera”, que fue además fundador de las religiosas Oblatas de Cristo Sacerdote en 1938.
Cinco años después, el 22 de septiembre de 2000 el cardenal arzobispo de Madrid, monseñor Antonio María Rouco Varela, declaraba clausurada la fase diocesana de su proceso de canonización, que a partir de entonces comenzó a ser instruido por la Santa Sede.
Durante la fase diocesana “se recogieron numerosos testimonios y documentación sobre su fama de santidad en vida, principalmente en Madrid, de cuyo clero diocesano formó parte y donde fue obispo auxiliar”. También mediante exhorto se requirieron pruebas a la diócesis de Huelva, de la que fue obispo, y a la de Valencia, de la que fue arzobispo antes de su jubilación. Toda la documentación recogida permanece ahora en la Santa Sede donde continúa la instrucción.
El 25 de enero de 2002 la congregación para las Causas de los Santos otorgaba el decreto de validez de su causa de beatificación.
De Navarra a Madrid
El Siervo de Dios D. José María García Lahiguera nació en Fitero (Navarra) el día 9 de marzo de 1903, siendo bautizado tres días después, 12 de marzo, en la parroquia de Santa María la Real, perteneciente en ese momento a la diócesis de Tarazona. Es el segundo de los cuatro hijos que tuvo el matrimonio formado por D. Vicente García Albericio y Dª María Lahiguera Martínez, naturales de Tarazona y Fitero respectivamente.
Desde muy pequeño dio muestras de una gran piedad, y a los 10 años ingresa en el Seminario de Tudela, petición que hizo él mismo a sus padres un año antes de que estos se lo permitiesen.
En 1915, por motivos laborales y económicos, su familia tiene que trasladarse a Madrid. Él continúa sus estudios en el Seminario de esta ciudad, dejando en él una profunda huella por su ejemplaridad, piedad y bondad. En esta etapa estudió música con el P. Iruarrízaga, director del coro y Schola Cantorum del Seminario, quien le nombró su sucesor siendo aún seminarista teólogo. En 1923 ganó la oposición a la plaza de Maestro de Capilla de la Catedral de Sigüenza, plaza que nunca ocupó.
Sacerdote, profesor y director espiritual del Seminario de Madrid
El 29 de mayo de 1926, en la capilla del Seminario Conciliar de Madrid, es ordenado sacerdote por el nuevo Obispo de Madrid, D. Leopoldo Eijo Garay. Al día siguiente, solemnidad de la Santísima Trinidad, celebra su primera Eucaristía, también en la capilla del Seminario. Fue nombrado profesor y prefecto de externos, quedándose por tanto a vivir en el Seminario. También atendía como capellán a las Hermanas del Sagrado Corazón de Jesús y de los Santos Ángeles (Angélicas).
En este tiempo completó sus estudios, y en 1928 se graduó en Derecho Canónico por la Universidad Pontificia de Toledo. La santidad sacerdotal era ya su santa obsesión, y el 8 de diciembre de 1935, fiesta de la Inmaculada, hizo su voto "pro eis".
En 1932 es nombrado director espiritual del Seminario Menor, y en 1933, para poder trabajar legalmente en el campo de la educación cristiana, convalida sus estudios civiles, que había simultaneado con los religiosos, obteniendo el título de maestro nacional en la Escuela Normal de Ávila.
La guerra civil, socorro a sacerdotes y religiosas, fundador de las Oblatas
Cuando en julio de 1936 estalla la Guerra Civil española él se encuentra en Madrid, donde permanece hasta el final de la contienda. Puede decirse que fue un “confesor fidei”, ya que fue detenido e interrogado por dos veces, la última de ellas al ser asaltada la embajada de Finlandia, donde se encontraba refugiado, pronunciando las palabras de Jesús “Si me buscáis a mí dejad ir a estos” cuando preguntaron quién era el cura, y salvando la vida milagrosamente.
El obispo de la diócesis, D. Leopoldo Eijo y Garay, que se encontraba en zona nacional, le nombra Vicario General de la zona republicana. En este tiempo, la actitud del Siervo de Dios fue extraordinaria, y se dedicó a socorrer y asistir a los sacerdotes y religiosas que se encontraban escondidos o refugiados, y a organizar la asistencia religiosa de muchos fieles que vivían en una verdadera persecución.
