(Agencias/InfoCatólica) Los cardenales y obispos miembros de la Congregación para las Causas de los Santos han estudiado la posibilidad de declarar doctor de la Iglesia a San Juan de Ávila. Esta declaración podría hacerla el Papa Benedicto XVI en el mes de agosto cuando se realice la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) en Madrid en el mes de agosto.
Según informa la agencia IMedia, además del análisis que debe realizar la Congregación para las Causas de los Santos, también es necesario que los documentos respectivos sean revisados por la Congregación para la Doctrina de la Fe, dicasterio que hace unos años ya expresó su acuerdo con el procedimiento.
La decisión final queda luego en manos del Papa, quien podría anunciar oficialmente la proclamación de San Juan de Ávila como doctor de la Iglesia a través de una carta apostólica. El anuncio podría ser dado en agosto, precisó la misma fuente.
El año pasado el Papa Benedicto XVI impulsó el estudio por parte del Vaticano de la proclamación de San Juan de Ávila, cuyos restos mortales permanecen en la Iglesia de la Compañía de Montilla, donde falleció en 1569, como Doctor de la Iglesia, tras la visita que el obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, giró a Roma en marzo, y en la que el nuevo obispo planteó esta posibilidad al Papa.
Doctores de la Iglesia
La última persona que fue proclamada "doctor de la Iglesia" fue la santa francesa Teresa de Lisieux o Santa Teresita del Niño Jesús (1873-1897). En 1997, el papa Juan Pablo II hizo de ella la 33ª doctor de la Iglesia, y es conocida como la "Doctora del Amor".
San Juan de Ávila, nacido en Almodóvar del Campo, cerca de Toledo (España), el 6 de enero de 1500, era de ascendencia judía y sus padres poseían unas minas de plata en Sierra Morena y falleció en Montilla, donde está enterrado, en 1569.
Empezó a estudiar leyes en Salamanca en 1514, pero lo dejó empujado por su devoción y se retiró a su natal Almodóvar, donde hizo vida de dura penitencia. Escribió un célebre comentario al salmo XLIV Audi filia, et vide para una señora convertida por él, que fue publicado en Alcalá clandestinamente en 1556 y más tarde ampliado.
Esa obra puede considerarse un verdadero compendio de ascética, y el rey Felipe II la tuvo en tanta estima que pidió que no faltara nunca en El Escorial. Su enorme ascendiente como predicador provocó envidias y algunos clérigos le denunciaron ante la Inquisición sevillana en 1531. Desde ese año hasta 1533, Juan de Ávila estuvo encarcelado y fue procesado por la Inquisición.
Se le atribuye con gran fundamento el soneto anónimo "No me mueve, mi Dios, para quererte..." que es una de las joyas de la mística castellana. El Apostól de Andalucía, como solía ser llamado, era un convencido de la necesidad de la reforma, y para llevarla adelante creía en reformar al clero.
San Juan y San Ignacio de Loyola (1491-1556) mantuvieron un importante intercambio de cartas. Igualmente mantuvo contactos con Santa Teresa de Avila (1515-1582) y fundó seminarios y universidades.
Doctor de la Iglesia es el título que el Papa otorga oficialmente a ciertos santos para reconocerlos como eminentes maestros de la fe para los fieles de todos los tiempos. Los "doctores de la Iglesia" han ejercido una influencia especial sobre el desarrollo del cristianismo, sentando las bases de la doctrina sucesiva.