Providencialmente conoce a la Sierva de Dios María del Carmen Hidalgo de Caviedes y Gómez, que militaba activamente en el “Socorro blanco”, y la comienza a dirigir espiritualmente. Después de dirigirle unos ejercicios espirituales, el 25 de abril de 1938, se comprometen a fundar una congregación religiosa de vida contemplativa, cuya finalidad será la de orar y sacrificarse por la santidad de los sacerdotes y seminaristas. Es la Congregación de HH. Oblatas de Cristo Sacerdote, erigida de Derecho Pontificio el 24 de enero de 1967.
En 1939, finalizada la guerra, es nombrado director espiritual del Seminario Mayor, cargo en el que permanece hasta 1948, en que se le designa visitador Diocesano de Religiosas. También es nombrado director de la Adoración Nocturna Española, institución a la que siempre perteneció.
Obispo auxiliar de Madrid-Alcalá
El 17 de mayo de 1950 es preconizado, por el papa Pío XII, obispo auxiliar del de Madrid-Alcalá, recibiendo la consagración episcopal el 29 de octubre del mismo año. En este año se celebra por primera vez en la diócesis de Madrid el "Día de la Santificación Sacerdotal” que es organizado por él, y en el que predica con todo su ardor sacerdotal.
En 1962 asiste, en representación del Episcopado Español, a la inauguración del monumento a los mártires de Nagasaki, en Japón. También asistió a los Congresos Eucarísticos Internacionales de Río de Janeiro (1955) y Bogotá (1968).
Obispo de Huelva
Al fallecer el patriarca D. Leopoldo Eijo y Garay, el 31 de agosto de 1963, es nombrado Vicario Capitular de la sede vacante, y el 7 de octubre de 1964 es nombrado obispo de Huelva. En su nueva diócesis, lo primero que hace es conocer uno a uno a todos sus sacerdotes y dirigirles varias tandas de ejercicios espirituales. Hizo nacer y apoyó incansablemente el "Apostolado del mar", y él mismo, realizó dos viajes (a Dakar y Terranova) junto a los pescadores de Huelva para conocerlos y que le conocieran.
Asiste al Concilio Vaticano II, donde tiene una actuación en la que diserta sobre el tema "Del ministerio y la vida de los presbíteros" el día 25 de octubre de 1965.
Arzobispo de Valencia
En 1968 es elegido presidente de la Junta Episcopal Española para Religiosos y nombrado obispo promotor del Apostolado del Mar. Y el 3 de julio de 1969 es preconizado, por Paulo VI, arzobispo de Valencia, e incluido entre los miembros de la Sagrada Congregación de Religiosos e Institutos Seculares. En 1972 preside, en Valencia, el VIII Congreso Eucarístico Nacional. Solicitó la erección de la Facultad de Teología de Valencia que fue concedida en 1974.
Durante su estancia en Valencia fue aprobada, para España, la fiesta litúrgica de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote, cuyos primeros pasos se remontan a 1950.
El ritmo de vida que se impuso a lo largo de sus años de obispo acabó con su fortaleza física. En noviembre de 1973 emprende la visita pastoral a sus sacerdotes de Latinoamérica, donde sufre una fuerte subida de tensión arterial, y el 14 de febrero de 1974 tiene un accidente cerebro-vascular, después de un disgusto en la audiencia de la mañana, quedando su salud limitada, aunque pudo recuperar el movimiento del lado derecho y el habla, que perdió en un primer momento.
Los últimos años de su vida
Continuó con gran esfuerzo y entrega en el desempeño de su cargo, hasta que en 1978 es aceptada su dimisión. En septiembre de ese mismo año se traslada a Madrid, a la Casa Madre de sus hijas, las Oblatas de Cristo Sacerdote.
Dedicó a gastar los días y las horas de los últimos años de su vida en oración ante el sagrario, y en atender y escuchar a los muchos sacerdotes y obispos que le visitan en su retiro. Fue un lento morir, en oblación sencilla y callada a todos sus valores, viviendo hasta el final de sus días su lema sacerdotal "Sacerdos et hostia".
Falleció el día 14 de julio de 1989 después de recibir, en días anteriores, la santa unción. Sus restos estuvieron tres días expuestos a la veneración de los fieles. Se trasladaron a la catedral de S. Isidro para el funeral, que se celebró con asistencia de numerosos sacerdotes y fieles, y fueron inhumados en el presbiterio de la Capilla de la Casa-Madre de la Congregación de las HH. Oblatas de Cristo Sacerdote, en Madrid.